Blogia

ROMANCERO DE LA CUESTA DEL ZARZAL

48.- 5. EL TESTIMONIO DE LA GRAN CONQUISTA DE ULTRAMAR

48.- 5. EL TESTIMONIO DE LA GRAN CONQUISTA DE ULTRAMAR

5. EL TESTIMONIO DE LA GRAN CONQUISTA DE ULTRAMAR. VII. LA ESTORIA DE LOS REYES MOROS QUE OVO EN AFRICA QUE ASEÑOREARON A ESPAÑA DE SIGISBERTO Y LA CRÓNICA FRAGMENTARIA

      [A diferencia de la Crónica de Castilla, la Crónica fragmentaría no puede ser situada en el tiempo atendiendo a su tradición manuscrita.70 Pero, según vamos a ver, el relato, interpolado en ella, basado en el ciclo legendario Flores y Blancaflor-Berta-Mainete puede datarse con bastante precisión gra­cias a su presencia en otras obras historiográficas.

      A fines del s. XIV o principios del XV se compuso un Sumario de historia de España de tiempo de Enrique III (cuyo reinado se extiende de 1390 a 1406), que hoy se conserva en la Biblioteca de la Universidad de Salamanca, en un manuscrito misceláneo (II-1313, ant. 2-J-5 de la Bibl. de Palacio, Madrid). Como señaló de antiguo R. Menéndez Pidal (Crón. generales1, 1898, p. 127, y Crón. generales3, 1918, p. 199), ese Sumario contiene una «larga historia de Pepino y Berta, que precede a la de Maynet, en el reinado de Aurelio: ambas ocupan ocho páginas, folios 7r-10v»; hoy puede leerse impresa en una publi­cación de J. Gómez Pérez («Ley. carol.» 1966, pp. 188-191). A pesar de tratarse de un resumen, el texto es lo suficientemente extenso como para poder aseverar que la narración sumariada es la que se lee, en forma amplia, en la Crónica fragmentaria. El carácter historiográfico de esa narración se hace evidente al ver que el rey moro de Toledo, tradicionalmente llamado «Galafre», lleva nombre de «Yxem», como en la Crónica fragmentaría,71 y que, al final de la historia, se hace constar que Carlos Mainet «ovo un fijo que dixeron Luis que fue eso mesmo enperador».72

      Mucho mayor interés que este resumen tardío de las leyendas tiene el extenso relato basado en el ciclo legendario Flores y Blancaflor-Berta-Mainete que aparece en la Gran conquista de Ultramar, y que, desde los estudios de Mila i Fontanais,73 ha sido tenido siempre muy en cuenta por la erudición.74 El formador de esta amplia historia de las cruzadas, al ir a contar los hechos hazañosos del infanzón «Folquet Buors de Chartes» (basados en un texto épico-legendario desconocido),75 siente la necesidad de explicar que

    «era omne muy fidalgo e venie del linaje de Mangote de Paris, el que aso el pauon con que Charles Maynes dio en el rrostro a vno de los sus hermanos, de aquellos que eran fijos de la si[er]ua (el ms. sipaua) que fuera fija del ama de Alberta que tomo el rrey Pepino por muger. Et este era rrey de Françia, e esta Alberta fue fija de Blanca Flor e de Flores, que era rrey de Almaria la de España e conquisto muy grant tierra por su bondat en Africa e en España, segunt lo cuenta en la su estoria, et libro al rrey de Babilono de mano de sus enemi­gos, quandol dio a Blanca Flor por muger por juyzio de su corte ally do el querie fazer justiçia dellos por que los fallara en vno dentro en su torre onde estos amos fueron mucho enamorados de que oystes fablar» (Gran conquista, ms. U, fols. 231-232)

y, seguidamente, tras resumir rápidamente la historia de Berta y una vez que ha dado noticia de cómo la llevan a matar en el monte, empieza a ensartar una narración completa de esa leyenda, seguida de la de Mainete, en redac­ción idéntica a la que figura en la Crónica fragmentaria.

      La coincidencia verbal entre el relato pormenorizado incluido en la Gran conquista y el de la Crónica fragmentaria es casi completa.76 Algunas pequeñas omisiones que cabe notar en el texto de la Gran conquista de Ultramar se deben a distracciones del copista, pues son casos de homoioteleuton;77 en alguna otra ocasión la divergencia puede atribuirse a que la Gran conquista retoca, por razones estilísticas, el texto que le servía de fuente.78

      Pero, una confrontación minuciosa del relato de la Gran conquista de Ultramar con el, más completo, de la Crónica fragmentana nos obliga a dese­char la hipótesis más sencilla para explicar la relación existente entre ambos, la de que la Gran conquista de Ultramar alcanzara a conocer la versión interpolada de la Estoria de España que hemos llamado Crónica fragmentaria.

      No me baso para negar la derivación en el hecho, bien llamativo, de que el ms. U de la Gran conquista (el único entre los conservados que cubre la sección de la obra en que aparece la referencia a las hazañas del descendiente de Maingot de Paris)79 mantenga los nombres tradicionales de «Galafre», «Galiana» y «Bramante» para el rey de Toledo, para su hija y para el rey de Zaragoza,80 donde la Crónica fragmentaría, en un intento de hacer de estos personajes épicos personajes historiográficos, los denomina «Hixem», «Halia» y «Abrahem», pues la edición de Salamanca (1503) de la Gran conquista (= S-ed)81 nos asegura que esta obra originalmente coincidía con la Crónica fragmentaria en el reemplazo de los nombres «Hixem» por «Galafre», «Halia» por «Galiana» y «Abrahim» por «Bramante».82

      Considero, en cambio, muy significativo el hecho de que la Gran conquista de Ultramar (tanto en el ms. U, como en S-ed) respete la atribución a Berta del defecto de tener unidos los dedos centrales del pie en los siguientes pasajes:

    «Pero, por saber ende mas la verdat, fue corriendo e trauol de los pies por conosçer si era asi, ca Alberta non auie otra fealdat en que omne le podiese trauar sinon en que avie los dos dedos de los pies cerrados» (ms. U, f. 234v)83

    «Et ella contol commo su fija semejaua mas a Alberta su criada que cosa del mundo, synon que no auie juntados los dedos de los pies asi commo ella» (ms. U, f. 235)84

y no reproduzca la versión de la Crónica fragmentaria de esos episodios, en que el defecto ha sido transferido a la hija del ama que logró suplantar a Berta aprovechándose de la gran semejanza que entre sí tenían:

    «Pero, por saber ende la verdat, fue corriendo e trauole de los pies por conosçer sy era asy, ca la fija del ama auie los dos dedos de medio de los pies cerrados fasta encima»

    «Ella quisieralo negar, mas non pudo, ca la rreyna Blanca Flor començo a dar bozes e a dezir que bien sabie ella que su fija Berta non auie los dos dedos de medio de los pies ayuntados commo aquella que ella tenie por los cabellos. E quando esto oyo, començo el ama a dezir toda la verdat del fecho commo pasara. E esto dixo ante todos quantos y estauan, mas lo oyo Blanca Flor. E contoles commo aquella su fija semejaua mas a Berta su criada que cosa del mundo, saluo que auie los dos dedos de los pies ayuntados, asy commo la rreyna Blanca Flor auia dicho»,

pues, si bien es cierto que la denominación tradicional de «Berte aus grans piés» pudo hacer que se reintrodujera la atribución a la reina del defecto, la Crónica fragmentaría en estos pasajes no hace sino insistir en la afirmación de un hecho al cual había ya prestado especial atención al hablar de la belleza de la joven infanta cuando vivía en la corte de sus padres Flores y Blancaflor, antes de ser solicitada en matrimonio por el rey Pepino:

    «Quando la ynfante Berta su fija fue de hedat de treze años era tan grande de cuerpo que semejaua de veynte años arriba et otrosi era tan fermosa que era marauilla, asi que a ninguna parte non podían saber de muger que tan bien paresçiese commo ella, e tan escorrecha era que su fermosura ouo a sonar por todos los rreynos. E la fija de su ama tan bien era fermosa e apuesta que semejaua mucho a la ynfante, mas quando se ayuntauan amas en vno paresçia la ynfante mucho mas fermosa que la otra; e auie entre ellas vna diferençia bien señalada ca la ynfante auie los pies e las manos muy fermosos e la fija del ama tenie los dos dedos de medio de los pies ayuntados en vno. E algunas vezes acaesçie, que quando andauan jugando en casa de la rreyna, que algunas de las donzellas dubdauan qual era la ynfante o la fija del ama e parauan les mientes a los pies e conosçien las por aquello, e otras las conosçien por la fermosura que avia la ynfante mas que la otra e avn en la palabra, ca era muy mejor rrazonada e de muy mejor continente»,85

      La posibilidad de que la Gran Conquista conociera directamente, y no a través de la Crónica fragmentaria, la fuente utilizada por el formador de esta versión interpolada de la Estoria de España me parece, por otra parte, que explica mejor toda una serie de divergencias menores entre los dos textos conservados. En efecto, parecen explicaciones o adiciones cronísticas inter­poladas por la Crónica fragmentaria y no omisiones de la Gran conquista de Ultramar las palabras que destaco en cursiva en los siguientes pasajes:

    «quisieran que casase con alguno que guardase la tierra, ca don Agostin era muy viejo para defender la por armas».

    «E mouio luego de Cordoua con poca conpaña e metiose al camino con muy grand peligro, mas Dios la quiso guiar en tal manera que tanto andudo por sus jornadas fasta que llego a Françia».

    «el montañero, commo era omne leal e de buena vida asi commo ya oystes, non le quiso mentir, e de mas en tal sazon commo aquella ca entendio que por alli podrie Berta cobrar su bien e su honrra e que podrie ser el cauallero bienandante, et rrespuso al rrey...».

    «e despues que ouiera del vn fijo el mas fermoso moço del mundo e que auie el moco poco menos de seys años e que le pusiera nonbre Carlos asi commo a su ahuelo el rrey Carlos Marçel, e que la madre e el fijo eran amos bjuos e sanos».

    «...fue mayor el alegria e el plazer que ouieron. Et el rrey fizo caualleros a aquellos dos escuderos que lleuaran a la rreyna Berta al monte por la matar por rrazon que la dexaran, e de alli adelante fizo les bien e merçed.  Et desque estas bodas fueron pasadas, la rreyna Berta non quiso oluidar la merçed que auia prometido al montero e pidio merçed al rrey por el e por su muger e por sus fijas, e el rrey, por amor della, fizoles bien e merçed e caso las fijas con aquellos dos caualleros que fiziera, los que no quisieran matar a la rreyna Berta»

    «...que aquella que fuera su muger e ouiera ya dos fijos en ella e estaua preñada que la guardasen fasta que pariese et dende adelante que la metiesen entre dos paredes e que le diesen a comer pan e agua fasta que muriese, mas a la madre mandaron que la arrastrasen por toda la çibdat de Paris e despues que la quemasen. E fue luego fecho commo el mando. Mas tan mala fue la prision que dieron a la fija del ama, que antes que pariese perdió el fijo que traye en el vientre, et después murio ella entre aquellas dos paredes de fanbre e de sed e nunca fue soterrada sy non ally. E asy se cunplio la justiçia de Dios en ellas por que quesieran estoruar lo que Dios tenie ordenado».

    «Murió el rrey Pepino de Françia... et los [unos] dizien que de cayda de cauallo e los otros que de enfermedat. E otro si despues la rreyna Berta poco visquio despues del».

    «que se fuese a la tierra del Duque de Bergoña que fuera mucho amigo del rrey Pepino su padre et otro sy que amaua a el mucho (en vez de: ’B. que era su amigo’)».

    «todo esto oye bien la ynfante Halia fija del rrey de Toledo por vna finiestra que auie contra aquella torre do ella estaua».

    «e el preguntole quien era el que llamaua, ca Maynete sabie muy bien algarauia ca auia ya tienpo que moraua entre los moros»

    «et entonçe le dixo la ynfante commo el conde Morante e la su conpaña eran ydos a lidiar con el rrey de Çaragoça e que le dexaran ally ençerrado e nunca de ally podría sallir si non por ella»

    «e andauan de noche, e de dia estauan quedas, e tanto andudieron desta guisa, que en seys días e en seys noches llegaron a Gascueña, que era en tienpo del ynvierno que son las noches grandes» (en vez de «e tanto andudieron por sus jornadas que en muy pocos dias llegaron en Gascoña»)

    «e tanto fue el grande amor que Carlos auie a la ynfante que con çelos que auie que lo ouo de creer».

      Y también me parecen arreglos las variantes propias de la Crónica frag­mentaria en la escena del descubrimiento de la impostura de la hija de la sierva. Mientras la Gran conquista eslabona las acciones de la forma siguiente:

a     Blancaflor, al reconocer, por los pies que ha tocado, que la mujer del rey Pepino no era su hija, comienza a golpearla y a dar voces.

b.     Acuden el rey y los cortesanos.

c.     Blancaflor, cuando el rey interviene, «diol salto en los cabeçones» y le amenaza de muerte.

d      El rey calma a los suyos y hace llamar a sus prelados antes de interrogar a Blancaflor.

e      Blancaflor denuncia la substitución.

f       El rey promete tratar la cuestión en su consejo.

g      Blancaflor suelta al rey, pero «non quiso dexar la dueña que la non touiese toda via por los cabellos».

h    El rey Pepino reúne su consejo.

i     El rey hace prender al ama y extrae de ella la confesión de la impostura ante todos los de su consejo.

j        El rey hace llamar a Blancaflor y le transmite la información obtenida.

k       Duelo de Blancaflor, acompañado de desmayos y de autoflagelación (se golpea, araña y muerde).

l        El rey busca a los escuderos que llevaron a matar a Berta y descubre que puede estar viva.

m      El rey hace venir a su montero y, estando con él a solas, descubre que Berta vive y que él mismo ha engendrado en ella un hijo llamado Carlos.

n       Envía al montero acompañado de hombres honrados a que traigan a Berta y a su hijo.

o       El rey va a ver a Blancaflor y le comunica las buenas nuevas.

p       Blancaflor se desmaya de alegría.

q       Llegan Berta y Carlos y Blancaflor se reconforta.

      La Crónica fragmentaria, preocupada por la credibilidad de los hechos, creyó necesario alterar en algunos puntos esta secuencia de acontecimientos e introducir algunas aclaraciones:

      Al acercarse el rey (b), precisa (en vista de g) que Blancaflor (c): «touo con la vna mano a ella e trauo a el con la otra de los cabeçones» y a continuación explica que el rey (d) «poco daua por que le touiese su suegra del cabeçon» mientras la interroga acerca de la razón de su furia. La confesión del ama (i) ocurre en presencia de Blancaflor («et esto dixo ante todos quantos y estauan, mas lo oyo Blanca Flor») y como consecuencia de las declaraciones de la reina, quien ha participado activamente en la extracción de la confesión mientras aún retiene a su rival fuertemente agarrada por el pelo («començo a dar bozes e a dezir que bien sabie ella que su fija Berta non auie los dos dedos de medio de los pies ayuntados commo aquella que ella tenie por los cabellos») y, a continuación, querrá tomarse la justicia por su mano: «quando la rreyna lo oyo quisiera matar a aquella fija del ama que tenie en las manos, mas non touo con que, e encomenço la a morder e rrascanar con las huñas e tal la paro que non hera de ver». Ello provoca que el rey intervenga y libere a su mujer: «mando que gela sacasen de las manos». Así Blancaflor queda libre para hacer su duelo y autoflagelarse (k).

      Después de la revelación del montero (m), el rey llama a Blancaflor y a sus cortesanos «e mando al montañero que les dixese lo que dixera a el en poridat, e el dixogelo todo bien asy commo lo dixera al rrey Pepino su señor», y, claro está, es estonces cuando Blancaflor se desmaya de alegría (p). Segui­damente, el rey envía al montero y a los hombres honrados a buscar a Berta y a su hijo (n), «e ellos fueron mucho ayna». La llegaba, lógicamente, no se conecta temporalmente con el fin del desmayo de Blancaflor.

      Me parece imposible explicar estas divergencias en sentido inverso, como arreglos de la Gran conquista. Lo mismo ocurre con los cambios en la exposi­ción de la escena del pavón.86

      En vista de lo que venimos viendo, creo adiciones de la Crónica fragmenta­ria la entrega de la cabeza de «Abrahem» a «Hixem» por el conde Morante y su exhibición ante «Halia»87 y, muy probablemente, los detalles de cómo Mainete almacena en Francia el tesoro del rey de Toledo que va recibiendo de manos de la infanta y el que gana como salario.88 Desde luego, son arreglos historiográficos de la Crónica fragmentaria las noticias de que Hixem, entera­do del regreso de su yerno a Francia para combatir a los sajones cuando venía a hacerse cargo de la herencia toledana, se apesadumbre de tal manera que muera y de que

    «entonçe los de Toledo, por consejo de Galafre el alguazil, dieronse de su grado a Abdurramen rrey de Cordoua, et el dioles por rrey a vn su sobrino fijo que auie nombre Çulema».

      Obviamente, para dar preferencia a la hipótesis de que la Gran conquista utilizó directamente la fuente de la Crónica fragmentaria (y no esta crónica) tenemos que admitir que las substituciones erudito-cronísticas «Hixem» por «Galafre», «Halia» por «Galiana» y «Abrahem» por «Bramante»,89 comunes a la Gran conquista y a la Crónica fragmentaria, tienen un origen independien­te y anterior al de los intentos por parte del formador de la Crónica fragmen­taria de armonizar la historia legendaria carolingia y el relato histórico heredeado de la Estoria de España.90 En favor de ello habla la ausencia en la Gran conquista de varios párrafos de la Crónica fragmentaria en que se precisa el paso de los años (3 años vive Pepino tras la partida de Berta y otros 3 permanece Blancaflor viuda en su reino antes de ir a Francia a visitar a su hija; Mainete tiene 6 años cuando se descubre la impostura de la hija del ama; cuando Mainete cumple 15 años es cuando sus hermanos intentan deshacerse de él en la comida en que se sirve el pavón; Carlos Mainte reinó 46 años desde el día que murió su padre, ya que «maguer los otros hermanos eran apoderados con los rreynos, por el cuenta la estoria los años») y, sobre todo, la de todos aquellos pasajes de la Crónica fragmentaria mediante los cuales se hace volver la situación política de al-Andalus y el Mogreb al estado histórico que había sido alterado por la conversión de Flores y por sus conquistas. En la Gran conquista no se cuenta cómo Flores muere cristiana­mente y encomienda su reino a su viejo maestro don Gaydon, llamado tras cristianarse «don Agostin», ni cómo Yuçaf Alchari (es decir, Yūsuf al-Fihrī) ayuda inicialmente a la reina viuda y hace posible la continuidad del reino de Flores hasta que Blancaflor parte para Francia, ni cómo se llega a la destrucción del reino cristiano de Flores en Andalucía y Marruecos por dos causas: la de haber muerto la prudente condesa Berta, madre de Blancaflor, y la de que los moros falsamente convertidos aprovechen la circunstancia para entregar el reino a Yuçaf Alchari, quien «fue... apoderado en la çibdat de Cordoua e finco por señor de todo lo mas de España», tras lo cual Abdurramen «tornose de tierra de Arauia, do era foydo con miedo del rrey Flores asi commo la estoria lo ha contado, e vinose a tierra de Marruecos e conquirio la tierra, ca quando llego ya era muerto don Gadifer ayo del rrey Flores que auie dexado por adelantado de la tierra», ni, finalmente, cómo Abdurramen pasa a Andalucía y, tras vencer a Yuçaf Alchari, erradica de ella toda huella de cristianismo:

    «En este año otrosi mando Abdurramen que en todo el rreyno de Andaluzia non fincase ningunt christiano, mas que todos se fuesen dende a los otros rreynos. E esto fazie el por rrazon que auia y muchos e por que non querie que morasen christianos do el mora­se».

      Si aceptamos, como creo que hay que aceptar, la independiente utiliza­ción de una fuente común por parte de la Gran conquista de Ultramar y de la Crónica fragmentaría, resulta importante detenerse a considerar qué tipo de fuente pudiera ser ésa.

      Evidentemente, se trataba, no de una versión poética del ciclo épico-legendario referente a los antecesores de Carlomango y a sus mocedades (y menos de dos recitaciones juglarescas de esa obra poética),91 sino de un texto escrito en prosa; y, aunque en la parte referente a Flores y Blancaflor no nos sea posible distinguir bien los pasajes que en la Crónica fragmentaria derivan de esa fuente y los arreglos introducidos por el cronista para lograr el mejor acoplamiento de los nuevos «datos» a la historia de al-Andalus (ya que nos falta el texto correspondiente de la Gran conquista), en las historias de Berta y de Mainete la general coincidencia, no sólo narrativa, sino verbal, entre la Crónica fragmentaría y la Gran conquista de Ultramar nos permite conocer con todo detalle el texto de esa fuente prosística común. El estilo del relato conservado y el hecho de que en ese relato se dé ya entrada a los nombres «eruditos» de «Hixem», «Halia» y «Habrahem» (descalificando como propios de los «cantares» los tradicionales de «Galafre», «Galiana» y «Bramante»)92 son datos que parecen confirmar (y, desde luego, no descalificar) la informa­ción que nos transmite la Crónica fragmentaría cuando insistentemente afir­ma que el relato utilizado para enriquecer la Estoria de España formaba ya parte de una compilación historial, referente a «los reyes moros que ovo en Africa que aseñorearon a España», obra de un cierto maestro Sigeberto.

