61.- 10. EL ROMANCERO TRADICIONAL EN LA FARSA DEL OBISPO DON GONZALO. ALUSIONES SUELTAS Y ESCENAS EN METRO DE ROMANCE
10. [EL ROMANCERO TRADICIONAL EN LA FARSA DEL OBISPO DON GONZALO. ALUSIONES SUELTAS Y ESCENAS EN METRO DE ROMANCE]. APÉNDICE II
[eproduzco a continuación los pasajes de la Farsa en que se acude al romancero tradicional. Utilizo la transcripción de Tomás Navarro Tomás (inédita) y el análisis-resumen de la Farsa anteriormente sacado del original por Ramón Menéndez Pidal que se guardan juntamente en el Archivo Menéndez Pidal.
La Farsa forma parte de un grupo de borradores de edición de comedias relacionadas con el Romancero que el matrimonio Menéndez Pidal / Goyri había reunido, posiblemente con la intención de publicarlas en la serie «Teatro antiguo español. Textos y estudios» del Centro de Estudios Históricos.
a. Aparición del metro romance apoyada en el romance tradicional de «Reduán, bien se te acuerda»
En la Primera jornada77, llegada la noche, la mora Alindaraja, de quien el rey de Granada se había enamorado al ser invitado a un sarao por cuatro moras que en los Alixares bailaban al son de un laúd, da entrada en su casa a Reduán mientras los moros Çorayde y Guachará quedan rebozados en el tablado y platican desvergonzadamente con una criada. El rey se acerca a la puerta de Alindaraja para colocar en ella una guirnalda de flores; pero los criados de Reduán consiguen ingeniosamente apartarle de allí, permitiendo así la salida del moro de casa de su amiga. Reduán, al salir, deja, por descuido, caer en el suelo su albornoz, que era regalo del rey, de modo que, cuando el rey regresa y recibe los desaires de Alindaraja, reconoce por el albornoz que Reduán goza de los favores de la mora a quien él ama. Esta escena se desarrolla en redondillas (f. 115 a-c):
Rrey Alindaraja querida,
¿no me rrespondes y vaste?
Tú la ventana dejaste
840 mas yo dejaré la vida,
si está çerrado el postigo.
¿Qué bulto es éste? y será
alguna cosa qu’está
por mi dolor por testigo.
845 Los ojos, pues, lo dirán.
¡Sancto Alá! ¿qué daño es éste?
¿el albornoz no es aqueste
que yo le di a Rreduán?
Él es, sin duda ninguna,
850 él es, ¡cuitado de mí!,
prueua ser aquesto así
la claridad de la luna,
que a la puerta de mi gloria
está esta prenda en señal
855 que a mí me dejó su mal
y él gozó de mi vitoria.
Dime, perro, sin temor
de la ofensa que me has hecho
¿con quién ternas leal pecho
860 si fuiste a tu rrey traidor?
Alindaraja, ¿qu’es esto?
¿en qué tus cautelas dan?
¿Es más noble Rreduán
o de mejor talle o gesto?
865 ¿Es más vien afortunado?
¿es más dispuesto y fornido?
¡ay que sí, mejor a sido
pues que se vehe de ti amado!
Pues mira, henemiga çierta,
870 si por él me as de olvidar,
yo le aré despedazar
y colgártelo a tu puerta.
Pero, ¿qué digo?, cuitado,
si a de dar esta herror
875 a tu pecho y más dolor
por mío mayor cuidado.
Harto mejor, en verdad,
es de tu vista apartallo,
y, para mejor gozallo,
880 quedarme yo en la ciudad.
Esto es lo que me combiene
y así lo pienso de hazer,
mas quiérome detener
qu’entiendo que gente viene.
Apártase el rey a vna parte y entra Rreduán
885 Rreduán — Basta que se me a caydo
el albornoz, que quisiera
que un ojo se me cayera
antes que averlo perdido,
que viéndome el rrey sin él
890 a dezir y es assí
que a qué persona le di
la prenda que me dio él.
