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ROMANCERO DE LA CUESTA DEL ZARZAL

56.- 7. YEÍSMO Y CONSERVACIÓN DE LL

56.- 7. YEÍSMO Y CONSERVACIÓN DE LL

7.  YEÍSMO Y CONSERVACIÓN DE LL. VII. EL ESPAÑOL EN CANARIAS.

7.1.— Conservación de la oposición y desfonologización.

      Alvar, Tenerife, § 32, págs. 40-42, destaca, con toda razón, el carácter urbano del yeísmo («las dos grandes ciudades, Santa Cruz y Las Palmas, son yeístas, y su ejemplo cunde. He hablado con estudiantes de pueblos en los que existe la ll, pero ellos —urbanos ya— eran indefec­tiblemente yeístas»); a continuación intenta reducir los datos obtenidos mediante los cuestionarios a estadísticas y proporciones («como he hecho otras veces, he extraído de mis cuestionarios todas las voces que en castellano tienen ll y, salvo error, he obtenido los siguientes datos [...]»: la conservación de la ll sería perfecta en Alcalá y el Puerto de la Cruz (100%), dominante en La Laguna (85,5 por 100), abundante en Taganana (50%) y muy escasa en La Esperanza y La Punta del Hidalgo (20% 12,5%, proporciones representadas por un solo ejemplo de ll en cada caso).

      Este método de estudio me parece que conduce a conclusiones falsas. La desfonologización, cuando ocurre, afecta a la totalidad de las voces que utiliza el sujeto yeísta y, por tanto, no tiene interés el número de ocurrencias del fenómeno que en un cuestionario aparecen. El hacer cómputos a base de las palabras recogidas carece de sentido; las estadísticas (si se observa vacilación en una localidad) tendrían que referirse a los hablantes del lugar, previamente clasificados en yeístas y distinguidores de /ll : y/. En 1959 (Catalán, «Canario», páginas 332-334 [reed. en este libro, cap. 6, § 6]) tracé un rápido esbozo de la geografía del yeísmo en el archipiélago; creo de interés dar a conocer nuevas precisiones.

7.2.— Geografía del yeísmo. La Gomera.

      En Agulo «no se conoce en general el yeísmo» (*Ascanio, «Agulo», ejs.: bróllo ’grillo’, fechíllo, cabállo, ehnelláo, encloquilláo, llegáiboh, etc.). En Valle Gran Rey «tiene gran raigambre la distinción /ll : y/» (*Navarro, «Valle Gran Rey», ejs.: aguelílla, «allá ondi allá» ’un poco más allá’, ballehtéra ’(hembra) con una ubre más baja que otra’, borrállu, cahcahúllu, ehcangalláu, ehgalillási ’desgañitarse’, furrumálla ’gentuza’, galléta, gállu ’chichón’, «óy te la llébah», etc.); así, José Correa Rolo (montúllu, gabílla, camella), Ana Correa Piñero (reboltíllu, llenándo), Delfina Piñero («hállu yó» ’creo yo’, gallinása, «pa nó sentílu ehtallár»), Joseíto Barroso, siete años, de La Playa (margullír ’bucear’, cabállah, «morúllu grándi» ’ola grande’) eran todos distinguidores de /ll/ y /y/ (M. Navarro, Trab., 1955), así como Iballa Piñero, dieciocho años, estudiante, también de Valle Gran Rey (Mat. Sem., 1955: A. R. Fleitas). En el Cercado: «llegué a cáza» ’...a casa’, horníllas, camellón, lebríllos, etcétera (M. Navarro, Trab., 1955).

      «El yeísmo [...] existe en La Gomera solamente entre los marinos de las playas del Sur: San Sebastián y Playa Santiago» (*Navarro, «Valle Gran Rey»).

7.3.Geografía del yeísmo. La Palma.

      Domina la distinción (Mat. Sem., 1955). Arline Rodríguez Pérez (veintitrés años, maestra, reside en Garachico, Tenerife), de Tazacorte, distingue bien (Mat. Sem., 1958: C. Marín); aunque una universitaria de veinte años, de Tazacorte, es yeísta, «lo cree debido a influencia de su padre, que es de Cuba» (Mat. Sem., 1955).

7.4.— Geografía del yeísmo. Lanzarote.

