Blogia
ROMANCERO DE LA CUESTA DEL ZARZAL

6. VERANO DE 1937. LOS DISCÍPULOS DE MENÉNDEZ PIDAL Y LAS CANCILLERÍAS SE PREOCUPAN DE LA SEGURIDAD DEL ARCHIVO DEL ROMANCERO.

 


6. VERANO DE 1937. LOS DISCÍPULOS DE MENÉNDEZ PIDAL Y LAS CANCILLERÍAS SE PREOCUPAN DE LA SEGURIDAD DEL ARCHIVO DEL ROMANCERO
 V. LA GUERRA CIVIL. EL ROMANCERO, PARTE DEL TESORO NACIONAL.

      Durante su estancia en Cuba, Menéndez Pidal empezó a preocuparse por la suerte de sus ma­teriales depositados en la Embajada de México de Madrid. Tras el cambio de embajadores y el traslado a Valencia de la Embajada, temía que el edificio de Hermanos Bécquer, en cuyo sóta­no los había dejado, no fuera lugar seguro 101. Trató de interesar en su favor al Embajador extra­ordinario de México en Cuba, Alfonso Gravioto, quien, a través de la Secretaría de Relaciones de México consiguió recibir noticias del Embajador de México en Valencia. El cable que el 22 de Mayo de 1937 remitió a la Secretaría este embajador no era de fácil interpretación:

    "Encuéntrase vitrina oficina en Madrid parte obra Menéndez Pidal. Al hallarse resto, enviaréselo acuerdo instrucciones".

      La reacción de los que lo recibieron fue intentar obtener más información. De ahí que en La Habana sólo le comunicaran a Menéndez Pidal este telegrama el 29 de Junio102, en los últimos días de su estancia en Cuba, antes de salir para Nueva York. Su desánimo fue grande; creyó en la dispersión de la labor de cuarenta años de trabajo, según se lamentaba en carta a su familia del 2 de Julio de 1937:

    "Salgo de aquí con una nueva preocupación sobre los papeles míos y el Romancero. Un te­legrama de la Embajada depositaría, del 22 Mayo (que me lo comunican aquí el 29 junio!!), dice «Encuéntranse vitrina oficina parte obra de M[enénde]z P[idal]; al hallarse resto, enviár­selo acuerdo instrucciones». Ni hay tal vitrina, ni división en partes, ni instrucciones para en­viarlo. En suma, un lío, que estoy trabajando por deshacer. Llevo ya escritas multitud de car­tas, no sea que me encajonen mis papeles y los envíen a no sé donde. ¡Tantos años de trabajo, puestos en peligro y en tanto equívoco!"

      En efecto, al día siguiente de enterarse del telegrama, el 30 de Junio de 1937, entregó a Gravioto, para que la transmitiera a México, una nota descriptiva de lo depositado en la calle de los Hermanos Bécquer "por concesión y orden del Sr. Embajador de México Sr. Pérez Treviño"103, con las siguientes advertencias y ruego:

    "Por las circunstancias en que el depósito se hizo, las cajas sacadas de los muebles en que habitualmente se guardaban están sin protección alguna, de modo que, si alguien las vuelca, desordena todas las fichas y anula el trabajo de ordenación que es considerable.
    Se suplica que, si el Gobierno Mexicano piensa dejar el edificio de la calle Hermanos Béc­quer, me avise con tiempo";

y, antes de emprender viaje hacia Nueva York, escribió dos cartas a Navarro Tomás. La primera, el 3 de Julio, por vía diplomática, a través de Genaro Estrada, que en México atendía con espe­cial interés los problemas de los intelectuales españoles a quienes había tratado cuando fue em­bajador en España, "para que la remitan al Embajador de Méjico en Valencia, si hay que desa­lojar el edificio"104. En ella105, tras contarle cómo trasladó los ficheros a la Embajada de Méjico, con palabras que ya hemos citado106, le decía:

    "Si hubiera que desalojar el edificio de la Embajada, yo ruego a V., pues conoce mis fiche­ros y los tratará «con amor», que me auxilie para volverlos a trasladar a mi casa, en cuyo só­tano estarían bien. Lapesa sería quien mejor podría dirigir la operación de envolverlos en pa­pel grueso107 y atarlos. Vd. sabe que las cajas (que trasladé a granel sin sus muebles respectivos) tienen bordes bajos que no protegen bien las fichas ni impiden que se salgan fá­cilmente y se desordenen, y perdido el orden es perdido todo el trabajo.

    Además ruego a V. que proporcione108 a Lapesa un coche para trasladar las cajas que son unas 50 y en un auto corriente irían bien. Si no, yo escribiré a Lapesa buscando algún otro medio, como complemento de la carta que V. le escriba109".

      La segunda carta, de carácter más personal, escrita el 5 de Julio, se la envió directamente a Valencia. Comienza así:

    "Q° Navarro: Aunque no me ha escrito V. después de una larga mía de Febrero110, me per­mito molestarle con otra que le envié vía Méjico la cual debo repetir y ampliar dirigiéndose­la directamente. Acudo a V. por si hallo remedio a una grave preocupación".

      Seguidamente le contaba cómo hizo el depósito de los ficheros y cajas con los materiales para la Historia de la Lengua y los textos del Romancero en la Embajada de México en la forma arriba ci­tada111, y a continuación proseguía (cito la versión final, pero en nota recojo formas previas del tex­to de la carta; las abundantes correcciones son indicio de la importancia concedida a cada detalle):

    "En La Habana enteré de todo esto al Embajador de Méjico, quien el 29 Junio me trans­mitió este telegrama enviado por su compatriota en112 Valencia a Méjico el 22 de mayo: «En­cuéntrase vitrina oficina en Madrid parte obra Menéndez Pidal. Al hallarse resto enviaréselo acuerdo instrucciones». ¿Qué instrucciones son ésas. Me van a enviar a mí o a otro mis pa­peles con grave peligro de extravío o deterioro?113 De aquí114 mi temor y preocupación115.

     Yo desearía, según escribí a México, 1° Si el edificio de la embajada Mejicana en Madrid Hermanos Bécquer116 no va a ser desalojado, que me permitan continuar con mi depósito, sin tocarlo117. 2° Si el depósito debe cesar, ruego a V, «si he poder de vos rogar»118, que en­cargue119 a Lapesa (de quien hace días recibí una larga carta)120 de el envolver cada caja121 en papel fuerte, atarla y devolverlas122 todas a mi casa al sótano. Las cajas las llevé a granel, sin sus muebles respectivos123 y recordará V. que tienen los bordes bajos que no protegen las fi­chas124 ni las retienen bien: fácilmente se deterioran o se salen125 y si se desordenan126 queda perdido el trabajo porque los epígrafes ordenadores están en las guías y no en las fichas127. Si Vd. tuviera alguna dificultad para proporcionar a Lapesa un coche, escribo a la Embajada de Cuba esperando que pudieran hacerlo.

    Vd. comprende mi preocupación, y espero128 sabrá perdonar la molestia de rogarle aún más129, que se entere del Sr. Embajador de Méjico acerca del sentido de dicho telegrama para mi tranquilidad o para que, si debo130 cesar en el131 depósito, me haga Vd.132 devolver mis pa­peles a mi casa. Son 40 años de trabajo. Yo por mi salud y mi querencia (ahora lo siento más que nunca)133 no puedo vivir más que en Madrid y allí ansio continuar mi vida en cuanto la ciudad se pacifique ¡quién sabe si podré! Pero allí es donde únicamente lograría en estos mis últimos años134 acabar las obras comenzadas.

    Ignoro, dado que no entiendo ese135 telegrama, si Roces o Vd. tienen en sus manos algo de este asunto vital para mí; si nada conocen136 de él, esta carta se lo comunica137. Si por cual­quier causa hubiera extravío o pérdida de mi archivo138, mis cuarenta años de trabajo, tam­bién139 me harían mucho140 bien en indicármelo141 para buscar cuanto antes a mi actividad otro campo, pues a los 68 años no se puede perder mucho tiempo en vacilaciones.

    Una vez más perdone a su siempre amigo142 que sabe le quiere."

      El mismo día 5143 Menéndez Pidal escribía a Lapesa pidiéndole su colaboración en la bús­queda y eventual traslado de los materiales dejados en la Embajada de México en Madrid144:

    "Querido Lapesa: Quizá tenga que molestarle con el traslado de mis ficheros, que tengo depositados en la Embajada de Méjico, calle de los Hermanos Bécquer, en el sótano, en un armario cerrado con un candado Yale y con un escrito en la puerta donde se declara que aque­llos papeles míos tienen valor científico, pero no comercial.

    Es muy probable que el depósito pueda continuar allí intacto; pero pudiera ser que la Embajada dejara la casa, o que por cualquier otro motivo tuviera yo que sacar de allí los fi­cheros. Escribo, para que en este caso avisen a usted, una carta a Navarro y otra a don Pe­dro Saavedra, Secretario de la Embajada de Cuba. Si usted puede ver a éste, me alegraría. Ve usted cómo aprovecho los ofrecimientos de su última carta; sé que están hechos de todo corazón.