Rrey — Rreduán.
Rreduán — Rrey poderoso,
895 ¿qué quieres?
Rrey — Saver quisiera
qué buscas d’esa manera
tan ligero y cuidadoso
Rredu. — Busco, por dezir verdad,
pues por yerro se cayó
el albornoz que me dio
900 anteayer tu magestad.
Rrey — ¿Es éste (di)?
Rredu. — Sin duda es él.
Rrey — Gózalo, pues, si te plaze,
que si desgusto te haze,
mi desgusto nació d’él.
905 Rredu. — No entiendo lo que as hablado.
Rrey — No lo entiendas, déjalo;
bástame que entienda yo
tu gusto y mi cuydado.
Mas, dejando este dolor,
910 ya que sufro tanta parte,
sabrás que quiero hablarte.
Rredu. — ¿Qu’es lo que mandas, señor?
Seguidamente, Cueva y Silva introduce por primera vez el metro de romance en la Farsa con el parlamento del rey y la respuesta de Reduán (f. 115c-d):
Rrey — Rreduán, vien se te acuerda
que me diste la palabra
915 que me darías a Jaén
en vna hora ganada.
Reduán, si no lo cumples,
desterrarte he de Granada,
quitarte he todas las tierras
920 que te dio mi padre en gracia,
la alcaydía de Antequera
y la tenençia de Alhama,
la duana de Guadix,
la bara de Rronda y Baza;
925 hechart’e en las Aljeçiras
donde no veas a tu amada,
qu’es el morir78 sin sabor
que se le da a quien bien ama;
y, lo qu’es peor que todo,
930 jamás me verás la cara,
porque conviene y es justo
que diga barva, que haga.
Rredu. — Yo, señor, lo prometí
y lo cumpliré sin falta.
935 Por tanto, dame mill moros,
los mejores de Granada,
y, si yo no lo cumpliere,
córtame aquesta garganta.
Rrey — Tú pides mill solamente
940 y, porque mejor se haga,
te quiero dar çinco mili,
y adereza la jornada;
luego en amaneziendo
quiero que la gente parta.
945 Rreduán — ¡No sé, ay triste, qu’el bien
de las manos me arrebata!
Rrey — ¿Qu’es lo que dijiste agora?
Rredu. — Que yrte a seruir me agrada.
Rrey —Pues sigue (luego) tras mí.
Rredu. — Ya voy;
950 con el cuerpo y sin el alma.
(Fin de jornada).
b. Glosa en redondillas del romance mixto de «Ya se salen de Jaén + Un día de San Antón»
La Segunda jornada comienza con la despedida, de las damas de Jaén y de una fregona, a los caballeros y a un soldado que parten en cabalgada. En dos trechos las redondillas glosan los versos de un romance tradicional en que se combina el recuerdo de los que comenzaban «Un día de San Antón» (Famosa hazaña del obispo don Gonzalo) y «Ya se salen de Jaén» (Derrota de Montejícar):
f. 116a
Doña Juana — ¡ Ay Dios!, la trompeta suena,
amigas, ¿qué puede ser?
Doñ’Ana — No hay, hermana, que temer
que nuestro fuego79 se hordena
955 Doña Juana —¿Sientes del rrebato algo?
Doñ’Ana — Siento y sé que por mi vien
ya se salen de Jaén
quatroçientos hijos dalgo.
Parte la compañía armada
960 con tal gentileza y prez
qu’entiendo que d’esta vez
a de ser nuestra Granada.
Sin dubda son sus quebrantos
pues tal jornada se empieza
965 y de Hubeda y Vaheza
se salían otros tantos.
De aquí los podremos ver
que por aquí an de pasar,
donde nos podrán hablar
970 y nosotros conoszer.
De tan famosos soldados
no abrá (de) que temer deshonrra:
son todos manzebos de honrra
y, los más, henamorados.
