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ROMANCERO DE LA CUESTA DEL ZARZAL

36.- 7. CÓMO SURGEN NUEVAS FÓRMULAS DE DISCURSO

36.- 7. CÓMO SURGEN NUEVAS FÓRMULAS DE DISCURSO

7. CÓMO SURGEN NUEVAS FÓRMULAS DE DISCURSO. IV   POÉTICA DE UNA POESÍA COLECTIVA

      ada la presencia plurisecular de la mayor parte de los temas del romancero en la tradición, resulta imposible saber cómo, cuándo y dónde surgieron los tropos que constituyen el «léxico» poético manejado por los cantores de tan distintos tiempos y espacios sociales como los ejemplos aducidos nos han ido poniendo de manifies­to. Sin embargo, el proceso de conversión en fórmula de un verso descontextualizado es, a veces, perfectamente documentable.    

      Conocemos, aunque de forma parcial e indirecta54, un curioso romance «noticiero»55 relativo a la tensión fronteriza en Guipúzcoa que acompaña los preparati­vos bélicos de Carlos VIII de Francia para, en 1496, atacar en el Rosellón a Feman­do el Católico, una vez que ha tenido que retirarse del reino de Nápoles a causa de la primera expedición del Gran Capitán: A las armas, Moriscote. En agosto de ese año, mientras don Fernando se mantiene vigilante en Gerona, llegan a Castilla no­ticias inquietantes respecto al País Vasco. Según cuenta la Continuación anónima de la Crónica de los Reyes Católicos de Femando del Pulgar56:

    fue denunciado a la reina doña Isabel cómo muchos franceses, parte de ellos armados, parte de ellos sin armas, entraron en Castilla so color de ir en romería de San­tiago; los quales eran tantos, que, si de mano de Dios no fuera proveído, como de la­drones de casa el reino fuera e padeciera gran detrimento e mucho dapño...57.

      En el romance cantado en el siglo XVI se describe la amenaza sentida en la frontera diciendo58:

¡A las armas, Moriscote,    que bien menester serán59,
los franceses son entrados,    los que en romería van60
entran por Fuenterrabía,    salen por Sant Sebastián61!
No van a pie los romeros,    que en buenos caballos van62;
los vestidos que llevaban,    arneses son de justar63,
los sombreros que traían    relumbran como cristal64.
No se esconden los traidores,    que muy descubiertos van65;
del reino se apoderaran    en él seguros están66.
Bravos son los enemigos    y muy poderosos van,
no ay poder en la tierra    que se les pueda ygualar67;
si no recuerdas, señora,    ellos se la llevarán68.

      La tradición oral moderna no conserva el romance; pero la descripción de hombres de armas que viajan aparentando ser peregrinos característica de este romance político fue acogida por otros temas romancísticos en cuya intriga se daba el motivo del viaje disimulado de caballeros. En versiones catalanas de Doña Isabel de Liar, en substitución de los viejos versos:

...subiérame a vn mirador,    por más descanso tomar
por los campos de Monvela    cavalleros vi assomar
ellos no vienen de guerra,    ni menos vienen de paz,
vienen en buenos cavallos,    lanças y adargas traen69,

se halla la escena:

... mirando sus campos verdes,    romeritos ve pasar,
entren por Santa María,    surten per San Sebastiá.
No’n van a pie los romeros,    en buenos caballos van,
los rosarios que ellos traen    son cabezas de matrall, l
as calabazas del vino    llenas de pólvora van, l
os sombreros que ellos portan    relluen más que crestall70.

En una versión del romancero gitano (procedente de Triana, Sevilla]71 de Belardo y Valdovinos + El Marqués de Mantua

De Armenta salieron postas    con pensamiento’e cazar,
lleva perros y lebreles    .....................................
y la bolita de vino   llena de munición va;

En tres versiones alto-aragonesas de Gaiferos y Galván se incluyen (mejor o peor conservados) los versos

Nos vestimos de romeros,    no nos conozca Galván.
Entran por Fuenterrabía,    salen por San Sebastián72.

