Blogia
ROMANCERO DE LA CUESTA DEL ZARZAL

9.- 3. EL DOCTOR DE LA PARRA DESAHUCIA AL PRÍNCIPE

 

3. EL DOCTOR DE LA PARRA DESAHUCIA AL PRÍNCIPE.  II    PERMANENCIA DE MOTIVOS Y APERTURA DE SIGNIFICADOS: MUERTE DEL PRÍNCIPE DON JUAN.

      l romance sólo consta de dos secuencias narrativas esenciales. La primera es un desarrollo poético de la «frase secuencial» «la ciencia anuncia la inevitable proxi­midad de la muerte del príncipe», y gira alrededor de la expectación a que da lu­gar la venida del doctor De la Parra, llamado a consulta. Los elementos narrativos constitutivos de esa secuencia son muy constantes en la tradición y pueden ejemplificarse así:

      Tristes nuevas, tristes nuevas,    que se cuentan por España:
2    que el príncipe don Juan    está malo en Salamanca,
      malo está de calentura,    que otro mal no se le halla.
4    Siete doctores lo curan    de los mejores de España;
      unos le escullan el pulso,    otros le miran las aguas;
6    miran unos para otros,    dicen que su mal no es nada.
      Sólo falta por venir    aquel doctor De la Parra.
8    Estando en estas razones,    cuando a la puerta llegaba,
      cabalgando en mula prieta,    collar de oro en su garaganta.
10   Hincó la rodilla en tierra    y la lengua le mirara;
      luego que le tomó el pulso,    de esta manera le habla:
12   — Ordena, príncipe, ordena,    ordena por la tu alma;
      tres horas tenéis de vida,    la una ya va pasada.

      Como ya sabemos, en esta secuencia el romance del siglo XX hereda de la histo­ria el motivo nuclear en torno al cual se organiza toda la información: la consulta al doctor De la Parra ante el fracaso de los médicos de cabecera. Quizá haya que identificar con él, según más adelante veremos, al «licenciado de Guadalupe» que, junto al doctor Nicolás de Soto, nombra Gonzalo Fernández de Oviedo como los dos médicos que atendieron al príncipe en sus últimos días; pero, gracias al per diem incluido en la partida de gastos extraordinarios ocasionados por la enferme­dad y exequias del príncipe, arriba citado, podemos asegurar, no sólo que le aten­dió, sino que fue especialmente llamado en aquella ocasión, a diferencia de los mé­dicos que eran «de planta»40.

      Pero, además de este dato central, la tradición conserva memoria de bastantes otros pormenores históricos característicos del suceso.

      El nombre del protagonista es todavía, en la mayoría de las versiones, «don Juan», y son muy numerosas las que lo identifican como «el príncipe» (a veces, «el infante») don Juan o como «el Príncipe de España». Las versiones marro­quíes recuerdan su condición de señor de Salamanca, llamándolo «esse rey de Salamanca» y en una versión de Miranda do Douro (Trás-os-Montes] además de denominarle «dom João de Salhamanha», se ofrece «Salhamanha» en don al médico que consiga salvar a don Juan la vida41. En otra de Tresabuela (Cantabria) se re­cuerda su condición de Príncipe de Asturias haciéndole que quiera transmitir las «Asturias de Oviedo» a su mujer42.

      Una versión leonesa y otra alentejana especifican la ciudad donde cae enfermo:

El señor príncipe don Juan    está malo en Salamanca;

Que estava João morrendo   na vila de Salamanha,

y varias versiones de Zamora y el Sur de León señalan, indirectamente (como una previsión del moribundo), que donjuán fue llevado a enterrar

en unas andas de pino    a la iglesia’e Salamanca43.

Las versiones marroquíes recuerdan que el «rey de Salamanca», antes de ir a Sala­manca, estuvo en Burgos:

De Burgos partió esse rey,    de Burgos a Salamanca

y que, por entonces, recibe una señal premonitoria de su muerte:

En meatad de aquel camino    del cielo cayó una carta.
— Alzáidla, mis caballeros,    alzáidla y bien notalda.
— Vuestra es, mi señor rey,    para vos viene mandada.

      Según la historia, fue camino de Burgos, después de que madama Margarita llegara por mar a Santander, donde los príncipes repitieron los desposorios (19 de marzo de 1497) y, finalmente, en Burgos se velaron (24 de abril). Petrus Martyr de Angleria (Pietro Martire d’Anghiera)44, en una carta del 29 de abril, en el curso de su descripción de los festejos nupciales, dice:

    Se organizaron juegos de cañas al estilo troyano y demás solemnidades, cual con­venía a la pompa real. Mas advierte que, según su costumbre, la Fortuna mezcló su in­fausta copa de hiél entre tanta alegría45.

