5. "A POR PAN Y A VER AL DUQUE": PRIMER VIAJE A AMÉRICA, 1905-1906.
5. "A POR PAN Y A VER AL DUQUE": PRIMER VIAJE A AMÉRICA, 1905-1906.
II. CREACIÓN Y ORÍGENES DEL ARCHIVO MENÉNDEZ PIDAL DEL ROMANCERO
En el otoño de 1904, Ramón Menéndez Pidal fue nombrado, por decreto real de Alfonso XIII, "representante regio" para elaborar el informe arbitral del Rey de España en el contencioso fronterizo entre Perú y El Ecuador161. Para reunir datos in situ, salió de Madrid el 21 de diciembre y, vía Nueva York y Colón, después de tres travesías, llegó a Guayaquil el 15 de enero de 1905. Aparte de sus obligaciones como investigador de límites, Ramón pensaba, durante su viaje, cumplir otros propósitos que por entonces tenía muy en mente; llegado a Quito, el 27 de enero escribió a Marcelino Menéndez Pelayo "tengo echadas mis redes para los romances y espero conseguir alguno; por lo menos religioso"162. La pesca no pudo, sin embargo, hacerla mientras se halló en El Ecuador y en Perú, ya que estuvo lejos de gozar de una mínima autonomía de movimientos debido al despliegue diplomático con que uno y otro país obstaculizaron su labor de investigación histórica163. En Lima aprovechó la velada de la Exposición celebrada en su honor en el Ateneo para solicitar la colaboración de sus huéspedes. Pero, en suma, sólo consiguió que el mismísimo delegado de Perú para el conflicto, Mariano H. Cornejo, le facilitara una versión peruana de Las señas del marido164. En cambio, al continuar, libre de presiones diplomáticas, su viaje americano por Chile, Argentina y Uruguay pudo comprobar que en la América de "el cono sur" estaba viva la tradición oral del romancero español, de forma paralela a como lo estaba la portuguesa en Brasil, hecho éste conocido desde el siglo XIX. Allá por donde iba pasando, Menéndez Pidal intentaba atraer a la empresa de recolección del Romancero hispánico a cuantos intelectuales locales iba conociendo y no desperdiciaba ocasión. Sirva de ejemplo un curioso documento del Archivo Menéndez Pidal: en el reverso de un "Menú" del Grand Hotel de Viña del Mar del 24/4 de 1905165 uno de los comensales anotó para él una versión gallega de la Muerte de don Gato166. Gracias a la colaboración de Agustín Cannobio, discípulo de Rodolfo Lenz, consiguió un romance que le había de interesar muy especialmente167: una versión de Santa María (departamento de San Felipe, provincia de Aconcagua) de "El galán y la calavera" (= El galán y el convidado difunto). Cannobio se la entregó a Lenz y, el 21-X-1905 autorizó a Menéndez Pidal que la publicara, haciendo notar:
"pienso que la persona que en realidad ha encontrado el romance ha sido Ud., pues sin su viaje a ésta quizá habríaseme extraviado o demorado algunos años en ser publicado. Yo por el momento me ocupaba de otro tema. Lo recojí sólo porque me llamó la atención el argumento, que en el momento noté que era la leyenda explotada por primera vez por Tirso de Molina. Quede constancia que el descubrimiento le pertenece a Ud. en gran parte".