    Me hace temer la posibilidad de un traslado el haber recibido un telegrama de Méjico que no entiendo. Si hubiera que sacar de allí los papeles, Navarro o el señor Saavedra le propor­cionarían un coche; en este sentido escribo a los dos. Creo que de un viaje o, a todo más, dos, se llevarían. Las cajas (de Historia de la Lengua y del Romancero, que usted conoce muy bien), serán 50 ó 60. No sé si alguna convendría envolverla en papel fuerte. Si va usted con el coche, no hará falta envoltorio ninguno. Yo las llevé así a granel (sin sus muebles) y no les pasó nada. Para propinas y auxiliares que usted lleve o pida el conserje, digo al Banco Hispano America­no que den a usted doscientas pesetas. Si no hay que hacer el traslado, que es lo que yo dese­aría vivamente, que quedasen las cajas en el armario como están intactas, hágame el favor de poner dos letras para mi tranquilidad. Si hay que hacer el traslado, la llave la tendrá el conser­je; pero si no la tiene, habrá que saltar el candado, pues yo no recuerdo a quién se la dejé.

     El traslado se haría, caso que ocurra, a mi casa de Chamartín. Usted verá si en el sótano hay buen acomodo, exento de humedad. Si no, en cualquier habitación del piso bajo, que los porteros (Maximina y Juan) ayudarán a escoger.

    Yo salgo para Nueva York mañana (,..)"145.

      Llegado Menéndez Pidal a Nueva York, el 9 de Julio de 1937, donde en el muelle le espera­ba, entre otras personas, Hornero Serís146, no se presentó la oportunidad para que el Embajador de España Fernando de los Ríos ("el sobrino de su tío" [= Francisco Giner de los Ríos], como crípticamente haría María Goyri alusión a él) se acercara a recibirlo, pues estaba ausente; no obs­tante, su mujer, Gloria Giner, se apresuró a invitarle, por carta, a residir con ellos. Pero, para en­tonces, Menéndez Pidal se había ya acomodado en la casa de veraneo "que Federico de Onís tie­ne en este pueblo de Newburgh, a dos horas, en coche, de Nueva York", según explicaría a su familia (17-VII-1937), y había aceptado el consejo e invitación de Onís de pasar el verano así retirado, en espera del comienzo del curso universitario en Columbia University. Antonio G. Solalinde se apresuró a escribirle allí147 para proponerle que, una vez definidos sus planes, visi­tara el "Seminary of Medieval Studies" de Madison, a fin de concebir juntos nuevas publicacio­nes sobre la historiografía alfonsí, pues

    "la guerra plusquam civilia va para largo y ya se presagia que no va a terminar en un año más. Va a ser horrible para todos nosotros, pero hay que hacerse a la idea de una lucha larga (...). Nuestro trabajo es lo único que nos queda para consolarnos y distraernos".

      Pero un día después de escrita esta carta, fechada el 12 de Julio de 1937, Solalinde moría, súbi­tamente, en Madison (Wisconsin)148. "¡El último llegado a nuestra compañía del Centro es el primero en dejarla!: ’el benjamín de los filólogos’, según aquellos versos de Díez Canedo. ¿Qué será de todos sus trabajos en preparación? Por todas partes ruinas", comentaría Menéndez Pidal a su familia residente en Segovia (17-VI-1937). No obstante, el Departamento de Español de Madison, en carta de Joaquín Ortega (también persona vinculada al Centro de Estudios Histó­ricos), hizo a Menéndez Pidal una invitación oficial para que en el año académico 1937-1938, después de acabar sus cursos en Columbia, los repitiera como Visiting Professor en la University of Wisconsin y ayudara, a la vez, a replanificar la labor del "Seminario de Estudios Medievales" que Solalinde dirigía (30-VII-1937)149.

      Las noticias acerca de los materiales depositados en la Embajada de Méjico tardaban en lle­gar; y, Menéndez Pidal, impaciente y sospechoso, atribuía el silencio a que el Gobierno de Va­lencia conocía sus manifestaciones de simpatía por la causa de los "nacionalistas" de Burgos transmitidas a Joaquín Garrigues:

    "Al salir de la Habana tuve otro disgusto. Tuve la certeza de que mi carta a Garr[igues], por una de tantas violaciones de la correspondencia, era conocida entre los amigos de Navarro. Escribí a éste, sin darme por enterado, a ver si logro salvar mis libros y ficheros. Onís dice que la cosa no tiene importancia y que los libros y papeles no correrán peligro. Veremos" (carta a su familia 17-VI-1937).  

      Lapesa, al recibir la carta de Menéndez Pidal desde Cuba, comprobó que los materiales se­guían estando donde Menéndez Pidal los había depositado:

    "Estuve en la Embajada de Méjico, pero allí no ha quedado nadie. El portero me dijo que todo estaba como V. lo dejó, en los sótanos, y que él cuidaba de ello; no sabía nada de la ne­cesidad de traslado. En vista de su respuesta, escribí hace días al Secretario de la Embajada, que está en Valencia, y todavía no he recibido contestación. En el Banco Hispano cobré las doscientas pts. que V. me envía para los posibles gastos150";

sin embargo, en espera de esa respuesta de la Embajada de México en Valencia, no informó de estos pasos a Menéndez Pidal hasta el 8 de Agosto151.

      Entretanto, Navarro Tomás había ya contestado a Menéndez Pidal, en una larga carta152, des­de la "Comisión delegada de la Junta para Ampliación de Estudios" de Valencia, el 31 de Julio, tranquilizándole sobre el estado de los materiales en la Embajada. Pero, a la vez le recomenda­ba una mejor protección para ellos, ofreciéndole que el Ministerio de Instrucción Pública los trasladara a un refugio más seguro:

      "Querido D. Ramón: He hablado con el Embajador de Méjico en Valencia. Me dice que los materiales que usted dejó en la Embajada de Madrid se encuentran allí guardados en una vitrina cerrada y precintada. El local está al cuidado del portero y bajo la custodia de unos guardias del Gobierno. De parte del Embajador no hay ninguna dificultad para que el depó­sito de usted continúe todo el tiempo que usted quiera. Se halla asimismo dispuesto a entre­garlo a quien usted designe si quiere que se traslade a otro sitio.

      El bombardeo de Madrid alcanza ahora a todos los barrios y son muchos los proyectiles que han caído por las calles de Serrano, Diego de León y otras calles próximas a la Embaja­da. El edificio en el que ésta se encuentra, aunque parece bastante sólido, tiene pocos pisos, y no puede ofrecer seguridad contra los enormes obuses que derriban muros enteros y mu­cho menos contra las bombas de aviación. Creo que es una temeridad tener sus ficheros, con materiales tan valiosos, en un lugar tan poco defendido.

     Aparte de los sótanos de la Biblioteca Nacional, donde sus materiales estarían mucho más seguros que en la Embajada, contra el bombardeo y el incendio y contra cualquier otro ries­go, el Ministerio de Instrucción pública dispone de refugios fortificados con las máximas ga­rantías. Sus ficheros de Historia de la lengua y Romancero pueden ser considerados justa­mente entre los materiales más preciosos y más dignos de ser conservados en esos refugios.

      Mientras el barrio de Salamanca fue respetado por los aviones y la artillería, el local de la Embajada pudo ser albergue aceptable para sus notas y documentos, pero en las circunstan­cias actuales no debe usted mantenerlos allí. Lapesa o yo, si usted quiere, o los dos junta­mente, nos haremos cargo de las cajas, y con el cuidado necesario envolviéndolas y atándolas, para que no pueda perderse ni desordenarse ninguna ficha, las depositaremos en el lugar que consideremos más defendido y seguro".

       Seguidamente, le daba noticias de la producción del grupo del Centro que continuaba acti­vo en la zona republicana de España:

    "Hoy ha salido un extenso número de Emérita impreso en Valencia. Bonfante ha puesto verdadero empeño en sacarlo adelante y ha sabido vencer todas las dificultades. Recibirá us­ted un ejemplar y verá que no desmerece de los anteriores. También tendremos pronto un nú­mero de la Revista que se está acabando de tirar en Madrid, y disponemos de original para continuar la publicación. Nos faltan libros y revistas para las secciones de reseñas y bibliogra­fía, pero esperamos resolver en breve esta dificultad".

También comentaba:

    "He sabido con profundo dolor la muerte de nuestro querido Solalinde. ¿Quién podrá continuar la General Estoria? Es una gran pérdida y una verdadera pena."

      Desde Cuernavaca (Méjico), el 7 de Agosto, Genaro Estrada informaba asimismo a Menéndez Pidal:

    "Mi ilustre amigo: De la carta que el Sr. Beteta, Subsecretario de Relaciones Exteriores me ha dirigido, en respuesta a la mía relativa, reproduzco los siguientes párrafos".

Lo transcrito de la carta de Beteta era lo siguiente:

    "La Secretaría de Relaciones Exteriores, al tener conocimiento del asunto, había girado ya al embajador, Sr. Denegri, las instrucciones necesarias para impartir toda la protección a su alcance a la documentación depositada en el edificio de la calle de los hermanos Bécquer.

    Ahora bien, como el personal directivo de nuestra Embajada se encuentra actualmente en Valencia, la solución que parece más adecuada es la de que —de acuerdo con los deseos del interesado— su amigo, el Sr. Navarro-Tomás, recoja el depósito al que aludo. Así voy a co­municarlo, por cable, a nuestro representante en Valencia, anunciándole que por correo aé­reo le haré llegar la carta del Sr. Menéndez Pidal al Sr. profesor Navarro-Tomás, documento que se sirvió Ud. remitirme junto con la amable comunicación a que correspondo"153.