      Por otra parte, la utilización de esta fuente histórico-legendaria por el compilador de la Gran conquista de Ultramar viene a proporcionarnos un importante dato cronológico acerca de ella, ya que, la Gran conquista se realizó reinando Sancho IV 93 (1284-1295) y por su mandato.] 94

Diego Catalán. La Estoria de España de Alfonso X. Creación y evolu­ción. (1990)

NOTAS

70  [La referencia a los caballeros «farfanes» como auxiliares del rey Flores en su campaña de África contra «Abdurramen» («et esto fizo el con ayuda de los otros christianos en la çibdat de Marruecos e aun oy dia los ha y e llaman los frafanes») nos trae al recuerdo el dato histórico, consignado por el Canciller Ayala, de la reintegración de los «farfanes» a Castilla el año de la muerte del rey Juan I (Crón. de Juan I, cap. XX, ed. Llaguno Amirola en Crónicas de los reyes de Castilla don Pedro, don Enrique II, don Juan I, don Enrique II, por D. Pedro López de Ayala, II, Madrid: Sancha 1780, p. 342); la negociación que condujo a su asentamiento en 1390 en Sevilla se inició en 1386, según las «Adiciones a las notas» (p. 644) redactadas por E. Llaguno Amirola. Cfr. también en la Summa breve del alcaide de La Guardia (ms. 10652 de la Bibl. Nacional, Madrid), f. 60-60v, en texto y nota, lo que sobre los caballeros farfanes se dice].

71   [La dependencia respecto a la Crónica fragmentaria no se contradice por el hecho de que en el Sumario el rey de Zaragoza lleve el nombre de «Bramante» (y no de «Abrahen»), ya que en la Crónica fragmentaria misma se explica que a Abrahen, «por que era tan grande commo gigante, llamanle las gentes en sus cantares el rrey Bramante»].

72  [La Crónica fragmentaria, tras contar la muerte de Carlos, consigna el dato cronístico: «E después del rreyno su fijo Loys en Françia e en Alemaña», y añade el comentario: «E este Loys fijo del enperador Carlos Maynete es aquel a quien dizen en los cantares el ynfante Lofer», para enseguida consignar que «fue el rrey Loys fijo del enperador Carlos alçado por enperador de Ytalia e de Alemaña e este fue el primer enperador Loys»].

73  [M. Milà y Fontanals, De la poesía heroïco-popular castellana, Barcelona: A. Verdaguer, 1874; reed. en el vol. VII de sus «Obras Completas», Barcelona: A. Verdaguer, 1896, pp. 337-340].

74  [Se refleja ya en L. Gautier, Les épopées fançaises2, vol. III, Paris: Librairie Catholique, 1880, pp. 8, n. y 12-13, n.].

75  [Cfr. G. I. Northup. «La Gran conquista de Ultramar and its problems», HiR, II (1934), 287-302].

76  [No hay, pues, posibilidad alguna de que las variantes en que se distinguen uno y otro texto puedan ser debidas a «variaciones épicas» o a la existencia de «dos recitaciones juglares­cas», como absurdamente defiende J. Gómez Pérez («Ley. carol.», 1966, pp. 134-140). Hay que estudiarlas como un simple problema de transmisión textual de un relato escrito].

77  [Por ejemplo, en el pasaje del ms. Xx «a aquel logar que llaman Val de Semorran fallo (vn rrico omne que llamauan Aynarte que era su primo cormano muy malferido. Et el luego que lo vio deçendio del cauallo e parose sobre el triste e dixo le llorando: Amigo Aynarte, yo vos prometo que oy en este dia vos venge, sy Dios me ayuda. E después que esto dixo caualgo a muy grand prisa e fuele muy menester ca) fallo los suyos que estauan muy maltrechos» el ms. U (f. 245, mod. 34) salta de un «fallo» a otro omitiendo cuanto había entre medias. Semejante es la omisión entre dos «bien andante», cuando Mainete se apodera de la espada Durandarte (ms. U f. 245, mod. 34) «...e metióla en la vayna e echosela al cuello e fue en ello bien andante (ca vna era de las mejores que en el mundo auie e do quier que se acaesçio el con ella sienpre fue) bien andante. E los moros...» (ms. Xx), y también la que ocurre entre dos «t(i)erra» (ms. U, f. 248, mod. 37v) cuando Carlos se venga de sus hermanos: «vencioles e echo los de la tierra. (E el hermano mayor que auie nombre Manifre fue ferido en la fazienda, de que murió de las feridas e el otro Carlon passose a Inglaterra. E despues desto el ynfante Carlos saco de la prisión...» (ms. Xx). También podría, quizá, atribuirse inicialmente a una laguna por homoioteleuton la divergencia existente entre la Gran conquista y la Crónica fragmenaria al contar cómo la infanta «Halia» hace que Mainete transfiera a Francia gran parte del tesoro del rey «Hixem» (la versión menos desarrollada de la Gran conquista podría deberse a un arreglo después de la omisión de un pasaje entre dos «Françia»)].

78  [Por ejemplo, el relato del «montanero», padre adoptivo de Berta, en que explica cómo recogió a Berta y cómo el rey Pepino la empreñó estando en casa de él, aparece en el ms. Xx en estilo directo, mientras el ms. U resume la declaración, quizá por tratarse de hechos ya sabidos].

79  [Sólo la edición de Salamanca, 1503 (= S-ed) nos conserva el texto completo de la Gran conquista de Ultramar. El ms. 1187 (ant. J-i) de la Bibl. Nacional, Madrid (R) es un códice de factura regia, muy cuidado y con iluminaciones (posiblemente de fines del s. XIII o principios del s. XIV); indudablemente iría precedido de otros, pues empieza en el cap. 264 de la ed. Gayangos y sigue hasta el fin, pero los volúmenes previos no se conservan. Similar es la extensión del ms. 1698 (= P) de la Bibl. de la Universidad de Salamanca (ant. 2-E-3 de la Bilb. de Palacio, Madrid), que también llega al final y que sólo empieza en medio del cap. 355 del libro III de la ed. Gayangos (lín. 21 del cap. en la p. 486a de la ed.). Por otra parte, el ms. 2454 de la Bibl. Nacional (= N), del s. XV, incluye únicamente desde el cap. 48 de la ed. Gayangos hasta el cap. 7 del libro III. El ms U (1920, Bibl. Nacional, Madrid, ant. Q-420) ha perdido su primera parte, pues comienza en el fol. ant. CCXIII, en la mitad del cap. 27 del lib. II de la ed. Gayangos, p. 159b11; acaba en medio de la aventura de la sierpe procedente de Li caitif de Graindor de Doual (donde las diferencias con la edición de Gayangos, caps. 243-246, son notables)].

80  [Los nombres eruditos jamás aparecen. En la ed. del texto del ms. U publicada por J. Gómez Pérez se lee una vez «la ynfante Halia» («Ley. carol.», p. 176, lín. 3); pero ello se debe a que en el ms. U hay un roto y el editor completó el pasaje acudiendo a S-ed. También podría asociarse con una corrección atenta a la tradición legendaria el nombre de «Clodoys», «Caldoys», dado en el ms. U al hijo menor de la sierva, en substitución de «Carlon», que dice el ms. Xx; puesto que ese personaje es llamado «Heldri» en los poemas franceses; pero el comportamiento aquí de S-ed. resulta sorprendente ya que en una ocasión lo llama «Carlon» como Xx, y en otra «Eldoys»].

81   [La gran conquista de Ultramar, Salamanca: Hans Giesser, 1503.]

82  [Ya J. Gómez Pérez, rectificando sus anteriores afirmaciones («Ley. ciclo carol.», 1963-1964) reconoció en 1966 «(Ley. carol.», p. 138) que lo original en la Gran conquista es la aceptación de los nombres eruditos y que «el copista del ms. U o de su modelo, disconforme con el cambio onomástico, vuelve en general [yo diría: siempre] a los nombres tradicionales de Galafre, Galiana y Bramante». Sorprende el hecho de que el alguacil del rey de Toledo, a quien la Crónica fragmentaria llama sistemáticamente «Galafre», después de explicar que el nombre de «Galafre» dado al rey en «los cantares» se debe a confusión con el de su alguacil, reciba normalmente en la Gran conquista el de «Halaf», aunque ocasionalmente surja como variante «Alafre»].

83  [Cfr. Gran conquista, ed. Gayangos, p. 176b30-35.]

84  [Cfr. Gran conquista, ed. Gayangos, p. 177a21-24.]

85 [Este pasaje se refleja en el Sumario de tiempo de Enrique III («e esta ama tenia vna fija que semejaua toda a ella, saluado que la fija del ama tenia los dedos de los pies juntos e las manos non tenia tan fermosas») y viene a confirmarnos la dependencia del Sumario respecto a la Crónica fragmentaria].

86  [El acuerdo de los amos de Carlos para que el infante saliera con honra y sin peligro de las asechanzas que le tendían sus hermanos con ocasión de los votos del pavón se explica en la Gran conquista diciendo:
    «E quando fuese aquel dia que Carlos ouiese a seruir del pauon, que todos aquellos que con el viniesen que traxiesen lorigones vestidos so los pellotes e senos escuderos cabe si que les troxiesen las espadas, e toda la otra caualleria que estudiesen armados e los vnos que se parasen contra la tabla rredonda e los otros se metiesen en çelada»
y sólo después de explicar la estrategia se precisa que
    «para aguardar a Carlos escogieron treynta caualleros los mas esforçados que fallaron en su conpaña e dieron les por eabdiello a Mayngot de Paris. E el conde Morant de Rribera estido con los que eran contra la tabla rredonda, e dio por cabdiello a los de la celada vn su sobrino que era muy buen cauallero d’armas que auie nombre Garner»
      En cambio la Crónica fragmentaria cree preciso anticipar desde un principio:
    «...ouiese a seruir el pauon que escogiesen treynta caualleros los mas esforçados que pudiesen fallar que siruiesen con el e que troxiesen lorigones...»
y aclarar después:
    «...que les touiesen las espadas commo en manera que los ayudauan a seruir».
Más adelante, aparecerá simplemente el dato:
    «e de aquellos treynta caualleros que guardasen a Carlos que fuese su cabdillo Mayn­gote de Paris. Et el conde Morante de Rribera que estudíese contra la tabla rredon­da...»,
pero, de nuevo, con una explicación adosada, en previsión de lo que luego ha de contarse:
    «e que touiesen cauallos armados prestos para Carlos e asaz conpañeros»,
antes de continuar diciendo:
    «et otrosy que fuese cabdillo de los de la çelada...»].

87  [«E desta guisa estido Maynete bien çerca de dos meses que la non vio. Pero aquel dia, quando llegaron, el conde Morante presento la cabeça de Abrahem rrey de Çaragoça al rrey de Toledo. Et el, quando la vio, plogo le mucho e mando dar al conde Moran e a todos los otros christianos muy grande algo, e enbio por su fija e mostrole la cabeça de aquel que tanto mal les fazie. Et ella, quando la vio, ouo muy grand miedo della e gradeçio mucho a Dios por que era muerto; mas, quando sopo commo Maynete lo matara, plogole de coraçon, e si ante le querie bien, entonce le quiso mas, e enbiole rrogar que la viniese ver e fablar con ella. E el fiziera lo de grado, mas non oso por non fazer a sus ayos pesar. Mas vio la ynfanta que la non quisiera yr ver, touose por mal trecha...»].

88  [«...e yuagelo dando poco a poco por que lo pudiese leuar mas en saluo a Françia. Et el, assy commo lo yua tomando, daualo al conde Morante e a Mayngote de Paris sus ayos. E ellos enbiauanlo a Françia con Graner, sobrino del conde Morante que era omne muy leal. Et el leuaualo a la çibdat de Paris e soterraualo en casa de Mayngote. E desta guisa leuaron atan grande auer que fu marauilla, que ayudo mucho a Carlos Maynete a cobrar los rreynos de Françia e de Alemaña asi commo adelante lo contara la estoria. Et de otra parte la ynfanta Halia fazia a su padre que diesse a los christianos doble soldada de quanto antes les daua et a Maynet señalada mente...» Doy, pues, preferencia a esta explicación frente a la apuntada anteriormente en la n. 77].

89  [Y la precisión de que Hixem venía del «linaje de Abenhumaya» (que figura tanto en la Gran conquista  como en la Crónica fragmentaria)].

90  [La independencia de uno y otro paso quedaría claramente confirmada o negada si la Gran conquista hubiera reproducido por extenso la historia de Flores y Blancaflor, pues es en ella donde la Crónica fragmentaria se esfuerza más, según vimos anteriormente, por armonizar la leyenda con la historia. Pero tenemos que conformarnos con la comparación textual de las leyendas de Berta y de Mainete].

91  [Como sostiene J. Gómez Pérez («Ley. carol.», pp. 134-140)].

92  [La Crónica fragmentaria al hablar del fin de los Omeyas en Oriente y del emirato de «Yuçaf Alchari» (Yūsuf al-Fihrī) supone «et alçaron se en las Españas tres rreyes. Et el primero que se alço fue un moro mucho onrrado que auia nombre Hixen e era del linaje de Abenhumaya, e este se alço con Toledo. Et por que auie vn alguazil que auie nonbre Galafre, llamauan le las gentes en sus cantares el rrey Galafre. Et este Hixen rreyno en Toledo quarenta e çinco años].

93  [Según es bien sabido, la subscripción final del ms. R (1187 de la Bibl. Nacional, Madrid) de la Gran conquista hace constar. «Este libro de la Grant estoria de Ultramar, que fue fecho sobre los nietos e bisnietos del cauallero del cisne, que fue su comienço de la grant hueste de Antiocha Godofre de Bullon con sus hermanos, mando sacar de frances(es) en castellano el muy noble don Sancho, rrey de Castiella, de Toledo, de Leon, de Gallizia, de Seuilla, de Cordoua, de Murcia, de Jahen e del Algarue e sennor de Mollina, se[teno] rrey de los que fueron en Castiella e en Leon que ouieron assi nombre, fijo del muy noble rrey don Alfonsso, el onzeno, e de la muy noble rreina doña Yolant». Dado que el códice puede muy bien ser del propio scriptorium de Sancho IV, la creo muy preferible a la que presenta el ms. P (1698 de la Bibl. de la Universidad de Salamanca), de fecha muy posterior: «Aqui se acaba la Estoria de la conquista de Vltramar, que fue fecha sobre la rrazon del cauallero del çisne de los sus bien auenturados nietos e visnietos, que fue su comienço de la grande hueste de Antiocha Godofre de Bullon con sus hermanos. E mandola sacar de françes en castellano el muy noble rrey don Alfonso de Castilla, el seteno de los que fueron en Castilla e en Leon que ouieron ansi nonbre, fijo del muy noble e santo rrey don Fernando e de la rreyna doña Beatriz, que Dios perdone, amen». El numeral «seteno» es el que sistemáticamente se aplica a sí mismo Sancho IV en muchas de las obras que patrocina o encomienda (Castigos e documentos, Libro del Tesoro, Lucidario, nota a la Estoria de España), cfr. D. Catalán, De Alfonso X, p. 74, n. 10. También responde al cómputo tradicional el llamar «onzeno» a Alfonso el Sabio.]

94 [En el folio 204v. del ms. U (1920 de la Bibl. Nacional, Madrid) el compilador, aparte de proporcionar una enumeración muy exacta de las fuentes utilizadas, hace constar el origen de su obra: «Et despues desto contaremos en esta estoria de Rrecharte el Pelegrino e de la conquista de Jherusalem, ca esto non es del libro de la Estoria mayor de Vltramar, nin del libro de Gregorio de las Torres (nin d)el Limojy nin del libro del Grano Dorado de Az, mas es del libro que fizo fazer el principe Rremonte de Antiocha, que era omne bueno, et este libro fizo fazer Rrecharte el Pelegrino por su mandado. Et deste prinçipe Rremonde contar vos hemos su vida en el libro de la Estoria mayor de Vltramar. Ca yo (sigue blanco), que saque esta estoria de françes en castellano por mandado del rrey don Sancho, rrey de Castiella e de Leon, et ove [de] buscar por su mandado todos [los] libros que pud fallar que fab[lasen] de las conquistas de Vltramar [por] acordar las en vno desde la pri[sion] de Antiocha e del cauallero [roto] segunt cuenta adelant».]

CAPÍTULOS ANTERIORES:  LA ESTORIA DE ESPAÑA DE ALFONSO X. CREACIÓN Y EVOLUCIÓN:

PRESENTACIÓN

1.- PRESENTACIÓN. «LA ESTORIA DE ESPAÑA DE ALFONSO X. CREACIÓN Y EVOLUCIÓN»

I. ALFONSO X HISTORIADOR

*  2.- 1. LA FUNCIÓN DEL CONOCIMIENTO EN LA RESTAURACIÓN DEL IMPERIUM

3.- 2. LA HISTORIA COMO CONOCIMIENTO CIERTO Y EXHAUSTIVO DE LOS HECHOS PASADOS

4.- 3. TEXTO Y GLOSA. LA EXPLICACIÓN DE HECHOS Y PALABRAS

5.- 4. LA ESTRUCTURACIÓN CRONOLÓGICA DE UNA HISTORIA ECUMÉNICA

6.- 5. LA ARMONIZACIÓN DE LO NARRADO Y EXPLICADO POR LAS VARIAS FUENTES EN LA GENERAL ESTORIA

7.- 6. LA ESTORIA DE ESPAÑA HISTORIA DEL SOLAR «ESPAÑA» Y DE SUS NATURALES

8.- 7. DOS PRINCIPIOS DE ESTRUCTURACIÓN: LOS SEÑORÍOS Y LA CRONOLOGÍA

9.- 8. LA ARMONIZACIÓN DE LOS RELATOS DE LAS FUENTES EN LA ESTORIA DE ESPAÑA

*   10.- 9. LA EXPLICACIÓN DE LOS HECHOS

*   11.- 10. EJEMPLARIDAD Y DECORO HISTORIOGRÁFICOS

*   12.- 11. EL ESPEJO DE LA HISTORIA

II. EL TALLER HISTORIOGRÁFICO ALFONSI.

13.- 1. LA PRIMERA CRÓNICA GENERAL NO ES LA CUMPLIDA REALIZACIÓN DE LA ESTORIA DE ESPAÑA PROYECTADA POR ALFONSO X

14.- 2. CÓMO SE ELABORÓ LA ESTORIA DE ESPAÑA EN LAS ESCUELAS ALFONSÍES. ETAPAS VARIAS EN LA COMPILACIÓN

15.- 3. LA «QUARTA PARTE» DE LA ESTORIA DE ESPAÑA. LA SECCIÓN DEDICADA A LA HISTORIA «CONTEMPORÁNEA» (ALFONSO VII-AÑO 1243)

16.- 4. LA «QUARTA PARTE» DE LA ESTORIA DE ESPAÑA EN LA SECCIÓN DEDICADA A LA HISTORIA «MODERNA» (FERNANDO I-ALFONSO VI)

17.- 5. LA «TERCERA PARTE» DE LA ESTORIA DE ESPAÑA

III. ALFONSO X NO UTILIZÓ EL «TOLEDANO ROMANZADO»

18.- INTRODUCCIÓN

19.- 1. VERSIONES EN ROMANCE DEL TOLEDANO

20.- 2. LOS MANUSCRITOS COMPLETOS DEL TOLEDANO ROMANZADO

* 21.- 3. LA «CHRONICA OMNIUM PONTIFICUM ET IMPERATORUM ROMANORUM» INCORPORADA A LA «OPERA HISTORICA» DE DON RODRIGO XIMÉNEZ DE RADA Y AL «TOLEDANO ROMANZADO»

22.- 4. EL PROBLEMA DE LA FECHA Y EL AUTOR DEL ROMANZAMIENTO

23.- 5. LA «HISTORIA DE LOS GODOS» DEL TOLEDANO ROMANZADO NO ES UNA HISTORIA GOTHICA CONTINUADA

24.- 6. LA « YSTORIA DE LOS GODOS» DEL TOLEDANO ROMANZADO NO ES UNA TRADUCCIÓN AMPLIADA DEL TOLEDANO

25.- 7. ADICIONES DEL TRADUCTOR

26.- 8. LA PRIMERA CRÓNICA GENERAL NO UTILIZÓ EL TOLEDANO ROMANZADO

IV. EL MIO CID DE ALFONSO X Y EL DEL PSEUDO IBN AL-FARAŶ

*   27.- INTRODUCCIÓN

*   28.- 1. LA ESTORIA DE ESPAÑA DE ALFONSO X Y LA PRIMERA CRÓNICA GENERAL

29.- 2. EL FIN DE LA ESTORIA DE ESPAÑA ALFONSÍ Y LA ESTORIA CARADIGNENSE DEL CID

*   30.- 3. EL MIO CID QUE UTILIZÓ ALFONSO X

31.- 4. LA «REFUNDICIÓN DEL MIO CID» Y LA «LEYENDA DE CARDEÑA»

32.- 5. CONCLUSIÓN

V. LA «VERSIÓN CRÍTICA» DE LA ESTORIA DE ESPAÑA Y SUS DERIVACIONES

*   33.- 1. UNA VERSIÓN OLVIDADA DE LA CRÓNICA GENERAL

34.- 2. LA «VERSIÓN VULGAR» Y LA «VERSIÓN ENMENDADA DESPUÉS DE 1274» DE LA ESTORIA DE ESPAÑA

35.- 3. UN «ARREGLO» DE LA «VERSIÓN ENMENDADA»

36.- 4. LOS REYES ASTUR-LEONESES. LOS MSS. L, *Ľ Y LA CRÓNICA GENERAL VULGATA

37.- 5. DOS RAMAS TEXTUALES DERIVADAS DE LA MISMA «*VERSIÓN CRÍTICA»

38.- 6. APARICIÓN DE LA VERSIÓN CRÍTICA. EL MS. SS

VI. POESÍA Y NOVELA EN LA HISTORIOGRAFÍA CASTELLANA DE LOS SIGLOS XIII Y XIV

39.- 1. LA SECULARIZACIÓN DE LA HISTORIOGRAFÍA POR OBRA DE ALFONSO X

40.- 2. DESINTEGRACIÓN DE LOS MÉTODOS HISTORIOGRÁFICOS ALFONSÍES

41.- 3. LA NOVELA CIDIANA CARADIGNENSE

42.- 4. NOVELIZACIÓN DE LA CRÓNICA GENERAL

43.- 5. CONCLUSIÓN

VII. LA ESTORIA DE LOS REYES MOROS QUE OVO EN AFRICA QUE ASEÑOREARON A ESPAÑA DE SIGISBERTO Y LA CRÓNICA FRAGMENTARIA

44.- 1. LA GRAN CRÓNICA DE ALFONSO XI Y LA HISTORIA DE ÁFRICA DEL MAESTRO SUJULBERTO

*   45.- 2. LA CRÓNICA DE CASTILLA Y LA HISTORIA DE ÁFRICA DEL SABIO GILBERTO

*   46.- 3. LA CRÓNICA ABREVIADA DE DON JUAN MANUEL

*   47.- 4. LA CRÓNICA FRAGMENTARIA Y LA ESTORIA DE LOS REYES MOROS QUE OVO EN AFRICA QUE ASEÑOREARON ESPAÑA DE SIGIBERTO

Diseño gráfico: 


La Garduña Ilustrada 

Imagen: coronación de Pepino El Breve, BNF.

