Blogia
ROMANCERO DE LA CUESTA DEL ZARZAL

17.- 4. COMUNIDADES CECEOSAS A PRINCIPIOS DEL SIGLO XVI. SU LOCALIZACIÓN GEOGRÁFICA Y SOCIAL

17.- 4. COMUNIDADES CECEOSAS A PRINCIPIOS DEL SIGLO XVI. SU LOCALIZACIÓN GEOGRÁFICA Y SOCIAL

4. COMUNIDADES CECEOSAS A PRINCIPIOS DEL SIGLO XVI. SU LOCALIZACIÓN GEOGRÁFICA Y SOCIAL. II EL ÇEÇEO-ZEZEO AL COMENZAR LA EXPANSIÓN ATLÁNTICA DE CASTILLA.

      Dejando aparte el caso del fraile «çaceador» de la Comedia Thesorina, que acabamos de citar, el ceceo o pronunciación de /ç/ por /ss/ y de /z/ por /s/, se especializó en el teatro como rasgo lingüístico caracterizador de un tipo social muy llamativo, el gitano.

      En 1521 Gil Vicente en su Auto de hüas ciganas hace çesear (ceñurez, çumuz, deceuz, etc.) y zezear (fidalguz, limuzna, dichuz,  mezura, rozica, etc.) a unas gitanas que hablan en castellano; en su Auto da Festa (1526?) vuelve a emplear el zezeo para caracterizar a una gitana; y en su Auto da Lusitänia Venus, que viene de Egipto, habla con çeçeo (cervirá, çantos, etc.) y zezeo (ujuz, bodaz, etc.) como egipciana o gitana. El ceceo sirve también para caracterizar el habla de los personajes gitanos al sevillano Lope de Rueda, 1510-1565, tanto en Medora como en la Comedia Eufemia, En la Farsa llamada Ardamisa (1530?, 1550?) del burgalés Diego de Negueruela sale a escena una gitana que çeçea (çacandonoz, cezo, ací, etc.), y zezea (poderozo, ezpantoza, gracioza), pero sin acertar a distinguir completamente entre la sonora y la sorda (viezes, zerás, zoportallo, etc.), lo que no es de chocar visto que Negueruela, como buen castellano viejo, no practicaba en el habla la distinción entre /ç/ y /z/ ni entre /ss/ y /s/. Timoneda en la Comedia Aurelia, impresa en Valencia 1564, hace hablar a los gitanos con ç  por /ss/ y z por /s/23. La fácil caracterización seguirá siendo em­pleada en el teatro del último tercio del s. XVI y aún más adelante.

      El problema del ceceo gitano ha sido planteado correctamente por Amado Alonso en estos términos: «Cómo es que los gitanos, que no habían ceceado antes de entrar en España, una vez aquí adquieren tal hábito? ... ¿de dónde lo tomaron?». Tras ensayar algunas posibles conexiones histórico-lingüísticas que ayudasen a contestar estas preguntas, Amado Alonso se sien­te insatisfecho («no creo haber sacado con esto de su misterio el ceceo de los gitanos españoles»), pero seguro de una sola conclusión: el ceceo gitano no se relaciona con el ceceo dialectal, el cual, según opinión de Amado Alonso, no empezó a tener estado social hasta después de 154724. Sin embargo, no puedo hacer mía esta única conclusión; y, en oposición a Amado Alonso, incluso creo posible afirmar que el ceceo gitano constituye un testimonio indirecto de la existencia en España, a principios del s. XVI, de comunidades ceceosas limitadas geográfica y socialmente.

      Atendamos una vez más a la tan comentada frase de João de Barros sobre «o cecear cigano de Sevilla», torcidamente interpretada por todos los que la citaban hasta que Amado Alonso vino a devolverle su verdadero sen­tido25. Barros (1540), elogiando la superioridad sin igual de la lengua portu­guesa, hace al castellano una pequeña concesión:

    «certo è que a limpa castelhana muito melhór è que o Vasconço de Biscaya e o çeçear cigano de Sevilha, as quaes nã se pódem escrever» 26.

      Es evidente, como ha hecho ver Amado Alonso, que Barros se refiere al caló, lengua carente en efecto de escritura, y no a la especial pronunciación que daban al castellano los gitanos de Sevilla. Pero no por ello debemos dejar de lado, como sugiere Amado Alonso, «o cecear cigano de Sevilha», pues ¿qué justificación tiene el que Barros llame al caló cecear cigano si no es la bien conocida pronunciación ceceosa del castellano agitanado? Que ésa es y no otra la explicación nos lo prueba otro pasaje de Barros27 en el cual, aludiendo a la diferente pronunciación en portugués de ça, ço, çu respecto a ca, co, cu, aclara que en el primer caso «as syllabas ficam çeçeadas da maneira dos çiganos». En consecuencia, la frase de Barros «o cecear cigano de Sevilha» nos proporciona una noticia nada desestimable: Por los años de 1540 el ceceo gitano, que los autores teatrales venían utilizando como marca lingüística distintiva de esa comunidad de gentes vagabundas, parecía a un portugués fenómeno especialmente radicado en Sevilla y tan típico de esa ciudad o reino como el vascuence pueda serlo de Vizcaya.