      Por su parte, el Embajador Gravioto comunicaba el 14 de Agosto a Jóse María Chacón y Cal­vo, Director de Cultura:

    "Me es muy grato transcribir a usted, con la súplica de hacerlo del conocimiento del ma­estro Menéndez Pidal, el telegrama que nuestra embajada en España se sirvió enviar a la Se­cretaría de Relaciones de México y que dice:
 
   «Documentos Pidal encuéntrame armario sótano Embajada Madrid, que fueron localiza­dos por Secretario Sansón Flores y Canciller Gutiérrez, a quienes ordené sellaran puertas mez­cla que hallábanse sin sellos. Indudablemente lo más seguro sería documentos fueran recogi­dos por persona confianza interesado, lo que yo recomiendo. Señor Navarro Tomás, Director Biblioteca Nacional Madrid, amigo Pidal y conocedor valor científico documentos, presén­teseme haciendo igual investigación a nombre y con carta Pidal autorizándolo, y opina que siete mil documentos gran valor científico, aunque encuéntranse protegidos por Embajada, deberían ser recogidos por persona recomienda Pidal, dado estado guerra prevalece país».

    Lo que comunico a usted, agregando que la Secretaría de Relaciones de México ha girado ya instrucciones telegráficas a nuestra Embajada en España para que entregue los documen­tos al Señor Navarro Tomás, puesto que el señor Menéndez Pidal lo autorizó para recogerlos".

Mensaje que Chacón remitió, satisfechísimo, a Nueva York:

    "Acabo de recibir la nota adjunta del Sr. Embajador de México que me apresuro a enviárse­la por correo aéreo. Como ve Ud. las noticias respecto a su archivo y biblioteca no pueden ser mejores. Estoy contentísimo de tan buena noticia. Aquí en la Dirección de Cultura está nues­tro buen amigo el Dr. Lazo que acaba de publicar un bello trabajo sobre Ud. en la Revista de la Universidadque le enviaremos en seguida. Me encarga muy afectuosos recuerdos para Ud"154.

      El interés de las cancillerías y la amistosa gestión de los discípulos de Menéndez Pidal pare­cían haber conjurado los peligros —reales o aparentes— que pudieran cernirse sobre los mate­riales depositados en la abandonada sede de la Embajada de Méjico en Madrid155.

      Sin embargo, la proximidad del trimestre de Otoño, en que Menéndez Pidal iba a tener que enseñar, privado de la información acumulada en sus ficheros, un curso y un seminario graduado en la Columbia University de Nueva York, le había hecho repensar la petición que había formu­lado de que las papeletas de su Historia de la Lengua y sus materiales inéditos relativos al Ro­mancero quedaran fuera de su alcance. Los dos cursos, anunciados desde tiempo atrás en el "ca­tálogo" de la Universidad, le habían sido descritos por Federico de Onís en la siguiente forma:

    "Historia de la lengua española. Dos clases semanales de cincuenta minutos cada una, en es­pañol. Éste será un curso de carácter general, al que podrán asistir estudiantes del departa­mento de español.
 
   Problemas de la épica y la balada.
Este curso será un seminario y se dará un día a la sema­na. Asistirán pocas personas, que serán estudiantes avanzados interesados en la investigación. La clase será en forma de conversación y usted usará en ella el español. Es posible que algu­nos de los que asistan no lo entiendan bien y en este caso tendremos a alguien allí que pue­da servir de intérprete"156.

Y, por más que Onís le hubiera pronosticado que esos cursos "le darán muy poco trabajo", Me­néndez Pidal era consciente de que, a partir del próximo Setiembre, iba a estar sometido a una presión muy superior a la del anterior curso en Cuba, si, como era su deseo, trasladaba a Columbia las formas de dar un curso universitario que había practicado en Madrid. A sus 68 años, con su falta de conocimiento del inglés, moverse por las bibliotecas de Nueva York para reunir diariamente datos para sus clases no era tarea que le pareciera posible asumir, y, por tanto, iba a tener que solicitar de sus huéspedes una colaboración bibliográfica que, en caso de tener sus ma­teriales a mano, resultaría innecesaria.

      Esas consideraciones habían llevado a Menéndez Pidal a iniciar, a través de Onís, una nueva gestión para que el Rector de Columbia University solicitara del Gobierno de Valencia el envío a Nueva York de sus papeles de trabajo157; por ello, al recibir la carta de Estrada el 17 de Agos­to, se apresuró aquel mismo día a explicar por escrito, en carta a Onís desde Newburgh a Nue­va York, el estado del asunto (cito por el borrador de la carta), a fin de que pudiera exponerle mejor el caso al Rector Butler158:

    "Mi querido Onís: recibo la adjunta carta de México, de Estrada, y por ella veo que van a dar cumplimiento a una petición mía para que el Sr. Navarro Tomás vaya a recoger mis fi­cheros depositados en la Embajada de México en Madrid y los devuelva a mi casa en el mis­mo Madrid.

    Esta petición mía, hecha desde Cuba el 3 de Julio, ahora es inconveniente; toda vez que tengo que dar cursos en Columbia University, necesito esos ficheros, y los necesito para es­cribir el libro proyectado aquí sobre Historia del Idioma Español. Si pudiese Vd. lograr que de aquí interesasen a la Embajada o al Consulado Americano en Valencia para que se pusie­sen al habla con el Ministerio de I [nstrucción] P[ública] español a fin de que el Sr. Navarro hiciese que esos papeles míos en vez de llevarlos a mi casa me los enviasen aquí. El Sr. Nava­rro Tomás (que ya sabe Vd. que ahora es Director de la Biblioteca Nacional y tiene otros car­gos en el Ministerio de I[nstrucción] P[ública]) es quien podría ordenar todo. Son unos 50 ficheros sin mueble alguno, de modo que habría que envolverlos uno a uno para que no pier­dan sus fichas y embalarlos en un cajón fuerte. Ya escribí a D. Rafael Lapesa (a Madrid, Nicasio Gallego 12) para que se encargase de este embalaje".

      En consonancia con sus últimos deseos y nuevo plan, el 22 de Agosto, también desde New­burgh, Menéndez Pidal escribió a Navarro Tomás:

    "Querido Navarro: mucho me alegró su carta de V. con las noticias de su actividad y de cómo los esfuerzos que ahí hacen se ven coronados por el éxito. Espero el número de Emérita que me anuncia; es lo que menos se podía esperar que se lograse, dada la habitual escasez de colaboradores. En La Habana vi un n° de Madrid con trabajos que me interesaban por su tema y que me conmovieron por el empeño que suponían.

    Yo por mi parte también procuro hacer cuanto puedo y creo que mi viaje no es infruc­tuoso. En La Habana he inaugurado con dos meses de clase una cátedra de Historia de la Len­gua española recién creada y queda allí un grupo de jóvenes de grandes esperanzas. También ayudé a Chacón a fundar un Instituto que era algo como la Junta para Ampliación de Estu­dios. Aquí cree Onís que en la Universidad puedo ser útil al hispanismo de acá y ya me han comprometido para todo el año próximo, cosa que he aceptado por situarme donde mejor puedo hallar bibliotecas muy bien surtidas para mi trabajo, y donde mejor puedo servir al his­panismo; además tendré que echar una mano al seminario del malogrado Solalinde que tan­to material preparado dejó.

    Están ya anunciados dos cursos míos sobre Historia de la lengua española y Problemas de la epopeya y del Romancero. Mucho necesito mis papeles. Por no tenerlos he emprendido en La Habana un trabajo sobre Colón que voy al fin a abandonar159.
    Le agradezco en el alma la preocupación que en su carta me dice por esos papeles. La in­tervención de V. me tranquiliza del todo. Por el momento, lo mejor será dejarlos donde están hasta que hablen con V. de parte de la Embajada Americana que se ofrece a traerme los que pueda necesitar para mis cursos en esta Universidad. Escribiré también a Lapesa160".

Y, en efecto, el 22 de Agosto, Menéndez Pidal escribió también, de nuevo, a Lapesa:

    "Querido Lapesa: me comunican del Banco Hispano Americano que han entregado a usted las 200 pesetas que les dije; son para el gasto de embalar los ficheros y hacerles una o dos cajas de madera gruesa y fuerte. Quizá para todo esto sea poco dinero. Usted me dirá lo que haya costado. De Valencia le escribirá a usted Navarro, o le hablarán de la Embaja­da Americana que me ofrece traerme los ficheros necesarios para mis cursos en esta Uni­versidad.

    No sé si le he dicho que me he comprometido a trabajar en Columbia University todo el año que viene y daré dos cursos, uno sobre Historia de la lengua y otro sobre Problemas de Epopeya y Romancero. He aceptado porque Onís cree que mi estancia aquí será convenien­te al hispanismo de estas partes.

    Si buenamente pudiera añadir al envío una carpeta roja que debo tener en mi casa, me ven­dría muy bien. Se trata de una carpeta roja con cintas verdes que contiene apuntes míos so­bre el dialecto leonés y asturiano; está en el despachito donde yo trabajaba, en el estante del rincón, a la derecha de la puerta de entrada por el despacho grande; está en la tabla a la altu­ra de la mano, y echada sobre un fichero pequeño. No se moleste en ir a buscarla si le resul­ta difícil ir allá"161.