      En Tías, según *Pérez, «Dos calas», «como norma general predomina la distinción»; toda persona madura, de más de cuarenta años, pronuncia correctamente la ll (cuestionarios 1, 2, 4, 5; voces sueltas 101, 102, 103, 104), así como los jóvenes de clase popular (por ejemplo: Margarita Rodríguez Hernández, veintiún años, hija de marinero, trabaja en el campo; Eva García, unos veinticinco años, campesina; Inmaculada García, dieciocho años, casi analfabeta), «a pesar del arraigo de la ll  en Tías, el yeísmo procedente de Arrecife tiende a penetrar en las nuevas generaciones: una niña de siete años [Mari Nieves Calero] y otra muchacha de más de quince pronunciaban cuchíyo, peyého, yorár, yebár, póyo, ayí, caméyo, pitiyéra, con [y] exactamente igual a la de yunta, ayúa, ráyo, óyo» (*Pérez, «Dos calas», considera que «en el progreso del yeísmo» influye no sólo la proximidad de Arrecife, sino «también la instrucción-escolar, ya que una ma­yoría de los maestros no saben pronunciar la ll»). Sara Robayna (dieciocho años, estudiante universitaria), de Mala, distingue bien (Mat. Sem., 1955: T. Robayna; su hermana Trifina, de unos veinte años, también estudiante universitaria, es yeísta, cree que por influjo de sus estancias en Las Palmas).

      En la capital, Arrecife, «tiende a triunfar el yeísmo» (*Pérez, «Dos calas»; así, por ejemplo, José Martín Cabrera, de unos veintitrés años, natural de Arrecife, donde reside y trabaja como obrero de una fábrica de mosaicos, analfabeto, es yeísta, mientras su madre, Teodora Cabrera Delgado, de unos cincuenta y dos años, natural de Tías, casada con un empleado del Ayuntamiento, residente desde hace unos veintiséis años en Arrecife, conserva la ll (* Pérez, «Dos calas»); pero la propia María Luisa Pérez, de veinte años, estudiante universitaria, natural de Arrecife, padres de Tías, practica la distinción /ll : y/ (Mat. Sem., 1955: T. Robayna).

7.5.— Geografía del yeísmo. Tenerife.