47.- 4. LA CRÓNICA FRAGMENTARIA Y LA ESTORIA DE LOS REYES MOROS QUE OVO EN AFRICA QUE ASEÑOREARON ESPAÑA DE SIGIBERTO

47.- 4. LA CRÓNICA FRAGMENTARIA Y LA ESTORIA DE LOS REYES MOROS QUE OVO EN AFRICA QUE ASEÑOREARON ESPAÑA DE SIGIBERTO

4. LA CRÓNICA FRAGMENTARIA Y LA ESTORIA DE LOS REYES MOROS QUE OVO EN AFRICA QUE ASEÑOREARON ESPAÑA DE SIGIBERTO. VII. LA ESTORIA DE LOS REYES MOROS QUE OVO EN AFRICA QUE ASEÑOREARON A ESPAÑA DE SIGISBERTO Y LA CRÓNICA FRAGMENTARIA

       [La Crónica de Castilla o de los reyes de Castilla, de que venimos hablando, es una reelaboración de la *Estoria de España de Alfonso X que, como su nombre indica,36 sólo abarca desde el reinado de Fernando I, primer rey de Castilla, hasta que Fernando III accede al reino de León y unifica definitiva­mente los dos reinos de Castilla y León;37 esto es, una crónica especializada en la llamada «Cuarta parte de la Crónica General de España».38 Su persona­lidad estriba en ser la reelaboración de la *Estoria de España más atenta a una ideología aristocrática de la historia (quizá como resultado de la revolu­ción nobiliaria que depuso a Alfonso X)39 y la más inclinada a manipular la información histórica para acomodarla a sus propósitos doctrinales;40 no es pues de extrañar que sea también la que acoge con menos reservas los relatos de la épica tardía, con cuyo sistema ideológico y con cuya concepción de la narración histórica se halla básicamente identificada.41 Un carácter en cierto modo similar al de la Crónica de Castilla tiene la que en otro lugar he llamado Crónica fragmentaria, 42 que cubre un período de la historia inscrito en la «Tercera parte de la Crónica General de España».43 Esta crónica es una reelaboración de la Versión concisa 44 de la Estoria de España que incorpora a la compilación alfonsí nuevos materiales historiográficos, en buena parte 45 de origen épico-novelesco. Al parecer, la reelaboración abarcaba tan sólo la historia del reino astur-leonés correspondinete al Libro IV de la Historia Gothica del arzobispo toledano don Rodrigo Ximénez de Rada. Su parte inicial nos es conocida a través de un único manuscrito, Xx,46 descubierto y dado a conocer parcialmente por J. Gómez Pérez.47 Este manuscrito nos permite leer la Crónica fragmentaria desde la mitad de su capítulo 6° 48 (año 3° del reinado de Pelayo):

    «alaraues por conpañeros del rregno que gelo ayudasen a mantener a sus sobrinos fijos de Vlit» [...]49

hasta el fin del reinado de Alfonso II (cap. LXXXII):50

    «[...] Murió este rrey don Alfonso dicho Casto en buena vegez e en mucha honrra e fue enterrado muy onrrada mente en la iglesia de Santa Maria de Ouiedo que el fiziera. La su alma rreyne [con Dios, amen. En este año murió el papa Pascual e fue puesto en su logar Eugenio, e fueron con el nouenta e siete apostoligos» (fol. mod. 101a)

    A partir de este punto el ms. Xx cambia de fuente.51 Afortunadamente, la familia de manuscritos constituida por B 52 y la subfamilia U,53 X,54 V 55 nos conserva la Crónica fragmentaria desde en medio del reinado de Alfonso II (B desde el cap. 69 56 y la subfamilia desde el cap. 72 57 de la Crónica fragmenta­ria), pues la utiliza para continuar una crónica cuyo original acababa trunco en medio del cap. 616 de PCG.58 Estos manuscritos (B y U, X, V) continúan la transcripción de la Crónica fragmentaria hasta el fin del reinado de Ordoño II, en que acaban. En consecuencia, conocemos hoy toda la Crónica fragmen­taria desde Pelayo a Ordoño II, con la sola excepción de los 5 capítulos y medio (correspondientes a PCG, caps. 564 59-568 y a parte del 569) que figura­rían en los 5 folios iniciales perdidos del ms. Xx.

      En esta crónica, que, a falta de mejor nombre, seguiré llamando Crónica fragmentaria, volvemos a encontrar citas repetidas de una historia de África, para introducir pasajes interpolados en el relato heredado de su fuente principal, la Versión concisa de la *Estoría de España de Alfonso X.

      La primera vez que el interpolador nombra esa historia de África da a la obra un título muy completo:

    «Cuenta Sigiberto, en su Estoria que fizo de los rreyes moros que ouo en Africa que aseñorearon a España, que fue vno dellos este Ysca miramomelin, e que ouo vn fijo que dixeron Fines»;60

en adelante, se limita a invocar el nombre del autor («et segunt cuenta Sigiberto [...]; «cuenta Sigiberto que [...]»; «cuenta Sigiberto en su estoria [...]»; etc.)61 o alude a la materia de que la historia ocasionalmente trata («segunt cuenta Sigiberto en su estoria que fizo de Flores e de Blanca Flor, dize que [...]»).62 Alguna vez, supone que «Sigiberto» escribió en árabe:

    «E dize Sigiberto, vn sabio que escriuio esta estoria en arauigo, [que la] rrazon por que el rrey Fines [fazi]a esta yda con Abdurramen era [,..]»63

    «E dize Segiberto, el que fizo esta estoria de Flores e de Blanca Flor, que fue natural de Cordoua e que se açerto y aquel dia en Cordoua, que besaron la mano al rrey Flores syete mill caualleros de alaraues e bien mill e quinientos christianos que fueran en el Andaluzia e en el Algarbe bien dende el tienpo que fuera vençido el rrey Rrodrigo quando perdieron los christianos la tierra asi commo la Estoria de los Godos lo cuenta [...]»;64

pero en otra ocasión presenta a «Sigiberto» como mero traductor:

    «Et segunt cuenta Sigiberto, vn sabio que saco esta estoria del fecho de Flores e de Blanca Flor de arauigo, diz que [...],65

cosa más natural, si se tiene en cuenta que el interpolador seguirá atribuyen­do a «Sigiberto» la historia de Carlos Mainete, el biznieto del rey Fines (de cuya abdicación en Flores se dice más arriba haber sido el autor testigo):66

    «Segunt cuenta Sigiberto en su estoria, dize que quando Carlos Maynete fue de hedat de quinze años [...]»67

      La materia interpolada en la Versión concisa de la Estoria de España, cuya presencia se autoriza con la Estoria de los reyes moros que ovo en Africa que aseñorearon a España de «Sigiberto» abarca fundamentalmente todo un ciclo de leyendas épico-novelescas relacionadas con Carlomagno y sus ante­cesores. Se trata de largos capítulos dedicados a contar las historias intérrelacionadas de Flores y Blancaflor, de Berta y de Mainete.68 Aunque los episodios de las mocedades de Carlomargo pertinentes en una historia «de todos los fechos que fallar se pudieron» de España habían sido resumidos por Alfonso X según otra versión del Mainete,69 lo incrementado por el interpolador desentona manifiestamente con la herencia historiográfica alfonsí recibida a través del manuscrito de la Versión concisa que sirvió de fuente estructural a la Crónica fragmentaría, tanto prosísticamente, como por la andadura fuer­temente novelesca de los relatos adicionados. Sirvan de ejemplo los siguien­tes pasajes:

    «Yo he pensado mucho en vuestro fecho e non he fallado carrera que pueda ser si non vna. Yo he acostunbrado, que quando viene el tienpo de las rrosas e de las flores, que enbio çestos llenos dellas a las donzellas de la torre e do a cada vna el suyo, e agora es el tienpo ca es el mes de abril; pues yo he asmado que entredes en vn çesto de aquellos e cobrir vos he de flores e de rrosas e yo asi he asmado de vos sobir por que cunplades vuestra voluntad, e leuare a mis cuestas el çesto do vos yredes, ca me non fiaria en otro omne que vos alla subiese, e meter vos he en la camara donde mora Blanca Flor e por esta manera la podedes aver».

    «Cuenta la estoria que estando el ynfante Flores en la prision del rrey de Babilonia,  segunt que la estoria lo ha contado, que llego el tienpo en que el rrey solie fazer sus cortes e casar. E llegaron y todos los altos omes de tierra de Egipto por mandado del Galifa a fazer aquella honrra al rrey de Babilonia cuyos vasallos eran asi commo lo auien acostunbrado de luengo tienpo. E vinieron y Tençer almiral de tierra de Exçeria que es tierra de los negros, e Gradifer almiral de Nubia e Alfanges almiral de Oliferna e otros muchos honrrados altos omnes que eran vasallos deste rrey de Babilonia. E almirales quiere tando dezir commo dizen en este nuestro tienpo por los arrahezes que son adelantados de las cibdades mayores. Et quando fueron todos ayuntados ante el rrey en vn palaçio muy grande e muy bueno que era en el su alcaçar, el rrey començo su rrazon e dixo asi: Vos todos venistes aqui por me onrrar e por me fazer alegria, asi commo lo soliemos vsar; et quamaño solie ser el plazer que yo auia quando aqui veniedes las otras vezes, tamaño es el pesar que yo agora he de la desonrra que rreçebi, e muestro vos lo porque sodes todos mis vasallos e que vos deuedes sentir mucho de la mi deson­rra... Et agora rruego vos a todos que me consejedes commo los judgue con derecho e tome vengança deste ynfante que tamaña desonrra me fizo...

    Estonçes el almiral Alfages dixo: Señor rrey, non vos quexedes nin tomedes grand saña por lo que ellos vos dizen por cuyta de su señor, e por el bien e la bondat que ay en el rrey Fines su señor, asi commo vos conto aquel cauallero e que nos sabemos en verdat que es asi, non dexedes de los oyr, ca non peresçera la justicia por y que quisieredes fazer. Et los otros almirales dixeron al rrey que era bien que los oyese. Et el touolo por bien. Et Gaydon finco los ynojos ante el e dixo esta rrazon contra ellos: Señores almirales e vos todos de la corte avedes dado juyzio contra el ynfante nuestro señor e mandades lo matar rrazonando fiera mente que es traydor e dezides que fazedes justicia, lo qual non es assy, ca justiçia non es si non aquella que se cumple con derecho; et commo al ynfante non fallades vos en culpa por que deua morir, si non por que vedes a vuestro señor que se siente del poco yerro que fizo e entendedes que ha sabor de lo matar, e por le fazer a el plazer dezides que fizo trayçion e non judgades el derecho e judgades las vuestras voluntades... Otrosi por que dezides que Flores es traydor, non es traydor si non faze trayçion en vna de tres maneras: o matar a su señor o alçarse con su castillo que tenga del o yazer con muger de su señor. E, loado sea Dios, el infante non fizo ninguna destas cosas, ca si el rrey dize que el querie casar con Blanca Flor, el casamiento non era avn fecho nin era avn su muger...»

      La falta de adecuación de los relatos interpolados a la concepción de la historia y al arte de historiar alfonsí no debe, sin embargo, hacernos olvidar que el cronista se esfuerza por encajar las leyendas épico-novelescas france­sas en el marco de la historia de Al-Andalus que le proporcionaba la Estoria de España alfonsí. Los personajes de la leyenda han sido acomodados a la circustancia histórica que le proporcionaba la Historia Arabum del Toledano romanceada por los compiladores de la Estoria de España; de resultas vemos aparecer en la historia novelesca de «Flores y Blanca Flor los mucho enamo­rados» a personajes que el acoplador de estas leyendas a la Estoria de España conocía a través de su fuente cronística básica, como son Ysca miramomelín, a quien se supone abuelo de Flores, «vna su sobrina fija de Yzid su hermano», identificada con la madre de Flores, o Abilit (por Alulit), primo de Flores, y estas precisiones acerca del linaje del protagonista condicionan el hecho de que la primera etapa del infante en su viaje en busca de Blancaflor consista en visitar en Berbería a su abuelo el miramomelín Ysca. La mezcla de datos de las dos fuentes da lugar, más adelante, a la suposición de que, antes de la llegada a España de cAbd al-Raḥmān I, la Europa musulmana se halle reparti­da entre cuatro reyes: Hixem, de Toledo, llamado en los cantares «Galafre» por confusión con su alguacil (según se nos dice), Abrahen, de Zaragoza, llamado Bramante, y otros dos anónimos, de Burdeos y de Tolosa. Para la «contaminación» de la leyenda con elementos historiográficos se acude, no sólo a los datos de la Estona de España procedentes de la Historia Arabum, sino a los que porporcionan otras sincronías establecidas por la Estoria de España. Por ejemplo, en el relato de la conversión masiva al cristianismo de los subditos musulmanes de Flores se hace jugar un papel al rey astur-leonés Fruela I y al papa contemporáneo de este rey, Paulo, e incluso se recuerda el dato cronístico de que Fruela había fundado la diócesis de Oviedo, y se nos cuenta que el legado papal enviado a auxiliar a Flores en su misión confirma al obispo de Oviedo instaurado por Fruela.

      Por otra parte, el interpolador retoca pasajes derivados de la Historia Arabum para dar cabida en ellos a los personajes de la leyenda, obviamente sin que su fuente épico-novelesca contuviera información adicional alguna relacionada con ellos. Y en esos casos se permite también citar a «Sigiberto» para atestiguar lo narrado:

    «Mas Abdurramen non lo quiso alborotar mucho e guisose muy bien e apoderose e fue con grande hueste sobre Muños que se alçara. Enpero ante rrogo al rrey Fines, fijo de su señor, que fuese en su ayuda e el que yrie con el e que le cataria por señor commo era guisado. Et dize la estoria que commo [quier que] Fines era mançebo e tenie muy buena caualleria e muy bien guisada, que [se] acogio luego a lo que le rroga[u]a Abdurramen. E quando esto [oy]o Abdurramen, plogole mu­cho, [per]o que metio mayor pena en [l]euar mas gente por que mas [g]uardado fuese el fijo de su señor, commo quier que leuaua [el]l rrey Fines muy grand gen[te] e muy bien guisada. Et dize Sigiberto, vn sabio que escriuio esta estoria en arauigo [que la] rrazon por que el rrey Fines [se mouio] a esta yda con Abdurramen era por que las gentes e los pueblos de España lo conosçiesen e sopiesen commo era fijo de Ysca miramomelín su señor. El rrey Fines mouio de su rregno de Almeria e Abdurramen de Cordoua e fueron cercar a Munos en vn castillo a que dizen Çiritania...» (cfr. PCG, p. 331b32-36)

      Esta actitud vuelve a recordarnos el modo de historiar de la Crónica de Castilla. También en ella, junto a largos pasajes cidianos interpolados proce­dentes de las Mocedades de Rodrigo abundan otras alusiones a Rodrigo en episodios o capítulos de origen historiográfico, alusiones que hay que atri­buir al deseo del autor de convertir los reinados de Fernando I a Alfonso VI en una biografía del héroe castellano y no a que hubiera consultado una fuente épico-novelesca que recogiera pasajes de abolengo historiográfico y los incorporara a la leyenda cidiana. Esas adiciones pueden limitarse a la mera mención interpolada de un nombre o extenderse hasta constituir un episodio de pura invención introducido para reforzar la imagen heroica del Cid o para manipular su figura con intenciones políticas (según ocurre en el ejemplo discutido en Catalán, «Poesía y novela», 1969, pp. 437-438 [o en la presente obra, cap. VI, § 4] referente al fabuloso cerco de Rueda por el Cid)].

Diego Catalán. La Estoria de España de Alfonso X. Creación y evolu­ción. (1990)

NOTAS

36  [Por las razones que doy en De Alfonso X, pp. 323-325, creo que la Crónica de Castilla, aunque fuera concebida como parte postrera de la Crónica General de España, pretendió desde un principio desembarazarse del pasado nacional remoto y nació como historia particular del reino independiente de Castilla. Los manuscritos en que aparece unida a otras partes de la Crónica General (A, G, J) son de constitución artificiosa. No existió, pues, la *«Variante da Primeira Crónica ampliada a partir de Fernando I» propuesta por Cintra en Crón. 1344].

37  [La demostración de que en ese punto acababa originalmente la Crónica de Castilla puede verse en De Alfonso X, pp. 345-349].

38  [Sobre la división en «partes» de la Crónica General, véase Menéndez Pidal, Primera crón.2, pp. XVII-XIX y XXVI y Cintra, Crón. 1344, pp. CCIX y CCXXX].

39  [Según supuse en D. Catalán, «Poesía y novela» (1969), p. 437, n. 3; véase en la presente obra, cap. VI, § 4 y n. 3].

40  [Véase D. Catalán, «Poesía y novela» (1969), pp. 436-441, o en la presente obra, cap. VI, § 4].

41   [Especialmente el poema de las Mocedades de Rodrigo (cfr. S. G. Armistead, «La Gesta de las Mocedades de Rodrigo» ─Doct. Diss, y «The Earliest Ref. to M.R.») y la Refundición del Mio Cid (cfr. D. Catalán, «Poesía y novela» (1969), pp. 434-435, o en la presente obra, cap. VI, § 4].

42  [D. Catalán, De Alfonso X, pp. 155-161, 176-177].

43  [Véase n. 38].

44  [Sobre esta versión de la *Estoria de España, véase D. Catalán, De Alfonso X, pp. 124-177. Se nos conserva en más o menos manuscritos, según la sección de la «Tercera parte» de que se trate: Desde Pelayo hasta la «Cruz de los ángeles» (en el reinado de Alfonso II), en los mss. E1(orig), Y  y en la familia T, G, Z; hasta el fin del reinado de Alfonso II, en Y, E2(b) y en T, G, Z; desde Ramiro I al año 1° de Alfonso III (inclusive), en Y únicamente; en adelante, en Y y en T, G, Z (o en los manuscritos de esta lista que vayan quedando cuando algunos terminen truncos por pérdida de sus hojas finales)].

45  [Una importante adición de origen historiográfico consiste en la incorporación de una descripción muy completa de las construcciones piadosas de Alfonso II tomada de Pelayo Ovetense. Los manuscritos de la Versión concisa sólo acudían a la Crónica pelagiana para añadir dos pequeños pasajes (PCG, p. 348a43-b19 y 348b30-32) en la lista de reliquias contenidas en el Arca Santa de Ouiedo, pasajes que los textos derivados de la Versión crítica desconocen.].

46  [Ms. 7583 de la Biblioteca Nacional, Madrid].

47  [J. Gómez Pérez, «Leyendas medievales españolas del ciclo carolingio», Anuario de Filología-Maracaibo, II-III (1963-1964), 7-136, y «Leyendas carolingias en España», Anuario de Filología-Maracaibo, V (1966), 121-193].

48  [Equivalente al cap. 569 de PCG].

49  [Cfr. PCG, p. 324b27].

50  [Equivalente al cap. 627 de PCG, pero muy diferente].

51  [Desde el comienzo del reinado de Ramiro I (capítulo sin numerar [= LXXXIII]), el ms. Xx abandona la transcripción de la Crónica fragmentaria y copia la Versión amplificada de 1289 (ed. en PCG, cap. 628, p. 359b47 y ss.). He podido comprobar que en algunas variantes se relaciona especialmente con la traducción gallego-portuguesa del ms. E2(c) conservada por los mss. A1,  A’ (y, retraducida, por Ae). Me ocuparé de demostrarlo en un próximo libro dedicado a estudiar en toda su complejidad la tradición manuscrita de la Estoria de España].

52  [Ms. 2022 de la Biblioteca de la Universidad de Salamanca; ant. II-18. Tuvo las signaturas 2-B-2 y, antes, VII-F-2 cuando se conservaba en la Biblioteca de Palacio Real].

53  [Ms. 158 de la Biblioteca de la Universidad de Madrid; ant. 118-Z-2].

54  [Mss. 10213 y 10214, ant. Ii-113 e Ii-114 de la Biblioteca Nacional, Madrid].

55  [Ms. 1277, ant. F-85 de la Biblioteca Nacional, Madrid].

56  [El cambio de fuente se hace patente en el ms. B por la duplicación de ciertos sucesos (debida a diferencias en el orden de lo narrado en los dos textos combinados): inmediatamente después de reproducir los caps. 614 y 616 de PCG siguiendo a la primera fuente, vuelve a incluir (con notables variantes) parte de esa materia al final del capítulo correspondiente a PCG, c. 616, y en dos capítulos adicionales en que se habla de nuevo de las buenas obras de Alfonso II y del Arca Santa de Oviedo y sus reliquias. Véase Catalán, De Alfonso X, pp. 39-40].

57  [El prototipo de X, U, V se percató de la duplicación y trató de eliminarla].

58  [En la sección anterior estos manuscritos derivan del ms. C, copia de E1(orig), esto es de E1 + E2(a) antes de ser desmembrados los cuadernos finales de E1(orig) e incorporados a E2(orig); la copia, como su original, E1(orig), acababa dejando inconclusa una frase (véase atrás, cap. IV, n. 21). El ms. B sólo depende de esa fuente desde que una segunda mano, B(b), trata de continuar un manuscrito preexistente, B(a), de la Versión vulgar de la Estoria de España, que acababa en el cap. 425 de PCG (en el reinado de Eurico)].

59  [El reinado de Pelayo y el manuscrito comenzaban en el mismo lugar que el ms. T de la PCG y que la «Cuarta parte» del ms. L y de la Estoria del fecho de los Godos (mss. F, D; «segunda» en el ms. I)].

60  [Crón. fragm., cap. XV (ms. Xx, f. 5d)].