      Muy en breve se sintió optimista respecto al resultado de todas esas gestiones, ya que el 25 de Agosto hacía saber a sus familiares:

    "Me comunican también buenas noticias de mis ficheros, y hago gestiones aquí, que creo darán resultado, que me los traigan, pues los necesito para mi curso (...). Parece, como dice Jimena, que los jefes del Capicúa [= de Tomás Navarro Tomás, esto es, el Gobierno de Va­lencia], si les ha dolido saber de mi carta, han decidido no darse por enterados. Me han es­crito Navarro, Santullano y Fernández como si estuviésemos entre las ordinarias faenas de la Junta, y dispuestos a cuidar de los ficheros de Historia de la lengua española y de Romance­ro, que yo necesito como ya os dije (...)".

      En la decisión de Menéndez Pidal de concebir la estancia en Estados Unidos como una so­lución a medio plazo, e intentar disponer allí de sus materiales de trabajo, pesaron, sin duda, consideraciones de índole familiar. En Mayo de 1937, los colegas americanos de su yerno Mi­guel Catalán habían iniciado gestiones para salvar su persona y sus conocimientos y papeles espectrográficos para la Ciencia162. Los astrofísicos de la Universidad de Princeton163, sabedores de la estancia del suegro de Catalán en La Habana, contactaron con Menéndez Pidal con ese propósito, limitándose inicialmente a ofrecer a Catalán ayuda para reconstruir, "mientras toda­vía estén frescos en su memoria", los trabajos a que no tenía acceso por causa de la guerra164. Pero durante aquel verano repensaron el asunto y decidieron intentar llevar a Catalán a su la­boratorio en Princeton y, para hacer a Catalán una proposición más aceptable en términos eco­nómicos, aquel mismo mes de Agosto se sumó a los planes el Massachusetts Institute of Tech­nology (M.I.T.). Menéndez Pidal, ante la posibilidad de que su hija, Jimena, y su mujer, María, se reunieran con él en Nueva York, viniendo de Segovia con su yerno, Miguel, y, ¿por qué no?, incluso su hijo Gonzalo con su nuera (Elisa), se decidió a gestionar, vía Onís, su permanencia en Columbia University, por lo menos mientras durase la invitación a Catalán, esto es, todo el curso académico 1937-1938165, y se apresuró a comunicar aquellos planes a sus familiares residentes en Segovia en dos cartas sucesivas (el 11 y el 13 de Agosto de 1937)166. Estas cartas lle­garon a manos de Catalán y sus familiares a fines de Agosto, cuando en el frente del Norte se producía la caída de Santander y volvían a creer próximo el final de la guerra. Mientras Ramón Menéndez Pidal gestionaba la prolongación de su invitación en Columbia University y pensa­ba en reunir al conjunto de su familia en Estados Unidos, sus hijos y su mujer se preocupaban, en cambio, de asegurar la situación de unos y otros en la posguerra, que creían próxima167: las últimas noticias que sus valedores en la España "nacionalista" les comunicaban, justamente por entonces, les parecían altamente positivas168 y temían que, si dejaban pasar el momento propi­cio, se frustrara la posibilidad de reanudar la vida profesional después de concluida la Guerra Civil169. De ahí que, ante todo, se preocuparan de justificar el "retraso" de don Ramón en incorporarse a la España "nacionalista" 170, y que la llegada de las cartas con el plan de reunirse to­dos próximamente en los Estados Unidos provocara entre los "segovianos" reacciones muy dis­pares171. María Goyri no pudo ocultar su contrariedad:

    "Cuando empezábamos a vislumbrar la esperanza de poder reunir[nos] todos, llegan tus dos cartas (...) en que parece que estás decidido a fincar ahí y además pretendes que vayamos todos a reunimos ahí. A primera vista no desagrada la idea a algunos, sobre todo a Diego le hace mucha ilusión, como verás por su carta172".

La "ilusión" de Diego, esto es, mía (¡con 8 años!) es obvio que importaría poco; pero, tras el des­personalizado "algunos" (a quienes la idea no desagradaba) se hallaba mi padre, Miguel Catalán, quien en su sección de la carta familiar de respuesta expresaba claramente su entusiasmo:

    "He recibido con la alegría que puedes figurarte la posibilidad de trabajar. Espero con impaciencia, después de la carta en que anuncias que el Profesor Tarr va a visitarte, el re­sultado de la entrevista, pero para ganar tiempo, por lo mucho que tardan las cartas, te anuncio que en principio nos ha parecido de perlas la idea. Ya sabes que mi trabajo perdi­do sobre el espectro del hierro se podría quizás reproducir ahora con relativa facilidad, pero no si pasa tiempo, y por otra parte tiene importancia especial en relación con la estructura atómica y sobre todo por ser el hierro el elemento que predomina en el espectro del sol y dependen de su interpretación la de unos cuantos fenómenos solares. Para esa clase de tra­bajo no son muchos los que están preparados. Si al nombramiento acompañaran unas ex­plicaciones análogas a éstas sería más fácil el resolver aquí todo para que yo pudiera empe­zar a trabajar173".

      Entre tanto, los planes americanos siguieron su curso y, el 27 de Agosto, el profesor George R. Harrison, director del Laboratorio de Física Experimental del Departamento de Física del M.I.T. de Boston, en carta dirigida a Catalán directamente a Segovia, le anticipaba la invitación como Research Associated para, el curso 1937-38174. Al mismo tiempo (27 de Agosto), Ramón Menéndez Pidal les informaba de los pasos dados para facilitar su viaje175. Con la llegada de la invitación, los "segovianos" se pusieron en movimiento, sin nuevas dudas. María Goyri anun­ciaba a su marido el 12 de Setiembre:

    "Si Mi[gue]l obtiene autorización, procuraremos marchar lo más pronto que podamos",

y Miguel Catalán:

    "Ya voy mañana a emprender mis gestiones; veremos qué tal se dan los asuntos; no sé si voy a saber viajar después de un año de inmovilidad. Tengo confianza en que no habrá difi­cultades; pero de todos modos algo habrá que moverse. Yo estoy encantado de poder poner­me a trabajar en mis asuntos, aunque voy a tener que echarme aceite lubricante, pues debo [de] tener oxidados todos los mecanismos cerebrales".

      Los familiares de Ramón Menéndez Pidal, que residían en la España "nacionalista" y que tan­to temor manifestaban por las posibles "represalias" respecto a personas y bienes intelectuales en el Madrid revolucionario, no podían estar peor informados, a través de sus contactos indirectos con los medios oficiales de la otra España, de cómo entonces eran vistos en ella. Nada sabían, ni llegarían nunca a saber, de que, el 30 de Junio de 1937, el Presidente de la Comisión de Cul­tura y Enseñanza del Gobierno de Burgos, Enrique Súñer, había puesto en manos del Servicio de Información Militar (S.I.M.) de la Junta Militar o Junta de Defensa Nacional la siguiente acusación:

    "RAMÓN MENÉNDEZ PlDAL: Presidente de la Academia de la Lengua.
    Persona de gran cultura, esencialmente bueno, débil de carácter, totalmente dominado por su mujer. Al servicio del Gobierno de Valencia como propagandista en Cuba.
    MENÉNDEZ PlDAL Señora de:
Persona de gran talento, de gran cultura, de una energía ex­traordinaria, que ha pervertido a su marido y a sus hijos; muy persuasiva y de las personas mas peligrosas de España. Es sin duda una de las raíces más robustas de la revolución.
    GlMENA MENÉNDEZ PlDAL: Hija de los anteriores, con todas las caracteristicas de su ma­dre, casada con
    RAMÓN CÁTALA, Doctor: Un mentecato, célula comunista, juguete de su mujer y de su suegra. Era Dr. en Ciencias cuando se caso con Gimena; como regalo de bodas le dieron una cátedra en el Instituto de Segovia de donde era natural (?) Se amañó un tribunal especial para él y la Institución lo consagró como sabio y profesor de la Central.
    GONZALO MENÉNDEZ PlDAL: Dr. en Filosofía y Letras. También de la Institución Libre de Enseñanza del tipo de su padre, capaz de evolucionar y hacerse bueno, pero del grupo de in­telectuales que han traído esto...
    Los cuatro últimos están en territorio conquistado, cobrando sus sueldos como profesores que son todos y actuando entre nosotros.
    La Sra. de Menéndez Pidal y el matrimonio Cátala están en Segovia. Gonzalo Menéndez Pidal está en Telecomunicaciones.
    Interesaría mucho saber quién o quiénes se han interesado por ellos para llegar a regulari­zar su situación.
    Es también del mayor interés vigilar el grupo de gente que opera alrededor de esta familia en Segovia. No cabe duda que este grupo será el más peligroso de la retaguardia"176;

y que el S.I.M. había ordenado a varios miembros de la Policía de Segovia, por separado, el 2 y el 9 de Julio de 1937, su estrecha vigilancia. Los primeros informes policiales se escalonaron des­de el 13 de Julio al 7 de Agosto; pero, no sabemos por qué, sólo el último llegó y con sumo re­traso a la Jefatura de la Junta de Defensa, por lo que este organismo apremió de nuevo, el 4 de Setiembre, a los policías segovianos. Para entonces, el "mentecato" yerno de Menéndez Pidal ha­bía quedado identificado con su verdadero nombre e identidad177.

