Blogia
ROMANCERO DE LA CUESTA DEL ZARZAL

8.- 7. DOS PRINCIPIOS DE ESTRUCTURACIÓN: LOS SEÑORÍOS Y LA CRONOLOGÍA

7. DOS PRINCIPIOS DE ESTRUCTURACIÓN: LOS SEÑORÍOS Y LA CRONOLOGÍA. I. ALFONSO X HISTORIADOR.

      La revolucionaria concepción de la historia «nacional» que preside la organización de la Estoria de España no supone, sin embargo, una ruptura total con el neo-goticismo heredado de la historiografía leonesa y castellana precedente. Al iniciar el señorío de los godos, Alfonso afirma:                  

    «que fueron ende sennores depues aca todauia, cuemo quier que ouieron y los moros yaquanto tiempo algún sennorio»78 

y, en efecto, en su Estoria no se establece ninguna solución de continuidad entre Rodrigo y Pelayo.79 Ello le permite tomar la «Historia Gothica» del arzobispo don Rodrigo Ximénez de Rada como fuente estructural de la Estoria de España.

      De rebus Hispaniae constituye el «árbol» de la Estoria de España alfonsí al cual se vuelve una y otra vez para armar la historia. Pero, al igual que en la General estoria, la existencia de ese árbol no pone límites a la fronda de las ramas que de él salen. En su momento, la fuente estructural podrá ser olvidada durante 342 capítulos para dar entrada a la historia romana, o entrelazada, episodio tras episodio, con el envés islámico de la historia de la Península, alternando capítulos o pasajes de la Historia Arabum con capítulos o pasajes de la «Historia Gothica» en proporciones similares. Por otra parte, en la construcción histórica alfonsí, el equilibrio, la armonía del edificio no cuentan nada y la narración se ensancha y estrecha o se desborda en función del caudal de información que se posee: los «fechos» de que propor­cionan noticia historias particulares como la Historia Roderici, la historia de la conquista de Valencia de Ibn cAlqama o el Mío Cid han de contarse con el mismo detenimiento que los procedentes de las muy escuetas crónicas del Toledano o el Tudense, aun a riesgo de oscurecer la historia de un gran rey como es Alfonso VI, pero del que no se posee tanta información como de su «buen vasallo».

      Esta falta de cauce, de márgenes, no quiere decir que la Estoria de España esté poco estructurada. Todo lo contrario, la narración se ajusta a dos princi­pios de ordenación sistemáticamente implementados. A todo lo largo de ella (allí donde llegó a ser concluida),80 la narración de las fuentes aparece rigurosamente encuadrada en una malla cronológica que la obliga a caminar año por año, y, gracias al establecimiento de sincronías, se consigue poner en relación de contigüidad temporal hechos distantes en el espacio. Por otra parte, la equiparación, como sujetos de historia, de todos los reyes y gentes que a lo largo de los tiempos fueron señores de España, supone un tratamien­to formal similar (que en el códice regio de la Estoria se extiende a la foliación y a la capitulación de los primeros cuatro señoríos)81 del señorío de «griegos», «almuiuces» (al-Mağus, ’magos’), «africanos» (o cartagineses), «romanos», «vandalos, suevos, silingos y alanos» y «godos», a pesar de las enormes diferencias de espacio que necesariamente ocupaba la historia de unos y otros.

      Al crear este riguroso entramado de la Estoria unitaria de las Españas, se le plantean a Alfonso algunos problemas de carácter estructural.

      El primero derivó de su deseo de entrar en las razones de la «estoria del señorio» (de cada señorío) desde «donde viene el primero comienço de la cosa de que fabla en ella», esto es, de remontarse a su «comienço natural» o «de natura».82 Por lo general, se conformó con un capítulo (o menos) de visión retrospectiva introductoria (relativo a Hércules, responsable del domi­nio griego, o sobre la secta de los adoradores del fuego, o sobre la razón que impulsó a los cartagineses a venir a Cádiz, o acerca de cómo los romanos entraron en la Península por pactos y no en razón de conquista, o sobre «lo que les contescio ante que entrassen en Espanna ni ganassen el sennorio della» a los varios pueblos bárbaros);83 pero en relación a los godos tuvo que hacer una introducción de treinta y un capítulos, que puso en peligro la comprensibilidad de la armazón cronológica de la Estoria,84 a pesar del cuidado puesto en explicar cuando, acabado el larguísimo «flash back», regresa a la línea cronológica interrumpida.85 Otra ruptura del orden crono­lógico se produce al dedicar doce capítulos a contar «como fue primera mientre poblada Cartago e quales fueron los que la poblaron» y la tercera guerra púnica86 con motivo de los hechos de «Scipion en Espanna» y de su sobrenombre, «Affricano», adquirido por haber conquistado antes África y haber quemado y destruido «la grant cibdat de Carthago», «de guisa que numqua iamas assi fue poblada com ante».87