      Tenemos abundantes noticias sobre la con­servación de la ll y la expansión del yeísmo. En Alcalá: cabrílla, hortiguílla, quílla, ponθílla, hembrílla, allá, etc. (Exc. Dial., Mase.-Alc, 1960). En Guía de Isora y en Chiguergue: «se distingue perfectamente» entre /ll/ y /y/; todos los sujetos encuestados por *Ruz, «Implos.» (11 fundamentales, más algunos otros de los cuales se reco­gieron voces sueltas con ll), conservan la articulación lateral de la /ll/.) Ejs.: lluébe, enhíllado, bálle, caméllo, tálla, albellána, «téngo lah mánoh aquelládah», etc., frente a yá, ayér, máyo, báyan. Sólo hace excepción una mujer de sesenta y siete años, de Chiguergue, que vivió en Caracas hasta los doce años). En Chio: «yo me hallé», millóne (*Ruz, «Implos.»). En Masca, Jacinto Días Armas, diecinueve años: baballón ’clase de uva grande’, tintíllo ’clase de uva morada’, mantíllo ’terreno plano donde se deposita la teja después de sacada de la horma’; Candelaria González: dehgranillár; otros: sarpúllo; senhílla ’sencilla’, «se fúllen», «un fúllo» (Exc. Dial. Mase.-Alc, 1960). [«En Masca no hay yeísmo» Trujillo, Masca, p. 37]. En Teno: llebó, llegó, «p’allí ái cásah». etc. (Exc. Dial. Teno, 1960). En Icod, Carmen Rodríguez, veinte años, estu­diante magisterio: distinguidora (Mat. Sem., 1955: A. R. Fleitas). En el Realejo Bajo «todos los hablantes mantienen clara la oposición /ll : y/» (*Pérez, «Dos calas», ejs.: Ilábe, llúbia, cálle, póllo, allár, etc.. frente a óyo, máyo, yérba, ayúda, etc., seis sujetos principales y ocho secundarios). En La Perdoma, las hermanas Isabel y Matilde Gon­zález, veintitrés y diecinueve años, mantienen la distinción /ll : y/ (Mat. Sem., 1963). En el Puerto de la Cruz, V., sesenta y ocho años, pescador, «distingue entre /ll: y yMat. Sem., s.a.), y también una peluquera de treinta y cuatro años (élla, cálle, cuéllo, allí,  chillár,   frente   a   ayudánte,    ayér,   súyo.    Mat.    Sem., 1955:   T.   Capote); el    yeísmo    de    Encarnación    Rodríguez,    cuarenta    y    cinco    años,    recovera (cobáya), se debe, sin duda, a que «ha vivido casi siempre en Santa Cruz» (Mat. Sem., 1955: M. Navarro). «En la Victoria de Acentejo pronuncian /ll/ y /y/ claramente diferenciadas» (afirma A. Vizcaya. Mat. Sem., 1955). Las sirvientas Digna, setenta años, y Josefa, cuarenta y tres, naturales de La Matanza (aunque afincadas en Santa Cruz) distinguen (gallína, llegár : ayér, yá); una universitaria, Concepción Hernández, diecinueve años, que vivió hasta sus nueve años en La Matanza y sigue veraneando allí (pero reside en Santa Cruz) conserva la ll  generalmente (Mat.  Sem.,   1955: C. Hernández); H., cuarenta años, de La Matanza, mujer de un comerciante, reside en el Puerto: distingue (Mat. Sem.). En el Sauzal, Pedro González, treinta y cinco-cuarenta años, obrero (sílla, cabállo, amaríllo, llánto, llúbia ; ráyo, ráya, yéso, yó), y Felisa González, treinta-treinta y cinco años, sirvienta (míllo, sílla, cabállo, píllo : máyo, póyo, yúgo, yó), hacen clara distinción entre /ll : y/ (Mat. Sem., 1955: M. V. Diego). En Tacoronte, la estudiante universitaria María Victoria Diego, diecinueve años, era distinguidora (según propia confesión. Mat. Sem., 1955), lo mismo que Feliciana Castro, veinticinco-treinta años, sirvienta (allí, élla, llegó, gallína, etc. : yá, máyo, ayudár, báya. Mat. Sem., 1955: C. R. Jerez), y una vieja entrevistada en 1955 por mí (cálle, semillítah, gallína, gállo), que consideraba la pronunciación «gayo» como propia de Santa Cruz. En Tejina, Salvador, diez años, distingue (gállo, cálle : ayér. Mat. Sem., 1955: C. Méndez). En Tegueste, un trabajador agrícola, veintitrés años: entallár; un estudiante, catorce años: llebár (Mat. Sem., 1955: C. Méndez). En Guamasa, María Pérez, cuarenta-cincuenta años, trabajadora: no confunde (élla, llá­ma, allí: yo. Mat. Sem., 1955: C. R. Jerez); Orivia González, dieciocho años, sirvien­ta: distingue /ll : y/ («no sé délla», «aquéllo nó sírbe», míllo : el rayo, yégua. Mat. Sem., 1958: C. García). En La Esperanza, Antonio, treinta y pico años, campesino analfabeto: distinguía /ll/ de /y/ perfectamente (*Serrano, «Estratos varios»); otro campesino, de cuarenta años: élla, póllo : ayér (Mat. Sem., 1955: T. Capote), en contraste con el yeísmo anotado por Alvar, Tenerife. En Las Mercedes, Juana Marrero, cuarenta y pico años, campesina: distinguía /ll/ y /y/ perfectamente (*Serrano, «Estratos varios»). En Chinamada, un hombre de unos cuarenta-cincuenta años: allá (Exc. Dial. Chin-Carb., 1963). En Carboneras, Máxima, vieja: aquéllo, llórar, marabílla, etc.; un viejo: llamába (Exc. Dial. Chin.-Carb., 1963); Rafael Perdomo, ochenta y dos años, de Taborno (residente en Taganana); aquéllo, sarsíllo, sarpullo, ahollár (Exc. Dial. Tag., 1960). En Taganana, Antonia Suárez Carballo, de Los Naranjeros, unos cuarenta años, labradora: merméllah, Carbállo; Julián Izquierdo González, (el principal sujeto de Alvar, Tenerife): θarθíllo; otro pastor más joven que iba con él: míllo: Ambrosio Núñez (sujeto secundario de Alvar, Tenerife): donsélla, sarsíllo; un pescador: rehílla; Paulino Suárez Delgado: malmúllo (Exc. Dial. Tag., 1960). En Chamorga, Dolores Rojas Izquierdo, unos cincuenta años, labradora: sarsíllo; la ven­tera: argólla, gallínah; Alvaro López Gil, ventero: pehtilléra, grillóteh; su cuñado: La Cumbresílla; un joven: timplíllo; otro sujeto: «ladrílloh de seménto» (Exc. Dial. Cham.-Cu.-Bo., 1960). En La Cumbrilla: La Cumbrílla (Exc. Dial. Cham.-Cu.-Bo). En Las Bodegas: llebálo, La Cumbrílla (Exc. Dial. Cham.-Cu.-Bo). En Güimar, Ena Almeida, dieciocho años, estudiante universitaria: caudíllo, Sebílla, bahílla, cabállo, sílla (Mat. Sem., 1955: A. R. Fleitas). En Fasnia: «albeaquíllas», «croquíllas», «salpi-llero», «esgüella», «engrilla», «marmellá» (Mat. Sem., 1955, recogidos sin atender al fenómeno). [Posteriormente confirmé la persistencia de la /ll/ en Fasnia (en boca de un hombre maduro) y en La Zarza (según las respuestas de un viejo y de un joven). También noté la conservación de   /ll/ en Vilaflor].