      No es, pues, nada sorprendente que, a pesar del supuesto trato de excepción para Menéndez Pidal que José Antonio de Sangróniz ofrecía a Asín178, cuando Miguel Catalán acudió a Burgos (13 Setiembre), para solicitar el permiso de salida, no hallara un ambiente muy propicio. María Goyri, al informar el 25 de Setiembre a su marido de que no contaban aún con el permiso de salida, le haría entonces saber:

    "En el Consejo de Cultura está de Presidente Pemán; pero no se ocupa de ello. El verda­dero jefe es Súñer, y luego intervienen Romualdo de Toledo y Cía. Comprenderás la impor­tancia que puede tener el que se interese Sangróniz, porque en último término quien decide es Salamanca [= Franco]"179.

      Por otra parte, al saberse en Valencia el cambio de planes sobre el destino de los fondos do­cumentales dejados por Menéndez Pidal en la Embajada de Méjico y la propuesta intervención de la Embajada de Estados Unidos en la expatriación de ellos (o de una parte de ellos), la cues­tión de su protección respecto a los avatares de la Guerra Civil vendría a transformarse en la de si Menéndez Pidal, exiliado en el extranjero, podía disponer a su arbitrio de unos fondos docu­mentales considerados de interés nacional por el Gobierno.

Diego Catalán: "El archivo del Romancero, patrimonio de la humanidad. Historia documentada de un siglo de historia" (2001)

NOTAS

101 Ya el 26 de Mayo escribía a su familia: "Por aquí pasaron, hace días, Urquidi y Vila, que van a su tierra [= Méjico]. Me dijeron que la casa donde estuvimos [= la Embajada de Méjico en Madrid] la habían dejado cerrada, confiada a un conserje. Que el alquiler acaba en Julio y no saben si lo renovarán. He preguntado, por medio de su embajador aquí, a ver si podemos averi­guar algo. Escribí también a Lapesa, pero no tuve con­testación. Dirigí la carta al Centro y no irá por allí".

102 Según hace constar Menéndez Pidal en su carta a Navarro Tomás del 5 de Junio de 1937 y en la es­crita a su familia el día 2.

103 Según apunte manuscrito del propio Menéndez Pidal.

104 Según apuntó, a lápiz, sobre este borrador.

105  La encabeza adjuntando al nombre de "D. To­más Navarro Tomás" el cargo: "Director de la Biblioteca Nacional".

106 Véase atrás, § 2, n. 24.

107 "En papel grueso" es un añadido interlineado.

108 primero había escrito "procuren que" y lo tachó.

109 Toda la frase substituye a "Si Vd. pudiera pro­porcionarme coche para trasladar las cajas, muy bien. Si no, espero que la Embajada de Cuba me haría ese favor, y para ello", que tachó.

110  Inicialmente había escrito "una antigua carta mía", sin precisar más.

111  En el § 2 (texto introducido por la n. 24).

112 Escrito tras tachar "colega en".

113 Corrige a "a quién se van a enviar mis papeles?"

114 Substituye a "He aquí", "Esta es".

115   Escrito   "temor y preocupación"  tras  tachar "confusión".

116 "Hermanos Bécquer", interlineado.

117 "Sin tocarlo", interlineado.

118 Corregido sobre "si tengo poder para rogarle".

119 Substituyendo a "escriba".

120 Lo que va entre paréntesis, interlineado.

121  Substituye a "para que envuelva las cajas".

122 Substituye a "las ate y las devuelva".

123  Interlineado.

124  Substituye a "toda la altura de las fichas".

125 Substituye a "vacían".

126 Primero escribió "y si se vuelcan y desordenan".

127 Primero empezó a escribir: "porque la mayoría de las fichas no tienen epígr".

128  Interlineado.

129  "Aún más", interlineado.

130   Inicialmente empalmaba "...  telegrama y, si debo abandonar".

131  Substituye a "mi".

132  "Haga Vd." substituye a "ayude a".

133 Lo que va entre paréntesis, interlineado.

134 "En estos mis últimos años", interlineado.

135  Substituye a "aquel".

136 Substituye a "saben".

137 Desde "si nada", todo interlineado.

138  Primero había escrito: "yo no pudiera recobrar mis papeles"; tras "archivo" se halla tachado "y mate­riales".

139  Inicialmente seguía: "también desearía saberlo para".

140  Substituye a "un".

141  Substituye a "dármelo a entender".

142  Substituye a "afectuoso".

143 Lapesa alude a la carta de Menéndez Pidal dán­dole esta fecha. Menéndez Pidal alude a ella creyéndola del día 6.

144 En unas instrucciones autógrafas de Menéndez Pidal, pero que hacen referencia a él como una terce­ra persona, hacía constar: "Todas las cajas están fuera de sus muebles de modo que para trasladarlas habría que embalarlas. Para la operación de embalaje se pue­de llamar al discípulo de M[enéndez] P[idal] D. Ra­fael Lapesa, que vive en Madrid, en Nicasio Gallego 12, y al cual M[enéndez]   P[idal] escribió el 6 julio rogándole dirigiese el embalaje en caso necesario y enviándole dinero para los gastos".

145  La carta ha sido publicada por J. Pérez Villanueva, Ramón Menéndez Pidal (1991), p. 366.

146 Según carta de H. Serís a Burdeos, del 15 de Ju­lio, reproducida en la "Chronique" del Bulletin Hispanique, XXXIX (1937), p. 429: "Aquí está también D. Ramón. Hace diez días que llegó, procedente de La Habana, y aquí pasará las vacaciones, ocupado en terminar su nuevo libro Manual de historia de la len­gua española’.

147 Al enterarse de su llegada y de sus planes vera­niegos: "Por Serís, acabo de saber que ha decidido us­ted permanecer en Nueva York con Onís".

148  H. Serís, el 15 de Julio, comunicaba a Robert Ricard en Burdeos: "Ahora tengo que darle una dolorosísima noticia, la del fallecimiento de Antonio G. Solalinde, uno de los mejores discípulos de Menéndez Pidal. Padecía angina de pecho y ha muerto repentinamente el 13 de Julio en Madison (Wisconsin), de cuya Universidad era profesor", R. Ricard, "Chroni­que", Bulletin Hispanique, XXXIX (1937), pp. 429-430. R. Menéndez Pidal comentaba asimismo con los suyos (17-VII-1937): "Empiezo mi estancia aquí con la malísima noticia de la muerte de Solalinde (angina de pecho). Traía de La Habana una carta empeñado en que fuese con él, a ver todo su material de estudio sobre Alfonso X, y aquí, postumamente, recibí otra carta suya, fechada el 12, insistiendo en mi ida. Él murió repentinamente el día 13".

149 Menéndez Pidal tuvo, durante algún tiempo, presente esta posibilidad: "Tengo ya una oferta de Wisconsin con 7.500 dólares para reorganizar duran­te un año los trabajos del pobre Solalinde, pero me molestaría tener que ir tan lejos y espero otra oferta de aquí, que está gestionando Onís, y me sería prefe­rible por contar con mejores bibliotecas" (11-VIII-1937, a su familia). También recibió una invitación de la Institución Cultural Española de Buenos Aires mediante un cable de Luis Méndez Calzada de 15-VII-1937, que contestó también por cable (diciendo: "Comprometido aquí hasta Diciembre. Aceptaría  después. Agradecido. Escribo"), antes de recibir la carta complementaria de Luis Méndez Calzada (16-VII-1937); carta esta que se cruzó con otra de Me­néndez Pidal de 19 de Julio.

150 En efecto, Lapesa había escrito a la Embajada de Méjico en Valencia el 3 de Agosto y el embajador sólo le contestaría el 9, diciendo que había recibido un cable de la Secretaría de Relaciones Exteriores de Méjico referente al mismo asunto, en que "algunas de las palabras que lo forman no se han podido desci­frar" y que deseaba aclarar esos extremos antes de to­mar determinaciones.

151 Lapesa comienza su carta disculpándose: "Recibí dos cartas de V., una del 17 de junio y otra del 6 de ju­lio. No le he contestado antes esperando poderle dar noticias concretas de lo que se haga con sus ficheros".

152 A la que L. Santullano añadió un párrafo con recuerdos y A. Fernández un breve saluda.

153 Carta que Menéndez Pidal recibió el 17 de Agosto, según anotó sobre ella.

154  Carta desde La Habana, Secretaría de Educa­ción, 18-VIII-1937.

155  Antes de recibir noticias de Navarro, el 24 de Julio, Menéndez Pidal creía ya en el éxito de los pa­sos que estaba dando: "En cuanto a los papeles de la casa de Kochertaller, quizá pueda hacer una gestión eficaz por medio de la Universidad de aquí; tengo también esperanza de que Navarro me conteste. Onís es en esto optimista. Consuela a Diego, que no pase mal rato por esto, que todo se arreglará".

