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ROMANCERO DE LA CUESTA DEL ZARZAL

25.- 2. LAS SIBILANTES IMPLOSIVAS EN EL ESPAÑOL DE ESPAÑA: GEOGRAFÍA Y DIACRONÍA

25.- 2. LAS SIBILANTES IMPLOSIVAS EN EL ESPAÑOL DE ESPAÑA: GEOGRAFÍA Y DIACRONÍA

  

2. LAS SIBILANTES IMPLOSIVAS EN EL ESPAÑOL DE ESPAÑA: GEOGRAFÍA Y DIACRONÍA. III EN TORNO A LA ESTRUCTURA SILÁBICA DEL ESPAÑOL DE AYER Y DEL ESPAÑOL DE MAÑANA

2.1. Las sibilantes implosivas en el español meridional

      Frente al castellano de la mitad norte de la Península, en que las sibilan­tes /s/ y /θ/ permanecen distintas y firmemente articuladas en toda posición, el castellano de la mitad sur debilita, en determinadas distribuciones, la arti­culación de ambos fonemas, tiende a neutralizar la oposición y, en última instancia, reduce la expresión del archifonema a unos rasgos fonéticamente no segmentables o incluso a cero (elipsis).

      La distribución de los alófonos de /s/ y /θ/ nos indica claramente que la variabilidad sintagmática depende de la presión del sistema silábico. La tendencia del español a reducir el papel informativo de los márgenes implosi­vos de la sílaba y a generalizar analógicamente la estructura silábica más común, el tipo /TA | TA/, es, sin duda, la fuerza estructural responsable de la extraordinaria fluctuación fónica de -s y -z finales de sílaba en la mitad sur de España. La esporádica extensión a la posición prenuclear de las variantes aspiradas de /s/, /θ/, surgidas en posición postnuclear, quizá preludie una generalización analógica de la mutación [s] > [h]39; pero, hoy por hoy, las sibilantes explosivas se conservan, por lo general, inalteradas.

      Sin atender, por el momento, a consideraciones geográficas, los fenóme­nos fonéticos del castellano meridional pueden resumirse en el siguiente cuadro:

I. -S, -θ + CONSON

║AsTAH║,    ║AθTAH║                           

II. -S, - θ + PAUSA

║AS ║,║Aθ

a):     -sT- (ASTA)

a):     -s (AS)

b):     -hT- (AhTA)

b):     -h (Ah)

c):     -h’T- (Ah’TA)

 

d):      -T’- (AT’A)

 

e):     hT- (ÄhTA)

e):     h (Äh)

f):      -T- (ATA)

f):      - Ø (A)

      Estas varias posibilidades suelen darse combinadas: c) con d); e) con c), Ejemplos:

     Gracias a la publicación del volumen I del ALPI40, nos es posible en la actualidad contemplar en conjunto el área de la neutralización de /s/ : /θ/ en posición implosiva, y observar la distribución de los varios grados de debilitación del archifonema, tanto en posición interior, como en posición final. La más importante observación que, desde el primer momento, nos permite hacer el Atlas es la de que las áreas de la «aspiración» de -s, -z + consonante y de -s, -z+pausa no son sino parcialmente coincidentes. La existencia de numerosas «hablas» castellanas en que [-s + CONS.-] y [-θ + CONS.-] > [h], mientras [-s] y [] finales siguen distinguiéndose, había escapado casi por completo a la atención de los dialectólogos.

Mapa 2: La -s y la -z interiores y finales en el castellano peninsular


2.2. La aspiración de -s, -z + cons., en la España meridional

      En el mapa nº 1 de este trabajo [núm. 2 del libro] he señalado, con un haz de isoglosas (en trazos finos), el límite norte, (por los años 30 de este siglo) de la aspiración de -s, -z seguidas de consonante, basándome en los datos que proporciona el volumen I del ALPI: La línea 1 señala el límite de la aspiración en avispa (nº 19 del ALPI), la 2 en desbocado (nº 65), la 3 en desnudo (nº 66), la 4 en castillo (nº 37), la 5 en cresta (nº 52) y la 6 en guizque41 (nº 11: «aguijón»).

      La aspiración abarca toda Andalucía y toda Extremadura42 (sólo se ex­cluyen los lugares de habla portuguesa43) y penetra, vacilantemente, por la vertiente salmantina de la Sierra de Gata44; con mayor decisión aspiran el  alto valle del Alagón, en Salamanca45, el valle del Tiétar, en Avila46 y el valle del Alberche, en Madrid47, todos tres tributarios del Tajo. Toledo48 y Ciu­dad Real49 aspiran, así como el SO. de Madrid50. En Cuenca aspira el Sur manchego51, y en Valencia las comarcas castellanas de Utiel52 y Ayora53. Albacete54, Murcia y la huerta de Orihuela55 también aspiran. Salvo en el extremo oriental del área, en que la frontera es neta, hay una franja fronteri­za en que la aspiración es menos constante que en las localidades del interior.

      El panorama del ALPI se confirma y complementa con la no muy abundante bibliografía dialectológica referente a las comarcas del centro de la Península. Tene-mo algunos datos adicionales respecto a la zona albaceteña regada por  Júcar56, acerca del Sur de Cuenca, sobre Madrid capital y Alcobendas57, sobré el Sur de Ávila58, sobre el valle salmantino del Alagón59 y respecto a la Sierra de Gata60.

      Mayor interés que estas precisiones tiene la noticia de que en Salaman­ca, bastante más al Norte de la zona serrana, existe un islote de fonética meri­dional (no registrado por el ALPI) en La Ribera junto al Duero. Según A. Llorente (1947)61, en Vilvestre y Mieza62 la -s, -z  preconsonánticas se aspiran (asimilándose más o menos a la consonante explosiva siguiente)63 y también la -s, -z finales de palabra o morfema cuando van ante consonante64 y aún ante vocal65; en otros lugares próximos, más desdialectalizados66, la -s ante consonante (y, esporádicamente, la -s final seguida de vocal) «se convierte en aspiración relajada, o se pierde»67; en pueblos de mayor comunicación (como Hinojosa del Duero68), si bien es normal la conservación de [-s] (< [-s + CONS.-] y [-θ + CONS.-]), quedan voces donde se ha perdido y que, según piensa Llórente, deben ser reliquias de una antigua pronunciación aspira­da69. La discontinuidad geográfica de estas hablas conservadoras de La Ri­bera, respecto a las otras hablas de fonética meridional, quizá se deba a la penetración de una cuña de desdialectalización por El Abadengo y tierras de Ciudad Rodrigo, comarcas bien comunicadas con Salamanca.

      El resto de Salamanca, que desconoce la aspiración, pronuncia [-s] la -z ante consonante (tisnár, peñíscu, torrésnu, cascárrias, etc.)70. Es posible que en Sayago (Zamora) se dé esta misma pronunciación71.

