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ROMANCERO DE LA CUESTA DEL ZARZAL

9. LAS GRANDES ENCUESTAS COLECTIVAS DEL PROYECTO DEAPHR, 1980-1984.

9. LAS GRANDES ENCUESTAS COLECTIVAS DEL PROYECTO DEAPHR, 1980-1984.  VIII EL ARCHIVO DEL ROMANCERO RENACE COMO PATRIMONIO CULTURAL DE INTERÉS MUNDIAL.

        En 1980, 1981 y 1982, el apoyo obtenido en España de los ministerios de Cultura y de Edu­cación y Ciencia191, sumado al del "National Endowment for the Humanities" y complemen­tado por becas adicionales de la Diputación Provincial de Segovia, del "Instituto de Coopera­ción Iberoamericana" y del Eusko Jaurlaritza (el Gobierno vasco), permitió organizar, como una de las actividades del proyecto "Description, Editing and Analysis of the Pan-Hispanic Roman­cero" (DEAPHR), una serie de cursillos de preparación de encuestadores, con base en Segovia. En esos cursillos participaron como enseñantes miembros del "Seminario Menéndez Pidal" y del "Center for Iberian and Latin American Studies", y asistieron como becarios, en calidad de alumnos, Catedráticos y Adjuntos de Instituto (y otros investigadores) procedentes de diversas regiones españolas192, algunos estudiantes universitarios193 y profesores e investigadores de uni­versidades extranjeras a los que se cursó invitación especial194. El propósito era formar futuros colectores del Romancero, que pudieran después realizar su trabajo desde bases geográficas diversas,  dotados de conocimientos teóricos y prácticos acerca del Romancero de tradición oral. Por ello, los cursillos se completaron con encuestas colectivas, dirigidas por "monitores" del grupo internacional docente del cursillo, en el curso de las cuales los "alumnos" podían aprender el "arte" de la recolección, a la vez que contribuir a la recuperación de un género literario en peli­gro de extinción.

      El "Primer Cursillo Intensivo Teórico Práctico sobre la Investigación del Romancero Oral" impartido en 1980 en Segovia (del 23 de Junio al 18 de Julio)195 tuvo sus prácticas en el Oc­cidente de León y de Asturias196. "Desde una base fija de residencia en Villablino (León) los or­ganizadores del cursillo —Diego Catalán, director, J. Antonio Cid, Flor Salazar y Ana Valen­ciano, Beatriz Mariscal y Suzanne Petersen—, apoyados por otros "monitores" (Teresa Catarella, Angeles Gasset, Madeline Sutherland), condujeron (...) equipos [de composición variable cada día de encuesta (formados por un monitor con 4 ó 5 investigadores bisoños)], si­milares a los de 1977 y 1978, que recogieron romances durante ocho días en un amplio territorio de León y Asturias (sólo limitado por la necesidad de repartir racionalmente el tiempo disponible de cada jornada entre el desplazamiento en coche y la actividad de encuesta en los lugares visitados)"197.
 
     El 29 de Junio, primer día de la encuesta, mientras los otros seis coches recorrían pueblos al Sur de la Cordillera Cantábrica en direcciones varias, yo crucé los puertos, a fin de tantear las posibilidades de recogida de romances en la vertiente asturiana. Iba acompañado de un equipo de encuestadores-alumnos muy heterogéneo, compuesto por tres personas que, por razones muy dispares, habían resultado ser especialmente "conflictivas" para el grupo de enseñantes del cur­sillo: Margarita Mizrahi Morton, bellísima sefardí assistant teacher de CILAS, Tomoko Mimura, estudiante japonesa en la UCM, y Jacinto Alguacil, Director del Instituto de Segunda Ense­ñanza de Molina de Aragón (Guadalajara) muy consciente de su cargo.

    "El objetivo de mi jornada era recorrer la pequeña parroquia de los «conqueiros» o los «tixileiros», constituida por cuatro aldeas, Sisterna, El Bao, Tablado y Corralín, repartidas entre dos concejos de la montaña asturiana, el de Ibias y el de Degaña. Los habitantes de esa pa­rroquia deben su nombre a que, en tiempos pasados, se especializaron en la elaboración artesanal de cuencos, «tixelas» y otros utensilios de madera, que los varones salían a vender fuera  de la montaña, dejando en soledad durante largos meses a las mujeres, quienes lo mismo arreglaban los asuntos judiciales, que araban los campos, dimían las castañas o cuidaban los ga­nados sin ayuda de hombres. Los viajantes «conqueiros», como otros artesanos ambulantes, desarrollaron una jerga secreta con que entenderse entre sí cuando, echándose las «calichaldas» (alforjas) al hombro y con su «carrela» (carga que puede transportar una caballería), sa­lían a ganarse sus «vechus, anudas y ousos» (reales, pesetas y duros), «caneando» (vendiendo) por tierras de «panochus, peirones, convises, cazurros y underetrancas» (asturianos, bercianos, gallegos, castellanos y aragoneses), jerga ésta que aún se precian de saber los «canusqueirus» que se dedican al comercio ambulante de tejidos, aunque hoy vayan motorizados en «galápagu» (automóvil). Por otra parte, el aislamiento en que quedaban las mujeres «conqueiras», res­pecto a sus circunvecinos, se manifiesta en la enorme personalidad del dialecto de la parro­quia, en el cual se superponen rasgos fonéticos tan gallegos como la caída de n entre ciertas vocales a un sistema de palatales asturiano-leonés muy singular. Pronunciaciones como «home ya o mudyer» ‘un hombre y una mujer’, «o escudieta tsia de teiti» ‘una escudilla llena de leche’, «o gatía tsueca» ‘una gallina clueca’ resultan tan exóticas a sus vecinos de habla ga­llega del resto del concejo de Ibias como a sus vecinos de habla astur-leonesa de Cangas, Degaña, Laciana y La Fornela.

      Llegados en nuestra expedición a El Bao, subimos hacia el ce­menterio para, desde lo alto, contemplar, al otro lado del profundo valle del río Ibias, el corte hecho en la montaña por los mineros astures o galaicos al servicio de sus amos romanos —«a esos romanos no los alcancé yo (nos explicaría el socarrón tabernero de Sistema), pero a los moros sí, que me quemaron la casa en el ‘36»—; y también para rendir homenaje, aunque fuera a distancia, a una de las cuatro aldeas que tanto habían ocupado mi pasión de dialectólogo en los años 50: Corralín, abandonada recientemente por sus últimos vecinos y hoy cu­bierta ya de malezas, no lejos de la mina"198.

      En aquel último rincón del bable astur-leonés se produjo el más sorprendente hallazgo de la "Encuesta Norte-1980", tan rica en resultados.

    "Fue ese mismo tabernero socarrón de Sisterna, uno de los antiguos vecinos de Corralín, quien nos recomendó entrevistar en El Bao a Domingo García, otro sobreviviente de la aldea muerta, que tenía fama de cantar romances. Desgraciadamente, Domingo estaba ausente, vendiendo género con su camioneta por los pueblos gallegos del Ibias; pero, frente a la puer­ta de la casa, su padre Anselmo, de 93 años, sentado en un poyo, leía, sin gafas, una novela del Oeste. Muy sordo, nada entendía de nuestros propósitos, hasta que su hija, Benigna, se prestó a actuar de intérprete. Acababan de llegar al pueblo desde Oviedo para pasar el verano en la aldea. Anselmo, aunque su sordera y una respiración trabajosa hacían, de entrada, su dicción prácticamente indescifrable para nosotros, resultó ser, gracias a la amorosa colabora­ción de su hija, un informante excepcional. Nada más comenzar la entrevista, nos dijo la pri­mera versión recogida en Asturias de El Cid y el moro que reta a. Valencia:

¡Cómo se pasea el moro,     el moro por la calzada!,
de cara mira a Sevilla,     de cara mira a Granada,
de cara mira a Valencia     que le dice más cercana:
—Oh Valencia, mi Valencia,     oh Valencia valenciana,
que yo mañana a estas horas     te ha de tener yo ganada;
y su hija que tiene     ha de ser mi namorada
y su madre Filumena    nos ha de hacer la cama
y a su padre don Diego     lo he de arrastrar por la barba
... etc.

para, enseguida, al preguntarle por el romance de Belardo y Valdovinos, arrancarse con un re­lato, en versos de indudable abolengo tradicional, enteramente desconocido. Mi nerviosismo era grande, pues, si en audición directa difícilmente captaba algunas palabras del texto musi­tado por Anselmo, ¿cómo íbamos a poder después descifrar la cinta? Recurrimos al expediente de reoírlo allí mismo para que Benigna nos aclarase amablemente lo que su padre iba dicien­do, acto que, una vez avezados a escuchar al viejo en la cinta, resultó ser superfluo, pues hoy podemos entender perfectamente todas sus versiones. El romance desconocido decía así:

Caminaba Montesinos     por una verde montaña,
con el fusilín al hombro     como aquel que va de caza,
y encontrara un hombre muerto     en par de una verde faya.
No conoce el caballero     por mucho que lo repara,
que le conturban la vista    las cintas de la [c]elada.
Le levantó el sombrero     y le descubrió la cara.
—¡Oh mi amigo Montesinos,     mal nos fue en esta batalla,
que mataron a Guarín,     capitán de nuestra escuadra!
Me sacas el corazón    por la más pequeña llaga,
lo llevas al Paraíso,     a donde Guillerma estaba.—199".