      Testimonios muy varios nos harán ver que el considerar a Sevilla la tierra solariega del ceceo gitano no es, en modo alguno, una suposición infundada.

      La localización del ceceo en Sevilla a principios del s. XVI vuelve a ser testimoniada por Bernal Díaz del Castillo, y esta vez no referida al especial grupo étnico y social de los gitanos, sino a la población de Sevilla en su conjunto: Bernal Díaz, hablando del capitán Luis Marín, a quien conoció y trató desde 1519 a 1526 en Méjico, lo describe como hombre «de buena conbersaçión» y que «çeçeava un poco como sebillano»28. Amado Alonso, para adaptar el testimonio de Bernal Díaz a su personal reconstrucción de la cro­nología del ceceo, insiste en que «el capitán ceceoso había pasado a México en 1519, pero la asociación de su ceceo con el sevillano pudo y tuvo que ocurrírsele a Bernal Díaz al escribirlo» en 1568; y en consecuencia concluye: «no vale pues como dato de que los sevillanos eran conocidos por su ceceo en 1519»29. No comparto la opinión de Amado Alonso: Bernal Díaz pudo quizá asociar por primera vez el ceceo de Luis Marín con el sevillano cuando escri­bía; pero no es eso lo más probable. Sin forzar el dato (para ajustado a una cronología de antemano reconstruida) el testimonio debe considerarse válido para el período 1519-1526. En el primer cuarto del s. XVI, por lo tanto, era ya el ceceo rasgo lingüístico caracterizador de los naturales de Sevilla.

      Amado Alonso al comentar la noticia de Bernal Díaz, se desinteresa completamente por el ceceo del capitán; creo, sin embargo, que es un dato importante. Luis Marín era natural de Sanlúcar (Cádiz), en el reino de Sevi­lla, nacido hacia 148530, y en consecuencia su ceceo nos prueba que allá por el año de 1500 entre los muchachos de Sanlúcar era ya común la práctica confundidora de /ss : s/ con /ç  : z/. Podemos atribuir sin vacilaciones el ceceo del capitán a hábito social, y no a defecto fisiológico individual, a causa de la identificación de su çeçeo con el sevillano hecha por Bernal Díaz, y en vista del determinativo «un poco», cuyo valor nos es ya conocido; al denunciar Bernal Díaz, en otro pasaje anterior, el ceceo de un hidalgo de Medellín que debía de tener lengua estropajosa (el capitán Gonzalo de Sandoval) nos dice en cambio que «çeçeava tanto quanto»31 y no se le ocurre comparar su ceceo con el sevillano.

      En suma, los primeros testimonios de ceceo no individual sino caracteri­zador de una comunidad apuntan explícitamente a Sevilla como patria y centro de los hablantes ceceosos ya en la primera mitad del s. XVI. «O cecear cigano de Sevilha» de João de Barros y el «ceceava un poco como sevillano» de Bernal Díaz del Castillo, apoyándose mutuamente, nos permiten llegar a la conclusión de que en el primer cuarto del s. XVI el çeçeo era en Sevilla práctica lingüística muy común, hasta tal punto que para los forasteros cons­tituía un rasgo caracterizador del habla sevillana.

      Las escasas noticias que sobre el ceceo se recogen en la primera mitad del s. XVI proporcionan, además de las precisiones geográficas indicadas, interesantes sugerencias respecto al estado social de la indistinción de / ss : s/ y  /ç : z/ en esta época: De una parte el ceceo gitano, que debió generalizarse desde la gitanería de Sevilla (sin duda los gitanos acudieron en gran número a Sevilla atraídos por el gran emporio que fue la capital atlántica de España desde el descubrimiento de América), nos indica lo arraigado de la indistin­ción entre el hampa y las clases bajas sevillanas, cuyo lenguaje modeló, no hay duda, decisivamente el de los gitanos; de otra parte, la insistente utiliza­ción del çeçeo en el teatro para caracterizar a los gitanos constituye una buena muestra del desprecio con que las clases más educadas consideraban todavía la práctica neológica confundidora. Sin embargo, el hábito del çeçeo estaba ya lejos de ser privativo de la «canalla» sevillana: Para un Bernal Díaz, las dos determinaciones «sevillano» y «çeçeoso» eran poco menos que inseparables; y gracias a él sabemos que el capitán Luis Marín, llevó a Amé­rica, como herencia de su naturaleza, la costumbre de cecear a lo sevillano.