2.3. La aspiración de -s, -z ante pausa, en la España meridional

      En el mapa nº 1 he resumido los resultados de -s, -z finales de palabra que (respecto a los años 30) nos proporcionan los mapas pertinentes del ALPI I (árboles, nº 17; cejas, nº 41; cuñados, nº 61; deudas, nº 67; los domingos, nº 72; y coz, nº  51; cruz, nº 54; diez, nº 70; duz72, nº 74:’dulce’).

      Señalo con una línea de trazos gruesos el límite norte de la neutraliza­ción de /s/ : / θ/ finales de palabra (cualquiera que sea la realización del archifonema). Al Norte de esta línea se nos dibuja una gran área fronteriza, que llamaremos sub-área A, en que [-s] y [-θ] finales de palabra se mantienen firmes y distintas, mientras -s y -z seguidas de consonante se aspiran. Esta situación, tan peculiar, es la típica de las hablas «manchegas». La encontra­mos en el Occidente de Murcia73, en todo Albacete74, en el Occidente de Valencia75, en el Sur de Cuenca76, en el Oriente de Ciudad Real77 y de Tole­do78 y en el Sur de Madrid79. Quizá haya que sumar a esta área la huerta de Orihuela80 (pues aunque tiene [-s] por -z, ello es debido a que «sesea», a la valenciana, las antiguas /ç/ [ts] y /z/ [dz]).

      Al Sur del límite de la neutralización hallamos otra área, geográficamente más reducida y peor delimitada, pero no menos interesante, la sub-área B. En ella, aunque /s/ y /θ/ siguen distinguiéndose en posición explosiva, -s y -z finales de palabra se confunden. El archifonema tiende a realizarse en esta posición como [-s], contrastando así con la realización [-h] de las sibilantes implosivas seguidas de consonante. Esta pronunciación se mantiene en una parte del valle del Guadiana (entre La Serena y Calatrava)81 y en los Montes de Toledo82; también es característica de algunos lugares situados en la frontera de la aspiración de [-s + CONS.-] y [-θ + cons.-]83.

      La realización aspirada de las sibilantes finales (sub-área C) ocurre, con regularidad, en varias localidades contiguas de la sub-área B84, o fronterizas de la sub-área A85. Además, contiende en Andalucía la Alta (Granada, Alme­ría, centro y oriente de Jaén) con el resultado D.

        Por último, en el corazón del área de la aspiración de -s, -z interiores (reino de Sevilla, Málaga, Córdoba, Extremadura y Murcia), las sibilantes finales de palabra tienden a perderse (sub-área D).

      La visión panorámica que nos proporciona el ALPI (a pesar de que sólo podemos consultar el primero de sus tomos fonéticos) esclarece, de un golpe, la situación de ciertas hablas del extremo NE. de Andalucía que habían atraído la atención de los realizadores del ALEA. En sus encuestas dialectales, preparatorias del primero de los Atlas regionales españoles, M. Alvar y G. Salvador descubrieron, con sorpresa, que algunas localidades fronterizas mantenían (con mayor o menor vitalidad) una pronunciación no «meridio­nal» de -s, -z finales de palabra86. Los hablantes más conservadores (en su mayoría mujeres de cierta edad)87, aunque aspiraban la /s/ y la /θ/ implosi­vas ante consonante, realizaban como [-s] el archifonema en posición final88; los más innovadores seguían en cambio la norma «andaluza» (en un caso aspiraban, en otro perdían la sibilante final)89. Las ulteriores encuestas del ALEA pusieron de manifiesto la existencia de otras hablas limítrofes en que se mantiene, con mayor o menor firmeza, la pronunciación [-s] de -s, -z fina­les o, incluso, la distinción [-s : - θ] (mientras -s y -z seguidas de consonante se aspiran)90. Estos datos, unidos a los que anteriormente (1935) había reunido A. Alther91 sobre varias localidades meridionales de Ciudad Real92 y Albacete93 y a los que proporciona el ALPI, nos muestran que entre Andalucía y La Mancha hay una franja fronteriza en que las sibilantes en posición final están dejando de realizarse según la norma de las subáreas A o B para aco­modarse a la norma de las sub-áreas C o D.

      Los estudios dialectológicos de F. Krüger (1914), O. Fink (1929) y A. M. Espino­sa (1935)94, referentes a Cáceres y el Sur de Salamanca, precisan, por una parte, la situación en ambas vertientes de las sierras de Jálama95 y de Gata96, donde la pérdida de las sibilantes finales contiende con la neutralización y la distinción. Por otra parte, nos revelan que, si bien Las Hurdes (en el extremo NE. de Cáceres)97 pertenecen claramente a la sub-área D, como las comarcas al Sur del Tajo98, en buena parte del Norte de la provincia de Cáceres99  contienden las realizaciones típicas de la sub-área D  con las de las sub-áreas C, B y aún A: Mientras al S. de Plasencia algunos pueblos apartados mantienen con cierto vigor la [-h] 100, la mayoría de los lugares del partido de Coria conservan con notable vitalidad el archifonema [-s]101; y en el valle del Alagón sobreviven, al parecer, restos de la distinción [-s : - θ] y del archifonema [-s] junto a pronunciaciones con [Ø]l02, a pesar de que, aguas arriba, en la provincia de Salamanca predomina el archifonema [-s] y se registra ya la aspiración 103.

      Lejos de esta área meridional, en la comarca zamorana de Sayago, junto al Due­ro, F. Krüger registró la pronunciación [-s] por -z en varias localidades. Sus datos (no siempre claros) están pidiendo confirmación104.

2.4. Interpretación dinámica de los datos geográficos

      La existencia de una «geografía» interna, dentro de la gran área meri­dional de «aspiración» de las sibilantes implosivas, no debe hacernos pensar que las diversas pronunciaciones neológicas registradas en el Sur de España constituyan «resultados» terminales varios, característicos de diferentes co­marcas que hubieran cumplido el proceso de debilitación de un modo diver­gente. Las formas recogidas en una localidad no representan una «solución» estabilizada: Muchas veces, dentro del ámbito de una comunidad o incluso en el idiolecto de un solo sujeto, conviven posibilidades varias de las que hemos venido estudiando. El polimorfismo surge por doquier. Otras veces, si bien se registra una mayor constancia en la pronunciación local, la realiza­ción a la cual se adhieren los hablantes representa sólo una estación de trán­sito en un proceso evolutivo, cuya inestabilidad está garantizada por la pre­sión colectiva de las restantes hablas de la región que participan en el movimiento innovador. En fin, creo que, hoy por hoy, ninguna de las reali­zaciones particulares de -s -z implosivas puede ser considerada como una norma dialectal definitivamente fijada, como la pronunciación unívoca ca­racterística de un dialecto determinado, pronunciación respetada por todos los hablantes de la comunidad como herencia inalienable de las generaciones pasadas.

