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ROMANCERO DE LA CUESTA DEL ZARZAL

1.- EL CENTRO DE ESTUDIOS HISTÓRICOS MENÉNDEZ PIDAL DINAMITADO

1.- EL CENTRO DE ESTUDIOS HISTÓRICOS MENÉNDEZ PIDAL DINAMITADO. EPÍLOGO. 

      El proyecto, mediante el cual los "Archivos Menéndez Pidal reunidos" parecían el 8 de Febrero de 1998 próximos a lograr una estabilidad que garantizara su conservación y uso más allá del lí­mite de mis capacidades de gestión de ese patrimonio cultural, reventó en aquel simbólico año ’98 como una pompa de jabón suspendida en el aire. Ello me obliga a dar cuenta en este "epílogo" de la cadena de acontecimientos que vinieron a poner fin a las perspectivas de institucionalización de los "Archivos" y que desmantelaron la laboriosa construcción de un Centro de investigaciones hu­manísticas en que se explotaran científicamente los fondos archivístico-bibliotecarios reunidos en la casa de la calle Menéndez Pidal 5 por la iniciativa privada y con una cooperación internacional.

      Poco tiempo después de que en esa sede conjunta de la Fundación Ramón Menéndez Pidal y del Seminario Menéndez Pidal fuera celebrado el "Homenaje a Rafael Lapesa en sus noventa años, 8-II-1998", don Rafael hubo de ser hospitalizado1. A su salida del hospital, se vio forzado a recluirse en su casa y a abandonar su labor de investigación y de conferenciante, abandono que, por desgracia, el tiempo tornaría definitivo. Aunque siguió presidiendo la Fundación Ramón Menéndez Pidal, su visita a Menéndez Pidal 5 el 8 de Febrero de 1998 sería la última que pudo realizar2.

      En los comienzos de 1998 aún se dieron algunos pasos en el Ministerio de Educación y Cul­tura hacia la preparación del proyectado convenio que debería haber dado lugar a la asunción por parte del Estado de la titularidad de los "Archivos Menéndez Pidal reunidos" y al funciona­miento público de los mismos3; pero luego pasaron los meses y la anunciada reunión de la Di­rección General del Libro, Archivos y Bibliotecas y de la Universidad Complutense de Madrid con las Fundaciones Ramón Menéndez Pidal y Ramón Areces y con la "propiedad" de los "Ar­chivos" no llegó a ser convocada. Según iba transcurriendo el tiempo, un espeso silencio minis­terial sucedió a esporádicas informaciones oficiosas4. Esperé durante meses de forma paciente ("las cosas de Palacio van despacio"), hasta que en mi mente se fue abriendo paso un pensa­miento malicioso ajustado a la realidad de los tiempos actuales: como mi oferta había consisti­do en ceder gratuitamente los preciosos fondos documentales al Estado, la maquinaria admi­nistrativa del mismo se desinteresaba de un tema que en el curso de su prosecución no podía dejar beneficios colaterales5. Pasé, pues, página, consciente de que mi creencia en "la cosa pú­blica" o res-publica (y no en la compra-venta de ruido e imagen) se reputaba obsoleta y hasta, posiblemente, resultaba sospechosa.