      Súbitamente, en la versión del romance de Durandarte envía su corazón a Belerma de Anselmo García, al llegar a este punto, se produce un brusco cambio, no sólo de escenario, sino de pers­pectiva: dejamos de asistir a cómo Montesinos recibe la manda testamentaria de Durandarte, para hallarnos ante Belerma que espera noticias de su amado y ve llegar a Montesinos portador del co­razón de su amado muerto:

Guillerma estaba en Paraíso     de doncellas enrodeada.
—¡Ay triste de mí, cautiva,     ay triste de mí, cautada,
ay triste de mí, aburrida,     algún mal se me acercaba;
ahí viene Montesinos      embozado en una capa!
— Lo primero que pregunta:     —Tu primo ¿cómo quedaba?—
—Mi primo quedaba bueno,     mi primo bueno quedaba,
mi primo quedaba muerto,     en par de una verde faya.
Aquí traigo el corazón,     yo mismo ye le sacara,
y al mismo tiempo te traigo     esta siguiente palabra:
Que el que muerto te lo umbia,     vivo no te lo negara.—
Al oír esta palabra,     Guillerma cae desmayada.
Ni con vino ni con agua     no fueron a recordarla.

      "¿Cabe idear —me preguntaba yo tras el «milagroso» hallazgo 200— un caso más extremo de último eslabón de una cadena de portadores de un acervo tradicional?". Y, sin embargo, pron­to pude comprobar que ni la muerte de Corralín, como poblado, ni la del señor Anselmo, como memoria viva del pasado, iban a significar la del tema caballeresco medieval de Durandarte en­vía su corazón a Belerma, de cuyos ideales obsoletos hacían ya burla en el s. XVII Cervantes y Góngora penetrados de un talante anti-heroico y anti-romántico. No sólo el hijo de Anselmo, Domingo, seguiría siendo cantor del romance 201, sino que otras versiones análogas a la oída aquel 29 de Junio serían, entonces y años después, recogidas en otras aldeas "conqueiras" 202; por otra parte, el mismo romance, aunque con forma muy diversa, resultó ser parte del repertorio antiguo y actual de los gitanos bajo-andaluces. "Hallazgo de una poesía marginada" es como lle­garía a titular, en años inmediatos, el estudio del romance descubierto en 1980 203. En ese estu­dio comprobé algo aún más sorprendente quizá que el hecho de que los cantores expatriados de Corralín, como los judíos salidos de España en 1492, al haber perdido el solar en que nacieron se esforzaran por conservar su identidad como "nación" (como grupo humano distinguible de los demás) aferrándose al recuerdo de su cultura tradicional 204: la mediación en la transmisión del romance tradicional de Oh Belerma, oh Belerma desde el s. XV a la tradición marginal de conqueiros y gitanos de las recreaciones del tema medieval debidas a poetas de tercera línea y a antologistas del romancero de los siglos XVI y XVII205.
      El hallazgo del romance de Montesinos y Belerma no fue un hecho aislado. Como destacó J. Antonio Cid en su estudio de "El romancero tradicional en Asturias" (1991)206,

      "(...) no sólo se documentaron, en versiones rnás completas y superiores, la mayoría de los ternas y romances-tipo más arcaicos o valiosos ya conocidos en el área o en zonas próximas. La encuesta del verano de 1980 proporcionó también los primeros textos de romances hasta entonces desconocidos en Asturias; entre esos hallazgos se cuentan temas de la importancia de El moro que reta a Valencia, Don Manuel de León y el moro Muza, La nodriza del infante, Don Alejo muerto por traición de su dama y, muy especialmente, Durandarte envía su corazón a Belerma (...). Cabe añadir también un texto que, a mi juicio, es la primera versión peninsular tradicional de Abenámar, extrañamente desfigurado, y un posible vestigio de la Pérdida de don Beltrán. Todos estos romances —algunos de ellos en varias versiones— proceden de un solo concejo, el de Ibias, que ya se había explorado en la década de 1920 por Aurelio de Llano, es decir el mismo estudioso que había afirmado en carta a Menéndez Pidal su con­vencimiento de que ya estaba suficientemente explorada «toda la provincia»".

      Si no nos limitamos al área asturiana recorrida, sino al conjunto de los territorios cubiertos, las 104 cintas magnetofónicas grabadas durante los ocho días de encuesta (con más de 3.500 versiones, muchas de ellas con sus melodías) contienen aún una mayor variedad de temas del Romancero, entre los que destacan piezas que pueden calificarse de raras en las colecciones de la tradición oral moderna, y que incluyen muy numerosos romances relativos a personajes his­tóricos o legendarios españoles y a personajes franceses de la corte del emperador Carlos207.

      Al resumir lo conseguido por los equipos encuestadores de 1980, J. Antonio Cid explicó acer­tadamente respecto a la tradición descubierta en aquellas expediciones motorizadas:

    "Se recogieron en gran número versiones excelentes de todos los temas más importantes (por su valor poético, por su arcaísmo o por ofrecer tipos característicos dentro de la tradi­ción hispánica) susceptibles a priori de ser hallados en el área. El evidente descenso de la vi­talidad del Romancero como género colectivo pudo todavía ser compensado por una encuesta «intensiva», y ello hasta el extremo de que los resultados obtenidos podrían producir la im­presión engañosa de que la tradición romancística documentada era en 1980 más rica, den­tro de la zona explorada, que en las primeras décadas de este siglo. Claro está que no es así; simplemente, es más fácil que afloren los estratos del Romancero en estado «latente», incluso agónico, si se extiende la encuesta al mayor número posible de lugares e informantes, y si se pregunta de forma exhaustiva y con un conocimiento previo del género a quienes se revelan como portadores excepcionales de la tradición de la poesía narrativa"208.

      Las encuestas colectivas anejas al "Segundo Cursillo" celebrado en Segovia en el verano de 1981 tuvieron como base en donde pernoctar El Puente de Sanabria (Zamora) y se desarrollaron del 4 al 11 de Julio. El lugar permitía acceder, de una parte, a las comarcas zamoranas del Nor­te y Noroeste de la provincia (Sanabria, Carballeda, Vidriales, Tábara y Aliste) y, de otra, al Sur de León, que, por hallarse muy lejos de Villablino, no había podido ser recorrido por los equi­pos encuestadores en el año anterior (Cabreras Alta y Baja, Valduerna, Jamuz, Valdería y Maragatería); además, la situación fronteriza de El Puente, no lejos de la "raya" lingüística que sepa­ra las comunidades de habla gallega de las que pertenecieron en el pasado al dominio lingüístico astur-leonés, invitaba a prestar especial atención tanto a la franja de "la Galicia exterior" (la constituida por las comarcas de habla gallega en las provincias de León y de Zamora) como a la Galicia del S. E. (El Bollo y La Vega, en el Occidente de Ourense). Todas las áreas recorridas por los equipos de encuestadores resultaron ser conservadoras de una notable tradición roman­cística. Se grabaron 110 cintas magnetofónicas en unos 120 pueblos y aldeas, tras recorrer en conjunto más de 1.500 kms. por carreteras de montaña. Los amplios repertorios conseguidos por los diversos y cambiantes equipos sin duda se explican, en parte, porque en los seis equipos (de cuatro a cinco personas cada uno) hubo este año un mayor número de encuestadores vete­ranos, aparte de los organizadores del cursillo, toda vez que "en 1981 colaboraron en las en­cuestas varios participantes de las de 1977 y 1980 ya adiestrados en el arte de la recolección de campo (Jon Juaristi, Salvador Rebés, Maximiano Trapero, Francisco Mendoza, Paloma Monte­ro, Ana Vian, Ana María Martins, Michelle Débax, Aurelio González), junto a otros nuevos colectores" 209. Pero el factor más importante para el éxito fue, evidentemente, la extraordinaria vi­talidad del Romancero en muchos de los territorios visitados.