61   [Ms. Xx, fols. 5d, 6c, 8c, etc.].

62  [Ms. Xx, f. 13d].

63  [Ms. Xx, f. 10v. Se trata de un pasaje tomado de la Historia Arabum del Toledano (que figura en PCG, c. 582, p. 331b35 y ss.), pero amañado con la participación del rey Fines].

64  [Ms. Xx, f. 45a. Se trata del capítulo en que el rey Fines cede su reino al rey Flores. Materia ajena a la Versión concisa de la Estoria de España].

65  [Ms. Xx, f. 8d].

66  [En el pasaje arriba citado del f. 45a (véase n. 64)].

67  [Ms. Xx, f. 66b].

68  [J. Gómez Pérez, en los artículos citados en la n. 47, dio a conocer los pasajes legendarios del ms. Xx interpolados. No aclara bien el hecho de que el interpolador manipuló la fuente épico-novelesca y la narración cronística de base alfonsí para realizar el acoplamiento de las leyendas a la historia erudita].

69  [PCG, pp. 340a30-343a25].

CAPÍTULOS ANTERIORES:  LA ESTORIA DE ESPAÑA DE ALFONSO X. CREACIÓN Y EVOLUCIÓN:

PRESENTACIÓN

1.- PRESENTACIÓN. «LA ESTORIA DE ESPAÑA DE ALFONSO X. CREACIÓN Y EVOLUCIÓN»

I. ALFONSO X HISTORIADOR

*  2.- 1. LA FUNCIÓN DEL CONOCIMIENTO EN LA RESTAURACIÓN DEL IMPERIUM

3.- 2. LA HISTORIA COMO CONOCIMIENTO CIERTO Y EXHAUSTIVO DE LOS HECHOS PASADOS

4.- 3. TEXTO Y GLOSA. LA EXPLICACIÓN DE HECHOS Y PALABRAS

5.- 4. LA ESTRUCTURACIÓN CRONOLÓGICA DE UNA HISTORIA ECUMÉNICA

6.- 5. LA ARMONIZACIÓN DE LO NARRADO Y EXPLICADO POR LAS VARIAS FUENTES EN LA GENERAL ESTORIA

7.- 6. LA ESTORIA DE ESPAÑA HISTORIA DEL SOLAR «ESPAÑA» Y DE SUS NATURALES

8.- 7. DOS PRINCIPIOS DE ESTRUCTURACIÓN: LOS SEÑORÍOS Y LA CRONOLOGÍA

9.- 8. LA ARMONIZACIÓN DE LOS RELATOS DE LAS FUENTES EN LA ESTORIA DE ESPAÑA

*   10.- 9. LA EXPLICACIÓN DE LOS HECHOS

*   11.- 10. EJEMPLARIDAD Y DECORO HISTORIOGRÁFICOS

*   12.- 11. EL ESPEJO DE LA HISTORIA

II. EL TALLER HISTORIOGRÁFICO ALFONSI.

13.- 1. LA PRIMERA CRÓNICA GENERAL NO ES LA CUMPLIDA REALIZACIÓN DE LA ESTORIA DE ESPAÑA PROYECTADA POR ALFONSO X

14.- 2. CÓMO SE ELABORÓ LA ESTORIA DE ESPAÑA EN LAS ESCUELAS ALFONSÍES. ETAPAS VARIAS EN LA COMPILACIÓN

15.- 3. LA «QUARTA PARTE» DE LA ESTORIA DE ESPAÑA. LA SECCIÓN DEDICADA A LA HISTORIA «CONTEMPORÁNEA» (ALFONSO VII-AÑO 1243)

16.- 4. LA «QUARTA PARTE» DE LA ESTORIA DE ESPAÑA EN LA SECCIÓN DEDICADA A LA HISTORIA «MODERNA» (FERNANDO I-ALFONSO VI)

17.- 5. LA «TERCERA PARTE» DE LA ESTORIA DE ESPAÑA

III. ALFONSO X NO UTILIZÓ EL «TOLEDANO ROMANZADO»

18.- INTRODUCCIÓN

19.- 1. VERSIONES EN ROMANCE DEL TOLEDANO

20.- 2. LOS MANUSCRITOS COMPLETOS DEL TOLEDANO ROMANZADO

* 21.- 3. LA «CHRONICA OMNIUM PONTIFICUM ET IMPERATORUM ROMANORUM» INCORPORADA A LA «OPERA HISTORICA» DE DON RODRIGO XIMÉNEZ DE RADA Y AL «TOLEDANO ROMANZADO»

22.- 4. EL PROBLEMA DE LA FECHA Y EL AUTOR DEL ROMANZAMIENTO

23.- 5. LA «HISTORIA DE LOS GODOS» DEL TOLEDANO ROMANZADO NO ES UNA HISTORIA GOTHICA CONTINUADA

24.- 6. LA « YSTORIA DE LOS GODOS» DEL TOLEDANO ROMANZADO NO ES UNA TRADUCCIÓN AMPLIADA DEL TOLEDANO

25.- 7. ADICIONES DEL TRADUCTOR

26.- 8. LA PRIMERA CRÓNICA GENERAL NO UTILIZÓ EL TOLEDANO ROMANZADO

IV. EL MIO CID DE ALFONSO X Y EL DEL PSEUDO IBN AL-FARAŶ

*   27.- INTRODUCCIÓN

*   28.- 1. LA ESTORIA DE ESPAÑA DE ALFONSO X Y LA PRIMERA CRÓNICA GENERAL

29.- 2. EL FIN DE LA ESTORIA DE ESPAÑA ALFONSÍ Y LA ESTORIA CARADIGNENSE DEL CID

*   30.- 3. EL MIO CID QUE UTILIZÓ ALFONSO X

31.- 4. LA «REFUNDICIÓN DEL MIO CID» Y LA «LEYENDA DE CARDEÑA»

32.- 5. CONCLUSIÓN

V. LA «VERSIÓN CRÍTICA» DE LA ESTORIA DE ESPAÑA Y SUS DERIVACIONES

*   33.- 1. UNA VERSIÓN OLVIDADA DE LA CRÓNICA GENERAL

34.- 2. LA «VERSIÓN VULGAR» Y LA «VERSIÓN ENMENDADA DESPUÉS DE 1274» DE LA ESTORIA DE ESPAÑA

35.- 3. UN «ARREGLO» DE LA «VERSIÓN ENMENDADA»

36.- 4. LOS REYES ASTUR-LEONESES. LOS MSS. L, *Ľ Y LA CRÓNICA GENERAL VULGATA

37.- 5. DOS RAMAS TEXTUALES DERIVADAS DE LA MISMA «*VERSIÓN CRÍTICA»

38.- 6. APARICIÓN DE LA VERSIÓN CRÍTICA. EL MS. SS

VI. POESÍA Y NOVELA EN LA HISTORIOGRAFÍA CASTELLANA DE LOS SIGLOS XIII Y XIV

39.- 1. LA SECULARIZACIÓN DE LA HISTORIOGRAFÍA POR OBRA DE ALFONSO X

40.- 2. DESINTEGRACIÓN DE LOS MÉTODOS HISTORIOGRÁFICOS ALFONSÍES

41.- 3. LA NOVELA CIDIANA CARADIGNENSE

42.- 4. NOVELIZACIÓN DE LA CRÓNICA GENERAL

43.- 5. CONCLUSIÓN

VII. LA ESTORIA DE LOS REYES MOROS QUE OVO EN AFRICA QUE ASEÑOREARON A ESPAÑA DE SIGISBERTO Y LA CRÓNICA FRAGMENTARIA

44.- 1. LA GRAN CRÓNICA DE ALFONSO XI Y LA HISTORIA DE ÁFRICA DEL MAESTRO SUJULBERTO

*   45.- 2. LA CRÓNICA DE CASTILLA Y LA HISTORIA DE ÁFRICA DEL SABIO GILBERTO

*   46.- 3. LA CRÓNICA ABREVIADA DE DON JUAN MANUEL

Diseño gráfico: 


La Garduña Ilustrada 

Imagen: Miniatura medieval que representa a Sancho III el Deseado, rey de Castilla, hijo de Alfonso VII el Emperador, rey de Castilla y León. Vía Wikipedia

46.- 3. LA CRÓNICA ABREVIADA DE DON JUAN MANUEL

46.- 3. LA CRÓNICA ABREVIADA DE DON JUAN MANUEL

3. LA CRÓNICA ABREVIADA DE DON JUAN MANUEL. VII. LA ESTORIA DE LOS REYES MOROS QUE OVO EN AFRICA QUE ASEÑOREARON A ESPAÑA DE SIGISBERTO Y LA CRÓNICA FRAGMENTARIA

      Para mejor juzgar estos pasajes de la Crónica de Castilla hay que tener en cuenta la Crónica abreviada de don Juan Manuel.31 Don Juan, en esta su primera obra conocida (fechable entre 1320 y 1325), resume con devota admi­ración, capítulo tras capítulo, el contenido de uno o de varios manuscritos de la «Crónica de España», que creía representaban con fidelidad la obra inemulable de su tío Alfonso X; la versión manuelina está, desde luego, lejos de ser la «auténtica» Estoria de España alfonsí (según don Juan Manuel creía), pero constituye por sí sola un tipo muy interesante de Crónica General, que nos es desconocido en forma desarrollada.32 Precisamente en la sección que ahora nos importa, esa *Crónica manuelina dejaba de emparentarse con la Primera crónica (con la cual marchaba de acuerdo antes del cap. 896 y volverá a marchar después del 962 [= 963] de PCG) y se hermanaba con la Crónica de Castilla; pero su texto era más fiel a las fuentes que el de la de Castilla en todas sus ramas conocidas.33 Interesa, en consecuencia, destacar que las innovaciones aquí estudiadas figuran también en el resumen de don Juan Manuel:

    «el rrey Yuñez de Marruecos, fijo del miramomelin» (a); el Cid «gano el espada a que puso nonbre Tigon» en la «fazienda» con Yuñes (c); «el rrey Yuñez de Marruecos, con el grande pesar que ovo de commo le vencio el Çid, adolecio e morio; e fizo jurar a Bucar ssu hermano, que avie a rregnar enpos el, quel vengasse del Çid» (d); «el rrey Bucar enbio pregon por todas sus tierras e yunto treynta rreyes de moros» (e); «fueron muertos en essa fazienda xv rreyes» (g).34

      En vista de ello, podemos afirmar que la adición de los datos procedentes de la *Grande estoria de Africa caracterizaba ya al prototipo de las Crónicas *manuelina y de Castilla. Sin embargo, esos pormenores no debían hallarse en él integrados en la narración general, sino más bien constituyendo un todo aparte; sólo así se explica que los varios pasajes tomados de esa fuente tengan diversa distribución en una y otra crónica. Mientras la *manuelina, al final del capítulo correspondiente al 925 [= 926] de PCG (el 129 de la 3ª parte), añade sólo el dato c, la de Castilla (que fragmenta este capítulo en cuatro) agrupa ahí c y d; más adelante ambas crónicas intercalan un capítulo adicional (entre el 928 [= 929] y el 929 [= 930] de PCG), pero en la *manuelina abarca los pasajes d y e, y en la de Castilla solamente e. Es muy de notar que lo mismo ocurre con otra importante adición común a las dos crónicas: el cuento de cómo el Cid sacó de un cobarde un valiente caballero (historia de Martín Peláez, el de las Asturias de Santillana).35

Diego Catalán. La Estoria de España de Alfonso X. Creación y evolu­ción. (1990)

NOTAS

31  Don Juan Manuel, Crónica abreviada, ed. R. L. and M. B. Grismer (Minneapolis, 1958). Utilizo el ms. 1356 de la Bibl. Nac. (Madrid), único hoy conocido.

32  Aunque conocido desde antiguo, el sumario de don Juan Manuel no ha recibido atención suficiente en los estudios cronísticos. El propio Lindley Cintra, en su renovador estudio de las Crónicas Generales, apenas si se refiere a la versión manuelina (aunque reconoce debidamente su importancia, Crón. de 1344, 1951, p. 315, n. 441); sólo últimamente Menéndez Pidal ha insistido en su extraordinario interés («Tradicionalidad», 1955, pp. 131-197). Véase también D.Catalán, De Alfonso X (páginas citadas en el «índice de obras medievales») [Posteriormente he dedicado un estudio especial a esta obra manuelina: «DJM ante el modelo alfonsí» (1977), que reedito en el cap. IX de la presente obra.]

33  Para una clasificación de los mss. de la Crónica de Castilla, véase S. G. Armistead, «La Gesta de las Mocedades de Rodrigo»: Reflections of a Lost Epic Poem in the «Crónica de los Reyes de Castilla» and the «Crónica General de 1344», Doctoral Diss., Princeton University, 1955 (publ. no. 13.659), y, con precisiones adicionales, D. Catalán, De Alfonso X, pp. 325-349 [véase también Catalán, Crón. de 1344, pp. XLV-XLVI].

34  Crónica abreviada (ms. 1356), 3er libro, caps. 126, 130 y 133.

35  En la Crónica de Castilla la anécdota se desarrolla en tres capítulos (ms. G, caps. 195-197) intercalados durante el cerco de Valencia (entre los caps, correspondientes a PCG 915 [=916] y 916 [= 917], esto es, en medio del relato de Ibn cAlqama: primero se alude a una hazaña del ya reformado caballero asturiano y seguidamente se vuelve atrás para contar la historieta de su anterior cobardía, de la lección que recibe del Cid y de su conversión en un esforzado caballero; por último se anticipa que en la posterior batalla con el rey de Sevilla no hubo otro mejor que él, por lo que llegó a ser muy privado del Cid. El conjunto de la historieta se considera ilustrativo del dicho: «quien a buen árbol se arrima buena sombra lo cobija». Cuando más adelante (ms. G, cap. 210) la Crónica cuenta la arrancada del rey de Sevilla, se repite muy brevemente que no hubo ningún caballero tan bueno en el alcance como Martín Peláez. La *Crónica manuelina, por el contrario, narra toda la historia del caballero asturiano en un solo capítulo (el 123), añadido detrás del que cuenta la lid con el rey de Sevilla. Creo, pues, posible afirmar que la historia de Martín Peláez no estaba integrada en una «Tercera versión del Mio Cid», sino que constituía un cuento independiente. Las posteriores intervenciones en las Crónicas de Castilla y *manuelina de este novelesco privado del Cid son evidentes retoques cronísticos del prototipo de ambas obras, pues no consisten sino en acompañar a otro personaje u otros personajes tradicionalmente presentes en la acción de que se trata (Castilla, ms. G, caps. 215, 223, 236, 239, 240, 245; *manuelina, caps. 137, 138, 140).

CAPÍTULOS ANTERIORES:  LA ESTORIA DE ESPAÑA DE ALFONSO X. CREACIÓN Y EVOLUCIÓN:

PRESENTACIÓN

1.- PRESENTACIÓN. «LA ESTORIA DE ESPAÑA DE ALFONSO X. CREACIÓN Y EVOLUCIÓN»

I. ALFONSO X HISTORIADOR

*  2.- 1. LA FUNCIÓN DEL CONOCIMIENTO EN LA RESTAURACIÓN DEL IMPERIUM

3.- 2. LA HISTORIA COMO CONOCIMIENTO CIERTO Y EXHAUSTIVO DE LOS HECHOS PASADOS

4.- 3. TEXTO Y GLOSA. LA EXPLICACIÓN DE HECHOS Y PALABRAS

5.- 4. LA ESTRUCTURACIÓN CRONOLÓGICA DE UNA HISTORIA ECUMÉNICA

6.- 5. LA ARMONIZACIÓN DE LO NARRADO Y EXPLICADO POR LAS VARIAS FUENTES EN LA GENERAL ESTORIA

7.- 6. LA ESTORIA DE ESPAÑA HISTORIA DEL SOLAR «ESPAÑA» Y DE SUS NATURALES

8.- 7. DOS PRINCIPIOS DE ESTRUCTURACIÓN: LOS SEÑORÍOS Y LA CRONOLOGÍA

9.- 8. LA ARMONIZACIÓN DE LOS RELATOS DE LAS FUENTES EN LA ESTORIA DE ESPAÑA

*   10.- 9. LA EXPLICACIÓN DE LOS HECHOS

*   11.- 10. EJEMPLARIDAD Y DECORO HISTORIOGRÁFICOS

*   12.- 11. EL ESPEJO DE LA HISTORIA

II. EL TALLER HISTORIOGRÁFICO ALFONSI.

13.- 1. LA PRIMERA CRÓNICA GENERAL NO ES LA CUMPLIDA REALIZACIÓN DE LA ESTORIA DE ESPAÑA PROYECTADA POR ALFONSO X

14.- 2. CÓMO SE ELABORÓ LA ESTORIA DE ESPAÑA EN LAS ESCUELAS ALFONSÍES. ETAPAS VARIAS EN LA COMPILACIÓN

15.- 3. LA «QUARTA PARTE» DE LA ESTORIA DE ESPAÑA. LA SECCIÓN DEDICADA A LA HISTORIA «CONTEMPORÁNEA» (ALFONSO VII-AÑO 1243)

16.- 4. LA «QUARTA PARTE» DE LA ESTORIA DE ESPAÑA EN LA SECCIÓN DEDICADA A LA HISTORIA «MODERNA» (FERNANDO I-ALFONSO VI)

17.- 5. LA «TERCERA PARTE» DE LA ESTORIA DE ESPAÑA

III. ALFONSO X NO UTILIZÓ EL «TOLEDANO ROMANZADO»

18.- INTRODUCCIÓN

19.- 1. VERSIONES EN ROMANCE DEL TOLEDANO

20.- 2. LOS MANUSCRITOS COMPLETOS DEL TOLEDANO ROMANZADO

* 21.- 3. LA «CHRONICA OMNIUM PONTIFICUM ET IMPERATORUM ROMANORUM» INCORPORADA A LA «OPERA HISTORICA» DE DON RODRIGO XIMÉNEZ DE RADA Y AL «TOLEDANO ROMANZADO»

22.- 4. EL PROBLEMA DE LA FECHA Y EL AUTOR DEL ROMANZAMIENTO

23.- 5. LA «HISTORIA DE LOS GODOS» DEL TOLEDANO ROMANZADO NO ES UNA HISTORIA GOTHICA CONTINUADA

24.- 6. LA « YSTORIA DE LOS GODOS» DEL TOLEDANO ROMANZADO NO ES UNA TRADUCCIÓN AMPLIADA DEL TOLEDANO

25.- 7. ADICIONES DEL TRADUCTOR

26.- 8. LA PRIMERA CRÓNICA GENERAL NO UTILIZÓ EL TOLEDANO ROMANZADO

IV. EL MIO CID DE ALFONSO X Y EL DEL PSEUDO IBN AL-FARAŶ

*   27.- INTRODUCCIÓN

*   28.- 1. LA ESTORIA DE ESPAÑA DE ALFONSO X Y LA PRIMERA CRÓNICA GENERAL

29.- 2. EL FIN DE LA ESTORIA DE ESPAÑA ALFONSÍ Y LA ESTORIA CARADIGNENSE DEL CID

*   30.- 3. EL MIO CID QUE UTILIZÓ ALFONSO X

31.- 4. LA «REFUNDICIÓN DEL MIO CID» Y LA «LEYENDA DE CARDEÑA»

32.- 5. CONCLUSIÓN

V. LA «VERSIÓN CRÍTICA» DE LA ESTORIA DE ESPAÑA Y SUS DERIVACIONES

*   33.- 1. UNA VERSIÓN OLVIDADA DE LA CRÓNICA GENERAL

34.- 2. LA «VERSIÓN VULGAR» Y LA «VERSIÓN ENMENDADA DESPUÉS DE 1274» DE LA ESTORIA DE ESPAÑA

35.- 3. UN «ARREGLO» DE LA «VERSIÓN ENMENDADA»

36.- 4. LOS REYES ASTUR-LEONESES. LOS MSS. L, *Ľ Y LA CRÓNICA GENERAL VULGATA

37.- 5. DOS RAMAS TEXTUALES DERIVADAS DE LA MISMA «*VERSIÓN CRÍTICA»

38.- 6. APARICIÓN DE LA VERSIÓN CRÍTICA. EL MS. SS

VI. POESÍA Y NOVELA EN LA HISTORIOGRAFÍA CASTELLANA DE LOS SIGLOS XIII Y XIV

39.- 1. LA SECULARIZACIÓN DE LA HISTORIOGRAFÍA POR OBRA DE ALFONSO X

40.- 2. DESINTEGRACIÓN DE LOS MÉTODOS HISTORIOGRÁFICOS ALFONSÍES

41.- 3. LA NOVELA CIDIANA CARADIGNENSE

42.- 4. NOVELIZACIÓN DE LA CRÓNICA GENERAL

43.- 5. CONCLUSIÓN

VII. LA ESTORIA DE LOS REYES MOROS QUE OVO EN AFRICA QUE ASEÑOREARON A ESPAÑA DE SIGISBERTO Y LA CRÓNICA FRAGMENTARIA

44.- 1. LA GRAN CRÓNICA DE ALFONSO XI Y LA HISTORIA DE ÁFRICA DEL MAESTRO SUJULBERTO

*   45.- 2. LA CRÓNICA DE CASTILLA Y LA HISTORIA DE ÁFRICA DEL SABIO GILBERTO

Diseño gráfico: 


La Garduña Ilustrada 

Imagen: Miniatura de autor anónimo del s/XII,  representando a Alfonso VIII de Castilla junto a su esposa Leonor de Plantagenet. BNM. 