      La espera, a lo largo de 1998, a que el proyecto de estatalización de los "Archivos" se cum­pliera y a que el Ministerio de Educación y Cultura convocara, entre otros organismos implica­dos, al Rectorado de la Universidad Complutense, en tanto responsable legal del Instituto Uni­versitario Interfacultativo "Seminario Menéndez Pidal", me llevó, como Director de este Instituto, a posponer por un tiempo la convocatoria del Consejo Asesor del mismo 6. Entre tan­to, el nuevo equipo rectoral de la Universidad Complutense, en el curso de una replanificación de los Institutos Universitarios iniciada en Octubre de 1996 7 y desconociendo el carácter, historia y reglamento del "Seminario Menéndez Pida!", consideró que este organismo de la Uni­versidad sólo debía su razón de ser y existencia a la firma por el Rectorado y la Fundación Ra­món Menéndez Pidal del Convenio vigente durante los años 1992-95 y 1995-98, y decidió bo­rrar en el Presupuesto general de la Universidad la partida destinada al mantenimiento de las investigaciones del "Seminario" (según pude intuir en Abril de 1998 en una entrevista con el Vicerrector de Asuntos Económicos 8). La "errónea" clasificación del organismo se tradujo, asimismo, en que, el 21 de Mayo,  la mesa de la Junta Electoral en que se votaba la representación de los Institutos Universitarios en la Junta de Gobierno de la Universidad rechazara mis cre­denciales como Director de Instituto Universitario Interfacultativo y me impidiera votar en la elección, para la cual había sido convocado por la Presidenta de la Junta Electoral (13-IV-98), debido a que el Instituto "Seminario Menéndez Pidal" había sido, a última hora, borrado del censo 9 por suponer (contra la realidad) que carecía de un Director nombrado por la Universi­dad Complutense. Y en fin, al aproximarse el verano, el 30 de Junio, el Vicerrector de Investi­gación comunicó al Instituto Universitario (y a la Sección de Asuntos Económicos de la Facul­tad de Filología que tramitaba sus gastos 10) la decisión de la Junta de Gobierno, según la cual, en vez de los  casi cuatro millones y medio que, en el último quinquenio, venía como me­dia asignándosele presupuestariamente, el Instituto sólo podía contar ese año con una asigna­ción de 500.000 pts. ¿Qué investigaciones y publicaciones científicas pretendía la Universidad que hubieran sido realizadas en 1998 con ese ridículo presupuesto que ahora se exigía aplicar re­troactivamente cuando ya había casi acabado el curso académico?

      La nueva "estima" que del "Instituto Universitario Interfacultativo" y de su colaboración con la Fundación Ramón Menéndez Pidal tenían las autoridades académicas de la Universidad Complutense (que estos hechos progresivamente iban revelando), quedó, al fin, esclarecida en la Junta del Consejo Asesor celebrada el 10 de Junio. En ella, la Decana de la Facultad de Geo­grafía e Historia, Mercedes Molina Ibáñez, emitió el juicio de que el Instituto Universitario Me­néndez Pidal "ha recibido en los citados años [desde 1993 a 1997] un trato privilegiado frente a otros Institutos Universitarios (por ejemplo el de la Música o el de la Mujer, a que ella perte­nece)" y el Vicerrector de Investigación, José Luis Sotelo Sancho, anunció la necesidad de hacer una "reforma del Reglamento del Instituto", de añadir vocales nombrados por las Facultades, junto a los de designación rectoral, y de reexaminar a fondo el Convenio con la Fundación Me­néndez Pidal a fin de que las actividades y prestaciones económicas que correspondan "en ex­clusiva" a la Fundación Menéndez Pidal y las realmente propias del Instituto queden separadas 11. Puse entonces mi cargo sobre la mesa, considerando desautorizada mi larga gestión del mismo; pero mi dimisión verbal no fue dada por recibida ya que la Universidad quería mi participación en la negociación del nuevo convenio trienal con las Fundaciones Ramón Menéndez Pidal y Ra­món Areces.

      Así y todo, en una conversación con el Vicerrector de Investigaciones, destinada a dar forma oficial al Acta de la Junta del Consejo Asesor (26 de Octubre), obtuve la información de que la supresión de la partida destinada a las investigaciones del Instituto Universitario Menéndez Pi­dal no era una contingencia que afectara tan sólo al ejercicio económico de 1998, sino que iba a ser permanente, debido a que, según se me dijo entonces, fomentar mediante ella las investi­gaciones en las áreas de conocimiento cubiertas por el Instituto Universitario y a las cuales el Convenio del Instituto con la Fundación Menéndez Pidal proporcionaba una información cien­tífica de privilegio, era un atentado a la libre competencia que, en un Estado de convicciones "liberales", no debía tolerarse. En vista de ello, el 28 de Octubre presenté al Rector mi dimisión como Director del Instituto Universitario Interfacultativo "Seminario Menéndez Pidal" de la Universidad Complutense con el siguiente escrito:

    Magfco. y Excmo. Sr.:

    Visto que el presupuesto del Instituto Universitario Interfacultativo "Seminario Menéndez Pidal" de la Universidad Complutense de Madrid, que he venido dirigiendo durante años, su­frió en 1998 una reducción drástica, desde las cifras de 1993 (4.233.694), 1994 (3.232.619), 1995 (4.038.884), 1996 (4.252.710), 1997 (6.320.009) hasta la de 500.000 pts., y compro­bado, en reunión con el Vicerrector de Investigaciones, el 26-X-1998, que esa mínima canti­dad es la que se contempla para el futuro, considero que tal cifra presupuestaria hace impo­sible la continuidad de mi gestión ya que no permite cumplir los fines y funciones para los que el Instituto Universitario fue creado por Ó.M. de 16-III-1981 (B.O.E. 15-IX-81) y que se recogen en su Reglamento, aprobado el 22-II-1982:

    Naturaleza y Fines: "Artículo l°.-a) La promoción, desarrollo y práctica de la investigación histórica y filológica, y el análisis o interpretación de los textos, particularmente en las parce­las de la Épica, el Romancero Hispánico, la Poesía Tradicional, la Historia y la Historiografía medievales, la Historia de las Lenguas y Dialectos Hispánicos y la Metodología y práctica de  la investigación humanísitica y sus relaciones con las Ciencias Sociales, áreas en las que Ra­món Menéndez Pidal dejó a través de su magisterio escrito y oral y su capacidad organizado­ra, una huella permanente, y b) la formación de especialistas, españoles y extranjeros, dentro del tercer ciclo de la enseñanza universitaria, impartiendo enseñanzas superiores de formación y especialización profesional".

    Estructura orgánica: "Artículo 4°.- La función investigadora del Instituto consiste en pro­mover, impulsar y desarrollar trabajos de investigación, individual o colectiva, tanto de ini­ciativa interna, como en cooperación con otros centros de investigación nacionales y ex­tranjeros o contratada por organismos no dedicados a la investigación, sobre los campos de especialización descritos en el artículo 1°, y en especial: a) Editar, dentro de las nueve series de publicaciones del "Seminario Menéndez Pidal" o en otras de futura creación, las obras elaboradas a partir de los materiales privados del "Archivo Menéndez Pidal" (a los cuales tie­ne acceso el Seminario a través de un acuerdo con su actual depositario) y las obras resul­tantes de los trabajos de investigación desarrolladas por los miembros y colaboradores del Instituto y b) Explorar, mediante Encuestas de campo, el acervo tradicional, lingüístico y li­terario, del mundo pan-hispánico (español, hispanoamericano, portugués, catalán, sefardí, vasco, etc.)".

    Artículo 5°.- "El Instituto desempeñará su función docente a) impartiendo disciplinas del tercer ciclo en los campos de especialización, descritos en el artículo 1°, b) dirigiendo la ela­boración de tesis de licenciatura y doctorales, y c) formando investigadores, nacionales o ex­tranjeros, a través de seminarios y laboratorios en que se estudie la metodología y práctica de la investigación humanística y mediante cursillos de perfeccionamiento del profesorado. Los estudios realizados se acreditarán en su caso, con la expedición de los oportunos diplomas o certificados".

    En consecuencia, de conformidad con el artículo 12° del citado Reglamento, convoco con urgencia al Consejo Directivo y a la Junta de Doctores y Licenciados del Instituto, a fin de que se inicie el proceso de elección y nombramiento de la persona que haya de sucederme en el cargo.

    Con este motivo saluda a V.E. respetuosamente

                              Diego Catalán
                              Madrid, 28 de octubre de 1998.

      Y ese mismo día, en reunión del Consejo Directivo y de la Junta de Doctores y Licenciados del Instituto, presenté mi dimisión a los asistentes y, de conformidad con el Reglamento vigen­te del Instituto, el Consejo procedió a elegir nuevo Director. Jesús Bustos recibió un voto uná­nime y su elección fue ratificada, también unánimamente por la Junta general. Remitidas las ac­tas correspondientes al Rector, el Vicerrector de Investigación tramitó inmediatamente una orden de cese dirigida a mí y comunicó a Bustos su nombramiento al día siguiente de mi escri­to de dimisión (29-X-98).