      Menos comprensible que estas largas digresiones explicativas, perfecta­mente ajustadas a los ideales didácticos de Alfonso, es el tratamiento dado a las historias de los reinos periféricos de la España medieval: Navarra, Aragón y Portugal.88 En vez de contar los sucesos en sus debidos tiempos, se presenta «unada» la historia de cada reino, aprovechando el momento en que incide en la historia «central» de España. Sirva de ejemplo la forma en que se injerta, a propósito de la muerte del infante don García hijo del conde de Castilla don Sancho, toda la historia anterior y posterior de Navarra (y, encadenada con ella, la de Aragón):

    «Quenta la estoria que despues de la muerte del rey don Uermudo de Leon e de la del conde don Sancho de Castilla, assi commo dixemos, que fallesçio el linage de los uarones e torno el señorio a las mugeres. Et por ende, conuiene aqui de enxerir el linage de los Reyes de Nauarra que casaron con las dueñas cuyo era el señorio de Leon e de Castiella.»89 

      Este tratamiento «unado» de la particular historia de Navarra, Aragón y Portugal que Alfonso heredó de su fuente (la Historia Gothica del arzobispo don Rodrigo Ximénez de Rada), no supone, creo, un reconocimiento de la autonomía política de cada uno de «los cinco reinos de España»,90 sino más bien todo lo contrario, un modo de marginalizar a esos «otros» reinos cristia­nos, con los que no se desea repartir el señorío de las Españas por el cual vienen compitiendo, desde la invasión musulmana, «godos» y «alarabes». Pero, a pesar de lo conveniente que políticamente pudiera ser para el rey de Castilla y León esta presentación de las «estorias» de Navarra, Aragón y Portugal heredada del arzobispo Toledano, Alfonso se sentía insatisfecho con la ruptura de la estructuración cronológica de la Estoria de las Espannas General que esas historias injeridas representaban. En efecto la Estoria de España, después de acompañar al arzobispo en su relato de la historia de los reyes de Portugal desde el conde don Henrique hasta «el tiempo en que el esta estoria fazie en el latin»91 y de anunciar que retorna «a nuestro cuento de la estoria de los nuestros reyes de Castiella et de Leon» en el tiempo en que la interrumpió,92 no sólo aclara que ha roto el orden cronológico de acuerdo con el arzobispo «pora fablar en esta estoria de los reyes de Portugal et enxerirla con esta»,93 sino que promete una actuación diferente en el futuro:

      «et o nos acaesciere en la estoria, diremos y de los reyes de Portogal como fiziemos et faremos de los reyes de Aragon et de Nauarra, por o nos acaesciere que las sus razones uengan y, ca esta nuestra Estoria de las Espannas General la leuamos Nos de todos los reyes dellas et de todos los sus fechos que acaescieron en el tiempo passado, et de los que acaescen en el tiempo present en que agora somos...»94

Diego Catalán. La Estoria de España de Alfonso X. Creación y evolu­ción. (1990) 

NOTAS

78  Alfonso X, Estoria de España, ms. E1 (del scriptorium alfonsí), f. 131v (PCG, p. 215b42-44).

79  La división que acepta R. Menéndez Pidal al editar la Primera crónica general procede de una manipulación de los códices preexistentes E1(orig) y E2(orig) por parte de un historiador tardío (de tiempos de Alfonso XI). Véase D. Catalán, De Alfonso X (1962), cap. II, pp. 32-49, y cap. VI, § a, pp. 77-80 [y aquí adelante el cap. II, 1 y el cap. IV, 1, esp. n. 25].