45.- 2. LA CRÓNICA DE CASTILLA Y LA HISTORIA DE ÁFRICA DEL SABIO GILBERTO

45.- 2. LA CRÓNICA DE CASTILLA Y LA HISTORIA DE ÁFRICA DEL SABIO GILBERTO

2. LA CRÓNICA DE CASTILLA Y LA HISTORIA DE ÁFRICA DEL SABIO GILBERTO. VII. LA ESTORIA DE LOS REYES MOROS QUE OVO EN AFRICA QUE ASEÑOREARON A ESPAÑA DE SIGISBERTO Y LA CRÓNICA FRAGMENTARIA

      La Crónica de Castilla,11 después de contar la conquista de Valencia por el Cid siguiendo a Ibn cAlqama,12 continúa la historia del héroe castellano con una narración de carácter legendario, que en un principio se identifica con un arreglo novelesco del Mio Cid y finalmente se resuelve en un relato casi hagiográfico, ideado en atención a las «reliquias» cidianas que se exhi­bían en el monasterio de Cardeña. Idéntica estructura ofrece también la llamada Primera crónica general,13 que en esta sección (caps. 896-962 [= 963]14 de la ed. Menéndez Pidal) ni es antigua, ni reproduce el borrador de la Estoria de España alfonsí.15 En este trecho los dos manuscritos de la Primera crónica, F y E2(d), y la Crónica de Castilla derivan de un original [φ] donde se acogía cierta *Estoria del Cid escrita en Cardeña, que se hacía pasar por traducción de la que en arábigo habría compuesto Abenalfarax (Ibn al-Faraŷ, el alguacil histórico del Cid) y que, en realidad, aprovechaba la versión alfonsí de Ibn cAlqama para autorizar el relato siguiente (semi-épico, semi-monacal) de inspiración caradignense.16 Sobre el fondo común a ambas crónicas [proce­dente de φ] la de Castilla introduce algunas innovaciones; dos de ellas figuran respaldadas por una referencia a la fuente de donde se dicen tomadas:17

    «Cuenta la estoria que Guilberto, vn sabio que fizo la Estoria de los Rreys moros que rregnaron en el señorío de Africa, diz que [...]».18

    «Et segunt cuenta la estoria e Gilberto [...]».19

      Los dos pasajes introducidos por estas citas se relacionan íntimamente con un conjunto de detalles añadidos en la Crónica de Castilla a la «Estoria del Cid» del pseudo-Ibn al-Faraŷ, que no llevan indicación de fuente, pero que tienen sin duda idéntica procedencia:

     El rey Junes era «fijo del miramamolin de Marruecos (a).20 «Los que estauan en las naues, quando vieron que su señor era vençido, fueron se fuyendo para Denia» (b).21 «En esta fazienda deste rrey Junes gano el Çid la su noble espada que dezian Tizona» (c).22 «E el rrey Junez, muy quebrantado, sallio del castillo de Correuela 23 e fuese para Denia e metiose en las naues e tornose para Marruecos. Et cuydando cada dia en la andança mala que le conteçiera e fuera vençido de tan poca gente et en commo perdiera mucha de la suya, dexose morir; mas ante que muriese, conjuro vn su hermano que auia nonbre Bucar que por el debdo que con el auia que lo fuese vengar de la desonrra que rresçibiera del Cid Canpeador ante Valen­cia. E Bucar prometiogelo e jurogelo sobre su Alcoran, que es libro de su ley. Et desi a tienpo paso aquen mar con veynte e nueue rreys, asy commo lo contara la estoria adelante en su lugar» (d).24 «[...25] diz que menbrandose Bucar de la jura que fiziera a su hermano el rrey Junes quel vengaria de la desonrra quel fiziera el Çid Ruy Dias çerca de Valencia, mando echar pregon por todo el inperio de su padre e asono tan grant poder de moros que ouo y de los cabdillos solos veynte e nueue rreys; et estos ouo el muy rrafezes de juntar ca su padre era miramamolin, que quiere tanto dezir commo enperador. Et pues que ouo juntado todo aquel grant poder entro en las naues et paso aquen mar e arribo al puerto de Valençia. Et en commo le conteçio con el Cid la estoria lo contara adelante en su lugar» (e).26  «[...27] Este rrey Bucar e su hermano eran nietos del rrey Alimaymon que fue rrey de Toledo e de Valençia, segunt que la estoria lo ha contado, et por esto dezia el rrey Bucar que fuera de sus abuelos» (f).28«Et en esto llegauan los suyos feriendo e matando, e con la grant cuyta fazianlos entrar por la mar a muerte de guisa que dos tanta gente muria en la mar que non en la batalla. Pero con todo esto asmaron que murieron en el alcançe en el canpo bien diez e siete mill personas e dende arriba, mas la grant gente en el mar murieron; e tantos fueron los que cativaron que esto fue vna grant marauilla; et de los veynte e nueue rreys que vinieron con el rrey Bucar murieron y los diez e syete. Et desque los moros fueron acogidos a las naues e los otros muertos e los otros catiuos» [...] (g).29

Todas estas adiciones se han considerado reflejos de una nueva refundición épica del Mio Cid;30 ahora será necesario tener en cuenta la posibilidad de que su presencia en la Crónica de Castilla se deba a la consulta de una obra en prosa: La Grande estoria de África.

Diego Catalán. La Estoria de España de Alfonso X. Creación y evolu­ción. (1990)

NOTAS

11  Sobre la Crónica de los reyes de Castilla véase Cintra, Crón. de 1344 (1951), pp. CCXXX-CCLXII, CCCXIX-CCCXXX; y Catalán, De Alfonso X (1962), pp. 323-349.

12  Ibn cAlqama, Al Bayān al-wāi al-mulimm al-fāi. No se conserva la obra de Ibn cAlqama, repetidamente citada por historiadores musulmanes posteriores. Fuera de su traduc­ción en las Crónicas Generales, sólo conocemos fragmentos y breves pasajes incorporados a una Crónica anónima de los Reyes de Taifas (Muluk at-tawā’if), a las obras de Ibn al-Kardabūs (h. 1190) y al-Abbār (antes 1239, hasta 1257) y.sobre todo, a Al-Bayān al-muģrib de Ibn cIdārī (1306); Ibn al-Jaṭīb (h. 1374) no hace sino plagiar a Ibn cIdārī . Véase E. Lévi-Provençal, «La prise de Valence par le Cid d’après les sources musulmanes et l’original arabe de la Crónica general de España» en Islam d’Occident (París, 1948), pp. 187-238; Menéndez Pidal, Esp. Cid4 (1947), pp. 886-904, 975.

13  Mss. E2 (fols. 200-256) y F. Menéndez Pidal utiliza el ms. E2 en su ed. Primera crón.1 (1906) y Primera crón.2 (1955), pp. 565b1-643b7.

14  En la ed. Menéndez Pidal hay un error en la numeración de los capítulos [909-967], que figuran como 908-966. En las «Fuentes» añadidas en Primera crón.1 (1955) la numeración está correcta (por tanto no coincide con la del texto en esta parte).

15  Catalán, De Alfonso X, pp. 64-69, 88-93; y sobre todo, «el Mio Cid de Alf. X» (1963) [reed, en el cap. IV del presente libro]. La Primera crónica general no puede identificarse con la Estoria de España de Alfonso X, aunque en buena parte de su extensión sea su más directo representante. Véase a este respecto Catalán, «El taller alfonsí» (1963) [reed. en el cap. II del presente libro].

16  A mi parecer, toda la materia épica presente en la Primera crónica que se relaciona con el drama de Corpes formaba parte de la *Estoria del Cid amañada en Cardeña; el epílogo clerical (la llamada *Leyenda de Cardeña) buscó sustentarse, desde sus orígenes, en la arraigada tradición juglaresca. Por otra parte, el monje que al servicio de los intereses económicos del monasterio, dio forma literaria a la *Estoria del Cid, trató de autentizar el relato de las fabulosas postrimerías del héroe mezclando en el cuento a los tres personajes moros valencianos que ocuparon los más importantes puestos durante el gobierno de Valencia por el Cid: el alcalde al-Waqqašī, el alguacil Ibn al-Faraŷ y el almojarife. La familiaridad del monje de Cardeña con el nombre y papel histórico de esos moros es indudablemente debida a la traducción de la historia de Ibn cAlqama realizada por el taller historiográfico alfonsí.

17  Las dos referencias figuran en las tres grandes familias de mss. que de la Crónica de Castilla conocemos. Cito por el ms. G (B. Esc. X-i-11) y en nota doy las variantes de A2 (B. Nac. 8817) y N (B. Nac. 10210) que son mss. máximamente divergentes.

18  G, cap. 227. Cfr. ms. A2: «Conta a estoria que Gilbeherto huū sabbo que escrepuiu a Estoria dos rreis que reinarõ eno senhorio de Affrica que [...]», f. 166a; ms. N: «Cuenta la estoria que Gilberto vn sabio que fizo la Estoria de los rreyes que rregnaron en el señorio de Africa que [...]», f. 159a.

19  G, cap. 231. Cfr. ms. A2: «E segũdo Giberto [...]», f. 167 d; ms. N: «E segund cuenta Gilberto [...]», f. 162 d.

20  G, cap. 216. En este lugar la Primera crónica llama a Iunes «Miramomelin» (PCG, p. 596a21).

21   G, cap. 218 (cfr. PCG, p. 598a).

22  G, cap. 219. En la Primera crónica (como en el Mio Cid, 2426) el Cid gana la espada Tizón de Búcar en la batalla del Cuarte (PCG, p. 606b29-31). La Crónica de Castilla omite, claro está, ese detalle (G, cap. 233) e igualmente retoca la referencia que en las Cortes de Toledo hace el Cid a la ocasión en que ganó la espada (G, cap. 250). Es de notar que en la Primera crónica se alude insistentemente (cap. 929 [= 930] a que el Cid dio la espada Tizón a su yerno don Fernando el día de las bodas (contra Mio Cid, 2575), a pesar de que aún no se ha dado la batalla del Cuarte; este absurdo explica la refundición.

23  En el Mio Cid (1727) el rey moro (Yuçef) se refugiaba en el castillo de Gujera («Cullera»). La Primera Crónica llama al castillo «Turquera» (F), «Xurquera» (E2d). En otros mss. de la Crónica de Castilla se lee: «Turtuera» (T), «Tortuera» (N), «Torroyra» (A2), «Torrevera» (V), etc.

24  G, cap. 219.

25  Aquí ocurre la primera cita de Gilberto.

26  G, cap. 227.E1 ms. A2 añade: «[...] ca seu padre era miramalỹ de Marrocos, que quier tanto dizer commo enperador, et era senhor de Affrica [...]», f. 166 a.

27  Aquí figura la segunda cita de Gilberto.

28  G, cap. 231.

29  G, cap. 233. El ms. A2 dice también: «morrerõ y os XVII», f. 168 d; N mutila la cifra: «non escaparon y mas de los diez», f. 164 d

30  Serían características de la que Menéndez Pidal llama «Tercera versión del Mio Cid» en Poesía juglaresca, 6ª ed. (Madrid, 1957), p. 299.

 

CAPÍTULOS ANTERIORES:  LA ESTORIA DE ESPAÑA DE ALFONSO X. CREACIÓN Y EVOLUCIÓN:

PRESENTACIÓN

1.- PRESENTACIÓN. «LA ESTORIA DE ESPAÑA DE ALFONSO X. CREACIÓN Y EVOLUCIÓN»

I. ALFONSO X HISTORIADOR

*  2.- 1. LA FUNCIÓN DEL CONOCIMIENTO EN LA RESTAURACIÓN DEL IMPERIUM

3.- 2. LA HISTORIA COMO CONOCIMIENTO CIERTO Y EXHAUSTIVO DE LOS HECHOS PASADOS

4.- 3. TEXTO Y GLOSA. LA EXPLICACIÓN DE HECHOS Y PALABRAS

5.- 4. LA ESTRUCTURACIÓN CRONOLÓGICA DE UNA HISTORIA ECUMÉNICA

6.- 5. LA ARMONIZACIÓN DE LO NARRADO Y EXPLICADO POR LAS VARIAS FUENTES EN LA GENERAL ESTORIA

7.- 6. LA ESTORIA DE ESPAÑA HISTORIA DEL SOLAR «ESPAÑA» Y DE SUS NATURALES

8.- 7. DOS PRINCIPIOS DE ESTRUCTURACIÓN: LOS SEÑORÍOS Y LA CRONOLOGÍA

9.- 8. LA ARMONIZACIÓN DE LOS RELATOS DE LAS FUENTES EN LA ESTORIA DE ESPAÑA

*   10.- 9. LA EXPLICACIÓN DE LOS HECHOS

*   11.- 10. EJEMPLARIDAD Y DECORO HISTORIOGRÁFICOS

*   12.- 11. EL ESPEJO DE LA HISTORIA

II. EL TALLER HISTORIOGRÁFICO ALFONSI.

13.- 1. LA PRIMERA CRÓNICA GENERAL NO ES LA CUMPLIDA REALIZACIÓN DE LA ESTORIA DE ESPAÑA PROYECTADA POR ALFONSO X

14.- 2. CÓMO SE ELABORÓ LA ESTORIA DE ESPAÑA EN LAS ESCUELAS ALFONSÍES. ETAPAS VARIAS EN LA COMPILACIÓN

15.- 3. LA «QUARTA PARTE» DE LA ESTORIA DE ESPAÑA. LA SECCIÓN DEDICADA A LA HISTORIA «CONTEMPORÁNEA» (ALFONSO VII-AÑO 1243)

16.- 4. LA «QUARTA PARTE» DE LA ESTORIA DE ESPAÑA EN LA SECCIÓN DEDICADA A LA HISTORIA «MODERNA» (FERNANDO I-ALFONSO VI)

17.- 5. LA «TERCERA PARTE» DE LA ESTORIA DE ESPAÑA

III. ALFONSO X NO UTILIZÓ EL «TOLEDANO ROMANZADO»

18.- INTRODUCCIÓN

19.- 1. VERSIONES EN ROMANCE DEL TOLEDANO

20.- 2. LOS MANUSCRITOS COMPLETOS DEL TOLEDANO ROMANZADO

* 21.- 3. LA «CHRONICA OMNIUM PONTIFICUM ET IMPERATORUM ROMANORUM» INCORPORADA A LA «OPERA HISTORICA» DE DON RODRIGO XIMÉNEZ DE RADA Y AL «TOLEDANO ROMANZADO»

22.- 4. EL PROBLEMA DE LA FECHA Y EL AUTOR DEL ROMANZAMIENTO

23.- 5. LA «HISTORIA DE LOS GODOS» DEL TOLEDANO ROMANZADO NO ES UNA HISTORIA GOTHICA CONTINUADA

24.- 6. LA « YSTORIA DE LOS GODOS» DEL TOLEDANO ROMANZADO NO ES UNA TRADUCCIÓN AMPLIADA DEL TOLEDANO

25.- 7. ADICIONES DEL TRADUCTOR

26.- 8. LA PRIMERA CRÓNICA GENERAL NO UTILIZÓ EL TOLEDANO ROMANZADO

IV. EL MIO CID DE ALFONSO X Y EL DEL PSEUDO IBN AL-FARAŶ

*   27.- INTRODUCCIÓN

*   28.- 1. LA ESTORIA DE ESPAÑA DE ALFONSO X Y LA PRIMERA CRÓNICA GENERAL

29.- 2. EL FIN DE LA ESTORIA DE ESPAÑA ALFONSÍ Y LA ESTORIA CARADIGNENSE DEL CID

*   30.- 3. EL MIO CID QUE UTILIZÓ ALFONSO X

31.- 4. LA «REFUNDICIÓN DEL MIO CID» Y LA «LEYENDA DE CARDEÑA»

32.- 5. CONCLUSIÓN

V. LA «VERSIÓN CRÍTICA» DE LA ESTORIA DE ESPAÑA Y SUS DERIVACIONES

*   33.- 1. UNA VERSIÓN OLVIDADA DE LA CRÓNICA GENERAL

34.- 2. LA «VERSIÓN VULGAR» Y LA «VERSIÓN ENMENDADA DESPUÉS DE 1274» DE LA ESTORIA DE ESPAÑA

35.- 3. UN «ARREGLO» DE LA «VERSIÓN ENMENDADA»

36.- 4. LOS REYES ASTUR-LEONESES. LOS MSS. L, *Ľ Y LA CRÓNICA GENERAL VULGATA

37.- 5. DOS RAMAS TEXTUALES DERIVADAS DE LA MISMA «*VERSIÓN CRÍTICA»

38.- 6. APARICIÓN DE LA VERSIÓN CRÍTICA. EL MS. SS

VI. POESÍA Y NOVELA EN LA HISTORIOGRAFÍA CASTELLANA DE LOS SIGLOS XIII Y XIV

39.- 1. LA SECULARIZACIÓN DE LA HISTORIOGRAFÍA POR OBRA DE ALFONSO X

40.- 2. DESINTEGRACIÓN DE LOS MÉTODOS HISTORIOGRÁFICOS ALFONSÍES

41.- 3. LA NOVELA CIDIANA CARADIGNENSE

42.- 4. NOVELIZACIÓN DE LA CRÓNICA GENERAL

43.- 5. CONCLUSIÓN

VII. LA ESTORIA DE LOS REYES MOROS QUE OVO EN AFRICA QUE ASEÑOREARON A ESPAÑA DE SIGISBERTO Y LA CRÓNICA FRAGMENTARIA

44.- 1. LA GRAN CRÓNICA DE ALFONSO XI Y LA HISTORIA DE ÁFRICA DEL MAESTRO SUJULBERTO

Diseño gráfico: 


La Garduña Ilustrada 

Imagen: Alfonso XI, miniatura de Jean Froissart (Chroniques Vol. I), vía Wikipedia

44.- 1. LA GRAN CRÓNICA DE ALFONSO XI Y LA HISTORIA DE ÁFRICA DEL MAESTRO SUJULBERTO

44.- 1. LA GRAN CRÓNICA DE ALFONSO XI Y LA HISTORIA DE ÁFRICA DEL MAESTRO SUJULBERTO

1. LA GRAN CRÓNICA DE ALFONSO XI Y LA HISTORIA DE ÁFRICA DEL MAESTRO SUJULBERTO. VII. LA ESTORIA DE LOS REYES MOROS QUE OVO EN ÁFRICA QUE ASEÑOREARON A ESPAÑA DE SIGISBERTO Y LA CRÓNICA FRAGMENTARIA

      En 1348, Rodrigo Yáñez, en su Poema de Alfonso XI de Castilla,1 desarrolla dramáticamente la escena del consejo que el rey de Marruecos Alí Albofacén acampado ante Tarifa celebra con su bernaje antes de dar respuesta a los mensajeros cristianos llegados al campamento moro para concertar la próxi­ma batalla del Salado (1340).2 En el consejo se dejan oír dos pareceres, el del viejo alfaje don Arife, que recomienda prudentemente la retirada, y el del rey granadino Yuçaf, favorable a dar lid campal a los reyes cruzados (estrs. 1363-1402). La misma escena, desarrollada en cuatro capítulos, figura en la Gran crónica de Alfonso XI,3 obra de origen y fecha inciertos, pero que no puede identificarse (contra lo por mí supuesto en publicaciones anteriores a 1960)4 con la historia de Alfonso XI que, en vida del rey, escribía su canciller Fernán Sánchez de Valladolid y que dejó inacabada en 1344. Mis últimas investigaciones sobre la tradición historiográfica referente a Alfonso XI me permiten afirmar que la Gran crónica [si bien anterior, al parecer, a 1379] se basa ya en la defectuosa Versión vulgata de la Crónica mandada trasladar por Enrique II, y que las frases, párrafos, capítulos y relatos exten­sos propios de la Gran crónica contrastan estilísticamente y políticamente con lo escrito por Fernán Sánchez de Valladolid; el interés histórico y el valor literario de estos pasajes no debe impedirnos ver en ellos interpolaciones en el texto original 4 de la Crónica (conservado por las otras dos versiones de la obra: la Versión vulgata y la Versión «Crónica de cuatro reyes»). El consejo de Albohacén sobre cómo responder a los mensajeros cristianos incluido en la Gran crónica es más complejo que el del Poema, pues inicialmente se discuten dos propuestas de don Clazer y de Mahomad Diche, señor de Marcameda, contradichas respectivamente por Botexefín de Benoriba y por el propio Albohacén, que nada tienen que ver con el relato de Rodrigo Yáñez;5 pero, a continuación, don Clarife el alárabe 6 y el rey de Granada argumentan en términos análogos a los de la versión poética. La hermandad de los dos relatos, a pesar del diferente carácter de una y otra obra, alcanza incluso al plano de la expresión. Compárense, p. ej., los pasajes siguientes del discurso de don Arife o Clarife:

    «[...] (e) bienen con sus gentes todas / contra bos e vuestros moros, / commo si fuesen a bodas / que ouiesen a correr toros; // [e] vienen bien rrefrescados / e sin afan e sin pena [...]» (Poe., 1373-1374); «[...] e, señor, los christianos vienen por sus tierras viçiosos e bien andan­tes de lo que an menester, e ansi vienen todos alegres e de una voluntad como si viniesen a bodas, los rreyes por auer la honrra, las otras gentes por auer fama» (Gr. cr. A° XI, cap. CCCXVII. (16)-(17). P, f. 314, A, f. 454v); «[...] los rreyes aqui llegaran / de batalla aperçebidos / e a uos non fallaran / e ternanse por escarnidos, // e abran grand[e] rrencura, / Tarifa derribaran, / por fecho de la freura / a sus tierras bolueran // los rrey(e)s para sus rregnados, / las gentes faran partida / e nunca serán (a)yuntados / por tienpos de la su bida. // E saldra esta friura, / buestra seña alçaredes, / quando fuer la calentura / la frontera correredes, // e faredes crua guerra / a Xeres e a Medina, / correredes por la tierra / fasta çima de Costantina [...]» (Poe., 1377-1381); «[...] e los rreyes quando vinieren no vos fallaran e tenerse an por escarnidos, [e] temiendose de vos que llegaredes sobre Tariffa otra vegada, derribarla an por el suelo e tornarse an para sus tierras, e los rreyes se partiran e bien ansi las otras gentes e nunca seran ayuntados en tienpo del mundo; e en tanto, saldra esta f[ri]ura, e a la entrada del verano partiredes de Algezira con vuestro poder, e non çercaredes villa ninguna, mas faredes entrada por la frontera e correredes fasta ençima de Cordoua, vos por vna parte e el rey de Granada por otra [...]» (Gran cr. Aº  XI, cap. CCCXVII. (20)-(26). P, f. 314v y A, f. 454v-455).