     Las comarcas mejor exploradas fueron, lógicamente, las zamoranas, en las cuales se accedió a 72 pueblos y aldeas. Aunque en el pasado Zamora era ya, en cuanto al número y calidad de las versiones recogidas, una provincia bien representada en el "Archivo Menéndez Pidal"210, la nue­va encuesta superó con creces todo el caudal de romances previamente reunido. Baste citar, a modo de ejemplo significativo, que, si en 1910 Tomás Navarro Tomás había logrado obtener una única versión en un pueblo de Aliste del rarísimo romance de Espínelo211, la encuesta de 1981 proporcionó siete, las seis de ellas en diversos lugares de Aliste y una séptima en otra co­marca distante212.

      La recolección de romances en el Sur de León, donde se visitaron más de 20 localidades, fue especialmente trabajosa, ya que esos lugares se hallaban en comarcas muy aisladas y sociológica­mente deprimidas, donde durante los últimos 20 años la despoblación había avanzado de forma muy rápida; por ello mismo, el salvamento de su repertorio romancístico tuvo especial interés.

      Dada la inexistencia, por entonces, de investigaciones de campo recientes en Galicia, los 25 pueblos y aldeas de Ourense recorridos por los encuestadores del "Segundo cursillo" constitu­yeron una importante cala, que permitió determinar las posibilidades que aún ofrecía la tradi­ción oral de la Galicia interior como fuente de información sobre el Romancero pan-hispánico213. El éxito de la recolección en territorio gallego nos movería a planear como objetivo de 1982 una recolección especialmente dedicada a las provincias de Ourense y Lugo.

      La incorporación al proyecto general DEAPHR de un objetivo particular más, la compilación de un "Romancero regional de la provincia de Segovia"214, introdujo en el "Tercer cursillo" una novedad en relación con los anteriores, ya que se interpoló en la secuencia de clases teóricas una encuesta adicional por pueblos segovianos de las más diversas comarcas de la provincia. La prepa­ración de esta encuesta exigió el compilar el correspondiente manual de encuesta apropiado a la región. Por otra parte, la integración de este componente segoviano en el "Tercer cursillo" de Se­govia fue acompañada por la incorporación al "alumnado" de un amplio número de estudiantes universitarios 215, que exigía nuevas formas de enfocar el curso, dado que, a la vez, bastantes de los participantes se habían convertido ya en especialistas de la materia. La encuesta en la provincia de Segovia, realizada en los días 3, 4, 7 y 10 de Julio, proporcionó versiones de 95 localidades216. En ellas se hallaron algunos romances no esperados en la región, como Gaiferos y Galván, en versión de Urueñas, recogida217 de boca de una mujer de 79 años (Matea Carretero), cantora de otros tre­ce temas, y Conde Claros en hábito de fraile, en versión de Navas de San Antonio218, oída a la "Se­ñora Viges" (Eduviges Puente), de 61 años, otra buena portadora de tradición, que cantó otros die­cisiete temas ante un nutrido público de vecinos que acudieron a su casa. Si bien ya nos constara la existencia del romance en la localidad, fue también un buen hallazgo en Otero de Herreros219 el de la única versión completa segoviana de la Muerte del príncipe don Juan (dicha por Frutos de la Calle, de 77 años), la más meridional de todas las versiones autónomas del tema recogidas en España. De otro romance noticiero, el de la Muerte del Maestre de Santiago don Fadrique por su hermano el rey don Pedro, era notoria su supervivencia en la provincia; pero ello no obstó para que nos esforzáramos en reunir de nuevo versiones del tema, algunas de ellas muy buenas.

       La realización de esta encuesta segoviana no fue óbice para que las "prácticas" del "Tercer cur­sillo", como en años anteriores, se realizaran en el Norte de España. La base elegida esta vez fue El Barco de Valdeorras (Ourense). Desde allí, los equipos de encuesta pudieron alcanzar la mayor parte de esta provincia, así como el Sur y el Este de la de Lugo y comarcas del Sur de la de León.

      Los 29 encuestadores (contando indistintamente a los profesores del cursillo, otros investiga­dores ya expertos en el arte de la recolección y los cursillistas bisoños) recogimos en 55 locali­dades de Ourense (en comarcas más en el interior de Galicia que el año anterior) y 29 de Lugo (básicamente en las sierras do Courel y de Trapa y en los valles de Quiroga y de Lemos) unos 1400 textos (si se incluyen en el cómputo los fragmentos) pertenecientes a unos 80 temas dis­tintos220. Según resumen de Ana Valenciano, los buenos recitadores o cantores de romances de la provincia de Ourense pertenecían a diversas aldeas de concejos de variada locación (Rubiá, Veiga, Villamartín de Valdeorras, Baralla, Chandrexa de Queixa, Manzaneda, Laza, Teixeira, Maceda, Edrada, Vilariño de Conso, San Cristóbal de Cea, Vilar de Barrio); en Lugo, en cam­bio "son oriundos de un área bastante reducida, que se sitúa en torno a la comarca del Courel y sus proximidades (concejos de Incio, Folgoso do Courel y Quiroga) (...). Algo más al Norte, se sitúa otro importante foco de conservación de romances en Seixo (concejo de Pedrafita)221".

      Fue en Seixo donde, tras esperar su llegada durante buena parte del día (16-VII-1982), tuvi­mos, Teresa Meléndez, Ana Beltrán, José Antonio Blanco, Olimpia Martínez y yo, el placer de entrevistar a Emilia López Fernández, quien no obstante su avanzada edad, ya que tenía 83 años, era una mujer coqueta, que no quiso sentarse a decirnos su extraordinario repertorio de ro­mances sin antes cambiarse el pañuelo de la cabeza para recibirnos como era conveniente. La se­ñora Emilia nos cantó en su totalidad uno tras otro 18 romances, negándose a decirlos recita­dos, y no agotamos su repertorio, ya que no fue posible exigirle seguir cantando cuando prefirió obsequiarnos con una merienda de queso y vino. Hacía, sí, sus pausas, para poder tomar alien­to y seguir cantando, pero las distribuía con malicia buscando atraer la atención de los oyentes hacia las historias, sea con comentarios, sea suspendiendo el relato en los momentos de la intri­ga de mayor interés. Así, nos cantó-contó la "historia" de La caza de Celinos que, según el modelo del área constituida por León, Zamora, Trás-os-Montes y Lugo, comienza ex-abrupto sin explicar el ardid de los amantes.

    "Después de cantar los primeros versos:

— ¿Tú que tienes, condesina,     que no cesas de llorar?
— ¡Yo qué he de tener, marido!,     para ti ningún pesar:
ya sabes que estoy encinta    da noite de Navidad.
— Ya sabes que estás encinta,     tratarás de te cuidar;
¿se queres caza do monte     o queres pesca do mar?
— Non quero caza do monte,     que tú la vayas cazar,
non quero pesca do mar,     que tú vayas a pescar,

se detuvo para comentar: «Ésta teñe misterio, ¿eh?», como introducción de los versos si­guientes:

En os montes de Celinos     un ciervo se suele andar,
se no me traes la cabeza,     malparir o reventar"222.

      Y, con renovado entusiasmo, fue luego desgranando la historia de la caza del "ciervo", a cuyo encuentro envía la mujer a su marido para que sea muerto en el monte por su enamorado Ce­linos, hasta llegar a la escena en que el viejo marido y no el joven amante, como la mujer espe­raba, se presenta en la casa con el trofeo de la cabeza demandada:

— Tome a caza, condesiña,     que me mandastes ir buscar.
— Esa caza, meu marido,     eu non cha mandéin buscar;
de tres hermanos que tiene     así non che ha de pasar.
— Pues que pase, que non pase,     tú razón non lies has dar.—
Le quitara la cabeza,     los pusiera par e par.
— ¡E besaivos y abrazaivos,     ya ahora don-vos lugar!.

      La señora Emilia tenía unos firmes y depurados criterios estéticos, que le permitían apreciar el relato de esta historia ejemplar y, a la vez, descalificar otro tema de adulterio castigado, el del romance vulgar de Los presagios del labrador, en que el marido ofendido despedaza a su mujer y al amante, cuando los sorprende durmiendo juntos, y pregona la venta de carne fresca por las plazas y calles del pueblo, historia que se negó a cantarnos alegando:

"ésta no me gusta nada, per que non a dixen"223.