En efecto, un hijo del Comendador Mayor de Santiago murió pisoteado por su propio caballo después de caerse de él:

    Anonadados todos con la inesperada desgracia de tan distinguido joven —conti­núa Pietro Martire— ya nadie se atreve a soltar las riendas. Bajo el peso del dolor, pa­recen presagiar que estas bodas no van a ser felices por mucho tiempo46.

      Llegado el príncipe con madama Margarita a Salamanca el 23 de setiembre, «al tercer día fue preso de una repentina fiebre», según Pietro Martire (dato confir­mado por Juan del Enzina)47. Sus padres, los reyes, acudieron a visitarle, pero no pareciendo cosa de importancia, siguieron camino a las bodas de la infanta Isabel con el Rey de Portugal don Manuel,  en la frontera de Extremadura48. En la tarde del viernes 29 de setiembre (a las seis y a las siete, después de mediodía) su antiguo tutor y ahora Obispo de Salamanca fray Diego de Deza, bajo cuyo paternal cuidado se halla don Juan, escribe a los reyes muy alarmado por el empeoramiento de la salud del príncipe49, pues, aunque don Juan ha dormido bien, «comió como suele, con el apetito perdi­do...50 y, estando escriuiendo ésta, lo ha reuesado todo. Y el mayor trabajo del mundo es ver su apetito tan caído y su Alteza se ayuda mal». Atendido por los médicos de su cámara y algunos otros de quienes se requirieron urgentemente sus servicios51, no su­pieron darle remedio. Muerto el príncipe, recibió inicialmente sepultura en la iglesia mayor de Salamanca «jueves en esclareciendo», cinco días de octubre.

      La tradición romancística ha retenido también las particularidades de la fatal enfermedad del príncipe (estado febril e inapetencia, sin otros síntomas):

Malo está de calentura, que otro mal no se le halla

’tou nesta cama deitado, por ora nao me dói nada

estou doente nesta cama, doente sem comer nada52,

así como la desorientación de los varios médicos que le prestan asistencia (según hemos visto en los versos 3-6 de la versión ejemplar facticia citada más arriba). Es el fracaso de los médicos de cabecera, igual que en la historia, lo que hace necesaria la llegada a su lado del doctor De la Parra.

Diego Catalán. Arte poética del Romancero oral II. Memoria, invención, artificio.

 OTAS

40 P Bénichou, Creación poética, no tuvo noticia del documento de Simancas; por ello, al enume­rar «los rasgos que concuerdan con la verdad histórica» únicamente reconoce: «la mención... del doc­tor De la Parra, que fue, en efecto, un médico de la corte española en aquellos tiempos» (p. 96).

41  Publicada en J. Leite de Vasconcellos, Romanceiro português (1958), p. 23. Sobre la donación de la ciudad de Salamanca véase adelante, n. 169.

42  Publicada por J. M. de Cossío y T. Maza Solano, Romancero popular de la Montaña, Santander, 1933-34, p. 53. Sobre la donación del Principado de Asturias, véase adelante n. 169.

43   Soto de Sajambre (véase atrás, n. 28), Tolosa (véase atrás, n. 17); Uña de Quintana (Zamora), Calzada de la Valdería y San Feliz de Valdería (León).

44   Opus Epistolarum Petri Martyris Anglerii Mediolanensis..., Compluti... M.D. XXX. Ed. facsimilar en Petrus Martyr de Angleria, Opera... Opus Epistolarum, Introd. by E. Woldan, Graz: Akademische Druck- u. Verlagsanstalt, 1966 (He consultado también otra ed.: Opus Epistolarum Petri Martyris Anglerii Mediolanensis..., París: apud Fredericus Leonard, MDCLXX, que ofrece otra numeración de las cartas). Aprovecho, por lo general, la cuidada traducción castellana publicada en Pedro Mártir de Angleria, Epistolario, Estudio y traducción por J. López de Toro, I, «Documentos Inéditos para la Historia de España», IX (Madrid: Góngora, 1953).

45  Texto latino: «Ludus Troicus coeteraque solemnia qualia decuit in pompa regia, instruuntur. Sed aduerte, quam infaustum fellis poculum, tantae laetitiae fortuna more suo commiscuerit...». La carta fue dirigida al Cardenal de Santa Cruz y está fechada en III Kls. Maii. M.CCCCXCVII («Liber decimus», carta CLXXV de la ed. citada, 174 en la ed. de 1670 y en la trad. esp.).

46  Texto latino: «Inopino namque tanti adulescentis casu, stupent omines, nec soluere iam quisquam habenas audet, haud fore diu foelices nuptias merore oppressi praesagire videntur».