      Como excepción a la conservación de /ll/ en el campo y los centros semiurbanos de Tenerife, La Punta del Hidalgo, pueblo de pescadores, parece conocer el yeísmo; así, Susana Melián, doce años, analfabeta, hija de pescador (ha estado poco tiempo de sirvienta en La Laguna), «no sabe pronunciar la /ll/» (póyo, gáyo, míyo, cabáyo. Mat. Sem., 1958: C. García), y Delfina Jiménez, dieciséis años (vivió diez años en La Palma), «no distingue ll de y » (cáyate, yéna, ayá; ayér, máyo. Mat. Sem., 1955: C. Méndez). No considero probatorio de yeísmo en Candelaria el caso de Tomasa Marrero, cuarenta y dos años, recovera, pues «casi siempre vive en Santa Cruz» (Mat. Sem., 1955: M. Navarro).

      En La Laguna «mantienen la /ll/ las personas que, siendo naturales, re­presentan un habla más conservadora», mientras «entre los jóvenes tiende a invadir el yeísmo de Santa Cruz» (*Serrano, «Estratos varios»). Así, se encuentran entre los distinguidores: Jesús Rodríguez, carpintero, setentón, casi analfabeto; un empleado del Cabildo, de sesenta y cinco años, con escasas letras (que nació en Tacoronte); Juan Martí, abogado, en sus cincuenta años (nacido en Santa Cruz, pero criado y residente en La Laguna); José Miguel Adán, treinta y pico años, sacerdote (*Serrano, «Estratos varios»); Emilio Pérez González (el sujeto de Alvar, Tenerife, en La Lagu­na), labrador, de sesenta y seis años, residente en el barrio extremo de San Lázaro (sarsíllo, camélloh, pahollítoh, «caña ’ míllo», «fahína e míllo», gallinása, borsíllo. Exc. Dial. S. Laz., 1960); Luciano, sesenta y nueve años, bedel de la Universidad (Mat. Sem.); el padre de una universitaria (según su hija, C. Fernández Mendoza, Mat. Sem.). Son yeístas, en cambio: Domingo Fernández (en Trazo), treinta y cuatro años, oficial de banco; Leandro Hernández, veinte y pico años, estudiante universita­rio; Juan Ignacio Serrano, quince años (de madre canaria), hijo de militar (*Serrano, «Estratos varios») —los tres, aunque no distinguen de ordinario, saben pronunciar la /ll/ si son requeridos a ello—; la estudiante universitaria Carmen Fernández Mendo­za (según propia declaración), aunque su padre distingue y ella percibe la distinción (Mat. Sem.), y Rosa María Fabrellas, diecinueve años, también universitaria (amaríyo, béyo, cabáyo, ayí, poyo. Mat. Sem., 1955: M. V. Diego); Manolo, unos veintio­cho años, mozo de la Universidad (Mat. Sem., 1955: M. V. Diego); una niña de la escuela pública, de once años (míyo, póyo. Mat. Sem., 1955: M. V. Diego). Interro­gado un grupo de niños campesinos, de entre nueve y once años, que viven en el camino de Las Mercedes, unos pronunciaban la /ll/ y otros eran ya yeístas (Mat. Sem., 1958: C. García y C. Marín).