      Ahora bien, en la Gran Crónica, las «palabras de gran saber» pronunciadas por el prudente consejero se autorizan mediante una cita que atrae nuestra curiosidad:

    «Señor rrey Alboaçen, los vuestros moros vos dieron consejos los mejores que entendieron; e, señor, dixo el maestro Sujulberto, que conpuso la Historia de Affrica, que, si el ome se aperçibe de la cosa que se teme enantes que rreçiba daño, a este tal deuen dezir cuerdo e aperçebido; e todo aquel rrey o señor que quiere seguir su voluntad e pasar su entendimiento es loco e atreuido, e bien assi el rrey que tiene fuzia en gran conpaña, [c]a do son los muchos no son todos yguales en los coraçones ni sofridores de la batalla si faze menester. E por muchos consejeros no acaba el ome mas ayna lo que quiere, que los omes por mas seso que ayan no saben lo que Dios tiene ordenado para se hazer [...]» [Gran cr. Aº  XI, CCCXVII. (4)-(9)].7

A la luz de esta referencia, creo que podemos identificar también con la historia de «el maestro Sujulberto» la obra citada por el cronista con ocasión de la breve noticia sobre los primeros reyes benimerines que en la Gran crónica encabeza la extensa historia (15 capítulos) de Albohacén y la forma­ción de su imperio marroquí:8

    «Del rrey Abdalfaque vienen los rreys de Benamarin. E este rrey Abdalfaque fue el primero de los marines, e fue buen rrey en su ley e muy esforçado e dio çima a grandes fechos; e llamaronle los moros "esmeril de los rreys", que quiere dezir espejo de los rreys, e avn, segund dize la Grande Ystoria de Africa, fue llamado rrey santo, e esto fue porque en su vida nunca fue vençido el nin los suyos. E sus hijos fueron el rrey Aboyuçaf e el rrey Aboxafia. E el rrey Aboyuçafe eredo despues de la muerte del padre el reyno e fue buen rrey en su ley y passo la mar quatro vegadas e conquirio a Calatraua la Vieja e levo gran rrobo de tierra de christianos; e este rrey fue el que mato a don Nuño de Lara cerca de Eçija. E desque murio, eredo su hermano Aboxafia el reyno, e fue buen rrey. E bien anssi fueron todos los otros rreyes muy buenos que descendieron deste linage; e ganaron las tierras veniendo bien desde çima de Oriente fasta los mares del Estrecho, e metieron so su señorio a Marruecos que era inperio, e conquirieron el Poniente e el Algarbe e los rreynos que agora son llamados Benamarin, e por esto les mudaron los nonbres a estos rreynos que avemos dicho, por que fueron conquistados de los mari­nes» [Gran cr. Aº  XI, CCXIV. (3)-(20)].9

La Gran crónica alude también incidentalmente,10 a «el rrey Gomaraçan, el braçero señor del azagaya», fundador del reino de Tremecén.

      Esta Grande Ystoria de Africa y este «maestro Sujulberto» me son descono­cidos; pero no deben considerarse una invención del historiador que amplifi­có la Crónica de Alfonso XI de Fernán Sánchez de Valladolid.

Diego Catalán. La Estoria de España de Alfonso X. Creación y evolu­ción. (1990)

NOTAS

 

* Publicado en Romance Philology, XVII (1963-64), 346-353 (en el «María Rosa Lida de Malkiel Memorial»). Las adiciones incluyen pasajes basados en D. Catalán, Gran crón. Alf. XI (1976).

1   El Poema de Alfonso XI, ed. Yo Ten Cate, RFE-Anejo 65, Madrid: CSIC, 1956. [Sobre algunos importantes defectos de esta edición véase D. Catalán, «Hacia una edición crítica del Poema de Alfonso XI», Hispanic Studies in Honour of I. González Lluvera, ed. F. Pierce, Oxford: Dolphin Books, 1959, pp. 105-112, y «Las estrofas mutiladas en el ms. E del Poema de Alfonso XI», NRFH, XIII (1959), 325-334.] Sobre el autor y fecha del Poema véase D. Catalán, Poema de Alfonso XI. Fuentes, dialecto, estilo, Madrid: Gredos, 1953 [obra en buena parte superada, debido a las investigaciones citadas en la n. 4].

2  Los términos del mensaje y de la respuesta de Albohacén son rigurosamente históricos. Cfr. Catalán, Un prosista anónimo del siglo XIV (La Laguna, 1955), pp. 82-88 (en que me refiero al pasaje correspondiente de la Gran Crónica de Alfonso XI) [y, mejor, Catalán, Gran crón. Alfº XI (1967), pp. 133-137].

3  El mejor manuscrito de la que he bautizado Gran crónica de Alfonso XI es P (ms. Esp. 329 de la Bibl. Nat., París); su testimonio (cuya importancia sólo comprobé en 1960) ha solucionado definitivamente la cuestión del contenido y extensión originaria de la obra. Muy semejante a P es A (ms. 1015 de la Bibl. Nac., Madrid), que contiene un texto mixto influido por otras versiones de la Crónica (sobre todo por un ms. análogo a M = 323 de la Bibl. Menéndez Pelayo, Santander); frente a lo que yo pensaba en anteriores estudios, la utilización de esas versiones de la Crónica no implica ninguna omisión importante del texto de la Gran crónica (sino, por el contrario, toda una serie de retoques y adiciones que me ocultaron la estructura original de esta obra). Información complementaria nos proporcionan dos historias del s. XVI que alcanzaron a conocer y aprovecharon extensamente otros mss. de la Gran crónica distintos de los conocidos: una Historia de España en décadas (R: ms. 1342 de la Bibl. Nac, Madrid) y las Ilustraciones de la casa de Niebla (1541) de Pedro Barrantes Maldonado (B: ms. 9.1.6-B.19, mod. 9/134 de la Real Academia de la Historia, Madrid; ed. en Mem. Hist. Esp., IX-X, Madrid, 1857). Tengo casi acabada una edición crítica de la Gran crónica de Alfonso XI y de la Crónica de Alfonso XI [La primera ha sido ya publicada: Gran Cr. A° XI-Catalán (1976); sobre la segunda puede verse, por ahora, D. Catalán, La tradición manuscrita en la «Crónica de Alfonso XI», Madrid: Gredos, 1974].

4  En el trabajo, «La historiografía en verso y en prosa de Alfonso XI a la luz de nuevos textos» [publicado en tres partes: I, BRAH, CLIV (1964), 79-126; II, BRAH, CLVI (1965), 58-67; III, AEM, II (1965), 257-299], someto a rigurosa autocrítica todas mis anteriores publicacio­nes relativas a la Crónica, la Gran crónica y el Poema de Alfonso XI, llegando a conclusiones muy diferentes de las que tuve anteriormente por ciertas. Mis actuales ideas sobre la estructura de la Gran crónica exigen replantear el problema de las relaciones entre los varios textos historiográficos referentes al reinado de Alfonso XI. Los puntos de contacto entre el Poema y la Crónica son muy escasos [véase Catalán, Gran crón. de Alf. XI, pp. 163-170], en cambio, buena parte de los detalles y episodios añadidos por la Gran crónica se relacionan íntimamente con el texto del Poema, que debe considerarse la fuente inspiradora de las adiciones [véase Catalán, Gran crón. Alf. XI, pp. 170-204]. Sin embargo, en algunos episodios comunes, el texto cronístico, no sólo es más amplio y rico en detalles que el de su fuente poética, sino que añade información histórica adicional, explicable sólo por la consulta de una segunda fuente o el recuerdo directo de un refundidor que alcanzó a vivir los sucesos relatados. Menos problemáticos resultan otros muchos episodios de la Gran crónica ajenos al relato de Rodrigo Yáñez que revelan el conocimiento de datos históricos comprobables a través de otra documentación contemporánea [véase, ahora, Catalán, Gran crón. Alf. XI, pp. 195-204 y 204-226].

He comentado alguno de estos pasajes en «Ideales moriscos en una crónica de 1344», NRFH, VII (1953), 570-582 (especialmente, 573-575); véase también Un prosista anónimo, pp. 64-70 [y, ahora, Catalán, Gran crón. de Alf. XI, pp. 106-110].

6  En una escena anterior de la Gran crónica (ms. P, caps. 299-300; ms. A, laguna y cap. 327), Albohacén acude a don Clarife el alárabe para que le interprete un sueño présago (de la derrota del Salado) que tiene la reina Fátima; en el Poema corresponde una laguna de cuatro folios. Don Clarife figura, en cambio, en el Poema (1058-1062) como responsable de la decisión, tomada por Albofacén en el primer consejo que reúne después de cruzar el Estrecho, de ir a asentar los reales sobre Tarifa (consejo resumido por la Gran crónica sin dar nombres de asistentes, ms. P, cap. 288; ms. A, cap. 289). Sin embargo la lección «don Arife» del ms. E del Poema (y su copia, el ms. M) no es un error; Fernão Lopes, que aprovechó en su Crónica de Portugal de 1419 esta escena del Poema, habla también de «Arife, mouro velho da Berberia» (cfr. Catalán, Un prosista anónimo, 1955, pp. 213-220, 224-225 [v, mejor, ahora, Gran crón. Alf. XI, pp. 106-110]) [cArīf ibn Yaḥyà, emir de la tribu árabe de los Banū Suwaid, fue, efectivamente, el amigo íntimo y principal consejero de Abū l-Ḥasan durante todo su reinado. Véase Ibn Marzūq, f. 87 (E. Lévi-Provençal, «Un nouveau texte d’histoire mérinide: Le Musnad d’ibn Marzūḳ», Hesperís, V (1925), 1-82; específicamente, pp. 54-56 y M. J. Viguera, El «Musnad»: Hechos memorables de Abū l-Hasan sultán de los benimerines, Madrid: Instituto Hispano-Árabe de Cultura, 1977, pp. 303-304 y s.v.), así como Ibn Jaldūn (Ibn Khaldoun, Histoire des Berbères, trad. Slane, nouvelle éd., 4 vols.: I, París, 1925; II, París, 1927; III, París, 1-934; IV, París, 1956), I, pp. 97-99, III, p. 427 y IV, pp. 222, 227, 282, etc.]

7 Ms. P, cap. 317; ms. A, cap. 344. Cito por mi edición [Gran cr. Aº XI (1976)].

8  Este extenso relato, de un extraordinario dramatismo, es característico de la Gran crónica. La Crónica ofrece, en cambio, una sobria historia del linaje de los benimerines, encuadrada en la de los almohades v completada con la de los abdalvedes.

9  Ms. P, cap. 214; ms. A, cap. 215.

10  Ms. P, cap. 234; ms. A, cap. 235.

CAPÍTULOS ANTERIORES:  LA ESTORIA DE ESPAÑA DE ALFONSO X. CREACIÓN Y EVOLUCIÓN:

PRESENTACIÓN

1.- PRESENTACIÓN. «LA ESTORIA DE ESPAÑA DE ALFONSO X. CREACIÓN Y EVOLUCIÓN»

I. ALFONSO X HISTORIADOR

*  2.- 1. LA FUNCIÓN DEL CONOCIMIENTO EN LA RESTAURACIÓN DEL IMPERIUM

3.- 2. LA HISTORIA COMO CONOCIMIENTO CIERTO Y EXHAUSTIVO DE LOS HECHOS PASADOS

4.- 3. TEXTO Y GLOSA. LA EXPLICACIÓN DE HECHOS Y PALABRAS

5.- 4. LA ESTRUCTURACIÓN CRONOLÓGICA DE UNA HISTORIA ECUMÉNICA

6.- 5. LA ARMONIZACIÓN DE LO NARRADO Y EXPLICADO POR LAS VARIAS FUENTES EN LA GENERAL ESTORIA

7.- 6. LA ESTORIA DE ESPAÑA HISTORIA DEL SOLAR «ESPAÑA» Y DE SUS NATURALES

8.- 7. DOS PRINCIPIOS DE ESTRUCTURACIÓN: LOS SEÑORÍOS Y LA CRONOLOGÍA

9.- 8. LA ARMONIZACIÓN DE LOS RELATOS DE LAS FUENTES EN LA ESTORIA DE ESPAÑA

*   10.- 9. LA EXPLICACIÓN DE LOS HECHOS

*   11.- 10. EJEMPLARIDAD Y DECORO HISTORIOGRÁFICOS

*   12.- 11. EL ESPEJO DE LA HISTORIA

II. EL TALLER HISTORIOGRÁFICO ALFONSI.

13.- 1. LA PRIMERA CRÓNICA GENERAL NO ES LA CUMPLIDA REALIZACIÓN DE LA ESTORIA DE ESPAÑA PROYECTADA POR ALFONSO X

14.- 2. CÓMO SE ELABORÓ LA ESTORIA DE ESPAÑA EN LAS ESCUELAS ALFONSÍES. ETAPAS VARIAS EN LA COMPILACIÓN

15.- 3. LA «QUARTA PARTE» DE LA ESTORIA DE ESPAÑA. LA SECCIÓN DEDICADA A LA HISTORIA «CONTEMPORÁNEA» (ALFONSO VII-AÑO 1243)

16.- 4. LA «QUARTA PARTE» DE LA ESTORIA DE ESPAÑA EN LA SECCIÓN DEDICADA A LA HISTORIA «MODERNA» (FERNANDO I-ALFONSO VI)

17.- 5. LA «TERCERA PARTE» DE LA ESTORIA DE ESPAÑA

III. ALFONSO X NO UTILIZÓ EL «TOLEDANO ROMANZADO»

18.- INTRODUCCIÓN

19.- 1. VERSIONES EN ROMANCE DEL TOLEDANO

20.- 2. LOS MANUSCRITOS COMPLETOS DEL TOLEDANO ROMANZADO

* 21.- 3. LA «CHRONICA OMNIUM PONTIFICUM ET IMPERATORUM ROMANORUM» INCORPORADA A LA «OPERA HISTORICA» DE DON RODRIGO XIMÉNEZ DE RADA Y AL «TOLEDANO ROMANZADO»

22.- 4. EL PROBLEMA DE LA FECHA Y EL AUTOR DEL ROMANZAMIENTO

23.- 5. LA «HISTORIA DE LOS GODOS» DEL TOLEDANO ROMANZADO NO ES UNA HISTORIA GOTHICA CONTINUADA

24.- 6. LA « YSTORIA DE LOS GODOS» DEL TOLEDANO ROMANZADO NO ES UNA TRADUCCIÓN AMPLIADA DEL TOLEDANO

25.- 7. ADICIONES DEL TRADUCTOR

26.- 8. LA PRIMERA CRÓNICA GENERAL NO UTILIZÓ EL TOLEDANO ROMANZADO

IV. EL MIO CID DE ALFONSO X Y EL DEL PSEUDO IBN AL-FARAŶ

*   27.- INTRODUCCIÓN

*   28.- 1. LA ESTORIA DE ESPAÑA DE ALFONSO X Y LA PRIMERA CRÓNICA GENERAL

29.- 2. EL FIN DE LA ESTORIA DE ESPAÑA ALFONSÍ Y LA ESTORIA CARADIGNENSE DEL CID

*   30.- 3. EL MIO CID QUE UTILIZÓ ALFONSO X

31.- 4. LA «REFUNDICIÓN DEL MIO CID» Y LA «LEYENDA DE CARDEÑA»

32.- 5. CONCLUSIÓN

V. LA «VERSIÓN CRÍTICA» DE LA ESTORIA DE ESPAÑA Y SUS DERIVACIONES

*   33.- 1. UNA VERSIÓN OLVIDADA DE LA CRÓNICA GENERAL

34.- 2. LA «VERSIÓN VULGAR» Y LA «VERSIÓN ENMENDADA DESPUÉS DE 1274» DE LA ESTORIA DE ESPAÑA

35.- 3. UN «ARREGLO» DE LA «VERSIÓN ENMENDADA»

36.- 4. LOS REYES ASTUR-LEONESES. LOS MSS. L, *Ľ Y LA CRÓNICA GENERAL VULGATA

37.- 5. DOS RAMAS TEXTUALES DERIVADAS DE LA MISMA «*VERSIÓN CRÍTICA»

38.- 6. APARICIÓN DE LA VERSIÓN CRÍTICA. EL MS. SS

VI. POESÍA Y NOVELA EN LA HISTORIOGRAFÍA CASTELLANA DE LOS SIGLOS XIII Y XIV

39.- 1. LA SECULARIZACIÓN DE LA HISTORIOGRAFÍA POR OBRA DE ALFONSO X

40.- 2. DESINTEGRACIÓN DE LOS MÉTODOS HISTORIOGRÁFICOS ALFONSÍES

41.- 3. LA NOVELA CIDIANA CARADIGNENSE

42.- 4. NOVELIZACIÓN DE LA CRÓNICA GENERAL

43.- 5. CONCLUSIÓN

VII. LA ESTORIA DE LOS REYES MOROS QUE OVO EN AFRICA QUE ASEÑOREARON A ESPAÑA DE SIGISBERTO Y LA CRÓNICA FRAGMENTARIA

Diseño gráfico: 


La Garduña Ilustrada 

Imagen: Ramiro I y Sancho Ramírez, vía Wikipedia

43.- 5. CONCLUSIÓN

43.- 5. CONCLUSIÓN

5. CONCLUSIÓN. VI. POESÍA Y NOVELA EN LA HISTORIOGRAFÍA CASTELLANA DE LOS SIGLOS XIII Y XIV

      La iniciativa alfonsí de vulgarizar la historia, utilizando en sus grandes compilaciones el castellano, y la novedad de prosificar in extenso los cantares de gesta, tuvieron por consecuencia una rápida degeneración de la historio­grafía tan pronto como una nueva generación de cronistas substituyó a las escuelas de «estoriadores» de Alfonso X.

      Pero, al mismo tiempo, es indudable que la desaparición del rigor científi­co liberó al género cronístico de las trabas que anteriormente coartaban el desarrollo de una historiografía con vuelos literarios. La incorporación a la «Crónica General de España» de los temas novelescos de la épica tardía y la libre manipulación de las fuentes a que se acostumbraron los cronistas post-alfonsíes facilitaron el desarollo de un arte nuevo de historiar, más rico en elementos retóricos y más dramático y vivo, cuya importancia para la formación de la prosa española no ha sido tenida en cuenta.

      La admiración de don Juan Manuel respecto al contenido y al estilo de la *Crónica manuelina nos asegura que las transformaciones sufridas por la narración cronística a fines del s. XIII y principios del s. XIV no fueron ajenas a la aparición del primer clásico de la literatura española.

Diego Catalán. La Estoria de España de Alfonso X. Creación y evolu­ción. (1990)

Universität Bonn y Seminario Menéndez Pidal

 

CAPÍTULOS ANTERIORES:  LA ESTORIA DE ESPAÑA DE ALFONSO X. CREACIÓN Y EVOLUCIÓN:

PRESENTACIÓN

1.- PRESENTACIÓN. «LA ESTORIA DE ESPAÑA DE ALFONSO X. CREACIÓN Y EVOLUCIÓN»

I. ALFONSO X HISTORIADOR

*  2.- 1. LA FUNCIÓN DEL CONOCIMIENTO EN LA RESTAURACIÓN DEL IMPERIUM

3.- 2. LA HISTORIA COMO CONOCIMIENTO CIERTO Y EXHAUSTIVO DE LOS HECHOS PASADOS

4.- 3. TEXTO Y GLOSA. LA EXPLICACIÓN DE HECHOS Y PALABRAS

5.- 4. LA ESTRUCTURACIÓN CRONOLÓGICA DE UNA HISTORIA ECUMÉNICA

6.- 5. LA ARMONIZACIÓN DE LO NARRADO Y EXPLICADO POR LAS VARIAS FUENTES EN LA GENERAL ESTORIA

7.- 6. LA ESTORIA DE ESPAÑA HISTORIA DEL SOLAR «ESPAÑA» Y DE SUS NATURALES

8.- 7. DOS PRINCIPIOS DE ESTRUCTURACIÓN: LOS SEÑORÍOS Y LA CRONOLOGÍA

9.- 8. LA ARMONIZACIÓN DE LOS RELATOS DE LAS FUENTES EN LA ESTORIA DE ESPAÑA

*   10.- 9. LA EXPLICACIÓN DE LOS HECHOS

*   11.- 10. EJEMPLARIDAD Y DECORO HISTORIOGRÁFICOS

*   12.- 11. EL ESPEJO DE LA HISTORIA

II. EL TALLER HISTORIOGRÁFICO ALFONSI.

13.- 1. LA PRIMERA CRÓNICA GENERAL NO ES LA CUMPLIDA REALIZACIÓN DE LA ESTORIA DE ESPAÑA PROYECTADA POR ALFONSO X

14.- 2. CÓMO SE ELABORÓ LA ESTORIA DE ESPAÑA EN LAS ESCUELAS ALFONSÍES. ETAPAS VARIAS EN LA COMPILACIÓN

15.- 3. LA «QUARTA PARTE» DE LA ESTORIA DE ESPAÑA. LA SECCIÓN DEDICADA A LA HISTORIA «CONTEMPORÁNEA» (ALFONSO VII-AÑO 1243)

16.- 4. LA «QUARTA PARTE» DE LA ESTORIA DE ESPAÑA EN LA SECCIÓN DEDICADA A LA HISTORIA «MODERNA» (FERNANDO I-ALFONSO VI)

17.- 5. LA «TERCERA PARTE» DE LA ESTORIA DE ESPAÑA

III. ALFONSO X NO UTILIZÓ EL «TOLEDANO ROMANZADO»

18.- INTRODUCCIÓN

19.- 1. VERSIONES EN ROMANCE DEL TOLEDANO

20.- 2. LOS MANUSCRITOS COMPLETOS DEL TOLEDANO ROMANZADO

* 21.- 3. LA «CHRONICA OMNIUM PONTIFICUM ET IMPERATORUM ROMANORUM» INCORPORADA A LA «OPERA HISTORICA» DE DON RODRIGO XIMÉNEZ DE RADA Y AL «TOLEDANO ROMANZADO»

22.- 4. EL PROBLEMA DE LA FECHA Y EL AUTOR DEL ROMANZAMIENTO

23.- 5. LA «HISTORIA DE LOS GODOS» DEL TOLEDANO ROMANZADO NO ES UNA HISTORIA GOTHICA CONTINUADA

24.- 6. LA « YSTORIA DE LOS GODOS» DEL TOLEDANO ROMANZADO NO ES UNA TRADUCCIÓN AMPLIADA DEL TOLEDANO

25.- 7. ADICIONES DEL TRADUCTOR

26.- 8. LA PRIMERA CRÓNICA GENERAL NO UTILIZÓ EL TOLEDANO ROMANZADO

IV. EL MIO CID DE ALFONSO X Y EL DEL PSEUDO IBN AL-FARAŶ

*   27.- INTRODUCCIÓN

*   28.- 1. LA ESTORIA DE ESPAÑA DE ALFONSO X Y LA PRIMERA CRÓNICA GENERAL

29.- 2. EL FIN DE LA ESTORIA DE ESPAÑA ALFONSÍ Y LA ESTORIA CARADIGNENSE DEL CID

*   30.- 3. EL MIO CID QUE UTILIZÓ ALFONSO X

31.- 4. LA «REFUNDICIÓN DEL MIO CID» Y LA «LEYENDA DE CARDEÑA»

32.- 5. CONCLUSIÓN

V. LA «VERSIÓN CRÍTICA» DE LA ESTORIA DE ESPAÑA Y SUS DERIVACIONES

*   33.- 1. UNA VERSIÓN OLVIDADA DE LA CRÓNICA GENERAL

34.- 2. LA «VERSIÓN VULGAR» Y LA «VERSIÓN ENMENDADA DESPUÉS DE 1274» DE LA ESTORIA DE ESPAÑA

35.- 3. UN «ARREGLO» DE LA «VERSIÓN ENMENDADA»

36.- 4. LOS REYES ASTUR-LEONESES. LOS MSS. L, *Ľ Y LA CRÓNICA GENERAL VULGATA

37.- 5. DOS RAMAS TEXTUALES DERIVADAS DE LA MISMA «*VERSIÓN CRÍTICA»

38.- 6. APARICIÓN DE LA VERSIÓN CRÍTICA. EL MS. SS

VI. POESÍA Y NOVELA EN LA HISTORIOGRAFÍA CASTELLANA DE LOS SIGLOS XIII Y XIV

39.- 1. LA SECULARIZACIÓN DE LA HISTORIOGRAFÍA POR OBRA DE ALFONSO X

40.- 2. DESINTEGRACIÓN DE LOS MÉTODOS HISTORIOGRÁFICOS ALFONSÍES

41.- 3. LA NOVELA CIDIANA CARADIGNENSE

42.- 4. NOVELIZACIÓN DE LA CRÓNICA GENERAL

Diseño gráfico: 


La Garduña Ilustrada 

Imagen:  Maestro de Pedret: Ancianos del Apocalipsis. Pintura mural del ábside de la iglesia de San Quirce de Pedret (finales del siglo XI). Solsona, museo Diocesano y Comarcal.