80  Sobre la inconclusión de la Estoria de España véase D. Catalán, «El taller alfonsí» [reed. en el presente libro, cap. II].

81  En el códice E1(orig) los primeros capítulos van numerados: I-XIII (= PCG, caps. 1-13), I-II (= PCG, caps. 14-15), I-VII (= PCG, caps. 16-22). Cada serie corresponde a un señorío, que se introduce (menos en el primero de ellos) mediante un anuncio en un recuadro: «AQUI SE COMIENÇA LA ESTORIA DEL SENNORIO QUE LOS ALMUIUCES OUIERON EN ESPANNA», «AQUI SE COMIENÇA LA ESTORIA DEL SENNORIO QUE LOS DE AFRICA OUIERON EN ESPANNA», «AQUI SE COMIENÇA LA ESTORIA DEL SENNORIO QUE LOS ROMANOS OUIERON EN ESPANNA». Además, el señorío se hace constar en las foliaciones: IIIIr: GRIE, IlIIv-Vr, Vv-VIr, VIv-VIIr: GRIE/GOS, VIIv: GRIEGOS, VIIIr-v: ALMV-IUCES, IXr: AFRI, IXv-Xr: AFRI/CA, Xv: ROMA. El texto correspondiente está escrito por dos manos: la mano c escribe desde el f. III al VIIIa21 y la mano b’ desde el f. VIIIa21 al X. La iluminación de lo escrito por la mano c es muy peculiar, pues incluye cinco miniaturas: el arca de Noé (f. 3r), Hércules estrangu­lando dos leones (f. 4r), los mojones de Hércules en Cádiz (f. 4v), los seis pilares de Hércules en Sevilla (f. 5r), encuentro de Rocas con Tarcus en la cueva de Toledo (f. 7v).

82  Véase la explicación incluida por Alfonso en la General estoria (2ª Parte, Lib. de los Juyzes, cap. 438) sobre las «dos maneras... que ouieron los abtores de que vsaron en las entradas de sus razones», el comienzo «natural, de natura» y el comienzo «de maestria o del arte».

83  Caps. 4, 14, 16, 23, 365 de PCG, respectivamente.

84  PCG, caps. 386-416. El carácter introductorio y, por lo tanto, fuera de la cronología de la Estoria de España, que tenían estos capítulos, no fue comprendido por el refundidor que, en fecha muy temprana (quizá en vida aún de Alfonso X), elaboró la Versión vulgar de la Estoria de España. De resultas, trató de «normalizarlos» sobreimponiéndoles el sistema cronológico habi­tual en la obra, sin percatarse de que estaba volviendo atrás en el tiempo e historiando años que, en la concepción de la Estoria de España, pertenecían al señorío de los romanos.

85  Tanto al acabar la breve introducción a la historia de los pueblos bárbaros, como esta muy extensa referente a los godos, se detiene a explicar: «E por ende la estoria, por seguir la orden de los annos cuemo fasta aqui fizo, torna en este logar el cuento al diziochauo anno dell imperio de Honorio et quinto de Theodosio, que fue el primero del sennorio de los vuandalos et de los sueuos et de los alanos et de los silingos en Espanna» (PCG, p. 209a38-44); «E por que este Theuderico fue el primer godo que ouo el sennorio d’Espanna, por ende torna aqui la estoria a su orden a contar del sexto anno dell imperio de [Marçiano], que fue el primer emperador en cuyo tiempo los godos regnaron en las Espannas» (PCG, p. 238a9-14). Enmiendo el ms. E1 con el ms. Ss y la Versión vulgar, que ofrecen una lección más antigua que el códice del scriptorium alfonsí y sus descendientes, los cuales substituyen, indebidamente, «Marçiano» por «Anastasio». Menéndez Pidal, en su edición, corrigió ya el texto de E1 apoyándose en los manuscritos de la Versión vulgar que conocía.

86  PCG, caps. 49-70. [El contraste entre esta larga digresión sobre Cartago en la historia consular y la brevedad de la introducción sobre el origen del dominio cartaginés («africano») en España del cap. 16 ha sido comentado por I. Fernández-Ordóñez («La EE y la GE, criterios») poniéndolo en relación con los problemas que planteó la organización de la historia a los conpiladores alfonsíes].