      El centro del yeísmo es, indudablemente, Santa Cruz; donde «sólo apare­ce la /ll/ en personas de origen forastero, nacidas en otros puntos de la isla» (*Serra­no, «Estratos varios»). Yeístas son, en efecto, la señora de Galera, en sus cincuenta años, mujer de un ayudante de ingeniero; Javier de Loño Pérez, cuarenta y un años, médico; Alfonso Dehesa, cuarentón, comerciante; Francisco Arriaga, veinticuatro años, con bachillerato; Julia Gil López, veinte años, hija de militar; Argelia Rodrí­guez (en la Cuesta), catorce años, hija de un jornalero (*Serrano, «Estratos varios»); José Brito (en el Toscal), cuarenta y cinco años, limpiabotas (Mat. Sem., 1955: M. Navarro); Nieves, unos treinta años, sirvienta (Mat. Sem., 1955: C. Hernández); Angela Morín, veintiún años, costurera (Mat. Sem.);  los estudiantes universitarios Andrés Vizcaya, veintitrés años; Mercedes Rodríguez, veinte años; Adela Fortuny (en La Cuesta), veinte años; Carmen Rosa Jerez, diecinueve años; Loyda Mora, veinte años (según confesión propia, Mat. Sem., 1955); Carmen Gloria Suárez, diecinueve años; María Dolores Díaz, diecinueve años (Mat. Sem., 1955: M. V. Diego), y Car­men, diecinueve años (Mat. Sem., 1955: C. Hernández); Carmen Rodríguez Hernán­dez, diecisiete años, joven burguesa (Mat. Sem.): José, quince años, alumno de colegio religioso (Mat. Sem., 1955: C. Hernández); Natalia González de Ara, once años, alumna del colegio de la Asunción (Mat. Sem., 1955: C. R. Jerez). Es de notar que «la mayoría de los hablantes que no practican la /ll/, la diferencian al oído y la saben pronunciar si son requeridos a ello» (*Serrano, «Estratos varios», apoyándose en los cinco primeros sujetos de su encuesta arriba citados), pero la evitan, quizá, por consi­derarla afectada (según me declaró M. Rodríguez); saben también pronunciar la [ll] C R. Jerez, A. Fortuny, L. Mora, en cambio algunos de los yeístas más jóvenes (p. ej., Julia Gil, Argelia Rodríguez, Carmen Fernández) son ya incapaces de pronun­ciar la ll y no la perciben.

7.6.— Geografía del yeísmo. Gran Canaria.

      Nos faltan datos precisos sobre las áreas rurales. *Sosa, «Datos», entrevistó en San Mateo un sujeto de setenta y dos  años que decía ehparrílla, «pisébre de rehílla», y otro de cuarenta y ocho años que pronunciaba llóra, la patílla, carrílloh, cormíllo; en cambio, el sujeto principal era yeísta: campaníya, la caníya, patiyáno, buyidóreh, cayádoh ’guijarros (del patio)’, ehparríya, desoyiná, etc.; en el pago Juan Grande (San Bartolomé de Tirajana), entre­vistados varios trabajadores en un almacén de tomates, un sujeto de cincuenta y dos años conservaba la /ll/: loh carríllo, cormílloh, la campanílla, la mansanílla ’la nuez’, lah cohtíllah, etc.; mientras otro más joven, de veintiocho años, era ya yeísta: loh carríyo, cohquíya (pl.), cáyoh, ebíya; en la misma villa de San Bartolomé, un sujeto de treinta y cinco años era aún distinguidor: cálloh, gallínah; en Llanos de Telde, un sujeto de treinta y tres años: calló, tubíllo, cohquílla (pl.); en Castillo Romeral, un pescador: llobihniándo, orílla, barquíllo, quílla, puntílla, cabrílla. Aparte de las en­cuestas de *Sosa, «Datos», puedo aducir algunos datos sueltos: En Telde, el padre de Ana Rosa Fleitas pronuncia la ll; pero la propia Ana Rosa, veintiún años, y María del Pino Santana, veinte, estudiantes universitarias, son yeístas (según autoconfesión, Mat. Sem., 1955). En Mazo son yeístas Carmen Pérez Días, veintidós años, hija de comerciante, estudiante del magisterio (gayína, yoróna, yáma, cáye), aunque es capaz de percibir la /ll/  y Rosario Brito Martínez, diecinueve años, hija de un agricultor, uni­versitaria (cáye, yéba, cabáyo), que es incapaz de  percibir la diferencia entre /ll/ y /y/ (Mat. Sem., 1958: C. Marín y C. García). En Sardina, una universitaria de veinticinco años (estudió bachiller en Las Palmas): er sepíyo (Mat. Sem.). En Santa Lucía, Car­men Morales, universitaria, padres campesinos (estudió bachillerato en Las Palmas): brílla (Mat. Sem.). Desde luego, Rosa María, veintiún años, de Las Palmas (gáyo, póyo, Sebíya. Mat. Sem., 1955: A. R. Fleitas) y Olga Martín Jorge, veinte años, del Puerto de la Luz (según autoconfesión. Mat. Sem., 1955), ambas universitarias, coin­ciden en su yeísmo.