      Las distintas sub-áreas, que hemos señalado, no se hallan separadas por límites precisos ni estables, pues se hallan en dinámica interrelación y repre­sentan sólo etapas varias, más o menos avanzadas, de un proceso fonético que aún no ha llegado al término de su desarrollo105. Sin embargo, basta contemplar nuestro mapa nº 1 para ver que la distribución geográfica de esas sub-áreas no es caótica, sino que responde a una ordenación: En líneas generales, las cuatro sub-áreas se despliegan según el orden D, C, B, A, con­forme avanzamos desde el interior del área de la aspiración hacia la periferia. Semejante disposición exige, a mi parecer, el que consideremos a esas cuatro sub-áreas como una proyección en el espacio de cuatro estadios sucesivos de un proceso diacrónico. Esto es, me parece posible reconstruir la historia de nuestro fenómeno basándonos en su geografía.

Etapas del proceso.

      Añadiendo a la información del ALPI las noticas sobre -z seguida de consonante que nos proporcionaran las monografías dia-lectológicas, podemos llegar a distinguir cinco etapas fundamentales:

-s + CONS.- :

 - θ + CONS.-

-s (final) :      

-θ (final)

I:     [-s]   =

[-s] ........

[-s]         :

[-θ]

II:    [-h]   =

[-h] ........

[-s]         :

[-θ]

III:   [-h]   =

[-h] ........

[-s]        =

[-s]

IV:   [-h]   =

[-h] ........

[-h]        =

[-h]

V:    [-h]   =

[-h] ........

[Ø]         =

[Ø]

      Expansión del fenómeno: Su foco fue la baja Andalucía (el reino de Sevilla). Desde allí se propagó (por tierra) a la baja Extremadura, Córdoba y Málaga, y (por mar) a Cartagena y Murcia. Más tardíamente fue ganando la adhesión de Andalucía la alta (Granada, Almería y Jaén), de la alta Extre­madura, Toledo y la sub-sierra y de La Mancha. Desde Extremadura penetró en Salamanca.

      Esta interpretación dinámica de los datos geográficos no debe, sin em­bargo, llevarnos a creer en una difusión fulminante de la «aspiración» en los últimos tiempos106. Bien al contrario. El lento forcejeo (durante varias generaciones) que se observa en las zonas fronterizas de Andalucía y La Mancha y de Extremadura y Salamanca, entre la situación característica de la sub-área A o de la sub-área B y la generalización de la aspiración (o la pérdida) de las sibilantes finales (de acuerdo con la situación más avanzada de las sub-áreas C y D107), nos prueba cuán lentamente se desarrolla todo el proce­so. Me parece seguro que ya han transcurrido bastantes centurias desde que la crisis de las sibilantes empezó a manifestarse en su hipotético foco sevilla­no. Es más, incluso en la franja exterior del área de la aspiración (en el Norte de Cáceres y en Salamanca, Ávila y Madrid) creo que el fenómeno remonta, cuando menos, a mediados del siglo pasado 108.

Diego Catalán. El español. Orígenes de su diversidad (1989)

NOTAS

 

39 La [h-] explosiva procedente de /s/ surgió inicialmente en los enlaces sintácticos (T)Ah|| + || A(T)> (T)A|hA(T) (¿qu’éhéso?, senohacabó, lahermánah), a costa de la «liaison» (lazer-mánah, losóho, máságua). Los muy frecuentes  nohótros ~ nohótro(h) y bohótros ~ bohó-tro(h) son hermanos de noh án dicho; cáha Pedro, analógico de cáh Pedro, cáh(a) Andréh. Pero, ocasionalmente, en regiones de fuerte aspiración, se dan pronunciaciones como nó heñó, hí heñol ’si señor’, he háca ’se saca’, hale, ahí éh ’así es’, etc., alternando con las formas plenas (siempre más frecuentes).

40 En 1962 se publicó un lujoso primer volumen (Atlas Lingüístico de la Península Ibérica. A.L.P.I., I: Fonética, 1), que sólo contiene los 70 primeros mapas de la sección fonética (desde abeja hasta eje); los restantes mapas fonéticos (y todos los léxicos) continúan inéditos. Es lamen­table que el C.S.I.C. de Madrid no parezca considerarse obligado a continuar la publicación de unos materiales que le fueron entregados para su publicación por los autores del ALPI después de laboriosas negociaciones. [Véase adelante cap. 9].

41 Este ejemplo único de -z + cons.- sólo se documenta en el Oriente de España; por eso la línea 6 se pierde entre los puntos 470 y 478.

42 Por excepción, 364-Ceclavín no aspira en castíyu y crésta, y 366-Aliseda en cresta.

43 365-Ferreira o Herrera de Alcántara (Badajoz), 360-Valverde del Fresno y 362-Eljas (Cáceres) no aspiran -s + cons.-. En cambio, una localidad portuguesa del Alentejo, 281-Barrancos, aspira regularmente (aunque también habla portugués).

44 Al Norte de la Sierra de Jálama, 358-El Payo no aspira. 357-Fuenteaguinaldo y 355-Serradilla del Arroyo sólo aspiran en dhnú(d)o.

45 356-Linares de Riofrío (con 3 casos sí y 2 no) y 359-Valdefuentes de Sangusín (2 sí: 3 no).

46 452-Santa Cruz del Valle. En cambio, 451-La Horcajada, en el Tormes, no aspira. Al NO. del Adaja, 450-Grajos aspira esporádicamente en dhnudo.

47 454-Cadalso de los Vidrios (con 3 : 2).

48 465-Camarenilla y 469-El Romeral no aspiran en cresta.

49 478-Pedro Muñoz no aspira en castíllo.

50 457-Valdelaguna (con 3 : 2).

51 473-Honrubia (con 3, incluido guíshque : 3).

52 767-Caudete de las Fuentes. No aspiran ya 764-Tuejar, ni 768-Pedralba, ni 771-Godelleta.

53 776-Teresa de Cofrentes. No aspira 777-Anna.

54 Al Norte del Júcar aspiran ya 483-Tarazona de la Mancha (salvo los ejemplos con -st-) y 485-Higueruela (excepto crésta).

55 789-Dolores. No aspira, en cambio, 786-Monforte.

56 A Zamora Vicente, en RFE 27 (1943), 233-255, estudia la «conversación corriente, fami­liar de personas de Albacete y algunos pueblos próximos» (nombra entre ellos a Madrigueras, Tarazona de la Mancha [= 483 del ALPI], La Gineta, Motilleja y la vega del Júcar). Registra la neutralización de -z + CONS.-y -s+ CONS, (repísco, míscle, cascárria, gasnáte, etc., igual a espá, esnúa etc) y añade que «en los medios rústicos» esta -s se aspira: «El rasgo fonético de mayor importancia en el habla de la región es la aspiración de -s final de grupo [sic] o sílaba». Señala que en Albacete y Tarazona la articulación es «sorda, fricativa, laríngea» y que s + b-> [-h f-] («fricativa labiodental sorda»), -s + d-> [-h -] y -s+g- > [-xh-] («fricativa, velar, sorda» .