975 Oy a don Diego dezir
qu’es tan famosa esta gente
que a de poder fácilmente
a muchos moros rrendir;
y aún, para hazelles rregalo
980 y para que más se atreban,
por capitán se le llevan
al obispo don Gonçalo.
Otras mili vezes a ydo,
como sabes, que se espanta
985 y a buelto con gente tanta
como en el mundo as oydo.
Veámoslos, pues me hallo
de aquí yo los quiero ver;
por señal an de traer
990 un pendón rrabo de gallo.
Seguidamente, los caballeros y las damas dialogan y ellas les dan prendas de amor, escena que a continuación parodian el soldado «que toca el atambor» y la fregona; finalmente, los caballeros se despiden con juramentos y promesas:
D. Fernando — Dadnos las manos
Da Juana — Tomad,
aunque con honrroso gesto,
que no es vien que os niegue aquesto
quien os dio la voluntad.
1115 D. Ferdo. — Yo juro y todos jurallo,
señores, por este vien,
de no bolver a Jaén
sin dar moro en aguinaldo.
D.a Ju. — Ansí se jura y promete,
1120 porque quien puede también
subjetarse a tanto vien,
no hay cosa que no subjete.
D. Ñuño — Todos seguirán tal trabto
viendo que a todos conviene
1125 y el que linda amiga tiene
promete dar tres o quatro.
Y, con esto, a Dios, señoras.
D.a Ju. — Él quiera a todos libraros
y con su poder guardaros
1130 de asechanzas de moras.
c. Nueva escena en metro de romance para incorporar la narración de «Ya se salen de Jaén + Un día de San Antón»
La acción sigue desarrollándose en redondillas en la escena inmediata a la que acabamos de citar
Entra el obispo y dize:
Obispo — Ya es hora de caminar,
soldados, vamos de aquí.
D. Frdo. — Hágase, señor, así,
pues no ay cosa que aguardar.
Obispo — Vaya marchando la gente
a paso largo y tendido,
pues el contrario e savido
que biene ya deligente.
Húsese de aquesta treta,
1140 que, pues qu’en campaña estamos,
es vien que le acometamos
antes que nos acometa.
Hea!, leones famosos,
caminad, que yo e de ser
1145 el primero que a de ver
vuestros golpes rrigurosos.
Y no me quiero hallar
presente a tanto valor
porque dubde a vuestro amor,
1150 mas por podell’os pagar.
Hazañas serán honrrosas
con que vien se satisfaze,
porqu’el premio siempre haze
fáciles todas las cosas.
1155 D. Frdo. — Ea!, toquen a marchar,
pasemos el rrío presto,
porque tomando buen puesto
podremos vien pelear.
Obispo — Nadie se desmande algo.
1160 Háganle(s) salba al llegar,
que nos sale a visitar
don Rrodrigo, hese ydalgo.
Pero súbitamente, tan pronto como «Sale D. Rodrigo», las redondillas en que se utilizaba un verso del romance «Un día de San Antón» (que hemos destacado en cursiva) son substituidas por un relato en metro de romance que continúa apoyándose en ese mismo romance tradicional:
D. Rodr. — Por Dios os rruego, el obispo,
que non pasedes el bado,
1165 porque son tantos los moros
que a La Guardia avian llegado
que quitan del sol la vista
y cubren montes y llanos.
Yo quise salir tras d’ellos
1170 con duçientos de a cauallo
y vna vez lo procuré,
pero mucho me a pesado:
muerto me an tres cavalleros
de los muy más preçïados,
1175 el vno hera mi primo,
el otro hera mi hermano
y el otro hera vn pajeçico
qu’en mi casa se a criado;
demos la vuelta, señores,
1180 demos la vuelta a enterrallos,
haremos a Dios serviçio
y honrraremos los christianos.
Sale don Diego y dize:
D. Di°. —Adelante, cavalleros,
que me llevan el ganado,
1185 los miserables pastores
y la más gente del campo.