Diego Catalán. El español. Orígenes de su diversidad (1989)

CAPÍTULOS ANTERIORES:  EL ESPAÑOL. ORÍGENES DE SU DIVERSIDAD

ADVERTENCIA

1.- EL ESPAÑOL. ORÍGENES DE SU DIVERSIDAD

I ORÍGENES DEL PLURALISMO NORMATIVO DEL ESPAÑOL DE HOY

*   2.-1. EL FIN DEL FONEMA /Z/ [DZ - Z] EN ESPAÑOL

*   3.- 2. EL FIN DEL FONEMA /Z/

*   4.- 3. ¿PROCESO FONÉTICO O CAMBIO FONOLÓGICO?

*   5.- 4. ¿PROPAGACIÓN DE UN CAMBIO FONÉTICO O DE UN SISTEMA FONOLÓGICO?

*   6.- 5. LA FALTA DE DISTINCIÓN /Z/ : /Ç/, REGIONALISMO CASTELLANO - VIEJO

*   7.- 6. LA CONFUSIÓN SE CONVIERTE EN NORMA DEL HABLA DE LA CORTE (FINALES DEL SIGLO XVI)

*    8.- 7. LA PÉRDIDA DE LA DISTINCIÓN /Ç/ : /Z/ NORMA GENERAL DEL HABLA (EN EL PRIMER CUARTO DEL SIGLO XVII)

*   9.- 8. EL CAMBIO EN LA NORMA CORTESANA, VISTO POR LOS GRAMÁTICOS EXTRANJEROS

10.- 9. EL ESPAÑOL ORIENTAL ANTE EL TRIUNFO DE LA NUEVA NORMA DE MADRID

11.- 10. RESISTENCIA DEL ANTIGUO SISTEMA TOLEDANO EN LA ALTA EXTREMADURA

*   12.- 11. LA NUEVA NORMA ANTE EL CECEO ANDALUZ

*   13.- 12. CONCLUSIÓN

 II EL ÇEÇEO-ZEZEO AL COMENZAR LA EXPANSIÓN ATLÁNTICA DE CASTILLA.