      El Convenio trienal entre la Universidad Complutense y la Fundación Ramón Menéndez Pi­dal concluía ese mes de octubre de 1998. De no renovarse, según se había hecho al finalizar el anterior trienio, quedaría cancelado. El 19 de noviembre se reunió, en la sede de la Fundación Ramón Areces (Vitrubio 5), el Patronato de la Fundación Ramón Menéndez Pidal y, simultá­neamente, el Consejo Mixto de las dos Fundaciones. A propósito del punto 4° del Orden del Día ("Fin del Convenio trienal con la Universidad Complutense y dimisión de D. Catalán como Director del Instituto Universitario Seminario Menéndez Pidal") el nuevo director del Instituto Universitario, Jesús Bustos, que como Patrono de la Fundación Ramón Menéndez Pidal asistía a la Junta, esbozó sus futuras líneas de actuación en el Instituto12 y dio noticia de sus conversaciones con el Vicerrector de Investigaciones de la Universidad Complutense, quien, en ellas, "se mostró interesado en la renovación del Convenio de la Fundación". Pero Juan Manuel de Mingo hizo entonces constar

    "la satisfacción que para la Fundación Ramón Areces supone el fin de la coexistencia en Menéndez Pidal 5 del Instituto Universitario y de la Fundación Ramón Menéndez Pidal y el re­torno a la situación inicial en que las dos fundaciones Ramón Areces y Ramón Menéndez Pi­dal eran los únicos interlocutores",

y recordó, con este motivo, que

    "D. Ramón Areces y su Fundación, con el consejo de D. Carlos Aguilera y D. Federico Ma­yor Zaragoza, decidieron en su día dar los pasos necesarios para convertir la casa de D. Ra­món Menéndez Pidal en un Centro destinado a salvaguardar el rico patrimonio cultural por él creado y a garantizar la continuidad de su utilización como base de investigación futuras y que sólo por respeto a la voluntad entonces expresada por Dª Jimena Menéndez Pidal y en vista de que D. Diego Catalán, recién regresado de América, lo consideraba necesario para esas investigaciones, la Fundación Ramón Areces accedió a que el Instituto Universitario Se­minario Menéndez Pidal tuviera, asimismo, temporalmente su sede en Menéndez Pidal 5".13

      El llamado "Centro de Estudios Históricos Menéndez Pidal" murió así antes de llegar a tener uso de razón y su luctuosa hereditas revirtió troncalmente a la Fundación privada, de una parte, y al Instituto Universitario de la Complutense, de otra14. En aquellos últimos meses de 1998, en los que el Seminario Menéndez Pidal abandonó el piso bajo de la casa de Menéndez Pidal 5 y, teóri­camente (más que prácticamente), trasladó su sede al Campus de la Ciudad Universitaria15, hube de repartir mis lealtades administrativas, tratando de defender tanto el patrimonio de la una como de la otra institución16. Al cierre de los presupuestos, quedaron aclarados los aspectos económicos de la separación17, pero pendientes aún otros problemas y realizaciones heredados de los muchos años de actividad conjunta. Entre los problemas, el más engorroso resultó ser la recuperación por el "Seminario" de sus fondos de publicaciones (que anteriormente había retenido en sus almacenes la Editorial Gredos)18, hasta lograr que la Universidad Complutense finalmente los recogiera19. Otro, el cual a la larga resultaría de imposible solución, fue el retraso (por parte de los becarios del Instituto Universitario que habían venido informatizando las descripciones de los fondos "carolingios" del Archivo del Romancero y de la empresa "ABC Computers" responsable del funciona­miento de los ordenadores) en dar remate a un trabajo que en Octubre de 1998 se había certifi­cado estar concluido y en transferir la información correspondiente al "Centro de Información de Archivos" (C.I.D.A.) de Archivos Estatales20. Sobre las obras conjuntas de las dos instituciones (Fundación y Seminario) en vías de publicación hablaré más adelante.