42.- 4. NOVELIZACIÓN DE LA CRÓNICA GENERAL

42.- 4. NOVELIZACIÓN DE LA CRÓNICA GENERAL

4. NOVELIZACIÓN DE LA CRÓNICA GENERAL. VI. POESÍA Y NOVELA EN LA HISTORIOGRAFÍA CASTELLANA DE LOS SIGLOS XIII Y XIV

      El triunfo de la nueva historiografía novelesca en la Crónica General de España se consuma antes de finalizar la centuria. Su más típico representan­te, la Crónica de Castilla, remonta a los últimos años del s. XIII.32 Esta crónica, además de incorporar la extensa y fabulosa *Estoria del Cid del pseudo Ibn al-Faraŷ, dio amplia acogida a un cantar de gesta tan tardío y anti-histórico como eran las Mocedades de Rodrigo, donde, entre otras cosas no más verosí­miles, se contaba la entrada victoriosa de Fernando I y el Cid hasta Toulouse, para humillar la soberbia del rey de Francia, del Emperador y del Papa romano, que querían hacer a España tributaria.33 Toda la historia de los primeros reyes de Castilla se tiñe de carácter cidiano; los resúmenes épicos ahogan completamente a la información histórica heredada de la primitiva compilación alfonsí. En algunos casos, el cronista incluso siente el deseo de transcribir sin prosificar los versos más famosos de la gesta:

—Vos venides jurar por la muerte
    del rrey don Sancho vuestro hermano,
que nin lo matastes,
    nin fuestes en consejarlo.
Dezid: Sy juro,
    vos e estos fijos dalgo.—
Et el rrey e ellos
    dixieron: Sy juramos.
—Sy non, tal muerte murades
    qual murio vuestro hermano.
Villano vos mate,
    que non sea fijo dalgo;
de otra tierra venga,
    que non sea castellano.—
Amen, rrespondio el rrey
    e los doze fijos dalgo.
—Vos venides jurar
    por muerte de mi señor,
que nin lo matastes,
    nin fuestes consejador. —
Rrespondio el rrey con los doze que con el eran: Sy juramos.
—Sy non, tal muerte murades
    qual murio mi señor.
Villano vos mate,
    ca fijo dalgo no;
de otra tierra venga
    e non del rregno de Leon. —
Amen, rrespondio el rrey
    mudada la color.
Tres vezes lo conjuro el Çid a el
    e a los doze fijos dalgo que con el son.
Rrespondieron: Amen. Pero que fue muy sañudo el rrey contra el Çid,
e dixole: —Varón Rruy Dias,
    por que me afyncades tanto?
que oy me juramentades
    e cras besaredes mi mano.—
Rrespondio el Çid:
    —Commo me fizieredes algo,
ca en otra tierra
    sueldo dan a fijos dalgo
e asy faran a mi
    quien me quisiere por vasallo.34

Otro ejemplo:

—E los que comigo fuerdes,
    de Dios ayades buen grado;
e los que aca fyncaredes,
    quiero me yr vuestro pagado. —
Estonçe fablo don Aluar Hañes
    su primo cormano:
—Conbusco yremos todos, Çid,
    por yermos e por poblados,
e nunca vos falleçeremos
    en quanto seamos biuos e sanos,
conbusco despenderemos
    las mulas e los cauallos
    e los aueres e los paños,
sienpre vos seguiremos
    commo leales amigos e vasallos.35

      Estas características de la Crónica de Castilla son bien conocidas. Pero no se ha destacado que la novelización de la historia se extiende a los pasajes de origen erudito, en que no hay influencia de la poesía juglaresca. La desenvoltura con que el refundidor de la Crónica General altera los materia­les históricos tradicionales merece un estudio detenido. Voy a ejemplificar sus métodos con un par de pasajes típicos.

      La Primera crónica, glosando al Toledano y al Tudense, aludía de pasada a los últimos actos como cristiano de Alfonso VI antes de morir:

    «...recibio ell sagrado et muy sancto cuerpo de Jhesu Christo, pero fecha ante su confession muy general et muy cumplida, et recebida la penitencia ende, et librado todo su fecho de quantas cosas deuie, fino...»36

Nuestro cronista no se consideró satisfecho, y quiso crear una escena aparte, contando la muerte ejemplar del conquistador de Toledo. En ella, no sólo recoge, reordena y desarrolla las alusiones de la Primera crónica,37 sino que inventa el contenido de la «muy cumplida» confesión general a que la Cróni­ca hacía referencia:

    «Señor padre Ihesu Christo, que el tu santo cuerpo diste a marti­rio e a muerte por nos, e fue derramada la tu sangre en el mundo por la nuestra vida e por la nuestra salud, ca por la tu muerte somos libres de la grant escuridad de las tynieblas en que eramos por el pecado de los nuestros primeros padres; Señor, en el tu poder son los rregnos e tuyo es el poder de dar e de toller tan sola mente, e todas las cosas son al tu mandamiento. Señor, tu me diste rregnos a mandar en este mundo mas que yo non te meresci, e yo te serui con ellos non tan conplida mente commo deuiera, pasando en todas las cosas contra los tus mandamientos, non ygualando el derecho com­mo deuia, por que me tengo por errado contra ty. E agora, Señor, es tu voluntad de me toller los rregnos que me diste, e que me vaya deste mundo adonde la tu mercet fuere; Señor, sea la tu mercet que lieues la mi alma al tu santo paraiso, do los tus santos son, e non sea desanparada de la tu grant misericordia. E otrosy, Señor, non desanpares estos rregnos de Castilla e de Leon que fyncan en tan grant desanparo por mengua de señor, nin quieras dar lugar a los enemi­gos de la fe catolica que querrán follar los tus santos altares en que se consagra cada dia el tu santo cuerpo, nin des lugar a los malos que querran andar sueltos por la tierra faziendo mucho mal a los tus sieruos e rrobando los caminos, e da les algunt pastor bueno que los rriga al tu seruicio»38

      El cronista que así se preocupa en revestir literariamente el relato tradi­cional con adiciones deducidas de la situación y del contexto, aplica otras veces su inventiva a perfeccionar la historia refiriendo sucesos libremente fabulados con el solo propósito de ajustar el comportamiento de los persona­jes históricos a unas normas de actuación ideal. Valga como ejemplo la intervención del Cid a raíz de la traición sufrida por Alfonso VI en Rueda.

      La Historia Roderici contaba:

    «Imperator autem reuersus est ad sua castra nimium tristis. Quo audito, Rodericus, qui erat in Tutela, uenit ad imperatorem. Impera­tor autem recepit eum honorifice, et diligenter precepit ei ut sequeretur eum ad Castellam. Rodericus autem secutus est eum. Sed imperator adhuc tractauit in corde suo multa inuidia et consilio maligno, ut eiceret Rodericum de terra sua. Rodericus autem hoc comperiens, noluit ire ad Castellam...»39

La Estoria de España alfonsí, al traducir este pasaje, lo había «moralizado», disimulando el carácter fallido de la reconciliación:

    «Quando esto uio el rey don Alffonso, ouo ende muy grand pesar, et tornose a la posada muy yrado et muy sannudo. Roy Diaz Cid el Campeador, quando oyo lo que contesciera al rey don Alffonso en aquel castiello, fuesse para el con grand caualleria. Et el rey, quandol uio, fue muy alegre et plogol mucho con el, et recibiol muy bien, et perdonol, et mandol que se uiniesse con el pora Castiella. Mas el Cid non pudo estonces uenir con el; et el rey don Alffonso tornosse pora Castiella»40

Pero a la Crónica de Castilla le pareció inadmisible la pasividad del rey y del héroe después de lo ocurrido en Rueda, e hizo asumir al Cid el papel de vengador. En un principio, reproduce, más o menos, el relato alfonsí, pero supone que es Alfonso VI quien manda venir al Cid y le pide que le pese de la traición de los moros de Rueda;41 Rodrigo, entonces, aprovecha la ocasión para obtener del rey ciertos privilegios en favor de los hidalgos castellanos:

    «E el Çid agradesçiole la merçet que le fazia, mas dixole que nunca verrnia a la su merçet sy non le otorgase lo que le queria demandar. E el otorgo gelo. Et el Çid demando que quando alguno ouiese de sallir de la tierra, que ouiese treynta dias de plazo, asy commo ante auia nueue; e que non pasase contra ningunt omne fijo dalgo ni çibdadano syn ser oydo commo deuia con derecho; ni pasase a las villas ni a los lugares contra sus fueros nin contra sus preuillejos nin contra sus buenos vsos, nin les echase pecho ninguno desaforado, sy non que se le pudiese alçar toda la tierra por esto fasta que lo emendase. Et el rrey otorgo gelo todo».42

Seguidamentre, aclara que si el Cid no va con el rey a Castilla es porque se propone castigar a los moros traidores:

    «Estonçe dixole que se veniesse con el para Castilla. Estonce dixo el Cid que lo non faria, mas que se terrnia çercado aquel lugar fasta que le diese derecho de aquel moro e de los que eran con el. E el rey agradesçiogelo mucho lo que dezia, e vinose para Castilla. E finco el Çid sobre aquel lugar»43

El pormenorizado relato del fabuloso cerco de Rueda por el Cid, incluido en el capítulo siguiente, nos muestra cómo el cronista refundidor no siente el menor embarazo al narrar un suceso por él imaginado:

    «Cuenta la estoria que yugo el Cid grant tiempo sobre Rueda, e tanta guerra e tanta premia les fizo fasta que les menguo la vianda en tal manera que se morian de fanbre, en guisa que era tan grande la flaqueza en ellos que ya non podían lidiar nin defender el castillo, e querianlo dar de buena mente sy el Çid les diese salida; mas el non queria sy non sus cuerpos dellos por vengar el rrey. Et quando aquello vieron, salieronse del castillo a conpañas e dauanse a catiuo; e tanta salia de la gente que fynco el castillo yermo. Et desi conbatiolo el Cid e tomolo por fuerça e prendio a Almofalaz e quantos eran con el, e mato muchos e los otros fueron catiuos, en guisa que non fynco ninguno dellos. E enbio estonce preso a Almofalaz con sus consejeros al rrey don Alfonso. Con este presente plugole mucho, e fizo muy grant justicia dellos, e enbio mucho agradescer al Cid en commo lo ayudara a vengar de la grant desonrra e daño que rrescibiera».44

      Los ejemplos citados creo que ilustran suficientemente hasta qué punto la prosa histórica de los últimos años del s. XIII había abandonado las normas de Alfonso X y se había lanzado por el camino de la invención.

      El conocimiento de estos nuevos procedimientos historiográficos me pa­rece de capital importancia para el estudio de las fuentes perdidas que se reflejan en las Crónicas, especialmente de las fuentes épicas.45 Sírvanos como ilustración de ello un pasaje donde Menéndez Pidal creyó preciso suponer la interferencia de una gesta desconocida.46

      La histórica derrota sufrida por el conde Berenguer de Barcelona a manos del Cid, que terminó con la prisión de la flor del ejército franco y aún del propio conde, se cuenta en la Estoria de España combinando cuidadosa­mente los relatos complementarios de dos fuentes contemporáneas: la Histo­ria Roderici y el Bayān de Ibn cAlqama. Según el texto de la Estoria de España conservado por la Primera crónica, al finalizar la batalla,

    «el conde Berenguiel, quando uio que Dios le auie yrado, ueno muy omillosamientre a mesura del Çid et metiose en sus manos. El Çid recibiol muy bien et onrrol mucho et enuiol. Desi estaio estonces con aquellos presos que tenie por muy grand auer, et sobresso quel diessen demas las espadas preciadas que fueran de otros tiempos...» etc.47

Lo mismo dice la Crónica de veinte reyes, que conserva algún detalle de la Historia Roderici omitido por la Prímera crónica: «...El Cid destajo entonces con aquellos que tenia presos por ocho mill marcos y que le diesen avn demas las espadas preciadas...»48 («quatenus ob redemptionem suam .LXXX. milia marcas de auro Ualentie sibi darent»).49

      A continuación, siguiendo a Ibn cAlqama, las crónicas basadas en la Estoria de España alfonsí cuentan que el rey de Denia y Tortosa, sabidor de la derrota del conde, muere, con lo que Rodrigo se siente señor del Levante. En la Primera crónica:

    «el Çid fue muy loçano por ello, et creciol tanto el coraçon que non tenie en nada a quantos omnes de armas eran en su tiempo en Espanna. Et dessi tornosse essa ora el Çid Roy Diaz pora Valencia, et dixo que ell apremiarie a quantos sennores en ell Andaluzia eran, de guisa que todos serien suyos; et que el rey Rodrigo que fuera sennor dell Andaluzia que non fuera de linnage de reys et pero que rey fue et regno, et que assi regnarie ell et que serie el segundo rey Rodrigo»50

      Como ha hecho notar Menéndez Pidal,51 esta desmesura del Cid (que consignan los historiadores árabes)52 fue considerada inadmisible por varios historiadores cristianos medievales. La propia Crónica de veinte reyes censuró el pasaje, omitiendo la escandalosa comparación con el rey Rodrigo. Reto­ques de este tipo son normales en la historiografía alfonsí.

      Pero el comportamiento de la Crónica de Castilla es muy distinto. Para moralizar los párrafos finales, subsituyó la soberbia del Cid, al saber la muerte del rey de Denia y Tortosa, por una oración y por una entrada triunfal en Valencia:

    «Et el Cid fue tan alegre que fynco los ynojos et gradesçio mucho a Dios quanta mercet le fiziera en acabar tan grant fecho commo aquel et los otros. Et desi torrnose para Valencia, et salio el Rey a rreçebirlo con grant alegría e con grant alboroço»54

También es característica de esta Crónica la explicación de por qué y cómo el conde barcelonés derrotado se entrega prisionero al Cid:

    «Cuenta la estoria que yendo el conde fuyendo, que le dixieron commo eran presos todos los sus altos omnes que vinieran con el, e toda la otra gente muertos e presos, e fue muy grande el quebranto que tomo, de guisa que cayo del cauallo e perdio la fabla. E los que yuan con el echaronle del agua en el rrostro; e quando acordo, començo de rrecontar su mal diziendo que auia ayrado a Dios, por que quería contender con su sieruo; et pues que asi era, que queria ante ser preso con los suyos que non torrnar a su tierra, e que se queria meter en las manos del Cid de buena ventura. E consejaronle que lo non fiziese. Mas el non quiso catar por su consejo, e torno se para el Cid mucho omildosamente e pusose a su mesura que feziese en el commo fuese su voluntad».

que precede al relato, coincidente con el de la Primera crónica, sobre cómo se comporta el Cid con los prisioneros:

    «Et estonce el Cid fizole mucha onrra e mucho bien. E estonce estajo con el por los presos que tenia, e dio le grant auer, e demas las espadas presciadas de todos que fueran de otro tienpo...»55

Menéndez Pidal,56 considerando al formador de la Crónica de Castilla discípulo fiel de la escuela alfonsí, creyó impensable que hubiese ideado por su cuenta la escenita dramática extraña a las restantes Crónicas, y supuso que esta escena procedía de una desconocida fuente juglaresca cidiana mane­jada por Alfonso X. Según su modo de ver, la Crónica de Castilla reproduciría aquí fielmente el borrador de la Estoria de España alfonsí; mientras la Prime­ra crónica y la Crónica de veinte reyes habrían abreviado malamente el relato original, conservando sólo la frase «el Conde Berenguiel quando uio que Dios le auie yrado, ueno muy omillosa mientre a mesura del Cid».57 Pero es el caso que esta versión concisa del razonamiento del conde es traducción fiel de la Historia Roderici:

    «Comes autem Berengarius, uidens et cognoscens se a Deo uerberatum et confusum et in manu Roderici captum, humilis misericordiam ei petens, ante Roderici in suo tentorio sedentis peruenit, eique indulgentiam multa prece expetiit»58

y, por tanto, la escena de la Crónica de Castilla debe explicarse como una amplificación: El cronista refundidor se propuso desarrollar la lección moral implícita en la frase procedente de la fuente latina, y al mismo tiempo, trató de justificar la aparente decisión del conde de venir voluntariamente a poder del Cid.59 Conociendo los criterios historiográficos que presidieron la elaboración de esta Crónica, la hipótesis del poema épico desconocido resulta completamente innecesaria.

      En fin, buena parte de las novedades de la Crónica de Castilla no son poesía prosificada, sino prosa retórica, prosa novelesca.

Diego Catalán. La Estoria de España de Alfonso X. Creación y evolu­ción. (1990)

NOTAS

 

32  La Versión gallego-portuguesa de la Crónica de Castilla conservada en el ms. A2, se fecha hacia 1295-1312 o antes, no después (véase L. F. Lindley Cintra, Crón. 1344, pp. CCXXXI y CCCXXIX, y «Uma tradução galego-portuguesa desconhecida do Liber regum», BHisp, LII (1950), 27-40; D. Catalán, De Alfonso X, pp. 347-354.

33  Mientras no se publique la monografía que sobre las Mocedades prepara S. G. Armistead, o una ed. de la Crónica de Castilla, puede consultarse la Chronica del famoso cavallero Cid Ruydiez Campeador, ed. V. A. Huber, Marburg, 1844, o Stuttgart, 1853, caps. I-XXII, pues esta Crónica particular del Cid es un fragmento de la de Castilla.

34 Ms. G, caps. 76-78.

35  Ms. G, c. 90. [Sobre estos versos épicos véase ahora S. G. Armistead, «The Initial Verses of the Cantar de Mio Cid», La Corónica, XII, 1984, 178-186].

36  PCG, p. 645b2-7. La Primera crónica recoge las rápidas alusiones del Toledano y del Tudense a la cristiana muerte del rey y las desenvuelve en el párrafo citado.

37  «Estonçe mando llamar todos los perlados que eran y e ordeno su testamento muy bien e muy conplida mente... Desi fizo su confesión general ante todos en esta manera: ... (siguen las palabras que a continuación se citan en texto)... Pues que esto ouo dicho, demando el cuerpo de Dios e rresçibiolo mucho apuesta mente e muy bien, los ynojos fitos e con grant deuoçion llorando de sus ojos e arrepintiendose de sus pecados. E quando todo esto ouo acabado, partiosele el alma del cuerpo...» (ms. G, c 295).

38  Ms. G, c. 295.

39  Ed. R. Menéndez Pidal en Esp. Cid5 (1956), p. 928.

40  PCG, p. 356a.

41  «Quando esto vio el rrey, ouo grant pesar, e torrnose para la posada teniendose por escrnido. E enbio por el Cid que era çerca. E el Çid, quando vio mandado del rrey e sopo la rrazon en commo contesçiera, fuese para el con grant caualleria. E el rrey salio contra el e onrrolo mucho e contole el mal que rresçibiera del moro e dixole quel pesase ende. Et estonçe perdonole e dixole que se viniese con el para Castilla» (ms. G, c. 110).

42 En esta «Carta Magna» que el Cid impone a Alfonso VI es bien clara la huella de la rebelión de las villas e hidalgos castellanos contra Alfonso X.