*   14.- 1. ESTADO DE LA CUESTIÓN

*   15.- 2. CECEOSOS DE LENGUA ESTROPAJOSA

*   16.- 3. CECEOSOS POR HÁBITO LINGÜÍSTICO

17.- 4. COMUNIDADES CECEOSAS A PRINCIPIOS DEL SIGLO XVI. SU LOCALIZACIÓN GEOGRÁFICA Y SOCIAL

18.- 5. EL ÇEZEO SEVILLANO EN TIEMPO DE LOS REYES CATÓLICOS, SEGÚN EL TESTIMONIO DE LAS GRAFÍAS

*    19.- 6. EL ÇEÇEO SEVILLANO, DESCRITO POR NEBRIXA

20.- 7. CARÁCTER FRICATIVO DE LA /Ç/ Y DE LA /Z/ DEL SEVILLANO MEDIEVAL

*    21.- 8. LAS GRAFÍAS Y EL ÇEZEO MEDIEVAL

*   22.- 9. CONCLUSIÓN: EL ÇEÇEO-ZEZEO AL COMENZAR LA EXPANSIÓN ATLÁNTICA DE CASTILLA

III EN TORNO A LA ESTRUCTURA SILÁBICA DEL ESPAÑOL DE AYER Y DEL ESPAÑOL DE MAÑANA

* 23.- III EN TORNO A LA ESTRUCTURA SILÁBICA DEL ESPAÑOL DE AYER Y DEL ESPAÑOL DE MAÑANA

* 24.- 1. CONSIDERACIONES DIACRÓNICAS ACERCA DE LA ESTRUCTURA SILÁBICA DEL ESPAÑOL

* 25.- 2. LAS SIBILANTES IMPLOSIVAS EN EL ESPAÑOL DE ESPAÑA: GEOGRAFÍA Y DIACRONÍA

26.- 3. LA EVOLUCIÓN DE -S, -Z COMPARADA CON LA DE -R, -L

*   27.- 4. FONÉTICA Y FONOLOGÍA

* 28.- 5. LOS ALÓFONOS DEL ARCHIFONEMA SIBILANTE EN EL ESPAÑOL Y LA ESTRUCTURA SILÁBICA DEL ESPAÑOL DE MAÑANA

IV CONCEPTO LINGÜÍSTICO DEL DIALECTO «CHINATO» EN UNA CHINATO-HABLANTE

29.- IV CONCEPTO LINGÜÍSTICO DEL DIALECTO «CHINATO» EN UNA CHINATO-HABLANTE

*    30.- 1. SINGULARIDAD DEL HABLA «CHINATA»

*    31.- 2. PERSONALIDAD LINGÜÍSTICA DE NUESTRO AUTOR

*    32.- 3. TEXTOS

 * 33.- 4. EL SISTEMA FONOLÓGICO «CHINATO» EN LA CONCIENCIA DE NUESTRO AUTOR

*   34.- 5. PROBLEMAS DE FONÉTICA SINTÁCTICA

*   35.- 6. DEBILIDAD DE LA ANALOGÍA MORFOLÓGICA

V GÉNESIS DEL ESPAÑOL ATLÁNTICO (ONDAS VARIAS A TRAVÉS DEL OCÉANO)

*  36.- V GÉNESIS DEL ESPAÑOL ATLÁNTICO (ONDAS VARIAS A TRAVÉS DEL OCÉANO)

*   37.- 1. EL ÇEZEO [ÇEZ̧EO] SEVILLANO Y EL ESPAÑOL DE CANARIAS Y LAS ANTILLAS EN EL PRIMER CUARTO DEL S. XVI

*   38.- 2. EL ESPAÑOL ULTRAMARINO DE LOS PUERTOS Y EL ESPAÑOL MERIDIONAL

VI. EL ESPAÑOL CANARIO. ENTRE EUROPA Y AMÉRICA

*   39.- VI. EL ESPAÑOL CANARIO. ENTRE EUROPA Y AMÉRICA

*   40.- 1. EL ESPAÑOL DE LOS PUERTOS DE AMÉRICA

*   41.- 2. EL DATO CANARIO: ESTRATOS VARIOS DEL ESPAÑOL ATLÁNTICO

*   42.- 3. CONSONANTES IMPLOSIVAS

*    43.- 4. EL FONEMA /H/

*   44.- 5. LA -D- (< -T- LATINA)

*   45.- 6. LA OPOSICIÓN [L PALATAL] : [Y] Y EL YEÍSMO

*   46.- 7. LA -CH-

*    47.- 8. LA DIPTONGACIÓN DE LOS HIATOS

*    48.- 9. CONCLUSIÓN

VII. EL ESPAÑOL EN CANARIAS

*    49.- VII. EL ESPAÑOL EN CANARIAS

*    50.- 1. LA DIALECTALIZACIÓN VERTICAL: COEXISTENCIA DE MODALIDADES ARCAIZANTES Y NEOLÓGICAS DE ESPAÑOL ATLÁNTICO

*    51.- 2. EL CONFLICTO ENTRE LA NORMA REGIONAL Y EL ESPAÑOL NORMATIVO

*    52.- 3. DOCUMENTACIÓN (ILUSTRATIVA DE LAS CUESTIONES TRATADAS)

*    53. 4. LA S SONORA

*    54.- 5. EL CECEO: VARIANTES SISEANTES Y CICEANTES

*    55.- 6. LA ASPIRACIÓN

Diseño gráfico:

La Garduña Ilustrada

Imagen: Letra minúscula l de Durero

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