Diego Catalán: "El archivo del Romancero, patrimonio de la humanidad. Historia documentada de un siglo de historia" (2001)

NOTAS

1  "Siento molestarle de nuevo, pero tengo que co­municarle que el homenaje [que organizaba la Facul­tad de Filología] al profesor D. Rafael Lapesa se re­trasará por problemas de salud del profesor. Confío en poder contar con su colaboración cuando las cir­cunstancias hayan cambiado", me escribió la Decana, Pilar Saquero, el 15-IV-98. Pero el homenaje tuvo que ser cancelado.

2 Aunque en los años inmediatamente anteriores sólo de una forma incidental las cuestiones relacionadas con las funciones de Lapesa como Presidente de la Fundación y como vocal de libre designación rectoral del Instituto Universitario hubieran ocupa­do su tiempo, su presencia en estos cargos represen­taba un firme lazo de unión entre este fin de mile­nio y un pasado anterior a la Guerra Civil. Su ausencia física de las reuniones de los órganos di­rectivos de una y otra institución simbolizó, conse­cuentemente, el cierre final de unos tiempos histó­ricos.

3  El 26-I-1998 Luis Benito Ruiz, Vocal Asesor del Gabinete Técnico de la Subsecretaría del Ministerio de Educación y Cultura remitió a Regino García-Badell Arias, Vocal Asesor del Gabinete de la Excma. Sra. Ministra, los Convenios que había preparado "relativos a la cesión del Archivo Menéndez Pidal", surgiriéndole: "Si te parece bien, creo que deberías enviar una copia a Diego Catalán, así como al Direc­tor General del Libro y a los representantes de las res­tantes instituciones implicadas, a fin de que expresen su opinión", sugerencia que fue aceptada. El 17-IIII-1998, tras elaborar en "repetidas sesiones de trabajo con el comité ejecutivo de la Comisión Mixta de las Fundaciones Ramón Areces y Ramón Menéndez Pi­dal" un documento más específico y detallado que sirviera de borrador de los Convenios y que remití a García-Badell, sugerí, a mi vez, la conveniencia de ce­lebrar la anunciada "reunión a cinco bandas".

4 Las últimas acciones sobre las cuales recibí noticia fueron la remisión por Fernando R. Lafuente (Direc­tor General del Libro Archivos y Bibliotecas), el 6-IV-1998, de unas "observaciones de la Dirección Gene­ral sobre las dotaciones requeridas para "las medidas de seguridad de los locales donde se ubican los fon­dos-documentales bibliográficos y la dotación del per­sonal técnico necesario" y "para ampliar la plantilla de personal..., cuestión que también se ha planteado para el Archivo de Guerra Civil de Salamanca" (3-IV-98), y sendos escritos del 29 de Junio de 1998 del Jefe del Gabinete Técnico de la Subsecretaría (Pedro Col­menares), dirigidos a la Directora General de Progra­mación Económica y Control Presupuestario y al Di­rector General del Libro, Archivos y Bibliotecas, donde se anuncia que "Próximamente se procederá a aceptar la donación del Archivo Menéndez Pidal ofer­tada por su actual propietario", y, en vista de ello, se solicita una ampliación de créditos, "imprescindible para asumir con plena responsabilidad la gestión del nuevo Archivo", y la modificación de la Relación de Puestos de Trabajo de la Subdirección, "para poder atender a las obligaciones nuevas que creará la acepta­ción por el Estado del Archivo Menéndez Pidal".

5  A diferencia de las "inversiones culturales" que diariamente anunciaba la Prensa, consistentes en la adquisición por el Estado de documentos sueltos re­lacionados con personajes varios de ’98 o del ’27 a precios que, ciertamente, no eran de saldo.

6 Sólo el 22-V-1998 escribiría al Rector hablándole de la proximidad de las dos reuniones, la convoca­da por el Ministerio y la del Consejo Asesor bajo su presidencia.

