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ROMANCERO DE LA CUESTA DEL ZARZAL

9. FIN DEL SEMINARIO DE ESTUDIOS HISTÓRICOS. FINAL DE LAS ENCUESTAS Y PUBLICACIÓN DIFERIDA DE LOS TRABAJOS SOBRE EL ROMANCERO, 1950-1954.

9. FIN DEL SEMINARIO DE ESTUDIOS HISTÓRICOS. FINAL DE LAS ENCUESTAS Y PUBLICACIÓN DIFERIDA DE LOS TRABAJOS SOBRE EL ROMANCERO, 1950-1954. VI. EL ARCHIVO DEL ROMANCERO Y RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL CONFINADOS EN SU CASA.

      Durante el año 1949 Menéndez Pidal había intentado activar la colaboración de los musicó­logos en la edición del Romancero. La ausencia de Higini Anglés, residente en Roma, tenía pa­ralizados los proyectos. El 25 de Enero, Menéndez Pidal tuvo una conversación con Schneider, "encargado por Anglés de colaborar en el Romancero como director de la sección folklórica del Instituto de Musicología de Barcelona". Pero el "tanto mensual" para "trabajar lo del romance­ro en horas extraordinarias" que Schneider pedía, no podía Menéndez Pidal garantizárselo:

    "Si no le consigo la mensualidad, cosa difícil, no debo enviarle los 20 Gerineldos"

 anotó entonces; además

    "él dice que su especialidad no es la música popular de Europa, sino la no europea. Otra contra".

Tampoco cuajaron las negociaciones el 8 de Mayo de 1949 para atraer a José Romeu, quien acababa de estudiar 15 melodías del Comte Arnau que, reducidas a sus elementos esenciales, re­montaban a una sola primitiva, el cual esperaba rematar en Junio su trabajo "sobre el cancione­ro popular de la provincia de Madrid":

    "Encuentra dificultades. Tendría que dejar lecciones que da en Barcelona para ayudarse a vivir, o tendría que sisar tiempo a las horas dedicadas al Instituto de Musicología (...). Lo que parece claro es que el Instituto de Musicología no puede dedicarse a colaborar en el Romancero” 287

      La actividad recolectora de los años 1947 a 1949288 y la continuación, en busca de una re­dacción final, del estudio sobre Gerineldo y La condesita durante el curso 1948-1949289 no fue­ron obstáculo para que, a la vez, Galmés y yo realizáramos, bajo la dirección de Ramón Menéndez Pidal, la preparación de los primeros volúmenes de edición y estudio del Romancero histórico-épico, iniciada por mí en 1946. Nuestra labor consistió en reformar la edición del Ro­mancero del Rey Rodrigo, en que por los años 1935-36 trabajaba Rafael Lapesa, así como los correspondientes estudios290; en elaborar el Romancero de Bernardo del Carpió291 y, seguidamente, un Romancero de Fernán González292, junto con un nuevo Romancero de los Infantes de Salas293 y un Romancero de los Condes de Castilla y la Condesa Traidora294, que quedarían prácticamente acabados en los años 1948-1949.
 
     Aunque, según vimos, ya en Setiembre de 1947 se habían solicitado presupuestos para el pri­mer tomo de El Romancero Español295, fue en Noviembre de 1949 cuando el "Instituto de Cultura Hispánica" aprobó el presentado por la editorial "Espasa Calpe"296. En esas fechas, parecía inminente la composición del volumen primero de la obra297.
 
     Sin embargo, las proyectadas publicaciones del "Seminario de Estudios Históricos" y las ac­tividades con ellas relacionadas vinieron súbitamente a quedar interrumpidas debido a un cam­bio político en el "Instituto de Cultura Hispánica". El cese en él como Director de Ruiz Gimé­nez y el nombramiento para ese cargo de Alfredo Sánchez Bella (ocurridos al finalizar el año 1948)298 dio andado el tiempo lugar a una creciente desconfianza mutua entre los directivos del Instituto y Ramón Menéndez Pidal que tuvo como súbita consecuencia la recepción, sin previo aviso, por Menéndez Pidal de una carta del nuevo Director, con fecha 23 de Enero de 1950, en la que le hacía saber lo siguiente:

    "La forma en que el Ministerio de Hacienda ha distribuido los créditos este año para el Ejercicio Económico de 1950 no permite prórroga de la colaboración de los señores arriba mencionados [los colaboradores nombrados por el contrato de 1947], percibiendo sus habe­res por nómina. Por lo tanto debe comunicarles, ya que se trata de personal dependiente de V. E., que a partir del día 1 de Enero del año en curso han dejado de figurar en las nóminas mensuales del Instituto de Cultura Hispánica"299,

y, tras pedirle "que tenga a bien indicar el estado en que se encuentra la recopilación de datos de cada una de dichas obras y el tiempo por el que será precisa la colaboración de los señores arriba enunciados para la total terminación de las mencionadas obras", proponía pagar el traba­jo de dichos colaboradores "como premios de investigación por obras ejecutadas".

      Menéndez Pidal respondió el 7 de Febrero proporcionando la información sobre el estado de las diversas obras300, pero manifestando sus quejas por lo que consideraba súbita invalidación del contrato:

    "Lamento que una decisión tocante a estos seis auxiliares se me comunique con fecha de 23 enero, comunicación que por correo no llegó a mi poder sino el 1° de febrero. Yo estaba obligado por el contrato a avisar al Instituto cualquier sustitución de esos auxiliares con 15 días de anticipación. Aviso previo hubiera sido de esperar de parte del Instituto, en vez de anunciar con un mes de retraso una modificación que afecta a los auxiliares a partir del día 1° de enero (...). La proyectada entrega de original por parte de los auxiliares no está de acuer­do con la realidad de las cosas. Los auxiliares no pueden entregar original ninguno, sino yo, que dirijo y además soy propietario de las difíciles copias de la Crónica de 1344 (algunas des­de 1901), así como de los miles y miles de versiones de romances inéditos y demás aporta­ciones previstas en el contrato, que no debo entregar sino a la imprenta en convenientes copias y cuando se vaya preparando el original correspondiente. Creo, pues, que si los auxiliares no pueden seguir percibiendo sus haberes por mensualidades como en el contrato se estipu­la, éste queda irrealizable, lamentando por mi parte el tiempo perdido".

      Como réplica a esta carta, el 5 de Abril de 1950 el Administrador General del Instituto de Cultura Hispánica remitió a Menéndez Pidal un Informe económico basado en la idea de que los pagos a los "auxiliares" no eran parte de un apoyo a la labor investigadora del "Seminario de Estudios Históricos" que Menéndez Pidal dirigía, sino cantidades invertidas en las publicacio­nes que, junto a las de impresión y derechos de autor, debían contabilizarse y ser compensadas con las ganancias que la venta de esas obras reportasen al Instituto301.

      Menéndez Pidal creyó necesario elevar el asunto al Ministro de Relaciones Exteriores, de quien el Instituto dependía, explicando al titular del mismo, Alberto Martín Artajo, la historia del "Seminario" y los propósitos con que había sido creado y la forma en que se había puesto fin al mismo:

     "Ahora, según un Informe administrativo que me comunica el Sr. Sánchez Bella el 18 de abril, se suprime la dotación de los auxiliares y lo que era una labor cultural de seminario para el laboreo y publicación de un tesoro nacional dolorosamente abandonado, se quiere sustituir por un negocio editorial para la explotación de los susodichos trabajos míos. Agradezco el in­tento editorial, pero no lo acepto. Respeto y aún aplaudo tan escrupulosa administración como el Instituto implanta, pero en condiciones así no tiene sentido la existencia de un seminario de trabajo en ninguna parte del mundo. Todo queda pues terminado; las publicaciones en curso quedan abandonadas y por mi parte, no siendo al frente del seminario, no deseo continuar en el Instituto, porque esas obras comenzadas exigen mi tiempo para darles cima.

    Sólo me quejo del procedimiento seguido. Sin aviso previo, sin conversaciones inteligentes y amistosas sobre el asunto, el Sr. Sánchez Bella en carta y oficio llegados a mí por correo el 1 de febrero me anunció que los auxiliares no podían ser retribuidos como antes a partir del 1 de enero, alegando disposiciones del Ministerio de Hacienda; pero esas dificultades —vencibles desde luego— ahora veo nacían de una orden interna anterior alterando el «status» ad­ministrativo de los auxiliares, orden de la que no se me dio conocimiento ninguno. En carta del 7 de febrero y en entrevista con el Sr. Sánchez Bella me quejé de la falta de aviso previo (falta que el Sr. Sánchez Bella reconoció en conversación) y expresé que la alteración intro­ducida dejaba irrealizable el contrato de publicaciones; pero de palabra me manifestó que bien podía arreglarse la realización. Se pasaron más de dos meses y medio sin poder concre­tar nada, y después de tres o cuatro entrevistas fallidas con mi hijo [= Gonzalo Menéndez Pi­dal] , encargado por el Sr. Sánchez Bella de ayudar a la tramitación del arreglo, por fin le entrega el 18 de abril el Informe administrativo antes dicho (...).