57 D Alonso, La fragmentación fonética peninsular, «ELH» I: Suplemento (Madrid 1962), p 49 se refiere vagamente a que «hay algo de aspiración de 5 en puntos de la zona manchega de la provincia de Cuenca» y nota que «en Alcobendas, al N. de Madrid, se pronunica áhko,  móhka». La pronunciación aspirada, como propia de las clases populares madrileñas fue ya observada por Galdós (Fortunata y Jacinta, 1886-87, II, II, 1 al describir los «atroces» defectos de pronunciación de Fortunata: «las eses se le convertían en  jotas sin que ella misma lo notase, ni evitarlo pudiera». A. Zamora Vicente, Dialectología española 1  (Madrid, 1960), p. 60 [2. ed., Madrid 1967 p 71] constata: «Incluso en la capital, el habla de las clases populares ya aspira». En D.  Catalán, La escuela lingüística española, Madrid, 1955, p. 46, noté ya, de pasada, que las pronunciaciones [-xk-], [-xg-] estaban muy generalizadas en Madrid.

58 V García de Diego, en RFE 3 (1916), 308, registró la pronunciación ma ’bizma’ en Santa Cruz del Valle (452 del ALPI) y en Poyales del Hoyo; frente a bísma en Arenas, Villarejo del Valle y Cebrero[s].                                                                                      

59  A. M. Espinosa y L. Rodríguez Castellano, en RFE23 (1936) 232-233 registran inhíeshto en Valdefuentes (359 del ALPI) y forrahcaol en Arroyomuerto. P. Sánchez Sevilla, en RFE 15 (1928), 143, n. 1, hace constar que en Cespedosa de Tormes se desconoce la aspiración de la -s final de sílaba, propia de los pueblos serranos como, por ejemplo, Baños de Montemayor.

60 Según los datos de O. Fink, Studien über die Mundarten der Sierra de Gata (Hamburg, 1929), pp. 79-92, en Cáceres la aspiración es constante, tanto en las Hurdes altas como en los lugares al Sur de la Sierra de Gata; pero no en Villamiel y Trevejo al Sur de la Sierra de Jálama (en contacto con el enclave de habla portuguesa de Valverde del Fresno, Eljas y San Martín); igualmente, en la vertiente norte, salmantina, de las sierras, Peñaparda (frente a Gata) aspira en déhti ’desde’ (pero no en iθquiérda), mientras al pie de la Sierra de Jálama, El Payo y Navasfrías no aspiran.

61 En su inmadura tesis doctoral titulada Estudio sobre el habla de La Ribera (Salamanca, 1947), pp. 65-68, 102, 107-108, 110-111, 214, 215, 217, 219, 221, 223. Resulta sorprendente que, doce años después, toda una serie de párrafos de este libro hayan sido reimpresos en forma de artículo en la RFE 42 (1958-59), 151-165.

62 Lugares donde /h/ y /š, ž/ del antiguo español han dado [h~ɦ], como en Extremadura.

63 Ejemplos: áhta, cáhta, éhto~étto (éhtuh iɦus), detáɦo, diɦíhtes, comíhtes, ácco, cáhco~ cáco, áhno, fréhno, mímmo; conóhco, pellíhco ~ pellico, torréhno.

64 Mucha teɦas, tréh cásas, dó piés, dohθiéntos, lo dientes, tréɦ uébos; diéh tíus, háhte p’alánti, una béh que, crúh santa.

65 Loɦ ómbris, loɦ ótrus, noɦótros, boɦótros, la oréɦas, bámoɦ a bér, éhtoh áires; úna crúh álta.

66 En Aldeadávila, Corporario, Masueco y aldeas colindantes, donde la aspiración de los antiguos fonemas /h/ (en cast. central [Ø]), /š/ y /ž/ (en cast. central [x]) es menos frecuente.

67 En otros párrafos afirma que la aspiración es casi constante entre los viejos e incultos de Corporario (y cita matéhtis, -hteis), y que en Aldeadávila hay restos de aspiración preconsonántica (junto a luh ómbris, nuɦótrus). De Masueco cita éhtu (junto a bámoh a bér).

68 Con aspiración de h- y j caduca.

69 Ejemplos: cáco ’casco, tiesto’, cacarón, dipués, detájo (~dehtájo), háte p’atrás (ant.). Además constata que «la -s final ante l- se pierde siempre en toda La Ribera». Las formas verbales comités, dejátes, esbaratátes, que Llórente aduce también aquí, podrían explicarse mor­fológicamente. Es de notar que en el volumen I del ALPI 352-Hinojosa no ofrece ejemplos de aspiración.

70 Según Llórente, esto ocurre «en toda la provincia, aun en la capital».

71 F. Krüger, Studien zur Lautgeschichte westspanischer Mundarten (Hamburg, 1914), p. 304, anota como generales isquierda y biscocho (ejemplos no muy significativos).

72 Este arcaísmo persiste en pocos lugares.

73 561-El Hornico de Ascona (con tendencia a aspirar ocasionalmente).

74 488-Letur, 489-Agramón (con tendencia a aspirar ocasionalmente), 487-Caudete de la En­cina (con tendencia a aceptar la pérdida de la implosiva, como en los lugares vecinos de Mur­cia), 486-Peñas de S. Pedro, 482-Munera, 483-Tarazona de la Mancha, 485-Higueruela, 484-Casas de Ves. Frente a estos datos del ALPI, A. Zamora Vicente, en sus breves «Notas para el estudio del habla albaceteña», RFE 21 (1943), 233-255, da a conocer varias transcripciones quimográficas con -s final aspirada o perdida de Tarazona ( = 483 del ALPI) y de Albacete: loh iénteh, lah trébedeh y lahφ fφóta, lohφ fφímoh y lah trébedeh, respectivamente. Me resisto a admitir que entre 1936 y 1943 la sub-área A haya desaparecido, y que la aspiración de -s, -z haya desplazado definitivamente a la distinción, en posición final, ante pausa.

75 776-Teresa de Cofrentes, 767-Caudete de las Fuentes.

76  473-Honrubia.

77 480-El Viso del Marqués, 481-Carrizosa, 478-Pedro Muñoz.

78 469-El Romeral.

79 457-Valdelaguna, 454-Cadalso de los Vidrios. En Avila, 450-Grajos, y en Salamanca, 367-Fuentegauinaldo, donde la aspiración interior sólo se documenta en «desnudo», distinguen, des­de luego, [-s] : [-0] finales.

80 789-Dolores.

81 370-Campanario (Súmese jós, documentado por Espinosa y Rodríguez-Castellano en RFE 23, 1936, 359), 475-Puebla de don Rodrigo (añádase os. Id., 243), 470-Alcolea de Calatrava. En RFE 23 (1936), se documentan algunos casos de neutralización en otros lugares de Badajoz y Ciudad Real no muy alejados: ós Anchuras, ós y tihéras Helechosa, ós Valdemanco, ós ~ óh Alamillo, hós Cabeza de Buey (pp. 242-244 y 359), frente a Fuenlabrada y Siruela, ó:, áh Chillón (pp. 242-243).