43 Ms. G, c. 110.

44  Ms. G, c. 111.

45  Permítaseme ofrecer aquí, sin comentarios,  la nueva versión de la fuga del león: «En casa del Çid auia vn leon muy grande e muy fuerte e muy ligero, e guardauanlo tres omes en vna casa e en vn corral muy alto; e quando querian alinpiar el corral, metían el leon en vna casa, e desi alinpiauan el corral, e despues çerrauan la puerta e salia a comer. E tenialo alli el Çid por tomar plazer con el quando se pagaua. Et el corral era dentro en el alcaçar, cabo del palasçio. Et el Cid comia cada dia con su conpaña, e desque auia comido adormeçiase a las vezes en el escaño» (sigue la llegada de las nuevas del desembarco de Búcar, la reunión en el alcazar y el sueño del Cid). «Et los moros que estauan guardando el leon estauan alinpiando el corral, et quando oyeron el rroydo de las nueuas de los moros, abrieron la caseta al leon e vinieronse para el palasçio onde estaua el Çid, e oluidaron la puerta abierta. E pues el leon ouo comido e vio la puerta abierta, salio del corral, e endereço al palasçio do estauan todos...» (ms. G, c 228).

46  R. Menéndez Pidal, «Tradicionalidad» (1955), pp. 150-154.

47  PCG, p. 564a43-b3.

48  Cito por el ms. L de la Crónica de veinte reyes (el ms. J transforma los «marcos» en «maravedís»). [En el ms. Ss la abreviatura «mrs.» resulta ambigua.]

49  Ed. Menéndez Pidal, en Esp. Cid7(1969), p. 94910-12.

50  PCG, p. 564b14-25.

51  R. Menéndez Pidal, «Tradicionalidad» (1955), p. 151.

52  Ibn Bassām recoge la frase alabanciosa en forma algo distinta: «Un Rodrigo perdió esta Península, pero otro Rodrigo la liberará». Véase R. Dozy, Recherches sur l’histoire et la littérature de l’Espagne pendant le Moyen Age, Paris-Leyde: Maisonneuve y E. J. Buill, 1881, II, p. 22 y R. Menéndez Pidal, Esp. Cid7, pp. 412-413 y 575-576.

53  «El Çid quando lo supo fue muy loçano e muy alegre, con el plazer que ende ouo dixo que non tenia en nada quantos poderosos eran en aquell tiempo, e que el apremiaria a quantos señores eran del Andaluzia e qu’el serie su señor dellos. Después desto fuese para Valencia» (ms. J).

54  Ms. G, c 158.

55  Ms. G, c. 158.

56  «Tradicionalidad» (1955), pp. 153 y 154.

57  Lección de la Primera crónica; en la Crónica de veinte reyes: «el conde de Barçelona quando vio que Dios le avie ayrado, vino muy vmillosamente a mesura del Cid» (ms. L).

58  Ed. Menéndez Pidal, en Esp. Cid7 (1969), p. 9491-4.

59  Deducida de la traducción alfonsí, que no reprodujo con fidelidad las palabras de la fuente latina.

CAPÍTULOS ANTERIORES:  LA ESTORIA DE ESPAÑA DE ALFONSO X. CREACIÓN Y EVOLUCIÓN:

PRESENTACIÓN

1.- PRESENTACIÓN. «LA ESTORIA DE ESPAÑA DE ALFONSO X. CREACIÓN Y EVOLUCIÓN»

I. ALFONSO X HISTORIADOR

*  2.- 1. LA FUNCIÓN DEL CONOCIMIENTO EN LA RESTAURACIÓN DEL IMPERIUM

3.- 2. LA HISTORIA COMO CONOCIMIENTO CIERTO Y EXHAUSTIVO DE LOS HECHOS PASADOS

4.- 3. TEXTO Y GLOSA. LA EXPLICACIÓN DE HECHOS Y PALABRAS

5.- 4. LA ESTRUCTURACIÓN CRONOLÓGICA DE UNA HISTORIA ECUMÉNICA

6.- 5. LA ARMONIZACIÓN DE LO NARRADO Y EXPLICADO POR LAS VARIAS FUENTES EN LA GENERAL ESTORIA

7.- 6. LA ESTORIA DE ESPAÑA HISTORIA DEL SOLAR «ESPAÑA» Y DE SUS NATURALES

8.- 7. DOS PRINCIPIOS DE ESTRUCTURACIÓN: LOS SEÑORÍOS Y LA CRONOLOGÍA

9.- 8. LA ARMONIZACIÓN DE LOS RELATOS DE LAS FUENTES EN LA ESTORIA DE ESPAÑA

*   10.- 9. LA EXPLICACIÓN DE LOS HECHOS

*   11.- 10. EJEMPLARIDAD Y DECORO HISTORIOGRÁFICOS

*   12.- 11. EL ESPEJO DE LA HISTORIA

II. EL TALLER HISTORIOGRÁFICO ALFONSI.

13.- 1. LA PRIMERA CRÓNICA GENERAL NO ES LA CUMPLIDA REALIZACIÓN DE LA ESTORIA DE ESPAÑA PROYECTADA POR ALFONSO X

14.- 2. CÓMO SE ELABORÓ LA ESTORIA DE ESPAÑA EN LAS ESCUELAS ALFONSÍES. ETAPAS VARIAS EN LA COMPILACIÓN

15.- 3. LA «QUARTA PARTE» DE LA ESTORIA DE ESPAÑA. LA SECCIÓN DEDICADA A LA HISTORIA «CONTEMPORÁNEA» (ALFONSO VII-AÑO 1243)

16.- 4. LA «QUARTA PARTE» DE LA ESTORIA DE ESPAÑA EN LA SECCIÓN DEDICADA A LA HISTORIA «MODERNA» (FERNANDO I-ALFONSO VI)

17.- 5. LA «TERCERA PARTE» DE LA ESTORIA DE ESPAÑA

III. ALFONSO X NO UTILIZÓ EL «TOLEDANO ROMANZADO»

18.- INTRODUCCIÓN

19.- 1. VERSIONES EN ROMANCE DEL TOLEDANO

20.- 2. LOS MANUSCRITOS COMPLETOS DEL TOLEDANO ROMANZADO

* 21.- 3. LA «CHRONICA OMNIUM PONTIFICUM ET IMPERATORUM ROMANORUM» INCORPORADA A LA «OPERA HISTORICA» DE DON RODRIGO XIMÉNEZ DE RADA Y AL «TOLEDANO ROMANZADO»

22.- 4. EL PROBLEMA DE LA FECHA Y EL AUTOR DEL ROMANZAMIENTO

23.- 5. LA «HISTORIA DE LOS GODOS» DEL TOLEDANO ROMANZADO NO ES UNA HISTORIA GOTHICA CONTINUADA

24.- 6. LA « YSTORIA DE LOS GODOS» DEL TOLEDANO ROMANZADO NO ES UNA TRADUCCIÓN AMPLIADA DEL TOLEDANO

25.- 7. ADICIONES DEL TRADUCTOR

26.- 8. LA PRIMERA CRÓNICA GENERAL NO UTILIZÓ EL TOLEDANO ROMANZADO

IV. EL MIO CID DE ALFONSO X Y EL DEL PSEUDO IBN AL-FARAŶ

*   27.- INTRODUCCIÓN

*   28.- 1. LA ESTORIA DE ESPAÑA DE ALFONSO X Y LA PRIMERA CRÓNICA GENERAL

29.- 2. EL FIN DE LA ESTORIA DE ESPAÑA ALFONSÍ Y LA ESTORIA CARADIGNENSE DEL CID

*   30.- 3. EL MIO CID QUE UTILIZÓ ALFONSO X

31.- 4. LA «REFUNDICIÓN DEL MIO CID» Y LA «LEYENDA DE CARDEÑA»

32.- 5. CONCLUSIÓN

V. LA «VERSIÓN CRÍTICA» DE LA ESTORIA DE ESPAÑA Y SUS DERIVACIONES

*   33.- 1. UNA VERSIÓN OLVIDADA DE LA CRÓNICA GENERAL

34.- 2. LA «VERSIÓN VULGAR» Y LA «VERSIÓN ENMENDADA DESPUÉS DE 1274» DE LA ESTORIA DE ESPAÑA

35.- 3. UN «ARREGLO» DE LA «VERSIÓN ENMENDADA»

36.- 4. LOS REYES ASTUR-LEONESES. LOS MSS. L, *Ľ Y LA CRÓNICA GENERAL VULGATA

37.- 5. DOS RAMAS TEXTUALES DERIVADAS DE LA MISMA «*VERSIÓN CRÍTICA»

38.- 6. APARICIÓN DE LA VERSIÓN CRÍTICA. EL MS. SS

VI. POESÍA Y NOVELA EN LA HISTORIOGRAFÍA CASTELLANA DE LOS SIGLOS XIII Y XIV

39.- 1. LA SECULARIZACIÓN DE LA HISTORIOGRAFÍA POR OBRA DE ALFONSO X

40.- 2. DESINTEGRACIÓN DE LOS MÉTODOS HISTORIOGRÁFICOS ALFONSÍES

41.- 3. LA NOVELA CIDIANA CARADIGNENSE

Diseño gráfico: 


La Garduña Ilustrada 

Imagen: Miniatura de Alfonso VI de Castilla. Siglo XII. Archivo de la Catedral de Santiago de Compostela.

41.- 3. LA NOVELA CIDIANA CARADIGNENSE

41.- 3. LA NOVELA CIDIANA CARADIGNENSE

3. LA NOVELA CIDIANA CARADIGNENSE. VI. POESÍA Y NOVELA EN LA HISTORIOGRAFÍA CASTELLANA DE LOS SIGLOS XIII Y XIV

      En esta rapidísima transformación sufrida por la Crónica General de España jugó, a mi parecer, un papel decisivo cierto monje caradignense que novelizó la biografía del Cid e hizo pasar su relato fabuloso por traducción de una *Estoria del Cid compuesta en arábigo por Abenalfarax (Ibn al-Faraŷ), el alguacil histórico del Cid en Valencia. La tal *Estoria es ejemplo precioso de un género historiográfico de creación monacal, propenso a la libre mani­pulación de los datos históricos y carente del científico respeto a las fuentes habitual en la historiografía regia.26 El monje-cronista tomó como punto de partida la traducción de Al Bayān al-wā i fi l-mulimm al-fa ih de Ibn cAlqama, utilizada en la Estoria de España alfonsí,27 para autorizar con su relato fidedigno toda una historia legendaria concebida como reclamo de las «reli­quias» cidianas que los monjes de San Pedro de Cardeña exhibían al turista-peregrino. La *Estoria del Cid del pseudo Ibn al-Faraŷ combina una *Refundición del Mio Cid ya muy anovelada y cierto relato semi-hagiográfico relativo a las postrimerías del héroe y a sus maravillosos hechos después de muerto 28 (*Leyenda de Cardeña).

      Esta narración novelesca fue incorporada a la Crónica General, a pesar de que su extensión desequilibraba la estructura del reinado de Alfonso VI: figura en una Interpolación cidiana a la Versión ampliada, en la Crónica de Castilla  y en la *Crónica manuelina. El contraste estilístico entre esta sección de la Crónica 29 y las procedentes de los talleres historiográficos alfonsíes se refuerza por la libertad con que el monje caradignense construyó su relato a partir de los materiales épicos y pseudo-eruditos que manejaba. P. Russell ha puesto de relieve cómo el autor de la *Estoria del Cid va racionalizando sistemáticamente todos los hechos asombrosos contados por la leyenda ci­diana semi-hagiográfica inventada en Cardeña;30 esta curiosa actitud se mani­fiesta también, a mi parecer, en los pasajes de procedencia épica. Sírvanos de ejemplo el famoso episodio del león.

      El Mio Cid del s. XII daba comienzo al «Cantar de la afrenta de Corpes» con una escena en que los infantes de Carrión quedan «enbaidos», moralmente maltrechos, ante toda la corte cidiana:

2278    En Valencia sedi
               mio Cid con todos los sos,
            con elle amos sos yernos
                ifantes de Carrion;
            yazies en un escaño,
                durmie el Campeador,
            mala sobrevienta,
            sabed, que les cuntió:
                salios de la red
            e desatos el leon;

2283    en grant miedo se vieron
                los del Campeador
             .......................
                  ................etc.

El episodio cómico tiene la función de poner de relieve la cobardía de los yernos del Cid, momentos antes de que la pacífica posesión del señorío valenciano venga a ser amenazada por el desembarco de Búcar (2311-2312: «Ellos en esto estando... / fuerças de Marruecos Valencia vienen çercar»).

      El cronista trata de racionalizar el episodio. Primero considera necesario aludir a la existencia de «el leon» con anterioridad a su irrupción en la corte:

    «El Çid auie vn leon que era fecho muy grant et muy fuerte, et guardauanle tres omnes; et aquel leon estaua en vna casa en que auie vn grant corral».

Después se preocupa de explicar el cómo y el por qué se escapa, y su aparición ante toda la corte del Cid. Para ello, anticipa las nuevas del desem­barco de Búcar y supone que el Cid tiene con todos los suyos un consejo en el alcázar, antes de adormecerse en su escaño. Seguidamente explica:

    «Los omnes que guardauan el leon auien dexado vna cuerda colgada por ol dauan de comer et eran ydos al palaçio por oyr aquellas nueuas que dizien de los moros, et dexaron la puerta del corral abierta. Et el leon trauosse por aquella cuerda, et subio suso; et commo fallo la puerta del corral abierta, enderesço para el palaçio do el Çid estaua con todas aquellas conpannas...»31

No sabemos qué modificaciones habría introducido la * Refundición del Mio Cid en el comienzo del «Cantar de Corpes», pero me parece evidente que la razonada exposición cronística no se aparta aquí del viejo Mio Cid por seguir invenciones poéticas nuevas, sino a causa de una preocupación por aumentar la credibilidad del episodio análoga a la señalada por P. Russell en los pasajes de la leyenda monacal.

      Esta tendencia del monje-cronista a crear un trabado relato novelesco a partir de los materiales épicos ha de ser tenida muy en cuenta al examinar el contenido juglaresco de la *Estoria del Cid caradignense; las invenciones del prosificador no deben confundirse con las innovaciones del juglar que en el s. XIII refundió la vieja gesta cidiana.

      La incorporación a la Crónica General de España de esta larga novela sobre el Cid introdujo en la obra alfonsí un desequilibrio estructural y estilístico que facilitó extraordinariamente la evolución de la historia nacio­nal hacia formas cada vez más anoveladas.

Diego Catalán. La Estoria de España de Alfonso X. Creación y evolu­ción. (1990)

NOTAS

26  Véanse mis referencias a esta obra en «El Mio Cid de Alf. X» (1963), pp. 209-210 y 304-306  [cap. IV, §§ 2 y 4, pp. 102-103 y 117-119 del presente libro] y en «Reyes de Africa de Gilberto» (1963), pp. 348-349 [cap. VII, § 2 del presente libro], así como la bibliografía allí citada.

27  En los caps. anteriores al 896 de PCG todas las crónicas combinan el texto de Ibn cAlqama con otras fuentes alfonsíes, heredando sin duda la estructura de la Estoria de España alfonsí. Después del cap. 896, la Crónica de veinte reyes, que sigue utilizando las fuentes alfonsíes y no incorpora la biografía novelizada del Cid, continúa aprovechando el relato de Ibn cAlqama. Creo, pues, que la traducción es alfonsí. Por otra parte, el respeto al texto traducido es extraordinario (incluso en pasajes que contienen juicios morales basados en el punto de vista musulmán) y no hay el menor intento de novelización; el pseudo-Ibn al-Faraŷ no habría traducido a Ibn cAlqama de tal forma.

28  Sorprende que A. Ubieto, en Arbor, XXXVII (1957), 155-157, considere como una fuente histórica digna de fe los pasajes de la Primera crónica que reproducen la *Leyenda de Cardeña, y que utilice las fábulas del monje caradignense para desechar la información de los documentos conservados.

29  En el ms. E2 una mano tardía, E2(d), interpoló esta sección de la Crónica (véase De Alfonso X, pp. 64-69); figura también en el ms. F. Con esta interpolación se relaciona la existencia de una laguna en la historia del Cid. Cfr. Catalán, «El Mio Cid de Alf. X» (1963), pp. 206-215 [y en el presente libro cap. IV, § 2].

30  «San Pedro de Cardeña» (1958), pp. 57-79.

31   PCG, p. 603a.

CAPÍTULOS ANTERIORES:  LA ESTORIA DE ESPAÑA DE ALFONSO X. CREACIÓN Y EVOLUCIÓN:

PRESENTACIÓN

1.- PRESENTACIÓN. «LA ESTORIA DE ESPAÑA DE ALFONSO X. CREACIÓN Y EVOLUCIÓN»

I. ALFONSO X HISTORIADOR

*  2.- 1. LA FUNCIÓN DEL CONOCIMIENTO EN LA RESTAURACIÓN DEL IMPERIUM

3.- 2. LA HISTORIA COMO CONOCIMIENTO CIERTO Y EXHAUSTIVO DE LOS HECHOS PASADOS

4.- 3. TEXTO Y GLOSA. LA EXPLICACIÓN DE HECHOS Y PALABRAS

5.- 4. LA ESTRUCTURACIÓN CRONOLÓGICA DE UNA HISTORIA ECUMÉNICA

6.- 5. LA ARMONIZACIÓN DE LO NARRADO Y EXPLICADO POR LAS VARIAS FUENTES EN LA GENERAL ESTORIA

7.- 6. LA ESTORIA DE ESPAÑA HISTORIA DEL SOLAR «ESPAÑA» Y DE SUS NATURALES

8.- 7. DOS PRINCIPIOS DE ESTRUCTURACIÓN: LOS SEÑORÍOS Y LA CRONOLOGÍA

9.- 8. LA ARMONIZACIÓN DE LOS RELATOS DE LAS FUENTES EN LA ESTORIA DE ESPAÑA

*   10.- 9. LA EXPLICACIÓN DE LOS HECHOS

*   11.- 10. EJEMPLARIDAD Y DECORO HISTORIOGRÁFICOS

*   12.- 11. EL ESPEJO DE LA HISTORIA

II. EL TALLER HISTORIOGRÁFICO ALFONSI.

13.- 1. LA PRIMERA CRÓNICA GENERAL NO ES LA CUMPLIDA REALIZACIÓN DE LA ESTORIA DE ESPAÑA PROYECTADA POR ALFONSO X

14.- 2. CÓMO SE ELABORÓ LA ESTORIA DE ESPAÑA EN LAS ESCUELAS ALFONSÍES. ETAPAS VARIAS EN LA COMPILACIÓN

15.- 3. LA «QUARTA PARTE» DE LA ESTORIA DE ESPAÑA. LA SECCIÓN DEDICADA A LA HISTORIA «CONTEMPORÁNEA» (ALFONSO VII-AÑO 1243)

16.- 4. LA «QUARTA PARTE» DE LA ESTORIA DE ESPAÑA EN LA SECCIÓN DEDICADA A LA HISTORIA «MODERNA» (FERNANDO I-ALFONSO VI)

17.- 5. LA «TERCERA PARTE» DE LA ESTORIA DE ESPAÑA

III. ALFONSO X NO UTILIZÓ EL «TOLEDANO ROMANZADO»

18.- INTRODUCCIÓN

19.- 1. VERSIONES EN ROMANCE DEL TOLEDANO

20.- 2. LOS MANUSCRITOS COMPLETOS DEL TOLEDANO ROMANZADO

* 21.- 3. LA «CHRONICA OMNIUM PONTIFICUM ET IMPERATORUM ROMANORUM» INCORPORADA A LA «OPERA HISTORICA» DE DON RODRIGO XIMÉNEZ DE RADA Y AL «TOLEDANO ROMANZADO»

22.- 4. EL PROBLEMA DE LA FECHA Y EL AUTOR DEL ROMANZAMIENTO

23.- 5. LA «HISTORIA DE LOS GODOS» DEL TOLEDANO ROMANZADO NO ES UNA HISTORIA GOTHICA CONTINUADA

24.- 6. LA « YSTORIA DE LOS GODOS» DEL TOLEDANO ROMANZADO NO ES UNA TRADUCCIÓN AMPLIADA DEL TOLEDANO

25.- 7. ADICIONES DEL TRADUCTOR

26.- 8. LA PRIMERA CRÓNICA GENERAL NO UTILIZÓ EL TOLEDANO ROMANZADO

IV. EL MIO CID DE ALFONSO X Y EL DEL PSEUDO IBN AL-FARAŶ

*   27.- INTRODUCCIÓN

*   28.- 1. LA ESTORIA DE ESPAÑA DE ALFONSO X Y LA PRIMERA CRÓNICA GENERAL

29.- 2. EL FIN DE LA ESTORIA DE ESPAÑA ALFONSÍ Y LA ESTORIA CARADIGNENSE DEL CID

*   30.- 3. EL MIO CID QUE UTILIZÓ ALFONSO X

31.- 4. LA «REFUNDICIÓN DEL MIO CID» Y LA «LEYENDA DE CARDEÑA»

32.- 5. CONCLUSIÓN

V. LA «VERSIÓN CRÍTICA» DE LA ESTORIA DE ESPAÑA Y SUS DERIVACIONES

*   33.- 1. UNA VERSIÓN OLVIDADA DE LA CRÓNICA GENERAL

34.- 2. LA «VERSIÓN VULGAR» Y LA «VERSIÓN ENMENDADA DESPUÉS DE 1274» DE LA ESTORIA DE ESPAÑA

35.- 3. UN «ARREGLO» DE LA «VERSIÓN ENMENDADA»

36.- 4. LOS REYES ASTUR-LEONESES. LOS MSS. L, *Ľ Y LA CRÓNICA GENERAL VULGATA

37.- 5. DOS RAMAS TEXTUALES DERIVADAS DE LA MISMA «*VERSIÓN CRÍTICA»

38.- 6. APARICIÓN DE LA VERSIÓN CRÍTICA. EL MS. SS

VI. POESÍA Y NOVELA EN LA HISTORIOGRAFÍA CASTELLANA DE LOS SIGLOS XIII Y XIV

39.- 1. LA SECULARIZACIÓN DE LA HISTORIOGRAFÍA POR OBRA DE ALFONSO X

40.- 2. DESINTEGRACIÓN DE LOS MÉTODOS HISTORIOGRÁFICOS ALFONSÍES

Diseño gráfico: 


La Garduña Ilustrada 

Imagen: Descubrimiento de la tumba del apóstol Santiago. Archivo de la Catedral de Santiago de Compostela.