     Ahora, mi ruego (...): Es (...) de justicia que estos tres meses y medio transcurridos sean abo­nados. Pido sólo para los tres auxiliares principales. Dos de los secundarios, por ser allegados míos, renuncian desde luego a la retribución y el tercero había terminado su tarea en diciembre.

     En fin, por mi parte no queda sino lamentar el tiempo perdido en estos tres años, comen­zando la publicación de grandes producciones antiguas, naufragadas entre las pequeñeces de la realidad".

      La correspondencia posterior sobre el tema y las vicisitudes previas a la definitiva cancelación del proyecto y al rechazo de las obras en impresión por el Instituto de Cultura Hispánica no ata­ñen ya a la historia del Romancero (debido a las razones que la propia carta de Menéndez Pidal a Martín Artajo pone de manifiesto).

      La llegada de los años 50 coincidió, por otra parte, con el fin de mis estudios de Licenciatura. La combinación de los diversos hechos que he referido y la necesidad de nuevas experiencias y actividades vitales puso fin a las encuestas vacacionales de Álvaro Galmés y mías. Todavía en Se­tiembre de 1951 hice yo un pequeño viaje romancístico en solitario a Brañosera (Palencia), don­de obtuve, entre otros romances, una curiosa versión de El sacrificio de Isaac dicha por una mu­jer de Herreruela (Palencia)302, del que en el "Archivo Menéndez Pidal" sólo había otras siete versiones de la tradición "cristiana". Anteriormente, en Abril de 1948, había recogido otra ver­sión del mismo romance, pero en la comunidad judeo-española de Tetuán303. Aunque ambas re­montan a un romance aconsonantado en -ado, publicado en el s. XVI, con otros de tema bíbli­co que también se han tradicionalizado entre los judíos sefardíes304, el contraste entre el texto elaborado por una y otra tradición, la judía y la cristiana, es bien llamativo desde un comienzo:

Al Dio del cielo Abraham,     al Dio del cielo Isaac honrado,
para cumplirle las diez,     fuerte cosa le ha mandado:
— Dame a tu hijo, Abraham,     dame a tu hijo Isaac honrado,
le pondré por sacrificio     en el monte aseñalado (...).

Un hijo tenía Abrán,     un hijo sólo tenía,
le traía bien vestido,     le traía bien calzado,
de los regalos del mundo     le traía regalado.
Estando un día por la tarde     de reposo merendando,
oyó una voz que decía    estas palabras hablando:
— Ese tu hijo, Abrán,     ha de morir degollado.
— El Rey del cielo lo manda,     que se cumpla su mandado (...).

Vista en sus detalles y en el conjunto de las versiones conocidas, la evolución del texto erudito propia de una y otra de las ramas de la tradición me pareció buen "ejemplo de recreación co­lectiva" y, en vista de ello, la comenté detenidamente en una publicación305. Fuera de esta pe­queña encuesta, otros actos de recolección míos en diversos lugares de España sólo serían ya oca­sionales y de poca trascendencia.

      Respecto a la organización del "Archivo del Romancero" la nueva generación de romancistas no podía decirse que estuviera a la altura de sus iniciadores. Al menos, así lo pensaba Ramón Menéndez Pidal. Estando yo en Edimburgo (Escocia), como lector de español, malaposentado en un cuarto alquilado a un matrimonio de emigrados polacos, que me señalaban quejosos cada una de las "gotitas" que al lavarme caían del lavabo al suelo y protestaban de que tratara de co­rregir la terrible sima que formaba el somier de mi cama colocando almohadones bajo el col­chón, mi abuelo me escribía para el día de mi santo (Martes 13 de Noviembre de 1951), reconviniéndome con sorna:

    "¡Qué bien te viene que te riña la patrona (...)!. A ver si te mete en cintura para ser ordena­do en cuidar el Romancero. Ayer dije a Álvaro [Galmés] que os tenéis que ocupar los dos en aprovechar unos cajones del fichero grande para archivar correspondencia y papeles sueltos romancísticos que están en el cajón inferior del metálico. A ver si lo tomáis en serio, que si la Abuela [= María Goyri] y yo hubiésemos sido tan descuidados como vosotros ¡buena traza de romancero habría! Recibe, pues, con humildad y contrición las reprimendas de la patrona".

      A esa falta de atención continuada en que se hallaba el conjunto del "Archivo del Romance­ro" se debe, sin duda, el que llegara a pasar prácticamente inadvertida la comunicación que el 28 de Diciembre de ese año de 1951 hizo a Ramón Menéndez Pidal Miguel Gómez del Cam­pillo sobre la existencia en el Archivo de Simancas de una carta cifrada, dirigida al rey, del em­bajador en París de Felipe II, Tomás Perrenot, señor de Chantonnay, llena de citas de romances y villancicos tomados de la tradición oral. Campillo no sólo remitió la carta en cifra (del 28 de Mayo de 1562, con postdata de 6 de Junio), sino el desciframiento de los textos306.

      En cuanto a las publicaciones que venían preparándose en el "Seminario de Estudios Hispá­nicos", hubo que esperar ocasión más propicia para su conclusión e impresión. Esa ocasión pa­reció llegada en el curso académico 1951-1952: la substitución de José Ibáñez Martín por Joa­quín Ruiz Giménez en el Ministerio de Educación Nacional, con Joaquín Pérez Villanueva de Director General de Enseñanza Superior y Pedro Laín Entralgo de Rector de la Universidad de Madrid, hacía pensar en un posible triunfo de "los sensatos" frente a "los recalcitrantes" (como los clasificaba Miguel Catalán, en carta del 8-XI-1951, en relación con el intento de retorno del exilio del físico Arturo Duperier); como una de las muestras del nuevo "aperturismo" cultural, Ramón Menéndez Pidal fue invitado por Laín a dar una conferencia (6-XI-1951) en el Para­ninfo de la Universidad. Dentro de ese nuevo contexto político, parecía posible volver a hacer planes sobre la publicación del Romancero, según me comunicaba a Edimburgo (Escocia) mi madre (Jimena Menéndez Pidal) el mismo día de la conferencia307. Pero las esperanzas hubieron de diferirse. El 10 de Febrero de 1952 Ramón Menéndez Pidal me comentaba en otra carta:

    "De Romancero, poco. En una comida en la embajada de Portugal hubo discursos y todo! Yo recordé la dedicatoria de Carolina Michaëlis a la Abuela [= María Goyri], a mí y a Leite de Vasconcellos como restauradores del futuro Romancero Peninsular; y el embajador envió al Lector conocido tuyo [-Mendes dos Remedios]308 a visitarme para decirme que había escrito a la Junta para a Alta Cultura sobre activar la recolección romancística y publicar lo de Leite. Veremos. Pero a los pocos días, en otra comida en la embajada de Brasil, el Ministro Ruiz Jiménez me dijo que mandaría a [Joaquín Pérez] Villanueva y a [Rafael de] Balbín que se pusiesen de acuerdo conmigo para la publicación del Rom[ancer]o. Veremos. Hasta ahora no vemos nada, porque el invisible Balbín está en Málaga en curso de extranjeros".

Al recibir yo en Edimburgo esa carta, me apresuré a comentar:

    "Lo de la publicación del romancero. Creo que hay que aprovechar la ocasión y organizarlo antes de que caiga el ministerio este. A ver si los portugueses hacen algo. Yo tengo el pro­yecto siguiente, que vengo mascullando hace tiempo: Podríamos organizar una excursión con el Peugeot por Portugal y Zamora (...) este verano y reanudar la investigación romancística. Estoy convencido que esas regiones deben dar aún mucho material precioso. Ahora que le­vantan las restricciones de salida, hay que aprovechar (leí en el «ABC» las nuevas disposicio­nes)" (Miércoles 13-II-1952).

Es cierto que los "veremos", con que Menéndez Pidal manifestaba su escepticismo respecto a las gestiones de las autoridades de uno y otro país, tendrían a la larga respuesta positiva; pero tan­to en Portugal como en España hubo aún que esperar algunos años para "verlo"309.

      También se hicieron por entonces planes para publicar el estudio de la variación textual en los romances de Gerineldo y La condesita, que a fines de 1948 estaba próximo a su conclusión310, y que Galmés y yo habíamos dado por rematado en 1950311.