¿Cómo no corres tras d’ellos,
cómo no movéys el paso?
Si de algún villano fuera,
1190 ya lo huviérades quitado;
empero no lo haréis
sabiendo qu’es d’un hidalgo
y es por que biene aquí alguno
que se huelga de mi daño,
1195 no quiero dezir quién es
porqu’es el más señalado.
Obispo — Baste80 ya el pasado henojo,
baste80, don Diego de Haro,
que aquí se os dará vn fabor
1200 con voluntad obra y mano.
Y dezid me, pues conviene,
¿qué moros vistes y quántos?
D. Di°. — Señor, al subir de vn monte
y a la bajada de vn llano
1205 vi tanta marlota azul,
tanto albornoz colorado,
tanta de la adarga blanca,
tanto brazo enaleñado81,
tanta de la lança en puño
1210 tanto yerro azecalado,
y vi, al fin, tantos moros,
qu’es imposible contallos.
Una vez acabada la utilización del romance tradicional, Cueva y Silva hace que el obispo arengue a los cristianos en octavas reales:
Obispo — Agora es tiempo, ilustre gente, agora
qu’el fuerte brazo e yndomable cuello
y de España el valor qu’el mundo adora
mostréys y qu’el contrario pueda vello;
agora es vien que la canalla mora,
que piensa hechar a su grandeza el sello
con ynfamia dubdosa y gloria cierta,
1220 quede captiba, apresionada y muerta.
Hazed quenta, famosísimos soldados,
que dais esta vatalla sanguinosa
delante de los muros lebantados
de vuestra patria, con rrazón famosa,
1225 y que con ojos de afiçión prendada,
veys aquí la muger, allí la esposa,
el padre viejo y la consorte amada
y algunos la gentil henamorada...
d. Otras escenas en metro de romance para aprovechar versos de «Caballeros de Moclín»
La acción vuelve a trasladarse a Jaén, donde las damas esperan ansiosas noticia de la cabalgada. La escena se desarrolla en redondillas:
f. 118 d
Doñajua. —No sé, doñ’Ana qué siento
D.n’Ana — ¿Qu’es, hermana, tu pasión?
D. Jua. — Pareze qu’el corazón
1380 se me a helado en vn momento,
pareze estoy acavando.
D.ñ’Ana — No llores, llégate aquí.
D. Jua —¿Si le a venydo, ay de mí,
algún daño a don Fernando?
1385 ¿si a cay do en algún mal?
D.ñ’Ana — ¿Así tu plazer desdize?
D. Jua — Hermana, siempre se dize
qu’el corazón es leal.
D.ñ’Ana — Ten esperanza y confía
1390 que buelva con dicha arta.
D. Jua — Hesa esperanza me aparta
su alma qu’está en la mía.
Y saviendo que es ansí,
será hazer burla d’ella
1395 dejar de creer a hella
por creherte agora a ti.
Doñ’Ana — Escucha, ¿quién vozes da?,
presto lo podremos ver.
D. Jua — El daño deve de ser
1400 qu’en mis entrañas está.
Pero pronto se abre una nueva escena en metro de romance cuando «sale Gil y dize»:
Gil —Cavalleros ¿e Jaén
nos alabaréis de aquesta,
que los moros de Granada
os an rrobado la tierra,
1405 a los pastores an muerto
y los ganados se llevan,
y aquella famosa gente
con que los dávades guerra,
y los que no, van cautivos,
1410 muertos o heridos quedan;
y lo qu’es peor que todo,
qu’el pecho quebranta y quiebra,
es qu’el vuestro noble obispo
va preso y puesto en cadena.
1415 D. Jua — ¿Murió don Fernando?, amigo.
Gil — No es muerto, ni Dios lo quiera.
Doñ’Ana — ¿Y don Nuño?
Gil — También va
con la demás gente presa.
D. Jua. — ¡ Ay miserable de mí
1420 cómo mi desdicha es çierta!