82 466-Sevilleja de la Jara (con cierta tendencia a la aspiración: cós ~ cóh, crús, diéh, dús; déudah, cuñáuh, θéjas, árboles, lor domíngos; añádase ás y ós, según Espinosa y Rodríguez-Castellano en RFE 23, 1936, 241. No lejos de Sevilleja, en El Campillo: óθ), 468-Los Yébenes (que, en bastantes casos, conserva la [-θ]: cóθ, crúθ, dúθ, pero diés).

83 465-Camarenilla, Toledo; 452-Santa Cruz del Valle, Avila; 359-Valdefuentes, 356-Linares, 355-Serradilla del Arroyo (que vacila: θ, crúh, diés) y 358-El Payo (que vacila: crúθ, diés). Salamanca. Las monografías dialectologías confirman los datos del  ALPI: A. M. Espinosa, Arcaísmos dialectales (Madrid, 1935) anotó en Valdefuentes crús, diés, hués, perdís, cós, la ós, nuéh; lah ermánash, frente a numerosos ejemplos de [-s]; y en Linares crús, diés, hués, perdis, nués ~ nuéθ, cós, el aós ’la hoz’; las  ermánah y numerosos casos de [-s]. En Serradilla observó vacilación entre nuéθ, cóθ, diés, hués, crús ~ crúh, perdís ~ perdíh; loh árboles, borθeguíes, de brúθes. Para El Payo contamos con las observaciones de O. Fink (1929) y de Espinosa (1935); ambos están concordes en que la [-s] se conserva siempre (ermánes, adiós, los ómbres, dos, martes, nosotros, etc.), pero para -z Espinosa señala vacilación entre [-θ] y [-s] (crúθ, huéθ, lúθ, perdíθ, nués, diés) y Fink entre [-θ] y [Ø] (nuéθ, perdíθ, lúθ ~ lú, pá, dié).

84 463-Lagartera (súmense: áɦ, óɦ; orníllah, documentados en RFE 23, 1936, 240), 464-Cebolla, Toledo; 477-Villarrubia de los Ojos, 479-Fuencaliente (añádase: hoh, según Espinosa y Rodríguez-Castellano RFE 23, 1936, 361), Ciudad Real.

85 509-Las Navas de Tolosa, 510-La Puerta de Segura, Jaén.

86 M. Alvar, «Diferencias en el habla de Puebla de don Fadrique (Granada)», RFE 40  (1956), 1-32; G. Salvador, El habla de Cúllar Baza (Granada, 1958) o RFE 41 (1957), 161-252, y, anteriormente, en «Fonética masculina y fonética femenina en el habla de Vertientes y Tarifa (Granada)», Orbis 1 (1952), 19-24 [reed. en Estudios dialectológicos Madrid: Paraninfo, 1987, 182-189].

87 En Vertientes y Tarifa (aldeas de Cúllar-Baza) el grupo conservador abarcaba a las muje­res de más edad y a un viejo de unos setenta y tantos años. Las mujeres de edad media (30-40 años) vacilaban más. En Puebla de don Fadrique el representante del habla conservadora fue una viuda de 65 a.

88 Según G. Salvador, en Vertientes y Tarifa «donde con mayor persistencia encontramos -s es en posición final» (la cual, si sigue vocal, puede sonorizarse). Ante oclusiva sonora la aspira­ción es, en cambio, general (con coarticulación del grupo); ante oclusiva sorda surge a veces la articulación plena, alternando con la aspiración (en interior de palabra) o con la aspiración y pérdida (entre morfemas separables). Según M. Alvar, en Puebla, su sujeto femenino principal aspiraba las sibilantes agrupadas (y practicaba la coarticulación) con gran regularidad (gahpácho, grāɦnál; ehpéjo, ahtílla, calóhtros, dó mohcas, rehcórdo, ehcojémos, dehlabón, ejajál ’des­gajar’, lo pínos, la liendres, dó fótas ’dos botas’, la facas ’las vacas’, lo θientes, do jallínas, múncha jrácias, etc.), mientras conservaba sistemáticamente el archifonema sibilante final (bós, lús, almirés, ás; áθes, más, una θeréθas, la penas, lo mimbres, trébedes, dó pedaθos, úno θéhtos, ehcojéis, reyís, trujíhtes, bímos, las-ánimas, etc.).

89 La norma «nueva», propia del resto del municipio de Cúllar (incluso de las aldeas de El Aguaderico, Ventaquemada, Matián y Pulpite) y aceptada ya por los hombres y por las mujeres más jóvenes de Vertientes y Tarifa, consiste en perder la sibilante final. En Puebla, el sujeto masculino de la encuesta aspiraba las sibilantes agrupadas (pero evitaba la coarticulación) y también las finales (bóh, lú, almiréh, áh; áθeh, máh, una θeréθah, loh diénteh, la pénah, etc., ehcojéi, reí, trají ttih, bímos, la ánimah, etc.) casi sin excepción.

90 A un lado y otro de Puebla de don Fadrique, en Santiago de la Espada (J-400), Jaén, y en Topares (Al-200), Almería, también las sibilantes finales vacilan entre la conservación y la aspi­ración, mientras las sibilantes interiores se aspiran con más regularidad. Santiago: er cás ~ er cáh, pés (de trigo), ás ~ áh; samúgas ~ samúgah, mies, dedíles, birórtas, aguaéras, θéjas, miájas, ehpuértas, etc. (predominan, pues, los resultados de la sub-área B). Topares: θ (de trigo), pero ás; la trós, miés, amúġah, bilórtah, migájah, palóneh, etc. (la etapa C está ya desplazando a las etapas A y B). Al pie de Sierra Morena, Aldeaquemada (J-100), Jaén, pertenece claramente a la sub-área A, con [-h + CONS.-] y [-s] [-θ] (cáθ, áθ, jaraíθ, maíθ, pálo dúθ, etc.; jamúgas, agráθes, aθitunéros, ehcardáles, miés, dedíles, etc.). Sin duda, existen algunos otros lugares andaluces que también conservan la etapa A o la B (cfr. G. Salvador, Cúllar-Baza, § 54).