      La extensión del trabajo y, sobre todo, su componente cartográfico, hacían imposible des­tinarlo a una revista especializada; sólo el Consejo Superior de Investigaciones Científicas po­día afrontar una publicación semejante312. De ahí que Ramón Menéndez Pidal, cortejado por Balbín y tentado por sus promesas respecto a la publicación integral del Romancero, decidie­ra romper con su propósito, mantenido durante casi un decenio, de no publicar en los órga­nos de esa institución y aceptara la propuesta de que nuestro estudio de geografía folklórica se publicara inmediatamente junto con una reedición del suyo de 1920313 en un "Anejo" de  la Revista de Filología Española314".
 
     La mayor dificultad para sacar adelante el proyecto editorial en ausencia mía era la necesidad de elaborar, a partir de los borradores originales por mí diseñados, los numerosos mapas inter­pretativos resultantes del estudio de las variantes textuales que ofrecían las versiones de los ro­mances315

      A pesar de que durante mi año como lector en Edimburgo conté con dos periodos vacacionales en Madrid, sólo gracias a la pericia cartográfica de Jimena Menéndez Pidal316 y a su dedica­ción, en horas extraordinarias, a la tarea de comprobar los datos que se representaban cartográfi­camente317 y a realizar con calidades estéticas lo por mí elaborado en borrador, el dibujo del modelo definitivo de los mapas, tanto grandes, como medianos y pequeños, quedó "pulcramen­te resuelto", de modo que la ulterior labor del dibujante que los preparó para la impresión pudo ser de "simple realizador", toda vez que le llegaron a sus manos ya sin "pegas"318. Al presentarme  el 10 de Marzo de 1952 en Madrid, con ocasión de las vacaciones de Semana Santa, tuve la opor­tunidad, gracias a lo hecho en mi ausencia, de revisar todo el componente cartográfico de los dos estudios de geografía folklórica319; pero este esfuerzo por resolver prontamente el problema de la cartografía no fue acompañado por un progreso en la impresión de la obra320.

      Durante mi última estancia en Edimburgo (después del 10 de Abril), ni la imprenta321, ni Álvaro Galmés322, ni Jimena Menéndez Pidal323, pudieron hacer avanzar la impresión del libro. Ello me hizo tomar la decisión de no apremiar más a nadie y dejar la conclusión de aquellas ta­reas para mi definitivo regreso a España324.

      Entre tanto, gracias a gestiones de Galmés325, hallamos lugar donde publicar, fuera de Espa­ña, el trabajo, complementario del geográfico-cartográfico, que habíamos preparado sobre las re­laciones entre el romance juglaresco del Conde Dirlos, sus versiones tradicionales modernas y el romance de La condesita326, en que contradecíamos a W. J. Entwistle. También hube de inter­venir en la definitiva preparación del texto de este artículo desde Edimburgo327.

      Durante mi estancia en Edimburgo, me preocupé alguna vez de complementar la informa­ción de las carpetas del "Archivo". En una ocasión, me entusiasmé con unos textos catalanes pu­blicados en 1931 por una "apasionada" recolectora:

    "Encontré un Cançoner de Pineda por una tal Sara Llorens de Serra que contiene muchos romances (o, en realidad, casi sólo un romancero de ese pueblo). Tiene músicas. El prólogo es muy bueno, de un apasionado que describe muy bien las tareas de recolector, y sobre la músi­ca dice que primero la transcribieron dos músicos «peró ni l’un ni l’altre sentien la música po­pular. I nosaltres, encara que incapaçes de fer la feina d’ells, compreníem que no n’hi havia prou amb interpretar i grafiar les notes i els ritmes, sino que, absent en l’anotador l’esperit de compresió, quedaven les tonades interpretades molt deficientment, i adhuc a voltes (cal dir-ho) falsejades; de bona fe, aixo si, i amb interpretació legal i tot, pero falsejades». Publicado en 1931, aunque recogido antes. Bueno, si no lo tenemos, tomad nota de él" (24-I-1952).

En otra ocasión llamé a Ramón Menéndez Pidal la atención acerca de una referencia a la bala­da vasca Goizian goizik328, que desarrolla, situándolo en el s. XVII, el tema de La enamorada de un muerto, tema curiosísimo sobre el que años después escribiría un capítulo en mi libro Por campos del Romancero (1970)329.

      En la etapa final de la publicación de su Romancero hispánico, Ramón Menéndez Pidal aún re­cabó información sobre las "Ultimas exploraciones" de la tradición oral que en la posguerra ha­bía organizado el "Instituto Español de Musicología", fundado en 1943 por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, organismo que ni había prestado atención a su colección, ni se ha­bía interesado en tenerle informado de la nueva labor de campo, pese a que había aprovechado el manual de recolección de María Goyri y de Eduardo Martínez Torner publicado en el "Cen­tro de Estudios Históricos"330. Gracias a Jóse Romeu de Figueras331, llegó en Setiembre de 1952 a manos de Ramón Menéndez Pidal una estadística de las "Colecciones de romances por las pro­vincias españolas exploradas" mediante las misiones del Instituto Español de Musicología332.

      Las dificultades para que el Romancero hispánico y el volumen con los ensayos sobre geogra­fía folklórica salieran a la luz bajo el patrocinio de los centros de investigación nacionales tení­an, en cierto modo, que ver con la lucha soterraña que en la España de los años 1952-1953 sos­tenían dos facciones culturalmente enfrentadas, la de los llamados "aperturistas" del Ministerio de Educación y la de los defensores a ultranza de "los valores espirituales superiores" de la Es­paña supuestamente monolítica nacida con la "Cruzada" del 36-39. En el curso de esa lucha po­lítica entre esas dos facciones de la España oficial, Ramón Menéndez Pidal representó, para unos y otros, un punto de referencia, debido al eco alcanzado por su ensayo "Los españoles en la His­toria"333 una vez que, en 1951, fue reproducido en uno de los tomos de la popular colección "Austral" por "Espasa Calpe-Argentina"334. La lectura de ese ensayo provocó, nuevamente, la in­dignada reacción de Jorge Vigón, quien, desde el n° 7 de la revista Ateneo (26-IV-1952), en un artículo titulado "¡Claridad, Señor!" (pp. 5 y 22), se apresuró a llamar la atención respecto a la amenaza que representaba la presencia en la nueva España ("una, grande y libre") de una espe­cie de "Confederación Intelectual de Doctores Autónomos", quienes, profesando un supuesto apoliticismo, pretendían "insinuar la crítica de una actualidad inequívocamente política". Vigón denunciaba la peligrosa tesis de Menéndez Pidal sobre la existencia, a lo largo de los tiempos, de "dos Españas", una "conservadora" (esto es, "de derechas") y otra "europeizante" (esto es, "de iz­quierdas"), obstinadas en negarse mutuamente el derecho a la sobrevivencia en permanente lu­cha fratricida, y ponía de relieve acusatoriamente la forma subrepticia en que Menéndez Pidal, al hablar de tiempos lejanos, suscitaba temas (tales como la elaboración de un "registro policía­co de personas desafectas o vitandas", p. 60, la práctica de exigir a los ciudadanos, "como hoy se dice, su adhesión al régimen", p. 55, y otros análogos), para censurar, sutil pero inequívoca­mente, prácticas del régimen político presente.

      La pluma de José Ortega y Gasset dibujó nítidamente por entonces lo inoperantes que resul­taban los esfuerzos de los "aperturistas" por remozar la fachada del viejo edificio totalitario:

    "El fracaso no ha sido en lo de usted —escribía el 25 de Junio de 1952 desde Lisboa a Julián Marías temporalmente instalado en Estados Unidos335— sino que se trata del fracaso de Sánchez Cantón (...) Pero aún más se trata del fracaso de él juntamente con el de Laín y Tovar. En fin, se trata del fracaso de Ruiz-Giménez, que fue quien nombró a estos últimos con la intención de que hiciesen algunas cosas nuevas (...). Pero sobre Ruiz-Giménez cayó con cien atmósferas de presión todo el clero, incluso la alta jerarquía, y tuvo él, y con él los demás, que detenerse".

    "España está ahora, para mi gusto, atroz, a causa de su radical parálisis (...). El gobierno se ha puesto más áspero (...), se ha hiperestesiado la censura eclesiástica en forma como hace mu­cho tiempo no observábamos".