Diego Catalán. El español. Orígenes de su diversidad (1989)

NOTAS

23 Véase, respecto a todos estos testimonios del cezeo gitano, Catalán, «The End of /z/», pp. 287-290 [en el presente libro, cap. 1, §§ 5 y 6]. En el Auto da Festa (1526?), no incluido en la. edición de 1562, una gitana habla con cuatro únicos zezeos: habraz, camizon, cozita, cortezia. Pero, al no poder consultar la edición vieja, sospechamos que Gil Vicente haría también aquí çeçear a la gitana con regularidad.

24 A. Alonso, «Historia del ceceo», pp. 189-197.

25 A. Alonso, «O cecear cigano de Sevilla, 1540» en RFE, XXXVI (1952), pp. 1-5.

26 «Diálogo em louvor de nossa lingua» incluido en su Grammática, 1540. Según la reimpre­sión en Compilação de varias obras do insigne portuguez Joam de Barros, Lisboa, 1785, p. 218. Tomólo de A. Alonso, «O cecear cigano».

27 Hállase en la «Ortografía» puesta al fin de su Grammática, p. 195 (Véase A. Alonso, «O cecear cigano», p. 2).

28 En su Historia verdadera de la conquista de Nueva España, terminada en 1568, cap. 206. (Según R. Lapesa, «Sobre el ceceo en Hispanoam.», pp. 413-414, Bernal Díaz, nacido en Medina del Campo, acabó él también por çezear a la mexicana, después de vivir cincuenta años largos en el Nuevo Mundo, pues el manuscrito autógrafo de la Historia verdadera de hacia 1568 pre­senta notabilísimas confusiones de sibilantes. Por entonces no le habría llamado ya la atención el çeçeo de un sevillano). [Pero el propio Lapesa, posteriormente, ha quitado importancia a estas confusiones por haberse demostrado que el manuscrito no es autógrafo. La corrección todavía no figura en Hist. de la lengua esp.8 (Madrid: Gredos, 1980), p. 567, donde aún supone que el manuscrito es «en parte al menos autógrafo»; pero en Estudios de historia lingüística española (Madrid: Paraninfo, 1985), p. 273, nº 17, da por demostrado que el manuscrito no es de mano del autor. Siendo así, las cacografías son, simplemente, un testimonio más entre muchos de la implantación del çezeo en el Virreinato en la segunda mitad del s. XVI].

29 A. Alonso, «Historia del ceceo», pp. 117-118.

30 El propio Bernal Díaz nos da a conocer que «sería de hasta treynta años cuando acá pasó, era natural de San Lúcar». El capitán Luis Marín pasó a Indias en 1514 (según A. Alonso, «Historia del ceceo», p. 118).

31 En el propio cap. 206 (Véase A. Alonso, «Historia del ceceo», p. 117).

CAPÍTULOS ANTERIORES:  EL ESPAÑOL. ORÍGENES DE SU DIVERSIDAD

ADVERTENCIA

1.- EL ESPAÑOL. ORÍGENES DE SU DIVERSIDAD

I ORÍGENES DEL PLURALISMO NORMATIVO DEL ESPAÑOL DE HOY

*   2.-1. EL FIN DEL FONEMA /Z/ [DZ - Z] EN ESPAÑOL

*   3.- 2. EL FIN DEL FONEMA /Z/

*   4.- 3. ¿PROCESO FONÉTICO O CAMBIO FONOLÓGICO?

*   5.- 4. ¿PROPAGACIÓN DE UN CAMBIO FONÉTICO O DE UN SISTEMA FONOLÓGICO?

*   6.- 5. LA FALTA DE DISTINCIÓN /Z/ : /Ç/, REGIONALISMO CASTELLANO - VIEJO

*   7.- 6. LA CONFUSIÓN SE CONVIERTE EN NORMA DEL HABLA DE LA CORTE (FINALES DEL SIGLO XVI)

*    8.- 7. LA PÉRDIDA DE LA DISTINCIÓN /Ç/ : /Z/ NORMA GENERAL DEL HABLA (EN EL PRIMER CUARTO DEL SIGLO XVII)

*   9.- 8. EL CAMBIO EN LA NORMA CORTESANA, VISTO POR LOS GRAMÁTICOS EXTRANJEROS

10.- 9. EL ESPAÑOL ORIENTAL ANTE EL TRIUNFO DE LA NUEVA NORMA DE MADRID

11.- 10. RESISTENCIA DEL ANTIGUO SISTEMA TOLEDANO EN LA ALTA EXTREMADURA

*   12.- 11. LA NUEVA NORMA ANTE EL CECEO ANDALUZ

*   13.- 12. CONCLUSIÓN

 II EL ÇEÇEO-ZEZEO AL COMENZAR LA EXPANSIÓN ATLÁNTICA DE CASTILLA.

*   14.- 1. ESTADO DE LA CUESTIÓN

*   15.- 2. CECEOSOS DE LENGUA ESTROPAJOSA

*   16.- 3. CECEOSOS POR HÁBITO LINGÜÍSTICO

       Diseño gráfico:

La Garduña Ilustrada

Imagen: Letra mayúscula W de Albert Durero.

0 comentarios