7  Que había hecho necesaria la proliferación de Institututos de Investigación privados, reconocidos por la Complutense como asociados, al lado de los pertenecientes a la Universidad creados conforme a las disposiciones de la Ley de Reforma Univeristaria como era el "Seminario Menéndez Pidal" (creado por Orden Ministerial del 27-VII-1981; B.O.E. 15-XI-81).

8 Celebrada el Viernes 24 de Abril con López de la Manzaneda. Ante el vacío documental referente al Instituto que en aquella entrevista pude comprobar, el 29 de Abril remití al Rectorado copia de diez do­cumentos esenciales, haciendo observar al Vicerrec­tor de Asuntos Económicos: "Como puede Vd. ver, el I.U. ha tenido partidas presupuestarias para la rea­lización de sus actividades incorporadas al Presupues­to General de la U.C.M. desde su creación (27-VII-1981), al margen de la firma del Convenio trienal con la Fundación (privada) que lleva asimismo el nombre de Menéndez Pidal (16-X-1992; renovado el 17-X-1992 por un nuevo trienio)".

9 "Desagradable e incomprensible experiencia" que hice notar (y de la cual me quejé en nombre del Ins­tituto) al Rector (22-V-1998); pero que el Vicerrector de Investigación justificó, insistiendo en que yo no contaba con un nombramiento hecho por la Uni­versidad (en ignorancia del firmado por el Rector Villapalos el 28-VII-1993, renovando el ministerial de 23-II-1982)

10 Aprovecho la ocasión para agradecer a Teresa Pe­ces y a José María Pacios su eficaz y cariñosa colabo­ración, durante muchos años, en la gestión de los gastos del "Seminario Menéndez Pidal", ya que sobre ellos vinieron a recaer muchas responsabilidades que, según el Reglamento del Instituto (22-II-82), habría tenido que asumir una "Secretaría-Gerencia" encar­gada de "asistir" al Director del Instituto (articº 8°) y / o un "Secretario Administrativo" encargado de "asistir" al Consejo, cuidando "del funcionamiento del Instituto en sus aspectos administrativos y finan­cieros" (art° 11°), puestos que ni el Ministerio, pri­mero, ni la Universidad Complutense, después, ja­más llegaron a dotar. Asimismo extiendo este reconocimiento a Flor Salazar Lacayo que aceptó ge­nerosamente actuar como coordinadora de la gestión económica del "Seminario" cara a la Sección de Asuntos Económicos de la Facultad de Filología.

11 Acta de la citada Junta del 10-VI-1998. Sola­mente, la Decana y Vicedecana de la Facultad de Filología (Pilar Saquero y Julia Mendoza) instaron al Vicerrector "a que se tenga en consideración en años próximos el carácter eminentemente investigador del I.U. Seminario Menéndez Pidal así como su prestigio internacional, y a que, en consecuencia, la Universi­dad Complutense contribuya económicamente a las publicaciones emanadas de los Laboratorios Huma­nísticos del I.U.".

12 Expresó que había aceptado la Dirección por un periodo de prueba para "salvar la situación de crisis" del "Seminario" y garantizar que sus actividades "mantengan viva la tradición didáctico-investigadora de la Escuela de Menéndez Pidal".

13 Acta del 19-XI-1998.

14  La "total independencia de las actividades de la Fundación y del Instituto" debía realizarse, como el propio don Juan Manuel hizo allí mismo notar, "sin que ello impida, claro está, el cumplimiento de los compromisos de colaboración de ambos centros en determinadas obras actualmente en impresión o la realización en el futuro de otras obras conjuntas si­milares" (Acta del 19-XI-1998).

15 Pues, de entrada, no se le asignaron locales pro­pios.

16 Crucial para el "Seminario Menéndez Pidal" fue el lograr que se implementara el acuerdo alcanzado en la Junta del Consejo Asesor del 10-VI-98 (punto 4): "El Vicerrector hace saber que, habiendo queda­do resuelto el pleito de la Universidad Complutense con la Editorial Gredos, los 4 millones entregados por dicha editorial a la Universidad el 4-XI-1997, como producto de la labor distribuidora de las pu­blicaciones del I.U., serán próximamente incorpora­dos, de conformidad con el artículo 16° del Regla­mento del I.U., al presupuesto del Instituto. Esta recuperación de fondos con destino a las publicacio­nes del I.U. permitirá, en consecuencia, reanudar la contribución del Instituto a las obras proyectadas para 1998, pese a la drástica reducción del presu­puesto de que ya se ha dado cuenta".