      Algunos meses después, Joaquín de Entrambasaguas, desde la Revista de Literatura del Con­sejo Superior de Investigaciones Científicas, en un "cuento sobre personas vivas" (Abril-Junio de 1952), trató de enconar la relación de Gonzalo Menéndez Pidal con su padre, mediante escar­nios, sarcasmos e insinuaciones malévolas336, que dieron lugar a diversos sucesos337. Finalmente en el periódico de Torcuato Luca de Tena, «ABC», el padre jesuita Guerrero puso (el 2-VI-1953) a Menéndez Pidal, junto a Unamuno, Ortega y García Lorca, como ejemplo de que en una Es­paña católica cualquier "hombre sabio, literato, pensador" debería ser colocado en el "lugar su­bordinado que le corresponde en relación con los valores espirituales superiores", y el Ministro de Educación y Turismo vetó a Luca de Tena el que publicara los artículos y cartas abiertas de quienes intentaron replicar al Padre Guerrero338.

      Aunque estas y otras escaramuzas verbales ya no podían acarrear las mismas consecuencias que por los años 40, su repercusión en la posposición de los planes de resucitar en el contexto de la Universidad los proyectos de investigación y publicación del extinto "Seminario" hace ne­cesario recordarlas aquí339. El propio Ramón Menéndez Pidal, en carta a Rafael Lapesa, el cual se hallaba en Harvard University como profesor visitante, establece la conexión apuntada:

    "De aquel «Seminario» de la Universidad por que Vd. me preguntaba no hay nada. El De­cano me anunció una nueva visita que me harían él, el Rector y el Director General de Uni­versidades, pero se van pasando dos semanas, y nada. Es irrisorio que el Ministro en febrero pasado les puso mucha prisa para el asunto! Claro está que tal resolución no es puñalada de picaro como Valera cuenta de aquel irresoluto noviazgo de diez años. Yo creo (después de la ofensiva del P. Guerrero y del Opus) que encuentra el Ministro graves dificultades a pesar de la buena fe con que concibió su propósito" (borrador de carta sin fecha contestando a otra de Lapesa del 15-XI-1953).

      Así y todo, en los años 1953 y 1954 lograron, al fin, salir de las prensas el Romancero hispá­nico. Hispano-portugués, americano y sefardí. Teoría e Historia de Ramón Menéndez Pidal, iniciado en 1946340, 2 vols., Madrid: Espasa Calpe, 1953; y el libro Cómo vive un romance (con sus múltiples mapas ilustrativos), formado por los trabajos de 1920 y 1950 sobre la variación textual en los romances de Gerineldo y La condesita, como "Anejo" LX de la Revista de Filología Española, Madrid: C.S.I.C., 1954341.

Diego Catalán: "El archivo del Romancero, patrimonio de la humanidad. Historia documentada de un siglo de historia" (2001)

NOTAS

287 Romeu se interesaba por las versiones que Me­néndez Pidal le pudiera proporcionar de La Aparición y El Quintado, romances sobre los que en Barcelona tenían 50 versiones y de los que deseaba copiar "las interesantes" que hubiera en el "Archivo Menéndez Pidal"; "le indiqué que hiciera el estudio para publi­carlo en el Romancero, pero parece preferir publicar­lo aparte".

288  Como en 1950 Menéndez Pidal puntualizaría al Ministro Martín Artajo, las excursiones por "muchas regiones de España nada exploradas aún" en busca de romances, de las que más adelante hablaré, fueron "excursiones hechas sin ayuda ninguna para viajes".

289   Miguel  Catalán comentaba desde  Belmont, Mass. el 14-XII-1948: "Hemos celebrado el final de G[erineld]o + Boda. Rematarlo pronto. No nos decís dónde lo vais a publicar. ¿Por qué no lo enviáis aquí? Eso os daría muchos más vuelos. Nada me habéis di­cho del proyecto de venir Diego a Harvard el curso 50-51. Por fin servirá para algo, aunque no sea para lo que se planeó!".

290  Como se explica en las palabras "Al lector" del Romancero tradicional de las lenguas hispánicas, I, Ma­drid: Seminario Menéndez Pidal, 1957, p. VII: "La edición  del  Romancero proyectada  por  entonces [1935-36, en la cual trabajaba Rafael Lapesa] quedó interrumpida por la guerra civil. Esa redacción pri­mera fue ampliamente refundida en los años 1948-49 por Diego Catalán y Álvaro Galmés, siguiendo nuevas directrices de Menéndez Pidal (...). Se pro­yectaba entonces la publicación del Romancero en el Instituto de Cultura Hispánica; pero esta institución desistió del proyecto". Según se hace constar en un "Curriculum vitae de Diego Catalán Menéndez Pi­dal" (de comienzos de 1951), en el curso académico 1945-46 elaboré un "Estudio del romancero del Rey Rodrigo sobre los materiales de Menéndez Pidal y María Goyri, preparando el primer tomo del Romancero Hispánico de dichos autores".

291  "El Romancero de Bernardo no contaba con una elaboración previa cuando en 1949 Diego Catalán, bajo la guía de Menéndez Pidal le dio la forma que ahora, con algunas alteraciones, se publica" (RTLH, I, 1957, p. VIII). En el "Curriculum vitae" citado en la nota anterior consta respecto al año académico 1946-47: "Estudio sobre los romances (...) de Ber­nardo del Carpio para el Romancero de Menéndez Pi­dal".

292  En las palabras "Al lector" de RTLH, II, Ma­drid: Seminario Menéndez Pidal, 1963, p. VI, se hace constar cómo "En los años 1949-1950 Diego Catalán y Álvaro Galmés incorporaron a esas «No­tas» [para el Romancero de Fernán González, redac­tadas por Menéndez Pidal en 1898] las nuevas versiones y apuntaciones varias reunidas por la familia Menéndez Pidal durante el medio siglo transcurri­do; y Diego Catalán (...) dio forma final a los estu­dios renovados que acompañan a los principales ro­mances".

293 Tras citar el estudio de Menéndez Pidal, La le­yenda de los Infantes de Lara (1896), en RTLH, II (1963), p. VI se aclara: "A partir de estas páginas [las dedicadas en esa obra al romancero] y de otras mu­chas de ese trabajo relacionadas indirectamente con los romances, Diego Catalán y Álvaro Galmés prepa­raron en 1949-1950 el nuevo Romancero de los In­fantes de Salas, dando en él cabida a las múltiples ver­siones y anotaciones acumuladas con los años". En el "Curriculum vitae" de Diego Catalán citado en la nota 289 consta en el curso académico 1946-47: "Es­tudio sobre los romances de los Infantes de Salas (...) para el Romancero de Menéndez Pidal".

294 Como se aclara en RTLH, II (1963), p. VII: "El breve Romancero de la Condesa Traidora fue prepara­do en 1950 por Diego Catalán".

295 Véase atrás, n. 89.

296  Según carta de Ricardo de Jaspe del 11-XI-1949, "el presupuesto de Espasa Calpe, S. A. para el primer volumen de el romancero, se encuentra apro­bado y con fecha 4 del actual se le comunicó a dicha imprenta".

297 En la carta citada en la nota anterior, Jaspe pe­día la rápida entrega del original a la imprenta "para que empiecen a componer".

298  Para entender el transfondo político de la histo­ria administrativa puede ser útil recordar cómo definía José María Albareda, Secretario del "Consejo Superior de Investigaciones Científicas" a Alfredo Sánchez Bella en un documento "Confidencial" dirigido al Ministro de Educación José Ibáñez Martín: "Voy a proponerte nombres. De Letras hay uno a quien querías traer al Ministerio: Sánchez Bella, Auxiliar de la U[niversidad] de Valencia. Premio extraordinario, Alférez, etc. Yo le valoro directamente, pero al mismo tiempo valoro su ambiente (...). Reúne la simpatía de esa derecha que en impropiedad pero entendiéndonos, podríamos llamar de la Acción Católica —Propagandistas, Juventud Ca­tólica— y de Falange: es amigo de Laín. Es jefe de Ra­dio Valencia (...)". Tomo la cita de J. M. Sánchez Ron, Miguel Catalán (1994), p. 364.

299 En carta adjunta, Sánchez Bella le aclaraba: "La modificación, como es natural, no alcanza más que a los colaboradores de V y, desde luego, tanto V. como Gonzalo [Menéndez Pidal] seguirán percibiendo sus emolumentos".

300  "(...) En cuanto al Romancero, su primer tomo, señalado en nuestro contrato, ya está enteramente dispuesto para la imprenta; puede salir en este mismo año. Los varios tomos sucesivos de que constará el Romancero se van preparando actualmente".

301 Informe que Sánchez Bella comunicó a Menéndez Pidal el 18 de Abril.

302  Encarnación Cenera.

303  Dicha por Mary Cohén, una joven.

304  Contra lo que creyó Benoliel y aún siguen sos­teniendo comentaristas (más o menos indocumentados) del romancero judeo-espafiol, los romances judíos sobre temas bíblicos hoy tradicionales remon­tan a textos publicados en la España posterior a la ex­pulsión de los judíos por los Reyes Católicos. Una mayoría se relacionan con el pliego suelto (circa 1535) Nueve romances. El I de Abraham. El II del rey Saúl. El III del rey David. El IIII del rey David. El V de la muerte de Golias. El VI de la alevosía que hizo Ja­cob a Esaú. El VII de Bersabé. El VIII del rey Salomón. El IX del Nascimiento.