91 A. Alther, Beiträge zur Lautlehre südspanischer Mundarten (Aarau, 1935). Sus datos proceden de una encuesta de 1930.

92 Al Norte de Sierra Morena (frente a Aldeaquemada: J-100), los lugares de Almuradiel y Castellar de Santiago aspiran, claro está, en posición interior (Almuradiel: ihquíerdu, bíhco, jãɦmín, rebúnna; la bíhppa, lop htteh, lantíhcu, múhlo, lab bótah, lo φasos, lo déoh, las gránθash, lo jránoh, etc. Castellar: bíhcu, el guíhqui, rebũɦna, lor   reɦnoh, frente a iθquíerdu; dipputá, θéhtta, áhcua, el cáccu, eɦmontálla, el frénno, Iãɦ naríθes, lab botínah, Dió juárde, etc.). En posición final, a diferencia de Aldeaquemada (ALEA J-100) y de Viso del Marqués (ALPI 480), que mantienen firmemente [-s] y [-θ], Almuradiel vacila ya entre la conservación (el arróθ, la lombríθ, la nuéθ ~ la nuéh, laperdíθ, la codorníθ, la óθ, el alcabúθ  el  arcaduz’; más, lor rúlos, las enθías, las ettéras, lab beyótas, lab bíboras, la φárbas ’las barbas’, loθ θéyos, la jícarash, loh corbejónesh, etc.) y la aspiración (diéh, paloma torcáh, la narí; loh alpargáteh, lah críbah, tiéneh, lap piédrah, las álah, lah unθiérah, lohp piñóneh, lob balanθíneh, log gabiláneh, guardamónteh, etc.), y Castellar entre la conservación o neutralización en [-s] (la perdíθ, la lúθ elétrica, el arrós, la lombrís, diés, la ós; las abújas, los alpargátes, borrúchos, borrícos, mártes, los áros, granáus arréños, lob bélros, lob básos, lãɦmóhcas, lam manos, lar θiruélas, la setas, etc.) y la aspiración (l’almiréh, la bejéh, el tragalúh, la θicatríh, el jaraíh, una nué~ la nuéh, palóma torcá, la naríh, el pálo dúh; loh ataéroh, las áncah, máh, lah erramiéntah, loh próbeh, lab biyótah, séiθ θiéntoh, lod déoh, úbãɦ négrah, lo juácharoh, etc. Más al Norte, en el Campo de Montiel, Alther Süds-pan. Mundarten, halló una situación semejante a la de Almuradiel en Villanueva de la Fuente: l’almeréθ, el arróθ, la lumbríθ, laperdíθ, la godorníθ, la raiθ, la óθ, ún áθ, pero la θicatríh, diéh, el capatáh, maíh; los áθes, deθís, más, lap pésas, la tós, lah óllas, ehpuértas, la paéres, trígõɦ nános, la jranás, etc., pero juébeh, alúbiah, con mulétah, las abújah, las eppígah, loh eredéroh, lob bérroh, laθ θeréθah, lon  nídoh, lo játoh, dijímoh, etc.

93 En Alcaráz (Albacete) quedan pocas reliquias de la pronunciación de [-s] y [-θ] finales: el áθ, la óθ, alcabúθh, pero la lúh (la lúθ elétrica~ la lúh elétrica), infelíh; la siérbas ’las serbas’, lo serbáres, laz lígas, frente a multitud de casos con [-h].

94 Acerca de estos libros, véanse las notas 60, 71 y 83.                                   ,

95 Al pie de la Sierra de Jálama, los pueblos de habla portuguesa (Valverde, Eljas y S. Martín, Cáceres) mantienen la [-š~-ž] final (/s/), mientras reducen a [Ø] la final procedente de la sibilante dental antigua representada en la ortografía por -z (perdí~ pirdí, no ’nuez’, ’paz’, lú, de bé en cuándu,  dę´  ’diez’, crú) salvo en compuestos y casos de ’liaison’ (deθiseiš ~ deθaseiž, deθ omiš). Curiosamente, esta misma situación se da en los lugares vecinos de habla española, Villamiel y Trevejo, según los datos concordes de O. Fink, Sierra de Gata, y A. M. Espinosa, Arcaísmos dialectales: perdí ’perdiz’, crú (y la crú sagrá), nué, pá (y en pá ehté), hué de pá ’juez de paz’, diéh (pero dié áñus ~diéd áñus, según Espinosa; dié páiris ’diez padres’, según Fink; en la composición diθiséis), lú, de bé en cuándu, en bó arta; dós (y dámbuz y dos), adióz (con «ese sonora»), mártiz, loz lábius, güénas tárdis, páharus, nuédis ’nueces’, tenaθas ~ (eh)tenádas, a bédis, de brúθiš, séiz áñus, buzótrus, etc. Es posible que la pérdida de -z final sea debida a una evolución local de la «zeta sonora» (conservada en estos dialectos): [] > [Ø]. En Cilleros, algo más al Sur, Espinosa constató la conservación regular de -s (pero no da noticias de -z). Al Norte de la sierra, en los lugares salmantinos que forman la comarca de «El Robledal» (Navasfrías, El Payo, Peñaparda, Villasrubias y Robleda) contienden pronunciaciones diversas. En Navasfrías (que linda con los pueblos de «fala mañega»), los datos de Fink presentan un panorama ente­ramente igual al de Villamiel: perdí, nué, pá, dié, pádris (pero diéθ ómbris, dieθiséis), lú (y lú brillánti), de bé en cuándu; adiós, lúnis, huébis, dagáliz, dóz (y dámbuz a dós), los ómbris, buzótrus, etc. En cambio, Espinosa anotó crúθ  y, en casos de ’liaison’ vacilación entre [d] y [z] (diéd arrobas ~ diéz arrobas, lúd aθúl, en pád esté, de béd en cuándo, en bód alta), junto a [-s] conservada (enθías, nuéθis, tréz áñus, cuencas, nuzótrus, adéas ’acedas’, pezétas, etc.). Sobre El Payo ( = 358 del ALPI), que suele conservar la [-θ] (pero, a veces, neutraliza en [-s], según Espinosa, o marcha de acuerdo con Navasfrías, según Fink), véase atrás n. 83. En Peñaparda, Fink recogió formas con -s, -z > [Ø] (lú; adió, do); pero los datos, más abundantes, de Espinosa ofrecen la neutralización en [-s] (crús, nués, perdís; crúdis, nuédis, perdídis,  narídis, tenadas, deθiséis, de brúθis, laz álas, tréz años, los miz íhos, buzótros, dámbuz a dós), y en caso de ’liaison’ la vacilación entre la reposición de la interdental («zeta sonora») o la conservación de la ápico-alveolar («ese sonora»), con predominio, ya, de esta solución (de béd en cuándu ~ de béz en cuándu, en pád esté ~páz y guérra, úna béz era ún réy). En Villasrubias, Espinosa documenta una situación igual a la de Peñaparda (crús, núes, frente a en pád esté, de béd en cuándu, úna béd ún réy; crúdis, nuédis, narídis, estenádas, rézis, tréz áñus, dámbuz a dós).