Doñ’Ana — ¡Ay don Nuño, ay gloria mía,
cómo me duele tu pena!
Sale el gen [era]l de Jaén con otros cavalleros
Genl. — ¿Qu’es esto, amigo, qué dizes,
es verdad aquesta nueva?
1425 Gil — Es, señor, como lo digo,
¡pluguiera a Dios no lo fuera
y qu’el mirar me faltara
antes que tal daño viera!
El obispo va cautivo,
1430 y arrastrando las vanderas,
muerta gran parte de gente
y la demás con má[s] pena.
Y con ser tal la vitoria
y tan famosa la presa,
1435 allí habló vn moro viejo
que hera platico en la guerra:
«¡Para tanto cavallero,
chica cavalgada es esta!,
soltemos vn prisionero
1440 que a Jaén lleve la nueva;
démosle tales heridas
qu’en llegando luego muera:
lançada por las espaldas,
cuchillada en la caveza,
1445 cortémosle las narizes,
quitémosle las orejas».
Helios en aquesto estando,
vn prisionero se suelta,
que corría más que un gamo
1450 y salta más que vna çebra.
Aqueste fui yo, cuitado,
que traigo tan triste nueva.
Aunque desarrolladas ampliamente para ajustarlas al argumento de la farsa, estas escenas en metro de romance vuelven a tener su justificación en el deseo de incorporar tiradas de versos de un romance tradicional: Caballeros de Moclín. Una vez acabada la influencia de este romance, Cueva y Silva vuelve a las redondillas (f. 119b):
General — ¡ O fuerte y prolixo hado
lleno de furia y desdén;
1455 ¡qué ligero para el vien
y al mal qué torpe y pesado!
¡Cómo entierras nuestras glorias
mudando con dura frente
en este daño presente
1460 tantas pasadas historias!
Cavallero — Poco aprovecha llorar,
sino que la yndustria demos
cómo al obispo podremos
de aquesta prisión librar.
e. Recuerdos sueltos de otros dos romances: «Abenámar» y «Morir os queredes, padre»
En la Tercera jornada se hacen presentes algunos otros recuerdos del romancero tradicional, pero limitados a la glosa, en redondillas, de versos sueltos. En una ocasión, Alindaraja describe a una dama cristiana, que ha llegado a Granada disfrazada de paje, las bellezas de la ciudad:
fol. 124 c-d
2305 Alind. — ¿Cómo veniste a Granada?
D. Jua — Vine con dos cavalleros
a traher çiertos dineros.
Alindar. — Dime, ¿la çivdad te agrada?
D. Jua. — Agrádame tanto el vella
2310 que te serviré do fueres
por sólo ver, si quisieres
mostrarme lo que ay en ella.
Porque es tanta su velleza
que en ella entiendo yo
2315 qu’el arte sobrepujó
la mesma naturaleza.
Alind. — Por ver tu graçia ynfínita
lo diré por complazerte:
la vna es el Alanbra fuerte
2320 y la otra es la mezquita.
Otra grandeza notoria
ay d’estas juntos los dos
qu’es el rresçevir de Dios
tras el travajo la gloria.
2325 Y aquellos, a quien se humilla
la causa de mis pesares,
son los rricos Alijares
labrados a maravilla.
Es tanta su vizarría
2330 y su velleza es tan brava
qu’el moro que los labrava
çien doblas ganava al día.
En otra, una cristiana cautiva, deseosa de ganar su rescate, «quiere ser puta» y se ofrece públicamente (f. 125 c):
Cauta — ¡Ola! el que quisiere entrar
a tomar algún contento
lo puede hazer al momento
2440 a costa de mi pesar.
Sea moro, sea christiano,
llegue el que gustare acá,
que a todos se les dará
el paso seguro y llano.
2445 Mas ay un punto y notalde
y es que se da, sin más fueros,
a los moros por dineros
y a los christianos de balde.