305 Cap. II de Por campos del Romancero (1970), pp. 56-81.

306 Tengo actualmente en preparación un libro re­lativo al cancionero que esta carta del embajador contiene: D. Catalán, Cancionero en cifra de Perrenot, embajador de Felipe II en Francia, 1562.

307 "[Espasa] Calpe dice que ahora tiene divisas para hacer las matrices y el Abuelo [-Ramón Menéndez Pidal] cree en ello, pero lo absurdo es que le piden use de su influencia para que les concedan el permiso; a ver si es verdad y se empieza a publicar el romancero".

308 El 21-I-1952 me había escrito mi abuelo di­ciendo: "En comida de Embajada Portugal, el lector portugués de la Universidad y su mujer te recordaron cuando traducían al Portugués tu artículo Helo, helo. Muy afectuosos". Cfr. atrás, n. 147.

309 El 22 de Setiembre de 1952 Rafael de Balbín vi­sitó nuevamente a Ramón Menéndez Pidal para ha­cerle saber que "El Consejo del Patronato Menéndez Pelayo le dio un voto de confianza y puede organizar el Romancero publicando todas las versiones en letra muy pequeña. 8 tomos, los que salgan". Menéndez Pidal anotó a continuación: "Colaboradores, aunque nada tengo concretado, podrían ser Diego [Catalán] y Álvaro [Galmés ] agregados al Consejo y otros que haga falta. Podemos empezar con el tomo de roman­ces heroicos".

310 Véase atrás, n. 289.

311  Fecha a que se asigna el trabajo en la versión impresa.

312  El 13 de Octubre de 1951 Ramón Menéndez Pidal me escribía a Edimburgo: "Estoy esperando en qué queda el Consejo Superior, que parece lo van a reformar, para tratar, con los que queden, de la pu­blicación de «Gerineldo», pues ése es el único sitio donde podrán publicarlo. Álvaro [Galmés] quisiera sitio de publicación más expedito, pero no se me ocurre cuál puede ser".

313 La publicación conjunta fue acordada por Bal­bín y Menéndez Pidal el 9-XI-1951. Galmés se apre­suraba a comunicarme lo acordado: "Lo de «Gerinel­do» va bien y rápidamente. Tío Ramón [Menéndez Pidal], como ya sabrás, escribió a Balbín para la pu­blicación en el Consejo [Superior de Investigaciones Científicas] de los dos trabajos sobre «Ger[ineldo] y la Boda [Estorbada]». Balbín contestó inmediatamente en tono afirmativo. El lunes pasado llevé a Balbín una separata del trabajo de tío Ramón [= «Geografía fol­klórica. Ensayo de un método», 1920] para enviarlo a la imprenta y que empezasen a trabajar, mientras tan­to yo estoy copiando en limpio nuestro trabajo (...). Haré la parte que falta de la tradición americana y te enviaré copia del trabajo completo. Enseguida se lo daré a Balbín. Respecto a los mapas fuera de texto, creo que podemos esperar a que tú vengas en navidad. A los croquis, que irán en el texto, habrá que tenerlos en cuenta desde el primer momento" (18-XI-1951).

314 El que saliera como "Anejo" de la RFE y la ne­cesidad de relacionar los dos estudios, de 1920 y 1950, con anotaciones, se resolvió mediante pro­puestas y contrapropuestas cruzadas en aquel mes de Noviembre.

315 Inicialmente, Ramón Menéndez Pidal creyó po­derlo resolver con ayuda de Balbín: "Quedó en hablar con [Manuel] Terán para ver de encontrar un dibu­jante algo cartógrafo para los mapas. Con Amadeo [López] no cuento, pues en hacerme un mapa del Le­onés va tardando año y medio y sólo ahora parece que lo quiere acabar". Pero Jimena Menéndez Pidal veía más factible poder realizarlos con alguien cuya labor pudiera dirigirse de cerca: "Contra lo que el Abuelo [=Ramón Menéndez Pidal] piensa, yo creo que no se necesita para nada un cartógrafo, teniendo como tene­mos los buenos mapas que hay impresos de la Penín­sula. Dime con cuál se podría probar" (10-XI-1951).

316  Ante el resultado poco satisfactorio estética­mente de lo realizado por un dibujante amigo ("me puse nerviosa porque no sabe conservar las caracte­rísticas de los accidentes, y al esquematizar no se re­conocía Cádiz, el estuario del Tajo, el delta del Ebro, etc."), Jimena Menéndez Pidal decidió  intervenir personalmente: "En vista de eso, ayer martes [15] me quedé en casa e intenté yo hacer los contornos y ríos, y creo que me quedan aceptables. Ya he hecho dos grandes (...). De los mapas pequeños: voy a intentar yo hacerlo todo ello, a ver si soy capaz, y algo es algo si eso queda resuelto".

317 Según me denunciaba mi padre, Miguel Catalán: "Madre se está dando unos terribles atracones de ma­pas tuyos tratando de resolver todo (...)". (21-I-1952). "Álvaro [Galmés] trajo la lista alfabética de pueblos en que tenéis versiones y madre puso sus mapas con sus puntos situados y el rompecabezas consiste en dar a cada punto su nombre. En teoría muy fácil. En la prác­tica muy engorroso. Al final, sobraron unos cuantos pueblos sin correspondiente en el mapa, y unos cuan­tos pueblos sin nombre en la lista. Pero todo se anda­rá. Desde luego han avanzado mucho. Como siempre, se ve que el terminar una cosa lleva mucho más tiem­po de lo que se espera cuando se da por acabada y aún no lo está" (23-I-1952). Las noticias sobre la trabajosa tarea se prolongan hasta que el 21-II-1952 Jimena Me­néndez Pidal escribe aliviada: "Sigo mapeando cuanto más puedo. Ya doy por colocados todos los nombres, no faltan más que Nocedo en León (cuyo mapa de Coello tiene Amadeo y no puedo situarlo) y un Turzós que Álvaro no acaba de encontrar la versión y no sabe­mos dónde cae (...). Numero por provincias 1° en lá­piz, después hago una lista de números y a su lado los nombres, después paso los números a la lista alfabética de todas las versiones y entonces paso los números a tinta roja en el mapa. Así quedan registrados por par­tida triple: Mapa, lista alfabética y lista numérica divi­dida por provincias", y el 1 de Marzo: "Este fin de se­mana  espero   (...)   dejar  todo  lo  concerniente  a numeración terminado: mapa y tres listas, que es lo ur­gente para desenvolverse en el texto".

318 Según valoración de la propia Jimena Menéndez Pidal. Por mi parte, ya a la llegada de las primeras muestras de lo realizado, que recibí en Edimburgo para corregirlas y comentarlas, expresé mi satisfac­ción: "Los mapas quedan estupendos (casi la costa la haría yo más esquemática) y creo que se pueden hacer rápidamente (...). Claro que enseguida me plantaré yo por ahí. Total un mes y poco más" (carta, probable­mente, del 8-II-1952).

319  Durante mi ausencia, en cartas dirigidas a mi madre, le había ido explicando detenidamente los propósitos de cada uno de los mapas y le había ido haciendo sugerencias sobre diversos detalles que le permitieron interpretar perfectamente los borradores y plasmar con claridad lo que en cada mapa se pre­tendía poner visualmente en evidencia.

320  Desde Edimburgo, yo insistía machaconamen­te: "¿No ha dado señales de vida la imprenta? ¿No han enviado las primeras pruebas de lo del abuelo?" (carta sin fecha, fines enero 1952); "A la imprenta ¿por qué Álvaro [Galmés] no le da un toquecito? No hay que dejarles tampoco dormirse, incluso perderán el original. Me prometieron pruebas inmediatas; hay que pedírselas inmediatamente"  (Miércoles   13-11-1952). Pero sin éxito; así es que Jimena Menéndez Pidal me comentaba: "Como la imprenta no parece darse mucha prisa, (...) no habrá que hacer los mapas hasta que tú vengas en Semana Santa; pero lo mío te lo dejaré hecho esta semana, por lo que pueda nece­sitarse" (10-II-1952).

321  "La imprenta ¿ha dicho algo? Prometieron en­viarme aquí las pruebas. A lo mejor hay que insistir sobre Balbín para el papel. Bueno, sobre esto escribi­ré a Álvaro" (23-IV-1952).

322  Pues se hallaba enfrascado en la tarea de termi­nar su tesis doctoral.

323  El 16 de Mayo de 1952, mi madre me co­mentaba: "Como la imprenta no corría, creí que no había que darse atracones; además que ahora no puedo".