Cualquiera de los versos citados en los que la ocultación de la verdadera calidad de los viajeros se pone de manifiesto mediante la descripción de particulares extraños al atuendo tradicional de un peregrino a Santiago podría admitirse que preexistiera, como expresión formulaica, en el «lenguaje» del romancero a la versión poética del suceso de 1496; pero esa suposición no es posible respecto al verso de carácter geográfico ("entran por Fuenterrabía,    salen por San Sebastián"), ya que apunta directamente al particular suceso narrado por la crónica arriba citada. Sin embar­go, en el romancero oral moderno ha sobrevivido como una fórmula de discurso con el significado de «viaje disimulado», exactamente igual al de los restantes ver­sos, según ponen bien de manifiesto las versiones de Gaiferos y Galván. Hemos asistido, pues, al nacimiento de una fórmula reutilizable en cualquier contexto que incluya el motivo del «viaje disimulado».

      La creación de fórmulas de discurso no es un hecho privativo de tiempos lejanos. El lenguaje figurativo tradicional ha conservado su vitalidad hasta hoy. La continuada creatividad se manifiesta no sólo renovando fórmulas antiguas, sino también inventando fórmulas sustitutivas de las que tradicionalmente se venían empleando.

      En el romance de tema rural, surgido sin duda en la tradición salmantina, de Los mozos de Monleón, el viejo motivo "Tengo (~ tiene) heridas mortales" se ex­presa formulariamente, diciendo:

    < Tres pañuelos tengo dentro > y éste que meto son (~ y con éste ya van) cua­tro (Salamanca, Cáceres) ~ < Ya le meten tres (~ un) pañuelos (~ - o) > y con éste ya van (~ ya le meten hasta ~ ya le ponen tres o) cuatro (Valladolid, Palencia, Zamo­ra, Ciudad Real) ~ < Al ver que no tiene cura, > un pañuelo le han atado (Valladolid).

      La escenificación, a través de una acción visualizable, del dato de intriga es aquí en todo análoga a la que descubríamos en los otros modos (esto es, fórmu­las discursivas) de concretizar ese motivo que la tradición venía utilizando desde antiguo.

      En Madre, Francisco no viene, otro romance de tema rural sin duda también moderno, el motivo "Viaje (o traslado) apresurado" suele expresarse con fórmulas de abolengo tradicional como

— Padre, apareje el caballo,    que me voy a las voladas.

— Madre, saque usté el caballo,    el que vuela, no el que anda.

— Coge el caballo que corre,    coge la mula que vuela73.

pero en varias versiones recogidas en 1953, en 1978 y en 1982 procedentes de Toledo, León y Ourense, en lugar de esas expresiones, hallamos otra equivalente, pero que inscribe la acción en el mundo moderno:

Echa gasolina al coche,    al volante se agarraba (~ y ella sola le guiaba),

por aquellas carreteras,    no corría, que volaba74.

      La creación de fórmulas poéticas nuevas no ocurre solamente en romances tra­dicionales de origen moderno, sino también en temas que hunden sus raíces en la Edad Media. La total incomunicación con el mundo exterior de El prisionero se expresa, en algunas versiones de la tradición contemporánea75, mediante la queja:

— Preso pa toda la vida,    sin oír ruidos de coches,
sin saber cuándo es de día,    sin saber cuando es de noche.

La fórmula, sugerida por la experiencia vital de hoy, renueva, con extraordinaria fuerza y atrevimiento expresivos, la tradicional imagen que el condenado nos transmite de su vida en la lóbrega mazmorra donde yace sepultado. El sobrecogedor silencio, que ahora acompaña a la falta de luz, se hace presente en nuestra con­ciencia con eficacia inigualable al llamamos el narrador la atención hacia la impre­sión de muerte en vida que puede crear la ausencia de la, en circunstancias normales molesta, percepción cotidiana del ruido ciudadano creado por la circula­ción de vehículos76.

Diego Catalán. Arte poética del Romancero oral II. Memoria, invención, artificio.