156 En carta del 12-V-1937, dirigida a La Habana.

157 Ya el 11 de Agosto decía a su familia: "Recibí vuestro radio sobre «protección casa zarzal». Intento medios. Pero la gestión de sacar los ficheros y cajo­nes, que está haciendo el Rector de Columbia, como apuntes y trabajos necesarios para mi labor aquí, no cree Onís que deba mezclarse con nada, y esto obliga a perder días, pues el Rector es el mejor conducto, por sus muchas relaciones oficiales. Además ahora nadie está en su puesto, todo el mundo está de vera­neo".

158 Sobre el borrador añadió: "Envío a New York esta carta".

159 No obstante, acabó por publicarlo (después de la Guerra Civil): "La lengua de Cristóbal Colón", BHi, XLII (1940), 5-28.

160 Conozco esta carta a través de su borrador. Menéndez Pidal la remataba con recuerdos a Santullano y a Fernández y alusiones al pasado: "agradezco mu­cho sus postdatas afectuosas. Se me figura que estoy entre Vds. con aquellas cotidianas preocupaciones de la Junta".

161 Escrita en borrador a continuación de la envia­da a Navarro. La recibió Lapesa el 9 de Setiembre, se­gún Pérez Villanueva (1991), p. 368, que la edita. Sigo a la edición en los párrafos primero y tercero (el borrador dice lo mismo, con diferencias en la expresión) y al borrador en el segundo (ya que se omitió ese pasaje en la edición citada).

162  Para las relaciones previas de los espectrógrafos y astrofísicos americanos con Catalán, su angustia ante las noticias que llegaban de España y sus gestio­nes, ya en 1936, a través de Manuel Telles Antunes, discípulo portugués de Catalán, véase J. M. Sánchez Ron, Miguel Catalán. Su obra y su mundo, "Estudios sobre la Ciencia: 21", Madrid: Fundación Ramón Menéndez Pidal y Consejo Superior de Investigacio­nes Científicas, 1994.

163 Charlotte Moore, del Observatorio de la Univer­sidad de Princeton; Alien G. Shenstone, del Palmer Physical Laboratory de la Universidad de Princeton, y el propio Henry N. Russell, director del Observatorio.

164  El 21 de Abril de 1937, desde La Habana, Ra­món Menéndez Pidal había informado a su hija: "Los profesores de la Universidad de Princeton, New Jer­sey, Doctores Russell y Shenstone, me preguntan las señas de Miguel. Ya se las he enviado"; y el 12 de Mayo, Federico de Onís, en postdata a su carta diri­gida a Menéndez Pidal, aún en Cuba, le hacía saber: "Una universidad de Estados Unidos desea la direc­ción de su yerno Catalán, creo que para invitarle. Dí­game si quiere usted que se comuniquen con usted mismo o con Catalán". Menéndez Pidal anotó a con­tinuación, con lápiz: "Las di a Tarr" (profesor de Prin­ceton, que en el pasado había estado presente en los Cursos de Verano de la Granja impartidos a extranje­ros por el Centro de Estudios Históricos), y en carta del 19 de Mayo a su familia les transmitió la noticia: "Onís me pregunta por las señas de Miguel; supongo será de parte de los mismos profesores de Princeton, Russell y Shenstone, a quienes ya se las envié en Abril por intermedio de Tarr. Quizá te inviten a dar confe­rencias ¿Podrás ir? Acaso nos juntaríamos allá". Mi­guel reaccionó escéptico: "¿De dónde sacaste la idea de que podían invitarme a dar conferencias? Sería simplemente un deseo de saber de mí, de que estaba sano y salvo"; mientras su mujer se atrevía a pensar: "¡Qué gran cosa sería el podernos reunir allí todos, si a Miguel le llamasen!". Pero en la carta que el 29 de Junio de 1937 escribió Shenstone a Segovia a Miguel Catalán lo que le ofrecía eran, simplemente, materia­les para que intentara reproducir sus resultados sobre los análisis perdidos por avatares de la guerra referen­tes al Fe I "mientras todavía estén frescos en su me­moria" (Sánchez Ron, Miguel Catalán, pp. 305-307); oferta que se apresuró a aceptar (c. 15-VII, según car­ta de Catalán a su suegro, 6-VIII-37). No obstante, el envío fue difiriéndose, debido a una falsa información que tuvieron los profesores de Princeton, según la cual "el Dr. Catalán ya se encuentra fuera de España y en sitio seguro", por lo que esperaron a saber dónde se hallaba para "poner a su disposición materiales para continuar sus trabajos espectroscópicos" (según hacía saber el 17-VII-1937, desde Nueva York, Menéndez Pidal a su yerno).

165 La conexión entre esta gestión y la invitación a Catalán queda clara en la carta sin fecha de Onís re­ferente al nombramiento de Catalán en Princeton (citada en la n. 166) ya que se remataba con el pá­rrafo: "Mis primeras gestiones para obtener la conti­nuación de su nombramiento en Columbia han dado buen resultado (...)", y en una carta de Ramón Me­néndez Pidal a la familia del 13 de Agosto, en que les argumentaba: "Esta prolongación del tiempo de mi Cátedra aquí podría ser para vosotros motivo de ani­maros a venir".

166 Onís (en carta de un "martes", sin fecha) co­municaba a Menéndez Pidal desde Columbia University a Newburgh: "Todo marcha muy bien. Hay ya la oferta de un nombramiento para su yerno con $ 1.000 de sueldo en Princeton. Están haciendo ges­tiones para lograr un puesto mejor pagado. En todo caso tendremos dentro de pocos días el nombra­miento oficial para enviárselo". Ramón Menéndez Pidal tenía la satisfacción de poder comunicar a su yerno el 11-VIII-1937: "Al mismo tiempo me escri­be Tarr, de Princeton, que aquellos materiales que pensaban enviar a Miguel para que pudiera seguir trabajando sobre su espectrografía abultan mucho y yo no los podría enviar por correo como le sugerí; y me añade que escribe al Prof. Russell para que vuel­va a una idea, que tenía antes, de buscar para Miguel un puesto en un laboratorio, y que, en cuanto Rus­sell le conteste, vendrán él y su señora a Nueva York para hablar conmigo y con Onís. Les da mucha pena que Miguel se pase tanto tiempo sin trabajar en su es­pecialidad. Ahora mismo, además Onís me pone unas letras desde N. York que ya tienen para Miguel un puestecito de 1.000 dólares y están buscando otro mejor pagado. Esos 1.000 no dan para vivir, pero Jimena tendría también trabajo, y claro es que yo os podría ayudar. Me dicen que Kim [= Gonzalo Me­néndez Pidal] encontraría también colocación, si quiere venir. En caso afirmativo, yo gestionaría desde aquí la salida. Informarme sobre todo esto qué os pa­rece (...). Si os animáis a venir, ya viviremos juntos en un pisito. Princeton está a dos horas de tren y quizá se halle puesto para Miguel en N. York mismo, don­de toda otra colocación es más fácil (...). Miguel podría continuar trabajando, que un año sin ver un li­bro, le tiene que perjudicar enormemente, y el otro [= Gonzalo] podrá venir a ayudarme (...)". Y repitió esta información en otra carta el 13-VIII-1937 en­viada por otro conducto. En Postdata a esta segunda carta añadía: "Acaba de llegar Onís y me dice que Tarr vendrá mañana a vernos a Newburgh trayendo el nombramiento de Miguel, por no esperar la acep­tación previa. Si decide venir, convendrá estar aquí a fines de Setiembre o principios de Octubre".

167 Gonzalo Menéndez Pidal, aprovechando un per­miso, visitó en Salamanca (posiblemente el 24 ó 25 de Agosto) a los hermanos Garrigues (a su amigo Emilio y a Joaquín, rehabilitado políticamente) y, poco des­pués, recibió carta de Miguel Asín Palacios en que le comunicaba el éxito de sus gestiones con José Anto­nio de Sangróniz respecto al recibimiento que tendría su padre, el día que regresara a España, carta que re­mitió a su madre (según escribe Elisa Bernis, 30-VIII-1937 a su suegro, Ramón Menéndez Pidal).

168 Según el borrador de la carta de gracias que Ma­ría Goyri se apresuró a escribir a Asín, "Me envió G [onzalo] la carta de V. con el feliz parto de su ges­tión cerca del Sr. S[angróniz]. Puede R[amón] estar satisfecho de la acogida que le ofrecen". En carta a su marido del 30 de Agosto le ponderaba "Como ves, Sang[roniz] está dispuesto a darte un trato de excep­ción que creo no se ha dado a nadie".

169  María Goyri comenta (30-VIII-1937): "¿Y Kim [= Gonzalo Menéndez Pidal]? Su porvenir está para forjarse en los momentos que acabe esta situación anormal y le conviene hacer méritos". Jimena Menén­dez Pidal, por su parte, observa también (2-IX-1937): "Te veo muy lanzado a nuestro viaje. Yo no veo más in­conveniente que el que se aleja uno mucho de aquí y, si esto se termina rápidamente y deben reintegrarse los empleados rápidamente, va a ser difícil el hacerlo, a no ser que tú, que estás ahí con esa condición de poder venir enseguida, acudas a dar la cara por todos aquí".