      Desde El Barco de Valdeorras, varios equipos encuestadores penetraron en territorio leonés fronterizo, buena parte de él aún de habla gallega:

    "Las comarcas accesibles fueron esta vez SELMO (donde se recogieron romances en Oencia, Cabarcos, Portela de Aguiar, Friera, Cabeza de Campo), CARUCEDO (donde se recogieron ro­mances de Vega de Yeres, Yeres, Castroquilame, Robledo de Sobrecastro, La Barosa, Carucedo, Las Médulas, Borrenes, La Chana), PONFERRADA (donde sólo se encuesto en Paradela de Muces, Villanueva de Valdueza, Valdefrancos y Bouzas), CACABELOS (donde se obtuvieron ro­mances en Arborbuena, Quilós, Canedo, Arganza, San Miguel de Arganza y San Juan de la Mata) y LAS CABRERAS (ampliamente visitadas: Pombriego, Sotillo de Cabrera, Benuza, Cor­porales, Baillo, Iruela, Truchas, Truchillas, La Cuesta, Valdavido, Cunas). En las 92 cintas gra­badas, unas 600 versiones (incluyendo fragmentos) tienen una procedencia leonesa"224.

      Uno de los romances entonces recogido nunca se había hallado en la provincia de León; e in­cluso hasta entonces sólo era conocida de él, en el conjunto de la Península, una solitaria ver­sión zamorana225: el de Alabóse el conde Vélez. Lo hallamos en Truchillas (Las Cabreras)226, con­servado gracias a la memoria de María Peregrina Carbajo, de 70 años. Comenzaba, más o menos como la versión publicada en el s. XVI227, contando:

Alabárase don Félix,     alabárase el traidor,
que no hay dama ni doncella    que a él le niegue el amor.
— Esposita tengo en Francia,     de quince años, que más no,
que si tú me la llevaras,     me saquen el corazón,
y, si no me la llevaras,     te lo tengo sacar yo.
— Ese otro día a la mañana    para Francia caminó,
y a las puertas de la niña    muy ricas tiendas plantó;
en el medio de la tienda    puso un rico bordón.
Sal la niña por la tarde,     porque no la queme el sol,
pone saya sobre saya    y por cima un quitasol (...).

      Además de estas cuatro grandes encuestas colectivas organizadas como prácticas de los cursillos de verano de Segovia, la "Cátedra-Seminario" realizó, durante estos años, algunas otras menores, aplicando los mismos métodos, como complemento también de otras expe­riencias docentes, siendo las más destacadas la del Noroeste de Salamanca y Suroeste de Za­mora (en 1981)228 y la de Ciudad Real (1982), esta última organizada, a petición del Cole­gio Universitario de Ciudad Real, como prácticas de un breve cursillo "para la formación de un equipo de investigación sobre el Romancero oral"229. Los 25 lugares de la provincia de Ciudad Real investigados230 durante los días 21 a 24 de Mayo, ofrecieron una tradición oral nada decaída231, aunque, desde luego, sin la riqueza temática de las regiones del Norte de Es­paña.

      Otra iniciativa, relacionada con los "Cursillos" segovianos de preparación de encuestadores, tendente a promover la regionalización de las investigaciones de campo, consistió, en 1980, en la redacción de un informe sobre la historia de la recolección en la provincia de Huesca y el Somontano. Lo escribí para Inés Gómez, del Ministerio de Cultura, con la esperanza de que tu­viera eco local y surgieran en el Alto Aragón personas interesadas en proseguir la labor recolectora, ya que el Romancero de Huesca es de un especial interés, no sólo por conservar temas y versiones de notable antigüedad y rareza, sino por sus relaciones, tanto con la tradición del Bajo Aragón y de La Rioja y Soria, como con la catalana y gascona. Mi informe llegaría a publicar­se232, pero no sé que tuviera las repercusiones deseadas.

      En 1983 los investigadores del proyecto DEAPHR consideramos agotado el modelo didácti­co constituido por los cursillos de Segovia e intentamos reemplazarlo por un "Curso superior teórico-práctico" centrado en un tema monográfico, "El romancero gallego y la tradición oral del Noroeste peninsular". El curso, a cargo del "Instituto Universitario Interfacultativo Semina­rio Menéndez Pidal" de la Universidad Complutense de Madrid, iba a celebrarse en el Pazo de Mariñán a lo largo del mes de Julio bajo los auspicios de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo233; pero la sustitución de las autoridades académicas de esta Universidad, ocurrida poco antes de esa fecha, trajo consigo un cambio en el patrón de los cursos proyectados234, ante el cual el "Instituto Universitario Seminario Menéndez Pidal" prefirió cancelar su curso. Quedaron sólo de él el propósito de completar la recolección del romancero de Galicia con una gran encuesta y el de examinar la historia de esta rama de la tradición peninsular en comparación y contraste con la de un territorio lingüísticamente (pero no políticamente) homólogo: Portugal. Así es que, en vez de un curso previo a la encuesta, se organizaron, después de ella, unas "Jornadas luso-es­pañolas sobre el Romancero Gallego y Portugués", bajo el patrocinio conjunto de las Universi­dades Clásica y Nova de Lisboa. Varios de los investigadores portugueses participantes en esas jornadas lisboetas tomaron previamente parte en la encuesta gallega (9-17 Julio)235, que tuvo como base donde pernoctar Guitiriz, estratégicamente situado en la red de comunicaciones del Norte de Galicia. Aunque el emplazamiento en ese lugar excluyó el carácter acogedor de las ba­ses utilizadas en 1981 (El Puente de Sanabria) y 1982 (El Barco de Valdeorras), permitió acce­der a una amplia zona en el Norte de Lugo y en A Coruña, que no había podido ser alcanzada en las expediciones de años anteriores. La mejor recolección de romances se logró, sin embargo, en el Oeste de Lugo 236. En esta provincia cantaron romances 299 informantes de 151 localida­des, grabándose un total de unas 1400 versiones. Aunque se intentó cubrir la mayor parte de la provincia de A Coruña, sólo se obtuvieron en ella versiones en 34 aldeas y de 44 informantes237.

      La encuesta, aparte del caudal de textos reunidos, tuvo el interés de hacer patente que la des­igual representación en el corpus total del Romancero gallego de unas comarcas y otras no de­pendía únicamente de la mayor o menor atención a ellas prestada por los antiguos exploradores de la tradición, sino a diferencias en la implantación del Romancero en la cultura de las comunidades rurales de Galicia, diferencias que habían ya sido señaladas en los años 1928-1930 por Aníbal Otero238. No obstante, hay que reconocer que las encuestas del "Seminario Menéndez Pidal" nunca llegaron a cubrir la provincia de Pontevedra, donde a principios de siglo Said Armesto obtuvo excelentes especímenes romancísticos.

      El crecimiento excesivo de la "demanda" de participación en las grandes encuestas colectivas del Instituto Universitario como mera experiencia desconectada del proceso, inicialmente con­cebido, de preparar investigadores especializados en el estudio del Romancero oral pan-hispáni­co, nos llevó a los organizadores de esas grandes encuestas a querer dar por agotado el modelo didáctico-investigador constituido por la combinación cursillo + encuesta; pero sin abandonar por ello la exploración del Romancero en regiones de tradición peor conocida, sea accediendo a ellas con un pequeño equipo veterano de colectores, sea fomentando la actividad independien­te de los nuevos especialistas surgidos en el curso de las anteriores encuestas colectivas y cuya re­sidencia en variadas zonas del "mundo" hispánico les permitía ahondar en el conocimiento de los particulares repertorios de una determinada sub-tradición.

      La encuesta de los investigadores del "Instituto Universitario Seminario Menéndez Pidal" y de sus colaboradores del proyecto DEAPHR de procedencia americana239 tuvo en 1984 como base Covarrubias (Burgos). La recolección fue rica en temas inesperados tanto en la provincia de Burgos240 como en la de Palencia241, más pobre y dificultosa en las comarcas visitadas de Soria y de La Rioja242. Quizá el hallazgo más sorprendente243 fue el de una versión de Espínelo en Villafruela (Lerma, Burgos) cantada por dos hermanas de 69 y 75 años, Balbina y Lucía Mate, a Ana Valenciano, Suzanne Petersen, Bárbara Fernández y Jon Juaristi244, ya que, fuera de la tra­dición judeo-española, sólo era conocida hasta entonces como área de conservación del tema la del Occidente de Zamora245.