 OTAS

 

54 El romance figura en dos libros de vihuela, que nos dan a conocer dos versiones musicales debidas a Pisador y a Bernal, pero sólo sus cuatro y sus seis primeros octosílabos respectivamente: Diego Pisador, vezino de Salamanca, Libro de música de vihuela, Salamanca, 1552 (ejemplar en Bibl. Nacio­nal de Madrid, R-14060), f. 4v; Miguel de Fuenllana, Libro de música para vihuela intitulado Orphenica Lira, Sevilla, 1554; reed. Madrid: Francisco Sánchez, 1554 (ejemplar en Bibl. Nacional de Madrid R-14425), f. 145v. En el Cancioneiro musical da Biblioteca Hortênsia, ms. de la Bibl. municipal de Elvas (siglo XVI) se incluye (sin música) una versión de «Aliarda en el castillo    está con el moro Galván» que va rematada con los cuatro octosílabos iniciales de A las armas, mariscóte (ed. M. Joaquim, O Can­cioneiro musical e poético da Biblioteca Públia Hortênsia, Coimbra: IAC, 1940). El romance aparece ci­tado con cierta frecuencia durante el siglo XVI en Portugal: sus dos octosílabos iniciales se glosan en la estr. 16 de la Carta II de Africa em resposta á de hum amigo (incipit: «Mandaste[s]-me pedir novas») atribuida en los manuscritos ya a Camões ya a Manuel Pereira de Santarem, y se citan en la comedia Aulegraphia (f. 47) de Jorge Ferreira de Vasconcelos; sólo el primer octosílabo es citado por Luis de Camões en su Carta I da India y contrahecho por António Prestes en el Auto do Desembargador (p. 190). Todas estas citas fueron reunidas por C. Michaëlis de Vasconcelos, Romances velhos em Por­tugal, Coimbra, 1934, pp. 83-84. En España, don Luis Milán, en la jornada III de El Cortesano, Valen­cia, 1561 (reed. en ed. de «Libros raros», 1874, p. 162), cita los dos octosílabos iniciales; Juan Christoval Calvete de Estrella, en El felicísimo viaje... del Príncipe don Phelipe, cuenta cómo en el curso de las «fiestas de Bins» en Flandes, agosto de 1549, en una representación «en vivo» de un libro de caballe­rías, don Luis de Ávila y Zúñiga, disfrazado, llevaba como paje a un tal Luisillo «que venía tañendo y cantando A las armas, moriscote» (ed. Anvers: Martín Nucio, 1552, ejemplar en Madrid, Bibl. Nacio­nal R-14774, f. 194v); la Ensalada de Praga (DicARM, 707) y Gonzalo de Correas, Vocabulario de refra­nes y frases proverbiales, 1627 (ed. L. Combet, Bordeaux, 1967) incluyen los dos octosílabos primeros. En París, el embajador de Felipe II en la corte de Catalina de Medicis, Thomas Perrenot, señor de Chantonnay, incluye los tres primeros octosílabos en la postdata de 6 de junio de su carta cifrada de 28 de mayo (véase próximamente D. Catalán,  Cancionero en cifra de Perrenot, embajador de Felipe II en Francia, 1562). En Perú, según cuenta Diego Fernández de Palencia (Historia del Perú, II, cap. 45), el rebelde extremeño Hernández Girón, cuando el 21 de mayo de 1554 derrota a las tropas reales del mariscal Alonso de Alvarado en la batalla de Chuquinga, comenta jocosamente cómo huyen los realistas cantando uno de los dieciseisílabos propios del roman­ce (véase E. Romero, El romance tradicional en el Perú, México: El Colegio de México, 1952, p. 15). Sabemos bastante más acerca del texto del romance gracias a dos contrafacta, una a lo divino, otra burlesca. La primera figura en un Pliego suelto gótico del primer tercio del siglo XVI: Aquí comiença vn romance con su glo/sa trocado por el de Moriscote aplicado a otro mejor sentido (Bibl. del Duque de T’Serclaes, hoy en paradero desconocido, DicARM 703. Véase D. Catalán, «Los pliegos sueltos perdi­dos del Duque de T’Serclaes», Homenaje a Alvaro Galmés de Fuentes, Oviedo-Madrid: Univ. de Ovie­do y Gredos, III, 1987, pp. 361-376, en especial, pp. 368-369); la contrahechura burlesca fue publica­da por A. Duran, Romancero general, «BAE», 2 vols., X y XVI, Madrid: M. Rivadeneyra, 1849-1851, II, p. 538 (núm. 1670), tomándola de un códice de Poesías varias «que tiene la fecha de 1643».