170  Gonzalo escribió a Joaquín Garrigues sobre las promesas de Sangróniz, hechas vía Asín, y en la car­ta justificaba la "posible" aceptación por parte de su padre, al hallarse "falto de noticias", de una "de las in­numerables ofertas que le hacen por todas partes en condiciones inmejorables" para poder seguir su obra "no sabiendo la suerte que puede haber corrido el tra­bajo suyo acumulado durante años". María lo hizo a Miguel Asín (4-IX-37) de forma menos hiperbólica: "parece que, después de muchos titubeos y convenci­do de que lo de aquí iba a ser muy largo, se decide a aceptar los ofrecimientos de Columbia University", renunciando a otros ofrecimientos más ventajosos económicamente, para poder publicar allí su Historia de la Lengua; al mismo tiempo, no dejaba de asegu­rar a don Miguel que "Únicamente las represalias a que expondría a su hermana y sus sobrinos, siempre en peligro, podrán retrasar su venida".

171  Carta familiar escrita desde el 30 de Agosto al 2 de Setiembre (con pasajes de todos los residentes en Segovia) en respuesta a las de Ramón del 11 y el 13 de Agosto.

172 30-VIII-1937.

173 30-VIII-1937.

174 Harrison le detallaba ya en su carta los recursos y conocimientos con que contaban en el campo de trabajo en que Catalán era especialista destacado: "Vd. sería, por supuesto, la persona que podría hacer el mayor uso de estos datos para extender el análisis del hierro y el cobalto, y nada me gustaría más que hacer posible el que Vd. trabajase con nosotros, uti­lizando estos datos (...) y de otros en los que pueda estar interesado". Y terminaba su carta con estas pa­labras: "Estoy seguro que, si podemos hacer que se establezca aquí y que trabaje con nosotros, se encon­traría un medio para que se mantenga sin recibir ayu­da de sus familiares, que, entiendo, estarían dispues­tos a ayudarle a establecerse en este país" (Sánchez Ron, Miguel Catalán, 1994, pp. 307-310).

175 En carta a su familia en Segovia, les decía: "Queridos todos: Onís que llega de New York trae carta de Princeton que el nombramiento de Miguel sale en el vapor Saturnia con esta carta. En el mismo vapor saldrá recomendación oficial para que le den ahí permiso para salir. Onís os escribe que el ban­quero de Salamanca García Blanco, hermano del García Blanco que conocéis, catedrático de Literatu­ra, os dará dinero. Como no dejan sacar dinero de España, yo os pagaré el pasaje aquí o giraré cablegráricamente a Lisboa lo que allí necesitéis. Telegrafiáis a Columbia, diciendo la cifra de dólares que necesi­táis" (publícala Sánchez Ron, Miguel Catalán, 1994, p. 310).

176  El día 30 de Junio Enrique Súñer entregó las acusaciones al S.I.M. y el 1 de Julio le devolvieron los documentos después de extraer de ellos "cuantos da­tos puedan interesar al servicio". Los datos, archiva­dos en dos escritos conservados en el expediente po­licial de R. Menéndez Pidal de la Dirección General de Seguridad, han sido ya publicados por Sánchez Ron, Miguel Catalán (1994), p. 294, pero los cito de primera mano.

177  Para más precisiones sobre este dossier policial, véase mi próximo libro La Historia y la Memoria. So­bre el expediente policiaco de Ramón Menéndez Pidal.

178 Véase atrás, nn. 167 y 168.

179  Carta del 25-IX-37. En otra anterior (23-IX-37) ya le habían explicado que, después de tropezar con dificultades en Burgos, Miguel Catalán había vi­sitado en San Sebastián a Asín y éste le había dado carta de presentación para Sangróniz, en Salamanca.

180 Nada más recibir, el 9 de Setiembre, la carta del 22 de Agosto de Menéndez Pidal.

LÁMINAS

Federico de Onís acogió en su casa de Newburgh a Menéndez Pidal durante el verano de 1937, quien esperaba el comienzo del curso en la Columbia, University de Nueva York donde iba a en­señar el semestre de otoño.
Federico de Onís (foto pro­porcionada por David Castillejo).

Al llegar en 1937 a Columbia University, Menéndez Pidal fue invitado a participar como miem­bro del tribunal que concedió el grado de Philosophy Doctor a Mair José Benardete por su tesis sobre romances judeo-españoles de New York.
Ya en 15-X-1917 Onis le había anunciado a Menéndez Pidal "Estoy tomando medidas para que Nueva York figure en el Romancero. Cultivo la amistad de los judíos españoles". Veinte años después aquella idea se hacía realidad.

Republicanos en combate, Segovia. Foto Gerda Taro
 

 

Republicanos tomando una posición rebelde en la provincia de Segovia, año 1937. Foto Gerda Taro

Madrid, 1937

 Trinchera republicana en la Ciudad Universitaria, año 1937 Foto Albero y Segovia

Familia huyendo del  bombardeo, Tardienta, año 1937. Foto Agustí Centelles

SUMARIO:

I
PRESENTACIÓN: EL ROMANCERO Y EL ARCHIVO MENÉNDEZ PIDAL

* EL ARCHIVO DEL ROMANCERO, PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD

II. CREACIÓN Y ORÍGENES DEL ARCHIVO MENÉNDEZ PIDAL DEL ROMANCERO

*1. LOS FONDOS DEL S. XIX

* 2. DESCUBRIMIENTO DE LA TRADICIÓN ORAL CASTELLANA EN 1900

* 3. LOS PRIMEROS PASOS EN LA COMPILACIÓN DE UN ROMANCERO ORAL PAN-HISPÁNICO

* 4. EN BUSCA DE ROMANCES FUERA DE LA PENÍNSULA: EN CANARIAS Y EN LAS COMUNIDADES SEFARDÍES, 1904

* 5. "A POR PAN Y A VER AL DUQUE": PRIMER VIAJE A AMÉRICA, 1905-1906

* 6. EL FONÓGRAFO DE CILINDROS DE CERA VIAJA EN BUSCA DE MELODÍAS, 1905-1906

* 7. LA MÚSICA Y LA DANZA COMO PARTE DEL ROMANCERO, 1905

* 8. ANTE UNA BUENA COSECHA, 1905-1908

* 9. MENÉNDEZ PIDAL HACE INVENTARIO: LAS PRIMERAS MIL QUINIENTAS VERSIONES DEL ARCHIVO Y LAS CONFERENCIAS EN LA COLUMBIA UNIVERSITY DE NUEVA YORK EN 1909

* III EL ROMANCERO HISPÁNICO BAJO LOS AUSPICIOS DE LA JUNTA PARA AMPLIACIÓN DE ESTUDIOS

* 1. LA CREACIÓN DEL CENTRO DE ESTUDIOS HISTÓRICOS Y EL ROMANCERO DE RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL

* 2. LOS DIALECTÓLOGOS Y EL ROMANCERO ORAL: 1910-1912

* 3. MANRIQUE DE LARA COLECTA EN ORIENTE EL ROMANCERO SEFARDÍ, 1911-1912

* 4. OTRAS APORTACIONES AL ARCHIVO ANTERIORES A LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL, 1909-1913

* 5. EL ROMANCERO HISPÁNICO DE AMÉRICA DEL NORTE, 1913

* 6. LOS PLIEGOS SUELTOS DE PRAGA LLEGAN AL ARCHIVO, 1913-1914

* 7. MENÉNDEZ PIDAL VUELVE A AMÉRICA, PERO DEJA DE LADO EL ROMANCERO, 1914

* 8. LAS GRANDES ENCUESTAS REGIONALES DE JOSEFINA SELA Y DE EDUARDO M. TORNER, 1914-1920

* 9. MANRIQUE DE LARA, EL ROMANCERO DE LOS JUDÍOS DE MARRUECOS Y DE LA PENÍNSULA Y LA MÚSICA DE LOS VIHUELISTAS, 1915-1922

* 10. POESÍA POPULAR Y ROMANCERO, 1914-1918

* 11. LA GEOGRAFÍA FOLKLÓRICA Y LA EXPLORACIÓN DE REGIONES HASTA EL MOMENTO POCO ENCUESTADAS, 1920

* 12. AURELIO DE LLANO Y EL CONOCIMIENTO DEL ROMANCERO ASTURIANO, 1919-1925

* 13. OTRAS APORTACIONES AL ARCHIVO DE COMIENZOS DE LOS AÑOS 20

* 14. LA TERCERA PARTE DE LA SILVA, PERDIDA, 1921

* 15. EL ARCHIVO DEL ROMANCERO, EN EL OLIVAR DE CHAMARTÍN DE LA ROSA, 1925

* 16. SIGUE LA ACTIVIDAD RECOLECTORA, 1926-1927

* 17. LA CEGUERA TEMPORAL DE MENÉNDEZ PlDAL Y SU "FLOR NUEVA DE ROMANCES VIEJOS", 1926-1928

* 18. MANRIQUE DE LARA NUEVAMENTE EN ORIENTE. EDICIÓN FRUSTRADA DE LAS MÚSICAS DEL ROMANCERO: 1923-1928

* IV. EL PROYECTO DE PUBLICACIÓN DE EPOPEYA Y ROMANCERO FINES DE LOS AÑOS 20, COMIENZOS DE LOS AÑOS 30

* 1. EL ROMANCERO, PARTE DE UNA MAGNA OBRA A PUNTO DE PUBLICARSE

* 2. LAS FUENTES DOCUMENTALES ANTIGUAS

* 3. GALICIA EN EL FOCO DE LAS INVESTIGACIONES SOBRE EL ROMANCERO PAN-HISPÁNICO, 1928-1931

* 4. APORTACIONES AL ARCHIVO DE COLECCIONES AJENAS. EL ROMANCERO CATALÁN, 1930-1933

* 5. 1930. LOS BAILES ROMANCEADOS QUE AÚN PERDURAN

* 6. NUEVAS CAMPAÑAS DE RECOLECCIÓN DE MÚSICAS Y TEXTOS POR LA SECCIÓN DE FOLKLORE DEL CENTRÓ DE ESTUDIOS HISTÓRICOS, 1930-1936