Obispo — Muger, ¿quánto as de llebarme
2450 o qué te tengo de dar?,
porque gustaré de entrar
contigo vn rrato a holgarme...]
Diego Catalán. Arte poética del Romancero oral II. Memoria, invención, artificio.
77 [Que comienza en el f. 110a.]
78 [Quizá error, por «mayor».]
79 [Menéndez Pidal transcribió «juego». Navarro Tomás leyó «yuego» y anotó «no se puede dar otra lectura, no puede leerse ’juego’». María Goyri sugirió corregirlo en «fuego».]
80 [Menéndez Pidal leyó la palabra con b-, Navarro Tomás con v-.]
81 [En el ms. «enalenado».]
CAPÍTULOS ANTERIORES:
NOTA INTRODUCTORIA
* 1.- NOTA INTRODUCTORIA. MEMORIA, INVENCIÓN, ARTIFICIO
I. HALLAZGO DE UNA POESÍA MARGINADA: EL TEMA DEL CORAZÓN DE DURANDARTE
* 2.- 1. EL CORAZÓN DE DURANDARTE, TEMA MOMIFICADO
* 3.- 2. EL CORAZÓN DE DURANDARTE, TEMA AÚN VIVO EN LA MONTAÑA ASTURIANA
* 4.- 3. LA TRANSMISIÓN ESCRITA DEL TEMA EN LOS SIGLOS XVI Y XVII Y EL ROMANCE TRADICIONAL «CONQUEIRO»
* 5.- 4. LA «CREACIÓN» DEL ROMANCE TRADICIONAL. EL TESTIMONIO GITANO-ANDALUZ
* 6.- 5. TRANSMISIÓN Y RECREACIÓN DE CONTENIDOS SIMBÓLICOS. EL EJEMPLO DE EL PRISIONERO
II PERMANENCIA DE MOTIVOS Y APERTURA DE SIGNIFICADOS: MUERTE DEL PRÍNCIPE DON JUAN
* 7.- 1. EL ROMANCE DE LA MUERTE DEL PRÍNCIPE DON JUAN
* 8.- 2. EL ROMANCE EN LA TRADICIÓN ANTIGUA Y MODERNA
* 9.- 3. EL DOCTOR DE LA PARRA DESAHUCIA AL PRÍNCIPE
* 10.- 4. LA PRIMERA SECUENCIA DEL ROMANCE UTILIZADA EN 1613 POR VÉLEZ DE GUEVARA
* 11.- 5. LA ENTREVISTA CON FERNANDO EL CATÓLICO
* 12.- 6. LAS DOS SECUENCIAS DEL ROMANCE ORAL EN UN MANUSCRITO DEL SIGLO DE ORO
* 13.- 7. LA DOLOROSA SOLEDAD DE LOS PADRES
* 14.- 8. LA «EPHEBI FILII SENEX FORTITUDO»
* 15.- 9. LA PASIÓN AMOROSA POR MARGARITA
* 16.- 10. SUBVERSIÓN DE LA ESTRUCTURA DE LA SEGUNDA SECUENCIA: EL TRIUNFO DEL AMOR EN LA MUERTE
* 17.- 11. LOS DERECHOS DE LA MUJER
* 18.- 12. LA ESPERANZA DE UN HEREDERO PÓSTUMO
* 19.- 13. ACTUALIZACIONES DE LA ESTRUCTURA HISTÓRICA DEL ROMANCE NOTICIERO
* 20.- 14. DE NUEVO EL DOCTOR DE LA PARRA
* 21.- 15. EL ROMANCE, ENTRE LA HISTORIA Y EL REFERENTE EN QUE SE RE-CREA
III EL MITO SE HACE HISTORIA. EL ROMANCE Y LA HERENCIA BALADÍSTICA
* 23.- 2. LOS MODELOS NARRATIVOS SE ADAPTAN: HERENCIA Y RECREACIÓN