55  La historicidad de A las armas, mariscote fue descubierta y comentada por R. Menéndez Pidal, Romancero hispánico (1953), cap. XII, § 16; lo dicho en ese apartado se complementa con la noticia recogida en el cap. XVI, §11.

56   Continuación anónima de la Crónica de Pulgar, en «BAE», LXX, Madrid: M. Rivadeneyra, 1878, pp. 521-522 (reimpr. Madrid, 1953): p. 52Ib. La edición se basa en un manuscrito de la Biblioteca de Osuna.

57  El cronista sigue, a continuación, contando la preocupación de la reina, que, en conciencia, no puede prohibir el paso de romeros a Santiago, pero ve el peligro del «familiar enemigo», por lo que remite el caso, no sólo al Consejo, sino a la autoridad espiritual del Arzobispo de Toledo.

58  Reconstruyo, en lo posible, el romance a partir de todos los testimonios indirectos citados en la n.54.

59  Es el incipit citado en El Cortesano de Luis Milán. La variante «... si en ellas queréis entrar» es la utilizada en la Carta II da Africa y en la Aulegraphia. La más divulgada es «... si (~ pues) las (~ lo) as en (~ de) voluntad», que figura en los libros de música de Pisador y Fuenllana, en la carta cifrada de Perrenot, en la Ensalada de Praga, en el Cancioneiro manuscrito de la Biblioteca Públia Hortênsia, en Co­rreas y en las contrafacta.

60  En esta forma lo citan Fuenllana y el Cancioneiro de la Biblioteca Hortênsia, lección apoyada por la versión contrahecha a lo divino («los traydores son entrados,    los que engañaron a Adán») y por Perrenot (en cuanto al primer hemistiquio). La versión de Pisador da la variante «que se te entran los franceses   los que en romería van».

61   En la versión de Fuenllana. El dieciseisílabo resulta apoyado indirectamente, tanto por la ver­sión contrahecha a lo divino («entraron por su pecado    y por la tu muerte saldrán»), como por la bur­lesca («entran por el don García   y salen por Pernestán»).

62  Verso citado por Hernández Girón en la batalla de Chuquinga, según la Historia del Perú.

63  Incluido en la parodia burlesca.

64  Contrahecho en la parodia burlesca: «y los gestos que traían    relumbran como cristal».

65  Verso contrahecho en la versión a lo divino: «No se esconden los tyranos,    que muy descubiertos van».

66  La versión a lo divino incluye el verso «del reyno se apoderaron   y en él seguros están», que parece ser parte de la narración del romance noticiero.

67 Versos incluidos en la versión a lo divino.

68    La contrahechura burlesca dice «Si no recuerdas, el conde,    ellos se la llevarán» y la contrahechura a lo divino: «Señor, si no nos visitas,    no se puede hombre salvar».

69  Cancionero de romances, Anvers: Martín Nucio, sin año, fols. 169v-170.

70  Versos procedentes de A las armas, mariscote figuran en cinco versiones de las catalanas que co­nozco de Isabel de Liar (CGR 3, 69, pp. 363-365): Llacuna (Barcelona), Barcelona, Tarragona y dos sin localización. Han sido publicadas (de forma completa o parcial) por M. Milà i Fontanals, Romanceril­lo catalán, 2a ed., Barcelona: A. Verdaguer, 1882, pp. 239-241 y J. Amades, Cançons populars amoroses i cavalleresques, Tárrega: F. Campos Calmet, 1935, p. 149.

71  Dicha por el gitano Juan José Niño en Triana, 1916, a M. Manrique de Lara. Ha sido editada por T. Catarella, El romancero gitano-andaluz de Juan José Niño, Sevilla: Fundación Machado, 1993, pp. 30-31. Creo debe escribirse cazal o cazar (y no casal o casar, dado que el dialecto sólo utiliza una si­bilante, y no distingue «s» de «c», «z»).