* 7. PARÁLISIS RECOLECTORA EN PORTUGAL, 1930

* 8. DISCOGRAFÍA Y PELÍCULAS ETNOGRÁFICAS; EL ROMANCERO INCORPORADO A LA ENSEÑANZA ESCOLAR. 1932-1936

* V. LA GUERRA CIVIL. EL ROMANCERO, PARTE DEL TESORO NACIONAL

* 1. DISCONTINUIDAD DE EPOPEYA Y ROMANCERO Y CONTINUIDAD LATENTE DEL ROMANCERO

* 2. MADRID BOMBARDEADO. EL ARCHIVO "REFUGIADO" EN LA EMBAJADA DE MÉXICO

* 3. OCASO DE LA JUNTA PARA AMPLIACIÓN DE ESTUDIOS. CONTINUIDAD Y DISCONTINUIDAD DE LOS PROYECTOS DEL CENTRO DE ESTUDIOS HISTÓRICOS

* 4. ANÍBAL OTERO, ENCUESTADOR DEL ROMANCERO Y DEL ATLAS LINGÜÍSTICO, ACUSADO DE ESPIONAJE

* 5. MENÉNDEZ PIDAL, ANCLADO EN CUBA, A LA BÚSQUEDA DE ROMANCES

* 6. VERANO DE 1937. LOS DISCÍPULOS DE MENÉNDEZ PIDAL Y LAS CANCILLERÍAS SE PREOCUPAN DE LA SEGURIDAD DEL ARCHIVO DEL ROMANCERO

* 7. EL ROMANCERO Y LA HISTORIA DE LA LENGUA DE MENÉNDEZ PIDAL VIAJAN COMO PARTE DEL TESORO CULTURAL DE ESPAÑA

* VI. EL ARCHIVO DEL ROMANCERO Y RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL CONFINADOS EN SU CASA

* 1. DEPURACIÓN DE MENÉNDEZ PIDAL. FIN DE SUS PROYECTOS CON UNA PROYECCIÓN NACIONAL, 1939-1941

* 2. EL ROMANCERO DORMITA EN SUS CAJONES, 1939-1945

* 3. UNA NUEVA GENERACIÓN DE ROMANCISTAS TOMA EL RELEVO, 1945-1946

* 4. MENÉNDEZ PIDAL VUELVE AL ROMANCERO, 1946-1950

* 5. LA CARTOGRAFÍA ROMANCÍSTICA Y LA EXPLORACIÓN DE LA TRADICIÓN EN LA SERRANÍA DE CUENCA, EN LAS BALEARES, EN SORIA, EN SEGOVIA, EN ÁVILA, EN LA MESETA MANCHEGA, EN ALISTE Y EN MARRUECOS, 1947-1948

* 6. ÉXITO EN LA TRADICIÓN ORAL DE ALGUNAS VERSIONES FACTICIAS DE LA FLOR NUEVA

* 7. HACIA UNA RECUPERACIÓN DEL ROMANCERO PORTUGUÉS, 1948

* 8. NUEVAS ENCUESTAS: LIÉBANA Y POLACIONES; LA SIERRA DE BÉJAR Y PLASENCIA; SANABRIA. LLEGAN OTRAS APORTACIONES AL ARCHIVO. 1948-1949

* 9. FIN DEL SEMINARIO DE ESTUDIOS HISTÓRICOS. FINAL DE LAS ENCUESTAS Y PUBLICACIÓN DIFERIDA DE LOS TRABAJOS SOBRE EL ROMANCERO, 1950-1954

* 10. ACTIVIDAD RECOLECTORA EN LA AMÉRICA HISPANA. SU REPERCUSIÓN EN EL "ARCHIVO MENÉNDEZ PIDAL", 1948-1952

* 11. REPERCUSIONES DE LAS PUBLICACIONES SOBRE EL ROMANCERO EN LA EXPLORACIÓN DE LA TRADICIÓN ORAL, 1953-1954

* 12. HACIA UNA EDICIÓN INTEGRAL DE LAS FUENTES IMPRESAS DEL ROMANCERO DEL S. XVI

* VII. LA PUBLICACIÓN DE LOS FONDOS DEL ARCHIVO DEL ROMANCERO ENCOMENDADA AL SEMINARIO  RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL

* 1. EL "SEMINARIO MENÉNDEZ PIDAL" DE LA UNIVERSIDAD DE MADRID Y EL ARCHIVO MENÉNDEZ PIDAL, 1954

* 2. LOS PRIMEROS DIFÍCILES AÑOS DEL "SEMINARIO MENÉNDEZ PIDAL" Y EL ROMANCERO, 1954-1959

* 3. INTENTOS DE ROMPER CON EL AISLAMIENTO INTELECTUAL DE LA ESPAÑA DE LOS AÑOS 50

* 4. GRAN RECOLECCIÓN DE ROMANCES EN LAS ISLAS CANARIAS, 1952-1957

* 5. EL ROMANCERO TRADICIONAL, CUESTIONADO, 1959-1962

* 6. ÚLTIMAS CONTRIBUCIONES DE MENÉNDEZ PlDAL AL ROMANCERO, 1959-1965

* 7. MENÉNDEZ PIDAL EN ISRAEL Y EL ROMANCERO SEFARDÍ, 1964

* 8. EL SEMINARIO MENÉNDEZ PIDAL Y EL FUTURO DEL ARCHIVO-BIBLIOTECA MENÉNDEZ PIDAL, 1963-1966

* 9. REACTIVACIÓN DE LA LABOR EDITORIAL DEL ROMANCERO, 1966

* 10. PROPUESTA DE CREACIÓN CON CAPITAL AMERICANO DE UN CENTRO DE ESTUDIOS HISTÓRICOS EN EL ARCHIVO-BIBLIOTECA MENÉNDEZ PIDAL, 1967-1968

* VIII EL ARCHIVO DEL ROMANCERO RENACE COMO PATRIMONIO CULTURAL DE INTERÉS MUNDIAL

* 1. NON OMNIS MORIAR, 1969

* 2. BELLAS PALABRAS Y NEGRAS REALIDADES, 1969-1970

* 3. ACTIVIDADES DE LA CÁTEDRA-SEMINARIO MENÉNDEZ PIDAL. CATALOGACIÓN DE LOS FONDOS SEFARDÍES DEL ARCHIVO DEL ROMANCERO. LOS FONDOS PATXOT SE HACEN INACCESIBLES. 1969-1971

* 4. EL ARCHIVO DEL ROMANCERO Y LA CONEXIÓN AMERICANA, NUEVAS PERSPECTIVAS, 1971-1975

* 5. EL ROMANCERO ¿AÚN VIVE?, 1973-1975

* 6. CRECER, PARA NO MORIR, 1976-1981

* 7. EL ROMANCERO AÚN VIVE. VOCES NUEVAS DE LA TRADICIÓN ORAL, 1977-1978

* 8. DESCRIPCIÓN Y ANÁLISIS DEL ROMANCERO. UNA NUEVA EMPRESA COLECTIVA, 1977-1984

* 9. LAS GRANDES ENCUESTAS COLECTIVAS DEL PROYECTO DEAPHR, 1980-1984

* 10. LAS TRADICIONES ORALES LEONESAS Y EL ROMANCERO EN LEÓN A FINALES DEL S. XX, 1984-1988

* 11. FIN DE ETAPA. DISPERSIÓN DEL EQUIPO INVESTIGADOR DEL PROYECTO DEAPHR. LA FUNDACIÓN RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL Y EL CAPITAL PRIVADO INAUGURAN UNA ÉPOCA NUEVA. 1984-1989

* 12. LOS ARCHIVOS DEL ROMANCERO NUEVAMENTE EN EL FOCO. LOS LABORATORIOS HUMANÍSTICOS INSTALADOS EN EL CENTRO DE ESTUDIOS HISTÓRICOS MENÉNDEZ PIDAL, 1988-1998

* 13. EL ROMANCERO ANTE EL CENTENARIO DEL ’98

* EPÍLOGO

* 1.- EL CENTRO DE ESTUDIOS HISTÓRICOS MENÉNDEZ PIDAL DINAMITADO

* 2.- EL ARCHIVO DEL ROMANCERO ANTE LA REESTRUCTURACIÓN DE LA FUNDACIÓN MENÉNDEZ PIDAL Y DEL CENTRO SITO EN CHAMARTÍN

* 3.- LOS FONDOS DEL ARCHIVO DEL ROMANCERO Y LA INVESTIGACIÓN

* 4.- DESPEDIDA

Diseño gráfico:

La Garduña Ilustrada

 

0 comentarios