17 La Universidad libró a la Fundación las cantida­des pendientes de pago correspondientes al mantenimiento de los "Laboratorios humanísticos" en Menén­dez Pidal 5 durante el último semestre del Convenio. La Fundación Ramón Menéndez Pidal, para cerrar honorablemente los dos trienios de cooperación entre las dos instituciones, se hizo cargo de los impagados, impagables con el ridí­culo presupuesto del 1998, del Instituto Universitario.

18 El apremiante problema de encontrar un alma­cén para los miles de volúmenes del "Seminario Menéndez Pidal" que la Editorial Gredos entregaba (en un tiempo en que el Instituto Universitario no conta­ba con un presupuesto que permitiera afrontar el cos­to) pudo ser provisionalmente solucionado gracias a una generosa prestación de "El Corte Inglés", conse­guida a través de la Fundación Ramón Areces. Más tarde, la Biblioteca de la Universidad Autónoma de Madrid, a instancias del Decano de la Facultad de Fi­losofía y Letras, me hizo el favor de almacenar los li­bros durante otros largos meses, hasta que el Director del Seminario pudo conseguir fondos de la Universi­dad Complutense para hacerse cargo de los mismos. Aprovecho la ocasión para agradecer al Decano, To­más Albaladejo, y a la Directora de la Biblioteca, An­gelines Martínez Frías, su inestimable ayuda.

19 Todavía el 12 de Julio de 1999 seguían los libros en la Universidad Autónoma y Jesús Bustos tenía que gestionar su retirada y lugar de almacenamiento con el nuevo Vicerrector de Investigación de la Universi­dad Complutense, Agustín Zapata, explicándole:
    "hace varios meses el Sr. Rector, a propuesta de su Consejo, me nombró director del Instituto Universi­tario Menéndez Pidal. Con ello se inició una nueva etapa, determinada por la finalización de los conve­nios establecidos con la Fundación Menéndez Pidal. Al hacerme cargo de la dirección de este Instituto, cuyo prestigio en el mundo de las Humanidades es inmenso, me encontré con varios problemas urgen­tes, que estaban en proceso de solución cuando se produjo el cambio de equipo de gobierno de la Uni­versidad. He dejado pasar varios días, a fin de no abrumarte con las muchas cosas pendientes que te habrás encontrado, pero hay un asunto urgente que merece ser resuelto antes de la dispersión veraniega. Me refiero al depósito de libros (70 "pallets") que, por azares diversos...", etc.

20 De acuerdo con los plazos establecidos con el C.I.D.A., de una parte, y con los becarios del Semi­nario Menéndez Pidal, de otra, la catalogación, informatización y digitalización de las secciones B y C del Archivo del Romancero ("Romances carolingios, artúricos y ariostescos") se cerró (y pagó) al finalizar, en Octubre/Noviembre de 1998, el último año del Convenio entre la Fundación y el Instituto Universi­tario. No obstante, quedaron "cabos sueltos" por atar (solucionables, supuestamente, durante las vacacio­nes navideñas; pero el tema siguió "coleando" duran­te meses, debido, según se me alegó, a la desaparición y substitución del técnico del "ABC Computers" que debería haber solucionado los problemas...). Este in­cumplimiento y las posteriores demandas judiciales de los becarios contra la Fundación (y pleitos subsi­guientes) me obligaron a exponer detenidamente el proceso de realización, dificultades sobrevenidas y si­tuación del trabajo a la Directora del C.I.D.A., Asunción de Navascués (carta del 24-X-99).

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 Imagen de portada: Sede de la Fundación Ramón Menéndez Pidal. Foto Carlos Tarancón.

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