324  "Decid a Álvaro [Galmés] que llame a la im­prenta y que, si no lo han hecho ya, no me envíen ya nada. (...). Antes metía prisa, ahora pido que se pare todo" (Martes, 13 de Mayo de 1952).

325  "Hace unos días recibí una carta de [Arnold] Steiger invitándome a colaborar en la revista Vox Ro­manica, que como sabes dirigen Jud y el propio Stei­ger. Como es una revista magnífica (...), le estuve ha­blando   a  tío   Ramón   [Menéndez  Pidal]   de  la conveniencia de aprovechar la ocasión y enviar a Suiza nuestro Dirlos - Boda. A tío Ramón le pareció muy bien y yo entonces le escribí a Steiger (...); ha­cía la salvedad de que naturalmente tenía que contar contigo (...)", (19-XI-1951).

326 Aludo a ese trabajo, como ya previamente escri­to, desde Edimburgo 16/17-X-1951: "Gerineldo. Me alegro que Álvaro lo mueva, pues será de gran im­portancia para nosotros el tenerlo publicado. Entre tanto, lo de Dirlos y Boda puede encajarse por ahí, pues es cortito".

327 Al salir de nuevo para Edimburgo dejé encarga­da la copia a máquina del trabajo, que, al serme en­viada, devolví corregida: "Llegó tu «Boda» corregida (...); vino Álvaro [Galmés] el mismo día y se lo llevó para poner tus palabras preliminares a máquina. El Abuelo [= Ramón Menéndez Pidal] suavizó la alu­sión a Entwistle y donde ponía «como afirma in­sistentemente Entwistle» corrige «como ha indicado W. J. Entwistle». Yo hice el mapa que enviabas (...) y situé bien los pueblos (...)" (Jimena Menéndez Pidal, 16-V-1952). Al año siguiente se publicó en la revista suiza: "El tema de la Boda Estorbada. Proceso de tradicionalización de un romance juglaresco", Vox Ro­mánica, XIII (1953), 66-98.

328  "Philippe Veyrers «Les Basques» (...) habla de la Guardadora de un muerto «Goizian goizik j’eiki nunduzun». «Gabrielle de Lohitéguy demoiselle de Çaro dont le mari rnourut empoisonné le jour même de ses noces le 8 Juillet 1633. Le chanson insinué qu’elle ne voulut pas se separer du cadavre pendant sept ans». La identificación es de Jean de Jaurgain ¿es el del librito que tenemos sobre ello?" (23-IV-1952). Ramón Menéndez Pidal contestó a mi nota diciéndome (30-IV-1952): "Los versos vascos (8 cuartetas) Goizian goizíkí..., etc. los trae nuestro libro de Juan Carlos de Guerra, que es de 1924. Si el libro de Philippe Veyrers es anterior, cómpramelo".

329 Por campos del  Romancero (1970), cap. VII, pp. 189-227.

330  Véase atrás, cap. IV, § 5 (último párrafo). Los editores del nuevo manual no respetaron, ni segura­mente entendieron, los criterios que habían regido la composición del que les servía de base; de resultas, mezclaron en forma caótica la información que querían incorporar, a la heredada.

331  Véase R. Menéndez Pidal, Romancero hispánico (1953), p. 304 y n. 17.

332 Los "totales aproximados" que se citan en el in­ventario remitido a Ramón Menéndez Pidal son los siguientes: "Cádiz, 265; Sevilla, 210; Huelva, 108; Jaén, 78; Huesca, 70; Cuenca, 70; Ávila, 65; Grana­da, 55; Soria, 50; Badajoz, 50; Logroño, 45; Galicia (las cuatro provincias), 40; Ciudad Real, 35; León, 35; Zaragoza, 35; Málaga, 20; Murcia, 10; Salaman­ca, 5; Albacete, Navarra, Segovia y Zamora apenas presentan, en el material recogido por el I.E.M., es­pecímenes; los pocos que figuran son prácticamente villancicos navideños y canciones de niños, todo ello muy fragmentario. La misión realizada en Almería no aporta ninguno. Cataluña no ha sido explorada por las misiones del I.E.M. Tampoco Asturias, en el momento de hacer este inventario". En el Romancero hispánico, lugar citado en la n. 331, se resume esta in­formación.

333 En mi prólogo de 1982 ("España en su Histo­riografía: De objeto a sujeto de la Historia") a una re­edición autónoma del ensayo pidalino (en la "Colec­ción Austral" de "Espasa Calpe") intenté situarlo en su tiempo histórico e historiográfico a la vez que dis­cutirlo críticamente desde perspectivas "actuales". Respecto a lo primero, remito a las pp. 60-73, de la reedición del libro publicada en 1991.

334  Los españoles en la Historia y en la Literatura, Buenos Aires: Espasa Calpe, 1951.

335 Tomo la cita de G. Moran, El maestro en el erial (1998), pp. 353-356. "Lo de usted" era el intento fa­llido de Marías de que se le permitiera acceder a una cátedra de filosofía en la Universidad de Madrid.

336  "Entre el padre y el hijo. Del libro, en prepara­ción, Cuentos sobre personas vivas", Revista de Litera­tura, I, n° 2 (Noviembre, 1952).

337 Aprovechando que en el cuento sobre personas vivas de Entrambasaguas yo era uno de los persona­jes, redacté (con la colaboración "bibliográfica" de Dámaso Alonso y de Antonio Rodríguez Moñino) una reseña implacable de las obras de Joaquín de En­trambasaguas refocilándome en el examen de sus la­mentables y cómicos desatinos. Se titulaba "Es nece­sario hacer crítica (Algunos aspectos de la obra del profesor Entrambasaguas)" y la repartí en la Facultad de Filosofía y Letras, yendo a entregarla en mano per­sonalmente a él, a su ayudante de cátedra y a los alumnos de la clase que él impartía. Entrambasaguas planteó en Junta de Facultad mi expulsión de la Uni­versidad, donde yo era un simple ayudante; pero Dá­maso Alonso puso en relación mi desacato al catedrático   don  Joaquín   con   el   ataque   de   éste   a Menéndez Pidal y, finalmente, el Decano de la Fa­cultad Javier Sánchez Cantón acabó por escribir una "epístola" amonestatoria a Entrambasaguas. Un poeta guasón comentó, por entonces, el suceso en versos que parodiaban el estilo del s. XVII: "Don Francisco Javier Sánchez Cantón / he leído tu epístola a Joa­quín / de cruz a fecha y de principio a fin (... etc.)".

338 El 19 de Junio de 1953, Torcuato Luca de Tena, solicitó al Ministro el levantamiento del veto, argu­mentando que "muy débiles han de ser las posiciones de algunos católicos cuando no pueden soportar argu­mentos de otros católicos en contra de sus particulares posiciones" y haciéndole constar que "nunca me hu­biera avenido a autorizar —puesto que esa autoriza­ción de mí dependía— la publicación del Padre Gue­rrero, si hubiera sospechado que quienes podían y debían acudir en defensa de cuanto el Padre Guerrero atacaba, estaban de hecho imposibilitados de replicar".

339 En este caso, así lo hace también J. Pérez Villanueva, Ramón Menéndez Pidal (1991), cap. 52, pues él mismo vivió las polémicas, como personaje activo (era a la sazón el Director General de Universidades) encuadrado en aquellos sectores de la España oficial que entonces se colocaron de forma decidida del lado de Menéndez Pidal.

340 Se trata de la obra anteriormente aludida con el nombre de Tradición y Romancero (Véase atrás, § 4). El nombre definitivo lo recibió estando ya en pruebas. Menéndez Pidal escribió en el Otoño de 1954 a Lapesa que se hallaba en Harvard: "El Ro­mancero hispano, teoría e historia, en dos volúmenes, está todo compuesto en primeras pruebas cuya co­rrección me ha llevado varios meses; el volumen pri­mero está paginado a medias. ¿Qué le parece el ad­jetivo hispano o hispánico? No encuentro título que comprenda el romancero español (catalán, gallego [ambas palabras tachadas en el borrador]), portu­gués, americano y sefardí. Quizá añadiendo este subtítulo tan largo sirva para que los portugueses se sientan incluidos en el adjetivo hispano. Almeida Garret usaba España como comprensivo de Portu­gal"; y el 26 de Octubre Lapesa le contestó: "En cuanto a lo de hispano o hispánico, sería más exac­to hispano, pero tal vez fuese contraproducente para la atracción espiritual de los portugueses, tan aferra­dos a no ser nada que se acerque a español; hispáni­co, más amplio e indirecto, no ofrecería esa dificultad en igual grado, además de que estamos acostumbrados a verlo englobar lo español, lo gallego y catalán, lo hispano-americano y lo sefardí. Creo que el subtítulo «español, portugués, americano y sefardí» es con­veniente, porque aclara la extensión de «hispano o hispánico»".