* 24.- 3. DIFICULTADES DEL COMPARATISMO. UNA «BALADA» CHINA Y UN ROMANCE: LA BELLA EN MISA
* 26.- 5. VARIEDAD EN LA TRADICIÓN PENINSULAR DE UNA BALADA DEL OCCIDENTE EUROPEO: LA MUERTE OCULTADA
* 27.- 6. SIGNIFICADO LITERAL Y SIGNIFICADOS SIMBÓLICOS: LA CAZA DE LA MUERTE
* 28.- 7. LA TRADICIÓN PENINSULAR Y SUS RELACIONES CON LA TRADICIÓN PAN-EUROPEA
* 29.- 8. LA SOBREVIVENCIA DE LOS MITOS Y SU ADAPTACIÓN A LA HISTORIA
IV POÉTICA DE UNA POESÍA COLECTIVA
* 30.- 1. LA CREACIÓN COLECTIVA
* 31.- 2. LOS MATERIALES POÉTICOS EMPLEADOS EN LA CREACIÓN
* 32.- 3. EL ARTE DE LA ARTESANÍA LITERARIA
* 33.- 4. EL LENGUAJE POÉTICO DEL ROMANCERO
* 34.- 5. LA «FÓRMULA» COMO TROPO
* 35.- 6. ADECUACIÓN DE LAS FÓRMULAS A CONTEXTOS INSÓLITOS
* 36.- 7. CÓMO SURGEN NUEVAS FÓRMULAS DE DISCURSO
* 37.- 8. LAS UNIDADES DE LA INTRIGA: LOS MOTIVOS
* 38.- 9. LOS SIGNIFICADOS SIMBÓLICOS
* 39.- 10. LA «SINTAXIS» POÉTICA: EL «ORDO ARTIFICIALIS» Y OTROS RECURSOS ARTÍSTICOS
* 40.- 11. MODALIDADES DE LA NARRACIÓN
APÉNDICES
APÉNDICE I
* 41.- 1. DON ÁLVARO DE LUNA EN EL ROMANCERO
* 42.- 2. EL ROMANCE SEFARDÍ DEL «DUQUE DE BERNAX»
* 43.- 3. EL PAJECICO MORALES Y LA MULA DEL REO
* 44.- 4. EL COMPLEJO DEL ARMIÑO: DON ÁLVARO SE ENTREGA
* 45.- 5. EL PREGÓN Y EL CADALSO
* 46.- 6. LAS DURAS PRISIONES Y EL PICOTEO A UN HOMBRE DELICADO
* 47.- 7. EL AGUILILLA BALLESTERA, A OTRA LUZ
* 48.- 8. LA CONDESA, LOS HIJOS Y LOS CRIADOS NEGROS
* 49.- 9. LA FECHA DEL SUCESO Y EL TÍTULO DEL NOBLE MUERTO
* 51.- 11. POSTDATA. EL PROBLEMA DE LA FORMA MÉTRICA Y LA ANTIGÜEDAD DEL «ROMANCE»
APÉNDICE II
* 52.- 1. DON FRANCISCO DE LA CUEVA Y SILVA DESESTIMADO POR LA CRÍTICA A COMIENZOS DEL SIGLO XX
* 53.- 2. LAS LEYES Y LAS MUSAS
* 54.- 3. LOS ELOGIOS DE LOPE DE VEGA
* 56.- 5. CUEVA Y SILVA DRAMATURGO
* 57.- 6. LA FARSA DEL OBISPO DON GONZALO. TEMA Y FUENTES
* 59.- 8. HACIA LA CREACIÓN DEL «GRACIOSO»
* 60.- 9. DON FRANCISCO DE LA CUEVA Y SILVA ACREEDOR DE UNA REVALORIZACIÓN COMO AUTOR LITERARIO
Y aquí acaba, el 15 de enero de 2011,
Arte poética II. Memoria, invención y artificio.
Diseño gráfico:
La Garduña Ilustrada
Letras capitulares: Olde English
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