87  PCG, cap. 48, p. 31a9-10.

88  La historia de Navarra y Aragón ocupa los caps. 783-786 y 790-798 de PCG y abarca hasta el mismo punto a que la había llevado el arzobispo don Rodrigo (hasta «Theobalt» I, 1234-53, PCG, p. 474a29-b3, y hasta la boda de Violante, hija de Jaime I de Aragón, con don Alfonso, entonces infante heredero de Castilla, 1244, PCG, p. 480b4-16). La historia de Portugal constituye los caps. 969-972 de PCG y, de acuerdo con la fuente, queda interrumpida en el reinado de Sancho I (1223-47), sin contar su deposición y exilio a Castilla.

89  Cito la Versión concisa alfonsí de la Estoria de España por el ms. T; la edición de Menéndez Pidal reproduce aquí (PCG, c. 783) la Versión amplificada de 1289, estilísticamente retocada.

90  Pese a lo cual quizá contribuyese a facilitar la importación del modelo cronístico «Estoria de España» por parte de Navarra y Aragón (Euguí, Fernández de Heredia, etc.) y de Portugal (el conde don Pedro de Barcelos). Sobre la llegada de la historiografía alfonsí a Portugal véase D. Catalán, De Alfonso X, pp. 289-411, donde recojo y completo las averiguaciones de L. F. Lindley Cintra, Crón 1344, I, cap. VI. [Véase además, ahora, el cap. VIII del presente libro].

91   «Aqui dize ell arçobispo don Rodrigo et fabla y como si la cosa fuesse en aquel tiempo en que el la estoria componie, et diz aquel rey don Sancho aun oy es, et razonalo asi que por aquell oy que el aqui pone que entendamos fascas que era aquel rey don Sancho en aquel tiempo en que el esta estoria fazie en el latin, ca assi era a aquella sazon este rey don Sancho; et dize otrossi adelant ell arçobispo Dios enderesçe las carreras del, esto es, deste rey don Sancho» (PCG, ca. 972, p. 653a18-29).

92  «Onde agora, pues que auemos departido assaç en su comienço et dicho de su linnage, tornarnos emos a nuestro cuento de la estoria de los nuestros reyes de Castiella et de Leon» (PCG, p. 653a37-41).

93  «Aun razona aqui desta guisa ell arçobispo don Rodrigo, et esto dezimoslo Nos con el, que, por razón que ayuntassemos la estoria dell comienço de los reyes de Portogal a la estoria de los reyes de Castiella et de Leon, salimos dessa cuenta de los reyes de Castiella et de Leon pora fablar en esta estoria de los reyes de Portogal et enxerirla con esta» (PCG, p. 653a29-37).

94  PCG, p. 653a41-50. (Para la continuación, véase atrás el texto citado en conexión con la n. 68).

CAPÍTULOS ANTERIORES:  LA ESTORIA DE ESPAÑA DE ALFONSO X. CREACIÓN Y EVOLUCIÓN:

PRESENTACIÓN

1.- PRESENTACIÓN. «LA ESTORIA DE ESPAÑA DE ALFONSO X. CREACIÓN Y EVOLUCIÓN»

I. ALFONSO X HISTORIADOR

*  2.- 1. LA FUNCIÓN DEL CONOCIMIENTO EN LA RESTAURACIÓN DEL IMPERIUM

3.- 2. LA HISTORIA COMO CONOCIMIENTO CIERTO Y EXHAUSTIVO DE LOS HECHOS PASADOS

4.- 3. TEXTO Y GLOSA. LA EXPLICACIÓN DE HECHOS Y PALABRAS

5.- 4. LA ESTRUCTURACIÓN CRONOLÓGICA DE UNA HISTORIA ECUMÉNICA

6.- 5. LA ARMONIZACIÓN DE LO NARRADO Y EXPLICADO POR LAS VARIAS FUENTES EN LA GENERAL ESTORIA

7.- 6. LA ESTORIA DE ESPAÑA HISTORIA DEL SOLAR «ESPAÑA» Y DE SUS NATURALES

Diseño gráfico: 

 

La Garduña Ilustrada 

Imagen: comienzo del manuscrito De rebus hispaniae. Biblioteca Nacional, Madrid.

0 comentarios