      En el año de 1985 tuvo lugar una pequeña encuesta de carácter ocasional, pero de muy es­pecial interés, en la isla de La Gomera: Flor Salazar y yo fuimos a ella, en compañía de un nu­trido grupo de antiguos alumnos de la Universidad de La Laguna246, expresamente en busca de un cantor de romances, Ruperto Chineda, cuyo conocimiento debíamos a la antropóloga nor­teamericana Martha Ellen Davis. Ruperto residía en la aldea de Chipude y hacia ella nos enca­minó el taxista gomero Isidro Ortiz Mendoza, que había actuado como coordinador en la gra­bación de una cinta por la citada antropóloga247, pero llegados a Chipude, supimos que nuestro buscado informante se hallaba arando en un cerro lejano; nuestra frustración cesó pronto, pues Isidro, haciendo uso del silbo gomero, "habló" con Ruperto allá en la lejanía y concertó con él una entrevista en el cerro. Allí le hallamos, efectivamente, arando con un arado romano uncido a un pequeño burro y allí en medio del campo nos cantó entre otros romances una espléndida versión de El Cid pide parias al moro, con motivos adicionales de El renegado y la Virgen248:

Por las Vegas de Granada    va el Cid a mediodía,
con su caballo Babieco,     que a par del viento corría.
Iba con cien caballeros     que lleva en su compañía,
le iban contando hazañas    para llevar alegría,
le iban contando hazañas     cadi cual de sus amigas:
unos las dejan preñadas    y otros las dejan paridas
y otros las dejan doncellas    y ambos del amor rendidas.
(.................................     ...................................)
— Bienvenido seas, el Cid,     que buena sea vuestra venida,
si venís a ganar sueldo,     doblado se vos daría,
y si venís a tornear moros,     seréis señor en Turquía,
y si vos venías a casar,     casaréis con hija mía.
— Yo no vengo a ganar sueldo,    no lo he ganado en la vida,
ni tampoco a tornear moros,    que mejor ley es la mía,
tampoco vengo a casarme,     que mi Filomena es viva,
vengo a llevar unas parias     de mi buen rey en Castilla (...).

      Las más de 600 cintas magnéticas grabadas en las encuestas de 1980, 1981, 1982, 1983 y 1984 contenían un número ingente de versiones (y de fragmentos) de romances, que, como par­te del proyecto DEAPHR, fueron subsecuentemente transcritas. Esta laboriosa tarea fue reali­zada, en parte, por algunos de los encuestadores (sobre todo por Antonio Cid y por mí) a raíz de cada encuesta y, más sistemáticamente, por Margarita Pazmany (1980-83), Victoria Raboso (1982-83), Bárbara Fernández (1982-84), las estudiantes segovianas Pilar Aragón, Raquel Calvo, Teresa Cillanueva y Olimpia Martínez (1983-84), Paloma Esteban (1984-88), José Luis Forneiro (1984-88), Débora Catalán (1985-88), Maite Manzaneta (1985-88) y Ángeles Ferrer (1986-88).

      Durante un tiempo, se transfirieron las transcripciones (aunque consideradas "provisionales") a un "Archivo Internacional Electrónico del Romancero", esto es, a una base de datos almace­nada en ordenador. De esa actividad estuvo al frente Suzanne Petersen.

      Los cursillos con prácticas de encuesta organizados desde 1980 a 1983 consiguieron aficio­nar a la recolección de romances a varios de sus participantes, que emprendieron en áreas muy distintas del mundo hispánico encuestas por iniciativa propia: Pere Ferré, junto con Ana Maria Martins, Vanda Anastácio y José Joaquim Dias Marques en el Portugal insular y continental; Maximiano Trapero en las Islas Canarias; Salvador Rebés con Isabel Ruiz en Cataluña. Tanto en Madeira y el Norte de Portugal, como en las varias Islas Canarias los hallazgos temáticos y la ri­queza de textos recogidos mostraron la vitalidad que en esos territorios aún tenía la tradición oral romancística; en Cataluña, en cambio, aunque aún pudieran recogerse romances, el estado moderno de la tradición no tenía el vigor de los tiempos en que la exploraron los encuestadores del "Cançoner Popular de Catalunya". Algo distinto es el caso de Francisco Mendoza, quien anteriormente había hecho encuestas por medio de personas interpuestas (principalmente en Albacete), pero que, a partir de 1980, no rehuiría las "encuestas de campo", o el de Aurelio González, colaborador con Mercedes Roig en la compilación del romancero mexicano, sub-tradición al presente aún insuficientemente explorada249. En Euskalherría, Jon Juaristi y Koldo Biguri combinaron la búsqueda de romances con un plan de recuperación de la olvidada balada vasca (proyecto "Euskal kanta zaharrak"), al cual contribuyó J. Antonio Cid mientras fue profesor vi­sitante en la naciente Universidad del País Vasco, en 1980-81250.

      Aparte de la red de colaboradores en la labor de recolección de romances que los cursillos con­tribuyeron a crear, surgieron otros espontáneos. Entre las contribuciones externas al "Archivo Sonoro del Romancero" más valiosas se hallan las 21 cintas grabadas en 1981-1984 en Tenerife y La Gomera (y las correspondientes transcripciones) que remitió Benigno García, quien, al igual que Mendoza, utilizó a sus alumnos de Segunda Enseñanza como encuestadores.

      De especial interés para el estudio histórico de la tradición oral del Romancero pan-hispáni­co son los textos, junto con las investigaciones con ellos relacionadas, que Luis Suárez Avila ha aportado tras una larga y paciente exploración del repertorio de los gitanos bajo-andaluces de la Bahía de Cádiz y Triana. Venía dedicándose calladamente a ella antes de que mi interés por Juan José Niño y otros excepcionales cantores entrevistados por Manrique de Lara me permitiera atisbar la existencia de una rama "especial" del romancero en aquellas tierras. Sólo el 27 de Agosto de 1985, como bien precisa el propio Luis Suárez251, escuché en El Puerto de Santa María al­gún romance cantado por José de los Reyes, "el Negro", conocí a Juana y Alonso, "del Cepillo" y oí grabaciones reunidas por Suárez de muchos otros gitanos ya muertos. Desde entonces, el "Archivo del Romancero" ha ido recibiendo copias de las versiones reunidas por Luis Suárez, pertenecientes al conjunto de temas propios de la sub-tradición gitana del Romancero.

Diego Catalán: "El archivo del Romancero, patrimonio de la humanidad. Historia documentada de un siglo de historia" (2001)

NOTAS

191  Este último, a través del Instituto Nacional de Ciencias de la Educación (INCIE).

192 Al "Primer Cursillo" (1980) asistieron: Salvador Rebés (Cataluña), Jon Juaristi (País Vasco), Fernando Gomarín (Cantabria), María Luz García Parra y Luis Gómez Nuño (Castilla-León), Amelia García Valdecasas (Madrid), Jacinto Alguacil, Francisco Mendoza (Castilla-La Mancha), María José Setefilla Navarro y Francisco Rivero (Andalucía) y Maximiano Trapero (Canarias). En el "Segundo Cursillo" (1981) conti­nuaron su "escolaridad" Jon Juaristi, Salvador Rebés, Maximiano Trapero y Francisco Mendoza y se suma­ron a él Isabel Ruiz (Cataluña), Manuel Lozano (Melilla), Juana Agüero (Castilla-La Mancha), Ana Beltrán (Madrid) y Teresa del Río  (Castilla-León); además acudieron a las encuestas de campo Paloma Montero (del SMP) y Ana Vían (de la UCM). En el tercer año (1982), participaron en el cursillo y en la encuesta Ana Beltrán, Victoria Raboso y Ana Vian (Madrid), Jon Juaristi y José Ramón Prieto (País Vasco) e Isabel Rodríguez (Cataluña).

193 Tres estudiantes se añadieron al "Primer Cursi­llo", todos extranjeros: Carmen Ochoa y Laurie Thompson (de la University of California) y Tomoko Mimura (japonesa matriculada en la Universidad Complutense). En el "Segundo Cursillo" (1981) se incorporaron dos estudiantes del País Vasco: José An­tonio Blanco y María José Kerejeta, procedentes del "Seminario María Goyri" recientemente creado en Vitoria por Jon Juaristi. Sólo en el "Tercer Cursillo" (1982), la ayuda adicional de la Diputación Provin­cial de Segovia y del Eusko Jaurlaritza permitió la in­corporación de 12 estudiantes universitarios (en su mayoría, segovianos y del País Vasco): Pilar Aragón, Koldo Biguri, José Antonio Blanco, Raquel Calvo, Teresa Cillanueva, Gabriel Fraile, María José Kereje­ta, Olimpia Martínez, Javier Ormazábal, Dolores Sanz, Blanca Urgell y Teresa Yagüe.