96 Al Sur de la Sierra de Gata, Fink encontró sólo -s, -z > [Ø], en Acebo, Hoyos, La Fatela, Gata y Torre de don Miguel. Espinosa, en cambio, afirma que en Hoyos, Gata y Torre, aunque predomina la pérdida, coexiste con ella la [-s]. Anteriormente, Krüger, Westspan. Mundarten (1914), anotó nués, frente a 4 ejemplos de -z >[Ø] y numerosísimos de -s > [Ø] en Gata; pero en Torre registró 4 casos de [-s] por -z, frente a 3 de [Ø], junto a 1 de [-s] conservada y 6 de -s > [Ø] (hay que tener en cuenta, sin embargo, que el sujeto de Krüger pronunciaba las sibilantes de una forma atípica, según Espinosa, §§ 71 y 117).

97 F. Krüger (1914) da abundantes ejemplos de Castillo, Pinofranqueado, Cambroncinos y Casar de Palomero; O. Fink (1929) de Pinofranqueado, Aldehuela, Horcajo, El Gasco, Fragosa, Cambroncinos y Nuñomoral; A. M. Espinosa (1935) de Pinofranqueado. La pérdida de /s/, /θ/ finales es absolutamente regular.

98 También es general, al N. de Alcántara, en Ceclavín, Zarza la Mayor y otros lugares. En el SE. de la provincia, la [-h] se oye aún en Fresnedoso (bordeguíneh), según Espinosa, y en Talavera la Vieja (ún háɦ), según Espinosa y Rodríguez Castellano (RFE 23, 1936, 238). En Castañar de Ibor: ós ’hoz’ (frente a Alía: ó;), según RFE 23 (1936), 238 y 240.

99 En vista de que el ALPI (tal como ha venido a ser publicado) ofrece en la provincia de Cáceres una malla muy floja, he decidido incorporar al mapa n.e 1 dos puntos adicionales, sobre los que estamos muy bien informados: Malpartida de Plasencia y Guijo de Galisteo.

100 En Malpartida de Plasencia, mientras uno de los sujetos de Espinosa perdía siempre la -s final, otros tendían a aspirarla con bastante regularidad. Respecto a -z, Espinosa anotó crúh (junto a crú) y béh, al lado de 5 ejemplos de pérdida. También encontró la aspiración en Serradi­lla y, al O. de Plasencia, en Montehermoso (crúh); pero en ambos lugares domina, con mucho, la pérdida. En el resto del partido de Plasencia sólo se han recogido ejemplos de -s, -z > [Ø]. También Jarandilla, en la Vera de Plasencia, pierde las sibilantes finales (y Villanueva y Valver­de de la Vera dicen hǫ´,  según Espinosa y Rodríguez Castellano en RFE 23, 1936, 237).

101 En Villanueva de la Sierra, Krüger recogió siempre [-s] y Espinosa [-s] y [Ø] (con predo­minio de la pérdida) para -s; según los datos de Krüger, la -z vacilaba entre [-θ] y [-s] (huéθ, diéθ, béθ ~ bés, cóθ ~ cós, perdíθ ~ perdis, crús, lús, junto a nué). En Villa del Campo, Krüger y Espinosa están de acuerdo en señalar que -s, -z se neutralizan en [-s] (aunque, según Espinosa, a veces se pierdan). Para Pozuelo, los datos de Krüger dan una mayoría de casos de -z > [-s] (pés, hués, pás, diés, nués, frente a crú), aunque la -s se pierde con frecuencia; Espinosa anotó dos aspiraciones (diéh; áñoh) junto a casos varios de -s > [Ø] y alguno de conservación. En Guijo de Galisteo, según los abundantes datos de Krüger y Espinosa, -s, -z > [-s] (aunque Espinosa  afirma que ocasionalmente se da también la pérdida). En Guijo de Coria, según Espinosa, la conservación de [-s] es regular. Los datos de Krüger respecto a Morcillo muestran la conserva­ción constante del archifonema [-s]. En Riolobos, Espinosa anotó 3 ejemplos de -z > [-s] (diés, nués, perdís) y 4 de -z > Ø, al lado de varios casos de -s > [Ø], y en Holguera 2 de [-θ] (huéθ, diéθ), 1 de [-s] (perdis) y 2 de [Ø] (crú, nué), junto a análogas vacilaciones de -s entre [-s] y [Ø]. En Torrejoncillo, Krüger sólo recogió dié(θ), frente a ɦũẽ, crú, lú, nué, aunque en sus ejemplos la -s conservada es más abundante que la perdida; según Espinosa, la -s se conservaría siempre (no da noticias de -z). Al Sur de estos lugares del partido de Coria, Cañaveral (según los datos de Espinosa) vacila también entre la conservación del archifonema [-s] y [Ø].

102 Mientras, de acuerdo con los datos de Krüger (1914), en Ahigal y Mohedas -s, -z > [Ø], en Granadilla [-s] se conserva y la /θ/ final vacila entre [-θ] y [Ø] (raiθ, óθ, nuéθ, diéθ, huéθ, lú, crú, pé) y en Zarza de Granadilla -s vacila entre [-s] (6 ejemplos) y [Ø] (2 ejemplos) y -z entre [-6] (hóθ, crúθ), [s] (lús, hués) y [Ø] (nué, dié).

103 Espinosa observó cierta tendencia a la aspiración en Sotoserrano (agrádes, borθeguíeh, de brúθe) y en La Alberca (borθeguíeh, de brúθe); también registra un ejemplo de Arroyomuerto (de brúθeh). Respecto a Valdefuentes y Linares, donde lo normal es la neutralización de -s, -z en [-s] (con algún caso de aspiración), véase n. 83 (allí reunimos también los datos referentes a Serradilla del Arroyo, Salamanca, al N. de Las Hurdes).

104 Los sujetos de Fariza y Cozcurrita seseaban toda z, por tanto también la -z final. En Fermoselle, anotó óθ, perdíθ y θ, frente a nués, bés, diés, crús, jués, pés. En Pinilla, perdiθ, nuéθ, béθ, lúθ, en boca de un sujeto, frente a diés, hues, pés en boca de otro. En Badillo, θ, frente a cós, ós, nués, bés, diés, lús, crús, hués.

105 El contraste con un fenómeno ya cumplido, como el ceceo-seseo, es manifiesto. La fron­tera de la desfonologización de las sibilantes dentales y ápico-alveolares es, en general, precisa y fija. Pese al prestigio de la Baja Andalucía, el ceceo-seseo no progresa (más bien al contrario, ya que en algunas localidades del E. de Andalucía, muy expuestas al contacto con la pronunicación distinguidora, la norma oficial del castellano tiende a reintroducirse, por «desdialectalización»).