72  Una versión de Ansó (Huesca) dicha por Francisca Gastón «La Valera» (56 a.) recogida en 1918 por M. Manrique de Lara, tiene los versos: «< Nos vistamos de romeros, > no nos conozca Galván, < que, si Galván nos conoce, > luego nos manda matar. < Entran por Fuenterrabías > salen por San Se­bastián»; muy semejante es otra de Hecho (Huesca), recogida para el Instituto Espanyol de Musicolo­gía, Barcelona: CSIC (m. 20, núm. 368, pp. 446-448): «< Vestiditos de romeros, > no nos conozca Galbán, < si Galbán nos conocía, > nos mandaría matar. < Entran por San Ferrarías, > salen por San Sebastián»; una tercera, de Berdún (Huesca), dicha por Manuela Pérez de Bayle (82 a.), también reco­gida por M. Manrique de Lara, incluye el verso en la forma «Entran por Fuenterrabía,    entran por San Sebastián».

73 Versiones de Valverde del Majano (Segovia), inf. Bonifacio Ayuso, col. Agapito Marazuela, ed. R. Calvo, Romancero general de Segovia. Antología [1880J-1992, Segovia: Seminario Menéndez Pidal y Diputación Provincial de Segovia, 1994, pp. 330-331; de Casas de Millán (Cáceres), inf. Casimira Blázquez, col. Gerardo Jaime Núñez, 1906, ed. L. Casado de Otaola, El Romancero tradicional extremeño. Las primeras colecciones [1809-1910], Mérida: Asamblea de Extremadura y Fundación Ramón Menéndez Pidal, 1995, pp. 276-277, y de Madrona (Segovia), inf. Antonia Martín, 15 a., col. Ramón Menén­dez Pidal, 1931, ed. R. Calvo, Rom. gen. de Segovia (1994), p. 330. La forma «correcta» de la última fórmula citada es la que figura en numerosas versiones de El quintado: «Deja la muía que corre,     coge el caballo que vuela».

74  Versiones de Villarín de Riello (León), inf. Elpidia, col. Francisco Marcos Marín, y de Real de San Vicente (Toledo), inf. Salus, col. Jimena Menéndez Pidal, 1953.

75  Cito por una versión de El prisionero recogida en Granada, c. 1958, por Manuel Alvar, que comienza «< Preso pa toda la vida > sin oír ruidos de coche, < sin saber cuándo es de día, > sin saber cuándo es de noche, < sólo por un pajarillo    > que habita en aquella torre,    < cuando es de día me canta    > cuando es de noche se esconde...», publicada en «Una recogida de romances en Andalucía (1948-1969)», El romancero en la tradición oral, ed. D. Catalán et al, 1972, pp. 95-116. La fórmula fi­gura asimismo en varias versiones andaluzas que incorporan el motivo (y su tradicional formulación poética en el romance de El prisionero) a un romance vulgar, La audiencia (incipit: «Pájaro tú que vue­las    por la sala de la Audiencia»), véase S. Robertson «La canción de El Prisionero en la tradición gi­tano-andaluza», en El Romancero. Tradición y pervivencia a fines del siglo XX, ed. P. M. Piñero et al., Sevilla-Cádiz: Fundación Machado y Universidad de Cádiz, 1989, pp. 609-616, quien edita una ver­sión de Barbate (informante: Antonia Varo Cardoso, 55 a.), col. Carmen García Surrallés, 19 de mayo de 1979.

76  Con una valoración exclusivamente arqueológica de los romances de la tradición oral contemporánea, la «modernización» fue considerada «lamentable sin atenuantes» por M. Alvar (p. 112 del artículo cit.); con otra perspectiva estética, la eficacia poética del texto granadino me parece magnífica, sin ate­nuantes.

CAPÍTULOS ANTERIORES: 

NOTA INTRODUCTORIA

*   1.- NOTA INTRODUCTORIA. MEMORIA, INVENCIÓN, ARTIFICIO

I.    HALLAZGO DE UNA POESÍA MARGINADA: EL TEMA DEL CORAZÓN DE DURANDARTE

*   2.- 1. EL CORAZÓN DE DURANDARTE, TEMA MOMIFICADO

3.- 2. EL CORAZÓN DE DURANDARTE, TEMA AÚN VIVO EN LA MONTAÑA ASTURIANA

4.- 3. LA TRANSMISIÓN ESCRITA DEL TEMA EN LOS SIGLOS XVI Y XVII Y EL ROMANCE TRADICIONAL «CONQUEIRO»