194  Al "Primer Cursillo" o a su encuesta se incor­poraron Pedro Ferré y Ana Maria Martins (Portugal), Aurelio González (México), Eduardo Siverino (Ar­gentina), Michelle Débax (Francia), Elvira Ramini (Yugoslavia), Robert Heifetz, Margarita Mizrahi Morton, y Sandra Robertson (USA). Volvieron a asistir al "Segundo Cursillo" Ana Maria Martins, Mi­chelle Débax y Aurelio González y se sumaron a él Teresa Meléndez Hayes (USA) y Ana Pelegrín (Ar­gentina). En el "Tercer Cursillo" participaron Vanda Anastácio (Portugal), Michelle Débax (Francia), Au­relio González (México), Teresa Meléndez y Sandra Robertson (USA) y Elvira Ramini (Yugoslavia).

195  En el "Colegio Universitario Domingo de Soto". Fue patrocinado conjuntamente por el Minis­terio de Cultura y el "National Endowment for the Humanities" (USA) y recibió el apoyo (para facilitar la asistencia de los participantes extranjeros) del "Ins­tituto de Cooperación Ibero-americana". Para los ac­tos musicales y varios aspectos de la organización se contó con la colaboración del Conservatorio de Mú­sica de Segovia y del Patronato Enrique IV. Se premió la labor de fomento de la tradición oral concediendo "La nave de Arnaldos" a los maestros Agapito Marazuela y Antonio Mairena. Con ocasión de la entrega de ese diploma, Mairena se aprendió un texto facti­cio del romance de El infante Arnaldos, que yo elabo­ré y al que él le dio expresión musical gitana. Estaba decidido a incluirlo en una versión comercial discográfica: "Contoda seguridá Boy agrabar en un L. P. el Romace del Conde Alnardo, esta Grabación creo será para antes de fin de año, para esto presiso una copia del Romace tal y como usted melo escrivió para can­tarlo, por que el que llo  me trege lo perdí al llebarlo en un borso de mano que me quitaron en Sevilla, y para poderlo Grabar El mismo que medegó es por lo que lo presiso, selo agradeseré muncho" (Sevilla 12-IX-1980). La carta, mecanografiada, va encabezada con un membrete en que figura impreso el escudo de "Antonio Mairena. Cante gitano andaluz".

196  Sólo de forma ocasional algunos equipos hicie­ron incursiones exploratorias en Galicia, con objeto de formarse una idea del estado de la tradición en tie­rras gallegas y de las posibilidades de extender a ella, en otra ocasión, las encuestas. Durante el viaje de re­greso hacia Segovia, se recogieron algunos romances en lugares de Zamora, Valladolid y Segovia.

197  Romancero general de León, I (1991 y 1995), p. LXXIX.

198  D. Catalán, "Hallazgo de una poesía margina­da: El Romancero de tradición oral", en Estudios de Folklore y Literatura dedicados a Mercedes Díaz Roig, ed. B. Garza e Yvette Jiménez de Báez, México: El Colegio de México, 1992, pp. 53-94 (pp. 60-61). Reed. en Arte poética del romancero oral. Parte 2ª , Madrid: Siglo XXI, 1998, pp. 1-34. En 1980 no lle­gué a acercarme a la aldea abandonada; pero el ta­bernero de Sisterna, natural de Corralín, me habló de cómo salieron de ella las últimas familias. No eran sino 14 vecinos. En 1982 volví, acompañado de al­gunos de mis hijos, a Sisterna y El Bao, y, en aquella ocasión, cruzamos el profundo valle para llegar hasta las ruinas de Corralín. Sólo quedaba en pie la ermi­ta, con los santos abandonados y restos de las velas que, enhiestas en botellas vacías, dejaron ardiendo los emigrantes al partir. Las casas, que fueron quemadas por sus últimos habitantes antes de abandonarlas, es­taban ya engullidas por la vegetación que había cre­cido por medio de ellas.

199 Según mi exposición en el artículo citado en la nota anterior, reproducido ahora, con mejoras, en D. Catalán, Arte poética del romancero oral, Parte 2ª: Memoria, invención, artificio, Madrid: Siglo XXI y Fundación Ramón Menéndez Pidal, 1998, cap. I.

200  En la exposición citada (p. 10 en la edición de 1998).

201  Domingo García (a quien su último entrevistador, Jesús Suárez, llama Domingo "Santos", quizá porque así también se le conozca) nos cantó el 30 de Junio en la taberna de El Bao su repertorio romancístico, en el cual se incluía una versión de Duran­darte envía su corazón a Belerma. Véase D. Catalán, Arte poética, Parte 2ª (1998), p. 10.

202  D. Catalán, Arte poética. Parte 2ª (1998), pp. 12-14.

203  Expuse por primera vez el tema en la primera conferencia del ciclo "El romancero hoy" en los "Cur­sos Universitarios  1981"  de la "Fundación Juan March" el 12 de Mayo de ese año. En forma de artícu­lo, apareció únicamente en 1992, en la publicación citada en la n. 198. Su última forma es la recogida en Arte poética del Romancero oral. Parte 2ª(1998), capº I.

204 Los antiguos vecinos de Corralín, entrevistados aquel año y posteriormente en sus nuevos domicilios esparcidos por las aldeas y pueblos comarcanos, se­guían siendo trasmisores del antiguo repertorio de romances local y conocedores de su dialecto.

205 La versión "conqueira" del romance de Monte­sinos y Belerma, aunque hereda versos de Oh Beler­ma, oh Belerma, tiene como fuente inmediata el ciclo de romances sobre ese tema reelaborado por Damián López de Tortajada, en su Floresta de varios romances sacados de las historias (...) de 1646 (que sólo nos es conocida en su reimpresión de 1652), combinando diversos textos del romancero viejo y del nuevo. Lo mismo ocurre con las versiones gitano-andaluzas, aunque sean muy diferentes, tanto en su contenido narrativo como en su expresión, de las asturianas.

206 J. A. Cid, "El Romancero tradicional en Astu­rias" (1991), vol. I, pp. 130-131.

207 Según expliqué en el Romancero general de León. Antología 1899-1989, I (1991 y 1995) al hacer his­toria de esa encuesta (pp. LXXIX-LXXX), en la antolo­gía puede leerse "una muestra selecta de lo recogido en ella" (esto es, en la encuesta de 1980).

208 J. A. Cid, "El Romancero tradicional en Astu­rias" (1991), vol. I, p. 130.

209  Romancero general de León (1991), pp. LXXX-LXXXI. Sobre estos nuevos encuestadores véanse atrás las notas 192, 193 y 194. Alguno de estos nuevos be­carios había tenido experiencia recolectora previa.

210 También en el ASOR figuraban ya algunos tex­tos zamoranos: no sólo los recogidos en las últimas etapas de la encuesta de 1980, de que hemos habla­do, sino otros procedentes de varios pueblos del ex­tremo sur de Zamora (que en general no habían sido visitados por anteriores recolectores), que fueron ob­jeto de exploración en una rápida encuesta (de 4 días de duración) por el N.O. de Salamanca y S.E. de Za­mora realizada aquel mismo año de 1981 por la "Cá­tedra-Seminario Menéndez Pidal" como prácticas de un curso de doctorado que yo enseñaba en la Universidad Complutense de Madrid: "El Romancero oral (Recogida de poemas tradicionales y elaboración científica de los materiales de una encuesta)".

211  En Tolilla. Durante decenios, fue la única ver­sión de la tradición oral moderna de este romance re­cogida fuera de las comunidades judeo-españolas.