106 G. Salvador, «La fonética andaluza y su propagación social y geográfica», Presente y futuro de la lengua española, II (Madrid, 1964), 183-188, ha visto bien el carácter expansivo de la nueva fonética «andaluza». Sin embargo, por desconocer en su conjunto la geografía peninsular de la aspiración, ha malinterpretado el testimonio de las hablas norte-andaluzas de fonética más conservadora. Apoyándose en los datos del ALEA y encuestas complementarias, según las cuales las mujeres viejas de varias localidades del extremo NE. de Andalucía la Alta conservan las sibilantes finales ante pausa, y sabiendo que la aspiración se oye hoy en Toledo y el Sur de Ávila, llega a conclusiones inadmisibles: «Lo que esto quiere decir es ni más ni menos que en ochenta años, los que hace que aprendieron a hablar las viejas interrogadas en Vertientes, en Puebla de don Fadrique o en Villacarrillo, el avance de un nivel fonético de habla ha llegado desde el paralelo que pasa por esos lugares, el 38, hasta el 40 y algo más. Y que dentro de otros ochenta años cabe suponer que en cualquier aldea de esas provincias centrales se puedan hallar unas cuantas viejas que pronuncien a la castellana, y algunas otras menos viejas que mezclen aún las pronunciaciones; pero nada más». Si hubiera tenido presente el testimonio del ALPI, la pronunciación de las viejas de esos lugares andaluces no le habría parecido tan sorprendente (dada la existencia de las sub-áreas A y B), ni tan moderna la penetración de la aspiración hasta la Sierra de Gredos. Véanse, por lo demás las notas 107 y 108. [En una «apostilla de 1985», al trabajo de 1951-52 cit. en la n. 86, Salvador reconoce que sus impresiones de 1977 requieren ser reajustadas: «Tuve ocasión, hace cuatro años, de hablar con dos mujeres vertienteras, madre e hija, de 50 y 30 años aproximadamente. Pues bien, su pronunciación era poco más o menos la que yo había registrado treinta años antes en las que entonces tenían la misma edad»; insiste también sobre lo erróneo de su profecía en otra «apostilla de 1985», a la reed. del trabajo cit. en la presente nota, incluida en Estudios dialectológicos, Madrid: Paraninfo, 1987, pp. 61-69].

107 Según las encuestas de G. Salvador, para que la situación fonética de la sub-área D, propia de Cúllar-Baza (y de la mayor parte de Andalucía), se imponga en dos pequeñas aldeas de su municipio (Vertientes y Tarifa), que pertenecían a la sub-área B, se necesita el paso de varias generaciones (por lo menos, las tres hoy convivientes). Los 25 años transcurridos desde las encuestas del ALPIy de Alther hasta las del ALEA no parecen haber alterado sensiblemente el carácter transicional de las hablas a un lado y otro de Sierra Morena (en que contiende la fonética de la sub-área C, con las de las sub-áreas A y B). En Cáceres, la situación descrita por Krüger, Westspan. Mundarten, según datos de 1912, y la descrita por Espinosa, Arcaísmos dialectales, según datos de 1930-31, coinciden en general.

108 Cuatro de los sujetos del extremo NE. de Cáceres (Las Hurdes y alrededores), pertene­ciente a la sub-área D, que Krüger entrevistó en 1912, habían nacido entre 1835 y 1850 (bastante antes que las viejas de Vertientes o La Puebla de don Fadrique). En Salamanca, los sujetos de Valdefuentes y Sotoserrano (sub-área B) que interrogó Espinosa habían nacido en 1850 y 1857. En Madrid, Fortunata (cfr. n. 57) aspiraba ya en 1886.

CAPÍTULOS ANTERIORES:  EL ESPAÑOL. ORÍGENES DE SU DIVERSIDAD

ADVERTENCIA

1.- EL ESPAÑOL. ORÍGENES DE SU DIVERSIDAD

I ORÍGENES DEL PLURALISMO NORMATIVO DEL ESPAÑOL DE HOY

*   2.-1. EL FIN DEL FONEMA /Z/ [DZ - Z] EN ESPAÑOL

*   3.- 2. EL FIN DEL FONEMA /Z/

*   4.- 3. ¿PROCESO FONÉTICO O CAMBIO FONOLÓGICO?

*   5.- 4. ¿PROPAGACIÓN DE UN CAMBIO FONÉTICO O DE UN SISTEMA FONOLÓGICO?

*   6.- 5. LA FALTA DE DISTINCIÓN /Z/ : /Ç/, REGIONALISMO CASTELLANO - VIEJO

*   7.- 6. LA CONFUSIÓN SE CONVIERTE EN NORMA DEL HABLA DE LA CORTE (FINALES DEL SIGLO XVI)

*    8.- 7. LA PÉRDIDA DE LA DISTINCIÓN /Ç/ : /Z/ NORMA GENERAL DEL HABLA (EN EL PRIMER CUARTO DEL SIGLO XVII)

*   9.- 8. EL CAMBIO EN LA NORMA CORTESANA, VISTO POR LOS GRAMÁTICOS EXTRANJEROS

10.- 9. EL ESPAÑOL ORIENTAL ANTE EL TRIUNFO DE LA NUEVA NORMA DE MADRID

11.- 10. RESISTENCIA DEL ANTIGUO SISTEMA TOLEDANO EN LA ALTA EXTREMADURA

*   12.- 11. LA NUEVA NORMA ANTE EL CECEO ANDALUZ

*   13.- 12. CONCLUSIÓN

 II EL ÇEÇEO-ZEZEO AL COMENZAR LA EXPANSIÓN ATLÁNTICA DE CASTILLA.

*   14.- 1. ESTADO DE LA CUESTIÓN

*   15.- 2. CECEOSOS DE LENGUA ESTROPAJOSA

*   16.- 3. CECEOSOS POR HÁBITO LINGÜÍSTICO

17.- 4. COMUNIDADES CECEOSAS A PRINCIPIOS DEL SIGLO XVI. SU LOCALIZACIÓN GEOGRÁFICA Y SOCIAL

18.- 5. EL ÇEZEO SEVILLANO EN TIEMPO DE LOS REYES CATÓLICOS, SEGÚN EL TESTIMONIO DE LAS GRAFÍAS

*    19.- 6. EL ÇEÇEO SEVILLANO, DESCRITO POR NEBRIXA

20.- 7. CARÁCTER FRICATIVO DE LA /Ç/ Y DE LA /Z/ DEL SEVILLANO MEDIEVAL

*    21.- 8. LAS GRAFÍAS Y EL ÇEZEO MEDIEVAL

*   22.- 9. CONCLUSIÓN: EL ÇEÇEO-ZEZEO AL COMENZAR LA EXPANSIÓN ATLÁNTICA DE CASTILLA

III EN TORNO A LA ESTRUCTURA SILÁBICA DEL ESPAÑOL DE AYER Y DEL ESPAÑOL DE MAÑANA

* 23.- III EN TORNO A LA ESTRUCTURA SILÁBICA DEL ESPAÑOL DE AYER Y DEL ESPAÑOL DE MAÑANA

* 24.- 1. CONSIDERACIONES DIACRÓNICAS ACERCA DE LA ESTRUCTURA SILÁBICA DEL ESPAÑOL

       Diseño gráfico:

La Garduña Ilustrada

Imagen: Letra mayúscula O de Albert Durero.

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