341 Ramón Menéndez Pidal, Diego Catalán y Álvaro Galmés, Cómo vive un romance. Dos ensayos sobre tradicionalidad, Madrid: C.S.I.C., 1954.

342  R. Olivares Figueroa, "Documentación folkló­rica. Romances coloniales recogidos en Venezuela", RIPN, 1:2 (1944), 151-153; 1:3 (1944), 254-256.

LÁMINAS

El embajador de Felipe II en la. corte de Catalina de Medicis Thomás Perrenot, durante la guerra de religión entre hugonotes y católicos, envió al rey desde París una carta cifrada (28 de Mayo - 6 de Junio de 1562) en "cifra perdida" donde enjaretó múltiples textos poéticos (unos completos, otros fragmentarios) que retenía en su memoria. Buena parte de ellos son romances tradicionales; algunos no documentados sino a través de la tradición oral moderna, como El infante parricida y Roldan y Ogier.
El texto fotografiado se descifra así: "[nulo] no se rompan la cavela en descifrar esta / carta porque es cifra perdida para engañar a los / que [a]bren las cartas mira nero de tarpeya a roma cómo /  se ardía por los bos­ques de cartago salían a / montería la reina did[o] y eneas con muy gran cava / Hería no faltavan cavalleros que les tienen con Ipanía y lo messmo damas artas que andan cagadas / de miedo madama le demanda señor quándo vendr[e]ys / razón que le diera jamás no me veréys por que me voy de / esta tierra a buscar los mis amo­res seyendo / tan lexos que no osso dezyr".


Jimena Menéndez Pidal, para que pudieran cartografiarse en originales aptos para la impresión los borradores de los mapas elaborados por Diego Catalán y Álvaro Galmés en su estudio de las va­riantes de Gerineldo y de La condesita, hubo de identificar cada punto con el correspondiente nom­bre de la localidad, sacándolo de la lista alfabética de pueblos con versiones ("En teoría muy fácil; en la práctica muy engorroso"). Así quedaron "registrados por partida triple: mapa, lista alfabética y lis­ta numérica dividida por provincias".
Fragmento del mapa matriz preparado por Jimena Menéndez Pidal entre Noviembre de 1951 y Marzo de 1952 y versión del mismo de Diego Catalán anterior a la encuesta de Agosto de 1948.



En 1952, la España "nacional"ya no se mantenía monolítica y el "aperturismo" abría en ella quiebras que amenazaban el "orden espiritual" alcanzado en 1939. Los cruzados de la causa decidieron llamar "a rebato". Menéndez Pidal se convirtió en diana de sucesivos ataques según avanzaba la "hiperestesia" de los núcleos duros del nacional-catolicismo.
Dos páginas del cuento "sobre personas vi­vas" titulado "Entre el padre y el hijo" de J. de Entrambas aguas,
Revista de Literatura, I, (C.S.I.C.), 1952, en que el cuentista escarnecía a Ramón Menéndez Pidal.

  
 

Otras dos páginas del citado "cuento sobre personas vivas".

Páginas dactilografiadas de "Es necesario hacer crítica", 1952, escritas como "respuesta" al ataque impreso por Entrambasaguas,  y repartidas por mí en la Universidad de Madrid. ( Transcripción)


Versión fragmentaria e incompleta de un borrador o apunte de los "Abrojos del jardín de Lope de Vega", de­dicados por el escribiente a don Joaquín de Entrambasaguas (obviamente un desahogo escolar de uno de sus ex­alumnos, s. a. [1953]).

    

SUMARIO:

I
PRESENTACIÓN: EL ROMANCERO Y EL ARCHIVO MENÉNDEZ PIDAL

* EL ARCHIVO DEL ROMANCERO, PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD

II. CREACIÓN Y ORÍGENES DEL ARCHIVO MENÉNDEZ PIDAL DEL ROMANCERO

*1. LOS FONDOS DEL S. XIX

* 2. DESCUBRIMIENTO DE LA TRADICIÓN ORAL CASTELLANA EN 1900

* 3. LOS PRIMEROS PASOS EN LA COMPILACIÓN DE UN ROMANCERO ORAL PAN-HISPÁNICO

* 4. EN BUSCA DE ROMANCES FUERA DE LA PENÍNSULA: EN CANARIAS Y EN LAS COMUNIDADES SEFARDÍES, 1904

* 5. "A POR PAN Y A VER AL DUQUE": PRIMER VIAJE A AMÉRICA, 1905-1906

* 6. EL FONÓGRAFO DE CILINDROS DE CERA VIAJA EN BUSCA DE MELODÍAS, 1905-1906

* 7. LA MÚSICA Y LA DANZA COMO PARTE DEL ROMANCERO, 1905

* 8. ANTE UNA BUENA COSECHA, 1905-1908

* 9. MENÉNDEZ PIDAL HACE INVENTARIO: LAS PRIMERAS MIL QUINIENTAS VERSIONES DEL ARCHIVO Y LAS CONFERENCIAS EN LA COLUMBIA UNIVERSITY DE NUEVA YORK EN 1909

* III EL ROMANCERO HISPÁNICO BAJO LOS AUSPICIOS DE LA JUNTA PARA AMPLIACIÓN DE ESTUDIOS

* 1. LA CREACIÓN DEL CENTRO DE ESTUDIOS HISTÓRICOS Y EL ROMANCERO DE RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL

* 2. LOS DIALECTÓLOGOS Y EL ROMANCERO ORAL: 1910-1912

* 3. MANRIQUE DE LARA COLECTA EN ORIENTE EL ROMANCERO SEFARDÍ, 1911-1912

* 4. OTRAS APORTACIONES AL ARCHIVO ANTERIORES A LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL, 1909-1913

* 5. EL ROMANCERO HISPÁNICO DE AMÉRICA DEL NORTE, 1913

* 6. LOS PLIEGOS SUELTOS DE PRAGA LLEGAN AL ARCHIVO, 1913-1914

* 7. MENÉNDEZ PIDAL VUELVE A AMÉRICA, PERO DEJA DE LADO EL ROMANCERO, 1914

* 8. LAS GRANDES ENCUESTAS REGIONALES DE JOSEFINA SELA Y DE EDUARDO M. TORNER, 1914-1920

* 9. MANRIQUE DE LARA, EL ROMANCERO DE LOS JUDÍOS DE MARRUECOS Y DE LA PENÍNSULA Y LA MÚSICA DE LOS VIHUELISTAS, 1915-1922

* 10. POESÍA POPULAR Y ROMANCERO, 1914-1918

* 11. LA GEOGRAFÍA FOLKLÓRICA Y LA EXPLORACIÓN DE REGIONES HASTA EL MOMENTO POCO ENCUESTADAS, 1920

* 12. AURELIO DE LLANO Y EL CONOCIMIENTO DEL ROMANCERO ASTURIANO, 1919-1925

* 13. OTRAS APORTACIONES AL ARCHIVO DE COMIENZOS DE LOS AÑOS 20

* 14. LA TERCERA PARTE DE LA SILVA, PERDIDA, 1921

* 15. EL ARCHIVO DEL ROMANCERO, EN EL OLIVAR DE CHAMARTÍN DE LA ROSA, 1925

* 16. SIGUE LA ACTIVIDAD RECOLECTORA, 1926-1927

* 17. LA CEGUERA TEMPORAL DE MENÉNDEZ PlDAL Y SU "FLOR NUEVA DE ROMANCES VIEJOS", 1926-1928

* 18. MANRIQUE DE LARA NUEVAMENTE EN ORIENTE. EDICIÓN FRUSTRADA DE LAS MÚSICAS DEL ROMANCERO: 1923-1928

* IV. EL PROYECTO DE PUBLICACIÓN DE EPOPEYA Y ROMANCERO FINES DE LOS AÑOS 20, COMIENZOS DE LOS AÑOS 30

* 1. EL ROMANCERO, PARTE DE UNA MAGNA OBRA A PUNTO DE PUBLICARSE

* 2. LAS FUENTES DOCUMENTALES ANTIGUAS

* 3. GALICIA EN EL FOCO DE LAS INVESTIGACIONES SOBRE EL ROMANCERO PAN-HISPÁNICO, 1928-1931

* 4. APORTACIONES AL ARCHIVO DE COLECCIONES AJENAS. EL ROMANCERO CATALÁN, 1930-1933

* 5. 1930. LOS BAILES ROMANCEADOS QUE AÚN PERDURAN

* 6. NUEVAS CAMPAÑAS DE RECOLECCIÓN DE MÚSICAS Y TEXTOS POR LA SECCIÓN DE FOLKLORE DEL CENTRÓ DE ESTUDIOS HISTÓRICOS, 1930-1936