212 Al estudiar el romance en 1983 ("El romancero medieval", en El comentario de textos 4: La poesía medieval, ed. A. Amorós, Madrid: Castalia, pp. 451-489) y en mi Arte poética del romancero oral. Parte 1ª. Los textos abiertos de creación colectiva, Madrid: Siglo Veintiuno, 1997, pp. 213-241, di ya noticia de estas versiones: "Las restantes zamoranas se deben a la en­cuesta colectiva que organicé en el «Seminario Me­néndez Pidal» como parte del «Segundo Cursillo Teórico-práctico de investigación sobre el Romance­ro Oral»; gracias al manual de encuesta elaborado de antemano, que incluía la versión de Tolilla, los equi­pos de investigadores del «Seminario», que recorrie­ron Aliste, buscaron con ahínco nuevas versiones de Espínelo, hallando de nuevo el romance en Tola (Ana Valenciano, Koldo Biguri, Michelle Débax y Salva­dor Rebés: 5-VII-81), en Nuez (en versión de Figueruela de Arriba: J. Antonio Cid, K. Biguri, M. Débax y Ana Vian: 6-VII-81) y en Figueruela de Arriba, Figueruela de Abajo y Torres de Aliste (Francisco Men­doza, Juana Agüero, José A. Blanco y María José Kerejeta, ll-VII-81). Más inesperadamente, J. A. Cid, J. Agüero, Ana Pelegrín e Isabel Ruiz lo encontraron, lejos de Aliste, en Vidriales (S. Pedro de la Viña, 10-VII-81)" (p. 229, n. 26).

213 "Nas seis xornadas dedicadas á investigación de campo en localidades ourensás durante a esquisa «N.O.-81» entrevistáronse con algún resultado 78 informantes (60 mulleres, 18 homes) encontrados en 25 puntos de enquisa (...). Nas seis xornadas, engadíronse cerca de cuatrocentas versións ou fragmentos de versións ó corpus do Romanceiro de Galicia", A. Valenciano, Os romances tradicionais de Galicia. Ca­tálogo exemplificado dos seus temas. Madrid: Funda­ción Ramón Menéndez Pidal y Centro Ramón Piñeiro, 1998, p. 38.

214 Ya en 1978, con motivo de unos cursos imparti­dos en Segovia, había yo organizado una rápida en­cuesta de un día por tierra de la subsierra segoviana con apoyo de la "Cátedra-Seminario", que tuvo el interés de mostrar la supervivencia, como canto aguinaldero, del romance de la Muerte del Maestre de Santiago. Véase R. Calvo, Romancero general de Segovia (1994), pp. XLVI-XLVII. En la p. C se incluye una lámina en que Sagrario Martín recita en Sigueruelo este romance a D. Catalán, acompañado de los estudiantes Sofía Marzec (de Polo­nia) y Jounes Tribak (magrebí). Foto de Renata Kugazewska. En 1981 (el 16 de Setiembre), con el apoyo de Joaquín Pérez Villanueva, la "Academia de San Quirce", en Segovia, aceptó patrocinar la preparación de un Romancero general de Segovia, que iría precedida de una gran encuesta en la provincia. Con esa recomendación, la "Diputación provincial de Segovia" (apoyada por la "Caja de Ahorros de Segovia"), acordó (16-VI-1982) apoyar económicamente el proyecto con cinco becas para nativos o residentes de la provincia y ciertas canti­dades para el transporte y material de la encuesta que se habría de celebrar durante el "Tercer Cursillo".

215 Véase atrás, n. 193.

216  Las peculiaridades del 3er Cursillo, la nómina de las localidades donde se obtuvieron romances y los repertorios de los informantes más importantes ha­llados en la encuesta pueden verse en Romancero ge­neral segoviano (1994), pp. LI-LIV.

217  Por Pere Ferré con Vanda Anastácio, José An­tonio Blanco y Teresa Cillanueva (10-VII-1982).

218  Por Ana Valenciano, acompañada de Raquel Calvo, Javier Ormazábal, Dolores Sanz y Blanca Urgell (7-VII-1982).

219  Realizado por el equipo descrito en la nota an­terior, también el 7-VII-1982.

220 Véase A. Valenciano, Os romances tradicionais de Galicia (1998), pp. 38-39 y 41-44, quien incluye una lista completa de las localidades que fueron visitadas con resultados positivos.

221 A. Valenciano, Os romances tradicionais de Gali­cia (1998), pp. 46-47 (traduzco del gallego). Fuera de estos dos núcleos, también se hallaron buenos infor­mantes en Casela (Castro de Rei) y Figueiroa (Sober).

222 Episodio que comenté en Teoría general y meto­dología del Romancero pan-hispánico. Catálogo general descriptivo, I. A (1984), p. 96.

223  Anécdota que he recordado en D. Catalán, Arte poética del romancero oral. Parte 1a (1997), p. 152, n. 80.

224   Las 36 localidades en que se grabaron 92 cin­tas las enumero en Romancero general de León (1991 y 1995), p.LXXXI.

225 Véase atrás, cap.VI, § 8.

226 Ana Beltrán, Olimpia Martínez, Teresa Meléndez y yo(23-VII-1982).

227  "Alabóse el conde Vélez    en las cortes se alabó (en las cortes de León)  / que no ay dama (dueña) ni donzella   que le negasse su amor,  / si no fuera el de la infanta   que no se lo demandó,  / que si se le demandara no le dixera de no. / Mucho pesó a los ga­lanes (hidalgos) quantos en la corte son, / mucho más pesó a don Bueso que adamava nuevo amor: / — Una amiga tengo el conde, de quinze años, que más non, / que si tú me la engañares (-asses), sacássesme el coraçón, / y si no me la engañares (-as­ses), que quedasses (quedarías) por traydor (...)".

228 A la que ya he aludido en la n. 210.

229 Para el cual dieron apoyo (negociado por Joaquín González Cuenca) la Diputación Provincial y las Cajas Rural y de Ahorros de Ciudad Real. Fue impartido por Catalán, Cid, Mendoza, Salazar y Valenciano.

230  Adicionalmente, se encuesto también en pue­blos limítrofes de Córdoba y de Badajoz.

231  Básicamente similar a la que en Albacete en­contró, a través de encuestas indirectas, Francisco Mendoza por los años de 1977 a 1982.

232 Por el recipiendario de la información.

233  El 16-XI-1982 el .Rector de la Universidad In­ternacional Menéndez Pelayo, Raúl Morodo, me es­cribió comunicando la aprobación del proyecto del Seminario en el marco de los Cursos de Verano de 1983.

234  En Mayo de 1983 el Instituto Universitario "Seminario Menéndez Pidal" se vio precisado a es­cribir una "Carta circular a los colaboradores del Curso de estudios sobre el Romancero gallego" anunciándoles: "Desde que el cursillo se proyectó han cambiado los responsables máximos de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo y es necesa­rio renegociar con los nuevos directores el acuerdo a que se había llegado con los anteriores (...). Aunque las fechas corren, no sabemos cuándo habrá respues­tas definitivas". Finalmente, al mostrarse inflexibles los nuevos directivos respecto a la norma de que no pudieran concurrir temporalmente a Mariñán los diversos profesores participantes, sino escalonados como conferenciantes en días diversos, el plan de discutir colectivamente las ponencias presentadas por los especialistas resultaba imposible y, asimismo, la organización de una encuesta con una pluralidad de "monitores". Despojado el curso de sus peculiaridades didáctico-investigadoras, no tenía sentido rea­lizarlo.

235 En la encuesta participaron 33 colectores: Die­go Catalán, Jesús Antonio Cid, Flor Salazar y Ana Valenciano; Beatriz Mariscal, Teresa Meléndez y Francisco Romero; Pere Ferré, Vanda Anastácio, José Joaquim Dias Marques; Jon Juaristi, Francisco Men­doza, Salvador Rebés, Isabel Ruiz y Maximiano Tra­pero; Aurelio González y Eduardo Siverino; Bárbara Fernández, Concepción Enríquez de Salamanca, Guillermo Diamante, Isabel Rodríguez, Fernando Gomarín, Raquel Calvo, Pilar Aragón, Teresa Cillanueva, Dolores Sanz, Olimpia Martínez, Débora Catalán y Mara Catalán; Michelle Débax, Andrea Warren Hamos, Paloma Díaz Mas; Almudena Fradejas.

236  Detalles de los concejos y aldeas lucenses que se revelaron como más ricos en tradición romancística pueden verse en A. Valenciano, Os romances tradicio­nais de Galicia (1998), pp. 48-49.

237  Según cálculos de A. Valenciano en Os roman­ces tradiconais de Galicia (1998), p. 39. Sobre las lo­calidades coruñesas con una tradición más rica, véa­se en esa obra la p. 49.