*   5.- 4. LA «CREACIÓN» DEL ROMANCE TRADICIONAL. EL TESTIMONIO GITANO-ANDALUZ

*   6.- 5. TRANSMISIÓN Y RECREACIÓN DE CONTENIDOS SIMBÓLICOS. EL EJEMPLO DE EL PRISIONERO

II    PERMANENCIA DE MOTIVOS Y APERTURA DE SIGNIFICADOS: MUERTE DEL PRÍNCIPE DON JUAN

*    7.- 1. EL ROMANCE DE LA MUERTE DEL PRÍNCIPE DON JUAN

*    8.- 2. EL ROMANCE EN LA TRADICIÓN ANTIGUA Y MODERNA

*    9.- 3. EL DOCTOR DE LA PARRA DESAHUCIA AL PRÍNCIPE

10.- 4. LA PRIMERA SECUENCIA DEL ROMANCE UTILIZADA EN 1613 POR VÉLEZ DE GUEVARA

*   11.- 5. LA ENTREVISTA CON FERNANDO EL CATÓLICO

*   12.- 6. LAS DOS SECUENCIAS DEL ROMANCE ORAL EN UN MANUSCRITO DEL SIGLO DE ORO

*    13.- 7. LA DOLOROSA SOLEDAD DE LOS PADRES

*    14.- 8. LA «EPHEBI FILII SENEX FORTITUDO»

*    15.- 9. LA PASIÓN AMOROSA POR MARGARITA

*   16.- 10. SUBVERSIÓN DE LA ESTRUCTURA DE LA SEGUNDA SECUENCIA: EL TRIUNFO DEL AMOR EN LA MUERTE

*   17.- 11. LOS DERECHOS DE LA MUJER

*   18.- 12. LA ESPERANZA DE UN HEREDERO PÓSTUMO

*   19.- 13. ACTUALIZACIONES DE LA ESTRUCTURA HISTÓRICA DEL ROMANCE NOTICIERO

*    20.- 14. DE NUEVO EL DOCTOR DE LA PARRA

*    21.- 15. EL ROMANCE, ENTRE LA HISTORIA Y EL REFERENTE EN QUE SE RE-CREA

III  EL MITO SE HACE HISTORIA. EL ROMANCE Y LA HERENCIA BALADÍSTICA

*    22.- 1. ROMANCERO Y BALADA

*    23.- 2. LOS MODELOS NARRATIVOS SE ADAPTAN: HERENCIA Y RECREACIÓN

*   24.- 3. DIFICULTADES DEL COMPARATISMO. UNA «BALADA» CHINA Y UN ROMANCE: LA BELLA EN MISA

*    25.- 4. UNIDAD DE LA TRADICIÓN PAN-ROMÁNICA Y PERSONALIDAD DE SUS SUBTRADICIONES: EL CABALLERO BURLADO

*    26.- 5. VARIEDAD EN LA TRADICIÓN PENINSULAR DE UNA BALADA DEL OCCIDENTE EUROPEO: LA MUERTE OCULTADA

*    27.- 6. SIGNIFICADO LITERAL Y SIGNIFICADOS SIMBÓLICOS: LA CAZA DE LA MUERTE

*   28.- 7. LA TRADICIÓN PENINSULAR Y SUS RELACIONES CON LA TRADICIÓN PAN-EUROPEA

*     29.- 8. LA SOBREVIVENCIA DE LOS MITOS Y SU ADAPTACIÓN A LA HISTORIA

IV   POÉTICA DE UNA POESÍA COLECTIVA

*     30.- 1. LA CREACIÓN COLECTIVA

*     31.- 2. LOS MATERIALES POÉTICOS EMPLEADOS EN LA CREACIÓN

*     32.- 3. EL ARTE DE LA ARTESANÍA LITERARIA

*     33.- 4. EL LENGUAJE POÉTICO DEL ROMANCERO

*     34.- 5. LA «FÓRMULA» COMO TROPO

*     35.- 6. ADECUACIÓN DE LAS FÓRMULAS A CONTEXTOS INSÓLITOS

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Letras capitulares: Napoli

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