* 7. PARÁLISIS RECOLECTORA EN PORTUGAL, 1930

* 8. DISCOGRAFÍA Y PELÍCULAS ETNOGRÁFICAS; EL ROMANCERO INCORPORADO A LA ENSEÑANZA ESCOLAR. 1932-1936

* V. LA GUERRA CIVIL. EL ROMANCERO, PARTE DEL TESORO NACIONAL

* 1. DISCONTINUIDAD DE EPOPEYA Y ROMANCERO Y CONTINUIDAD LATENTE DEL ROMANCERO

* 2. MADRID BOMBARDEADO. EL ARCHIVO "REFUGIADO" EN LA EMBAJADA DE MÉXICO

* 3. OCASO DE LA JUNTA PARA AMPLIACIÓN DE ESTUDIOS. CONTINUIDAD Y DISCONTINUIDAD DE LOS PROYECTOS DEL CENTRO DE ESTUDIOS HISTÓRICOS

* 4. ANÍBAL OTERO, ENCUESTADOR DEL ROMANCERO Y DEL ATLAS LINGÜÍSTICO, ACUSADO DE ESPIONAJE

* 5. MENÉNDEZ PIDAL, ANCLADO EN CUBA, A LA BÚSQUEDA DE ROMANCES

* 6. VERANO DE 1937. LOS DISCÍPULOS DE MENÉNDEZ PIDAL Y LAS CANCILLERÍAS SE PREOCUPAN DE LA SEGURIDAD DEL ARCHIVO DEL ROMANCERO

* 7. EL ROMANCERO Y LA HISTORIA DE LA LENGUA DE MENÉNDEZ PIDAL VIAJAN COMO PARTE DEL TESORO CULTURAL DE ESPAÑA

* VI. EL ARCHIVO DEL ROMANCERO Y RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL CONFINADOS EN SU CASA

* 1. DEPURACIÓN DE MENÉNDEZ PIDAL. FIN DE SUS PROYECTOS CON UNA PROYECCIÓN NACIONAL, 1939-1941

* 2. EL ROMANCERO DORMITA EN SUS CAJONES, 1939-1945

* 3. UNA NUEVA GENERACIÓN DE ROMANCISTAS TOMA EL RELEVO, 1945-1946

* 4. MENÉNDEZ PIDAL VUELVE AL ROMANCERO, 1946-1950

* 5. LA CARTOGRAFÍA ROMANCÍSTICA Y LA EXPLORACIÓN DE LA TRADICIÓN EN LA SERRANÍA DE CUENCA, EN LAS BALEARES, EN SORIA, EN SEGOVIA, EN ÁVILA, EN LA MESETA MANCHEGA, EN ALISTE Y EN MARRUECOS, 1947-1948

* 6. ÉXITO EN LA TRADICIÓN ORAL DE ALGUNAS VERSIONES FACTICIAS DE LA FLOR NUEVA

* 7. HACIA UNA RECUPERACIÓN DEL ROMANCERO PORTUGUÉS, 1948

* 8. NUEVAS ENCUESTAS: LIÉBANA Y POLACIONES; LA SIERRA DE BÉJAR Y PLASENCIA; SANABRIA. LLEGAN OTRAS APORTACIONES AL ARCHIVO. 1948-1949

* 9. FIN DEL SEMINARIO DE ESTUDIOS HISTÓRICOS. FINAL DE LAS ENCUESTAS Y PUBLICACIÓN DIFERIDA DE LOS TRABAJOS SOBRE EL ROMANCERO, 1950-1954

* 10. ACTIVIDAD RECOLECTORA EN LA AMÉRICA HISPANA. SU REPERCUSIÓN EN EL "ARCHIVO MENÉNDEZ PIDAL", 1948-1952

* 11. REPERCUSIONES DE LAS PUBLICACIONES SOBRE EL ROMANCERO EN LA EXPLORACIÓN DE LA TRADICIÓN ORAL, 1953-1954

* 12. HACIA UNA EDICIÓN INTEGRAL DE LAS FUENTES IMPRESAS DEL ROMANCERO DEL S. XVI

* VII. LA PUBLICACIÓN DE LOS FONDOS DEL ARCHIVO DEL ROMANCERO ENCOMENDADA AL SEMINARIO  RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL

* 1. EL "SEMINARIO MENÉNDEZ PIDAL" DE LA UNIVERSIDAD DE MADRID Y EL ARCHIVO MENÉNDEZ PIDAL, 1954

* 2. LOS PRIMEROS DIFÍCILES AÑOS DEL "SEMINARIO MENÉNDEZ PIDAL" Y EL ROMANCERO, 1954-1959

* 3. INTENTOS DE ROMPER CON EL AISLAMIENTO INTELECTUAL DE LA ESPAÑA DE LOS AÑOS 50

* 4. GRAN RECOLECCIÓN DE ROMANCES EN LAS ISLAS CANARIAS, 1952-1957

* 5. EL ROMANCERO TRADICIONAL, CUESTIONADO, 1959-1962

* 6. ÚLTIMAS CONTRIBUCIONES DE MENÉNDEZ PlDAL AL ROMANCERO, 1959-1965

* 7. MENÉNDEZ PIDAL EN ISRAEL Y EL ROMANCERO SEFARDÍ, 1964

* 8. EL SEMINARIO MENÉNDEZ PIDAL Y EL FUTURO DEL ARCHIVO-BIBLIOTECA MENÉNDEZ PIDAL, 1963-1966

* 9. REACTIVACIÓN DE LA LABOR EDITORIAL DEL ROMANCERO, 1966

* 10. PROPUESTA DE CREACIÓN CON CAPITAL AMERICANO DE UN CENTRO DE ESTUDIOS HISTÓRICOS EN EL ARCHIVO-BIBLIOTECA MENÉNDEZ PIDAL, 1967-1968

* VIII EL ARCHIVO DEL ROMANCERO RENACE COMO PATRIMONIO CULTURAL DE INTERÉS MUNDIAL

* 1. NON OMNIS MORIAR, 1969

* 2. BELLAS PALABRAS Y NEGRAS REALIDADES, 1969-1970

* 3. ACTIVIDADES DE LA CÁTEDRA-SEMINARIO MENÉNDEZ PIDAL. CATALOGACIÓN DE LOS FONDOS SEFARDÍES DEL ARCHIVO DEL ROMANCERO. LOS FONDOS PATXOT SE HACEN INACCESIBLES. 1969-1971

* 4. EL ARCHIVO DEL ROMANCERO Y LA CONEXIÓN AMERICANA, NUEVAS PERSPECTIVAS, 1971-1975

* 5. EL ROMANCERO ¿AÚN VIVE?, 1973-1975

* 6. CRECER, PARA NO MORIR, 1976-1981

* 7. EL ROMANCERO AÚN VIVE. VOCES NUEVAS DE LA TRADICIÓN ORAL, 1977-1978

* 8. DESCRIPCIÓN Y ANÁLISIS DEL ROMANCERO. UNA NUEVA EMPRESA COLECTIVA, 1977-1984

* 9. LAS GRANDES ENCUESTAS COLECTIVAS DEL PROYECTO DEAPHR, 1980-1984

* 10. LAS TRADICIONES ORALES LEONESAS Y EL ROMANCERO EN LEÓN A FINALES DEL S. XX, 1984-1988

* 11. FIN DE ETAPA. DISPERSIÓN DEL EQUIPO INVESTIGADOR DEL PROYECTO DEAPHR. LA FUNDACIÓN RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL Y EL CAPITAL PRIVADO INAUGURAN UNA ÉPOCA NUEVA. 1984-1989

* 12. LOS ARCHIVOS DEL ROMANCERO NUEVAMENTE EN EL FOCO. LOS LABORATORIOS HUMANÍSTICOS INSTALADOS EN EL CENTRO DE ESTUDIOS HISTÓRICOS MENÉNDEZ PIDAL, 1988-1998

* 13. EL ROMANCERO ANTE EL CENTENARIO DEL ’98

* EPÍLOGO

* 1.- EL CENTRO DE ESTUDIOS HISTÓRICOS MENÉNDEZ PIDAL DINAMITADO

* 2.- EL ARCHIVO DEL ROMANCERO ANTE LA REESTRUCTURACIÓN DE LA FUNDACIÓN MENÉNDEZ PIDAL Y DEL CENTRO SITO EN CHAMARTÍN

* 3.- LOS FONDOS DEL ARCHIVO DEL ROMANCERO Y LA INVESTIGACIÓN

* 4.- DESPEDIDA

Diseño gráfico:

La Garduña Ilustrada

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