238 Véase atrás, cap. IV, § 3.

239 Aunque, inicialmente, se proyectó una encues­ta con solamente los investigadores del proyecto DE­APHR (Catalán, Cid, Mariscal, Petersen, Salazar, Va­lenciano, Aurelio González, Pere Ferré y Jon Juaristi) luego se sumaron a ella, espontáneamente, Michelle Débax, Bárbara Fernández, Paloma Díaz Mas y Car­los Sainz de la Maza.

240 Donde se recorrieron 35 pueblos.

241  Donde visitamos 21 pueblos.

242 En las que se encuestó en 9 y 10 pueblos, res­pectivamente.

243  Entre los 875 textos (algunos fragmentarios) reunidos, correspondientes a 81 temas del romance­ro tradicional y 24 de pliego de cordel.

244 El 11-VII-1984.

245 Véase atrás, n. 212.

246 Que celebraban el 25 aniversario del año en que se licenciaron en Filosofía y Letras. Yo había sido pro­fesor de una mayor parte de ellos y, por esa razón, me invitaron a su celebración.

247 M. E. Davis había editado una cinta magneto­fónica titulada "Los magos de Chipude. Chácaras y tambores de La Gomera’ (distribuida por Sonolevante S. L.), grabada el 19-IX-1984.

248 El romance fue estudiado por J. A. Cid, "Se­miótica y diacronía del «discurso» en el Romancero tradicional: Belardo y Valdovinos, El Cid pide parias al moro", RDyTP, XXXVII (1982), 57-92.

249 Sobre la colaboración de estos antiguos cursillis­tas con el "Seminario Menéndez Pidal", véase Ro­mancero e Historiografía (1989), §3.3.4 (pp. 29-31) 7 § 95 y 6 (pp. 63-65). La edición de algunas de las obras preparadas por estos colaboradores a partir de los materiales por ellos reunidos pudieron ser apoyadas económicamente por el "Seminario Menéndez Pi­dal", otras sólo recibieron apoyo indirecto o técnico.

250  Bajo el epígrafe "Euskal kanta zaharrak. Hacia una edición del corpus de la balada vasca" se informa sobre esta actividad lateral del proyecto DEAPHR en Romancero e Historiografía (1989), pp. 78-81. Véase, por otra parte, la sección dedicada a "La balada vasca", en De Balada y Lírica, 2. Tercer Coloquio Internacional sobre el Romancero, Madrid: Fundación Ramón Me­néndez Pidal y Universidad Complutense de Madrid, 1994, pp. 295-356, y, en especial las pp. 302-303 de la contribución de K. Biguri, G. Fraile, J. A. Lakarra y B. Urgell relativas a las encuestas de 1981 y 1982.

251 L. Suárez Ávila, "El romancero de los gitanos bajo andaluces, germen del cante flamenco", en El Roman­cero. Tradición y pervivencia a fines del siglo XX, ed. P M. Piñeiro et al., Sevilla-Cádiz: Fundación Machado y Universidad de Cádiz, 1989, pp. 563-607, n. 100.

LÁMINAS

"La nave de Arnaldos" representativa del lema "Yo no digo mi canción sino a quien conmigo va".

En el "Primer Cur­sillo sobre la Investiga­ción del Romancero Oral", Segovia, Junio-Julio, 1980, se premió con "La nave de Arnaldos" a dos promoto­res de la tradición: Agapito Marazuela y Antonio Mairena.

Agapito Marazuela hace en el Cursillo exhi­bición de su maestría en la dulzaina, instrumen­to por él recuperado cuando su uso tradicio­nal estaba a punto de extinguirse.

Mairena recibiendo "La nave de Arnaldos" en el patio de El Quintanar,  y Mairena improvisan­do un El infante Arnal­dos en cante jondo.

En los "Cursillos" de Segovia, se examinaron los romances desde perspectivas históricas y como re­latos de texto "abierto", utilizando los fondos inéditos del "Archivo del Romancero".

La realidad supera a la fábula.
Comentario de un cursillista, Jon Juaristi, a una de las narraciones analizada y hallada en las encuestas campo: el "tema" de la mujer matadora de hombres.

 

Escenas de las encuestas de campo interpretadas por el cursillista Jon Juaristi, 1980.

 

    

Corralín, una de las cuatro aldeas de los "tixileiros" en el alto río Ibias, es una aldea abandonada; pero su Romancero aún vive en la memoria y en la voz de los que fueron sus últimos habitantes hoy dispersos por la comarca. En El Bao, Anselmo García de 93 años y sus hijos recordaron a la perfección el romance de Durandarte envía su corazón a Belerma, en que se trata seriamente un tema caballe­resco del que Cervantes y Góngora se permitían ya reírse en el s. XVII.
Emplazamiento de Corralín (en el segundo claro, subiendo entre los dos valles). Foto Luis Valenzuela.

En 1982 quise visitar las minas de Corralín por su valor simbólico para el Romancero. Lo hice en compañía de mis hijos y de unos amigos. Fotos Luis Valenzuela.
Cruzando el río Ibias hacia Corralín viniendo de El Bao.

Diego Catalán llegando a la aldea abandonada de Corralín.

El valle de Ibias en torno a Corralín.

La mina romana, desde casas abandonadas de Corralín.

 

Ruinas de Corralín.

La ermita de Corralín. La última ofrenda ante el altar: botellas que sustentaban las velas dejadas encen­didas.

El altar abandonado.

En el interior de una "palloza" de El Bao (Ibias, Asturias,  Diego Catalán y Maximiano Trapero recogen romances a Quintina Abad, notable transmisora de tradición, el 3-VII-1980. Foto Aurelio González.

En lo alto de Somiedo, en Arboyales (Asturias), Francisco Mendoza graba romances a un informante 2-VII-1980. Foto Juana Agüero.

En la montaña central leonesa, la tradición, que en los años 10-20 descubrió Josefina Sela, aún conservaba vigor en 1980.
Teresa Catarella interrogando; Carmen Ochoa grabando, en Casares de Arbás
(León), 2-VII-1980.

Teresa Catarella, arrimada al pegollo, toma notas; mientras de pie, graba otro miembro del equipo, en Villamejín (León), 3-VII-1980.

 

La Fornela (León) siguió en 1980 proporcionando nuevas versiones excelentes.
Informante entrevistada por Jon Juarísti, Beatriz Mariscal y Flor Salazar el 29-VI-1980

Encuesta Zamora-Ourense-Sur de León, 1981 (desde El Puente de Sanabria) y encuesta Galicia, 1982 (desde O Barco de Valdeorras).
Isabel Ruiz, con la grabadora, y los informantes Isabel Pastor (41 a.), Obdulia Pastor (72 a.), que tiene en mano el copo de lino, y Saturnino Río (74 a.), en Abejera de Tábara
(Zamora), 1981. Foto Flor Salazar.

Teresa Meléndez, Elvira Ramini y Aurelio González abordan a un grupo de mujeres viejas sentadas al sol (aprovechando un escenario ideal para recoger romances) en 1982. Foto Flor Salazar.


Encuesta. Segovia, 1982.

La recolección de romances en la provincia de Segovia, desde 1880 hasta 1950 (textos tomados a mano) y la recolección conseguida con las encuestas colectivas del proyecto DEAPHR (textos grabados).

En Julio de 1982, Aurelio González encuesta, acompañándola en su camino, a la extraordinaria romance­rista María Porfirio, de 61 años, que lleva a pastar las vacas en el campo. Foilebar (O Indo, Lugo). Foto Flor Salazar.

Teresa Meléndez y Aurelio González grabando y anotando la treintena larga de romances (a más de otras canciones para-romancísticas) que les cantó María Porfirio. Foto Flor Salazar.

 

Encuesta "Galicia 1983", desde Guitiriz. En Lugo se grabaron 1.400 versiones en 151 locali­dades.
Pedro Ferré, en pleno campo, logra recoger el repertorio de un informante de Melide (A Coruña), Carmelo Ribas Sánchez de 83 años, el 12-VII-1983. Foto Débora Catalán.

 

El romance de Espínelo del que la imprenta del s. XVI sólo nos da a conocer una versión arreglada (para reducir el asonante de su parte final en ó.a a la asonancia en í.a del co­mienzo), sólo se había recogido en España en el O. de Zamora; en 1984 surgió inesperadamente en Villafruela (Burgos).
Texto publicado en la
Flor de enamo­rados (1562), en que se homogeneizó el asonante refundiendo la sección en -ó.a en -í.a.

Versión de Balbina y Lucía Mate en 1984 co­mentada por mí en una nueva versión del artí­culo "El romancero medieval (1983) " incorpora­da a Arte poético del romancero oral, I, 1997.

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