47  «Tertio die praecipite febre corripitur» epist. CLXXXII (= 182 en la trad. española). P.M.A.M. Cardinalis sanctae crucis. XV Kalendas Nouembris M.CCCCXCVII. Lo mismo consigna Enzina, quien acompañando al Duque de Alba don Fadrique, su señor, estuvo ese tiempo en Salamanca: «El Príncipe nuestro, preçioso, ecelente, / ya reposado en su gran ciudad, / al día tercero sintió enferme­dad, / mostrando la poco no poco doliente», A la dolorosa muerte del Príncipe Don Juan... Tragedia trabada por Juan de la Enzina, s. 1. ni a. Apéndice al Cancionero de Juan del Encina. Primera edición, 1496, ed. facsímile de la Real Academia Española, Madrid: Tip. RABM, 1928.

48  Hemos de creer a Juan de Enzina cuando narra: «luego se vió muy triste la gente, / aun que pensauan su mal ser liuiano». «El Rey y la Reyna primero vinieron / a ver a su hijo estando doliente; / mas ellos, pensando ser poco acidente, / porque era forçado de allí se partieron: / lleuauan la hija pri­mera que ouieron / a dar por muger al Rey Lusitano», ya que el poeta escribió y representó en Sala­manca ante los príncipes El triunfo del Amor en el breve tiempo que en ella estuvieron.

49   La carta se conserva en un manuscrito de la Academia de la Historia (Varios de Historia y marina, E-132, p. 89). Fue publicada por la Sociedad de Bibliófilos Españoles como apéndice (V: «Documentos relativos a la enfermedad y muerte del Príncipe D. Juan», A) al Libro de la Cá­mara Real del Príncipe don Juan (1870), pp. 232-233. La carta está fechada en Salamanca «oy vier­nes a las siete después de mediodía». En una postdata suplica que uno de los reyes acuda inmediatamente.

50  Fray Diego consigna, seguidamente, que lo entonces comido fue «no cantidad de media pechuga de pollo; prouáronle de unos murcillos de brazo de carnero y de una pierna de carnero, no comió casi nada».

51  En su carta, fray Diego alude a las disposiciones de los médicos de cabecera («lo que acuerdan estos físicos es darle muchas vezes de día y de noche algo que tome, o en zumos o en manjar»); pero, ante la debilidad creciente de don Juan («después d’ésta escrita, han venido a su Alteza algunas con­gojas, y la virtud hállanla muy caída»), dispone la llamada de otros médicos: «en tal necesidad no espe­ramos el mandamiento de Vuestras Altezas para llamar al dotor De la Reyna y a otros físicos».

52  El primer verso citado según una versión judeo-española de Orán (ed. P. Bénichou, Rom. judeo-esp. de Marruecos, 1968, p. 47). Varias versiones peninsulares de León y Ourense dicen que don Juan está con «unas fuertes calenturas    que el cuerpo le abrasaban». Cito por una versión de Sigüeya (La Cabrera, León], dicha por Manuela Blanco, 75 a.,  y Dominga Álvarez, 87 a., en julio de 1981 a un equipo encuestador del Seminario Menéndez Pidal (Diego Catalán, Ana Vian, Juan Antonio Blanco y Rachel Hollcenberg). El segundo verso citado se halla en la versión portuguesa s. 1. (cit. en la n. 32) y el último es propio de un grupo de versiones de Trás-os-Montes y de una versión de Beira Alta (de Mondim).

CAPÍTULOS ANTERIORES: 

NOTA INTRODUCTORIA

*   1.- NOTA INTRODUCTORIA. MEMORIA, INVENCIÓN, ARTIFICIO

I.    HALLAZGO DE UNA POESÍA MARGINADA: EL TEMA DEL CORAZÓN DE DURANDARTE

*   2.- 1. EL CORAZÓN DE DURANDARTE, TEMA MOMIFICADO

3.- 2. EL CORAZÓN DE DURANDARTE, TEMA AÚN VIVO EN LA MONTAÑA ASTURIANA

4.- 3. LA TRANSMISIÓN ESCRITA DEL TEMA EN LOS SIGLOS XVI Y XVII Y EL ROMANCE TRADICIONAL «CONQUEIRO»

*   5.- 4. LA «CREACIÓN» DEL ROMANCE TRADICIONAL. EL TESTIMONIO GITANO-ANDALUZ

*   6.- 5. TRANSMISIÓN Y RECREACIÓN DE CONTENIDOS SIMBÓLICOS. EL EJEMPLO DE EL PRISIONERO

II    PERMANENCIA DE MOTIVOS Y APERTURA DE SIGNIFICADOS: MUERTE DEL PRÍNCIPE DON JUAN

*   7.- 1. EL ROMANCE DE LA MUERTE DEL PRÍNCIPE DON JUAN

*   8.- 2. EL ROMANCE EN LA TRADICIÓN ANTIGUA Y MODERNA

  Diseño gráfico:

La Garduña Ilustrada
Letras capitulares
Ehmcke Fraktur

Imagen: fragmento de la Danza macabra,  Bergamo, Italia: pintor desconocido, fresco  de L’Oratorio dei Disciplini, 1485.

0 comentarios