A continuación se hace eco de otra oferta hecha a Menéndez Pidal:
"El guitarrón, instrumento con el cual suelen recitarse los romances aquí, no se lo he enviado porque no he encontrado quien me le coloque su encordadura completa. Sin embargo, creo que antes de quince días se lo remitiré"
y le anuncia:
"He recojido dos romances: Reina Francia i Blanca Flor i Filomena. Se los remitiré en el próximo correo"168
Los afanes de Menéndez Pidal por conseguir colaboración local en Chile hubieran, sin embargo, tenido tan pocas consecuencias como en Ecuador y Perú169 a no ser por el eco que su pasión por el tema tuvo en una persona, el publicista chileno Julio Vicuña Cifuentes, al cual dejó realmente entusiasmado con la labor de descubridor del romancero chileno. Vicuña Cifuentes, quien, a su llegada le había podido ya ofrecer un manojo de romances tradicionales de Santiago170, sería en adelante su mejor "corresponsal" del Romancero en la América hispana. En 1906, Vicuña estaba dispuesto a jubilarse en el siguiente año, pues, según le decía a Menéndez Pidal, "entonces podré entregarme con más independencia a mis tareas favoritas"; pero, sin esperar a hacerlo, ya se había dedicado activamente a salir al campo de encuesta:
"La Primavera comienza ahora, y con ella las excursiones campestres de los días festivos: ojalá la nueva estación me sea propicia para la recolección de romances, como lo espero";
y el entusiasmo manifestado en este párrafo le había ya permitido, en Setiembre de 1906, tener reunida una muy notable colección de romances para Menéndez Pidal. El día 16 de ese mes le vemos preocupado por disculparse ante su tardanza en remitírsela ("en calidad de deudor moroso estoy yo con Ud."), aunque le sobraban razones, dados los "afanes" que habían pesado sobre él y sobre "trescientas mil personas" a su alrededor:
"Pocos días después que escribí a Ud. mi última carta prometiéndole para el siguiente vapor los romances que había recogido, llegó mi madre, de Coquimbo, peligrosamente enferma (...) y, cuando menos lo esperaba, mi hijo segundo (...) se puso malo y hubo que operarlo. Cuatro días después ocurrió el horrible terremoto de que Ud. tendrá noticia (...). Después, las noticias de las desgracias de la ciudad y el aislamiento de ésta del resto del país. Más tarde, el conocimiento de la ruina total de Valparaíso, Viña del Mar, Limache, Quillota y diez pueblos más (...). El suelo de Santiago nos ha salvado (...); las pérdidas materiales, aunque inmensas, no son irreparables ¡ojalá pudiera decirse otro tanto de las cinco o seis mil vidas que han desaparecido entre los escombros! En fin, a otra cosa. Los romances que ahora le envío no son todos los que he recogido; faltan tres o cuatro populares que se me han traspapelado a causa de haber tenido que desalojar algunas habitaciones por el terremoto (...)".
En sus sucesivas cartas llegaría al Archivo una espléndida serie de textos de diversas partes de Chile171, mucho tiempo antes de que Vicuña publicara su libro Romances populares y vulgares recogidos de la tradición oral chilena172, la única gran colección de romancero americano que ha visto la luz. Junto a informantes que aprendieron los romances en Chile, Vicuña Cifuentes encontró algunos otros que habían emigrado de España recientemente llevando en su memoria su repertorio romancístico173.
Llegado Menéndez Pidal a Argentina, sus contactos con las autoridades encargadas de la cultura patria continuaron siendo tan improductivos para sus pesquisas como en los demás países. Después de vuelto a España, trató de obtener la colaboración de Ricardo Rojas, entonces "Director de Sección de Instrucción Pública", quien le respondió en los siguientes términos (3-V-1906):
"Estoy muy enterado de los asuntos a que Vd. se refiere, no sólo por haber hecho algunas incursiones en libros europeos de folklore, sino también por haber estudiado muy de cerca el pueblo de las campañas americanas (...). Romances, religiosos o no, del tipo que Vd. busca, le será difícil encontrar. No creo que sea éste el caso de Chile, al cual Vd. alude. He revuelto hasta donde se puede revolver, en el alma de mi pueblo, y no he encontrado de eso".
A su vez, el jefe de la Sección Antropológica del Museo de la Plata, Robert Lehmann-Nitsche, le desanimaría de forma paralela, reprochándole no atender a la poesía propiamente argentina (17-VIII-1905):
"La moderna poesía popular, con sus relaciones, milongas, vidalitas tristes, décimas, estilos, los versos que se cantan con la zambra, zamacueca, pericón, hueya, gato, etc., etc., todo esto que brota del alma misma del actual pueblo argentino han hecho desaparecer el antiguo romance histórico español (...). Interesantísimo sería un estudio sistemático de la actual poesía popular (...)".
No obstante, en esa misma carta le envió una versión de Delgadina. Frente a las negativas de los conocedores del alma popular argentina, Menéndez Pidal contaba con el casual testimonio de una mujer, María Elena Homberg de Ambrosetti, quien, a través de su marido, Juan Bautista Ambrosetti, recordó para él, el 9 de Mayo de 1905, tres romances de niñas y un arrullo "aprendidos desde niña en la capital, donde nació". Sólo cuando iba a abandonar la región del Río de la Plata, en viaje de regreso, "en una tarde que pasé en Montevideo para aprovechar la detención del vapor que me traía a España y porque el fuerte viento pampero impedía la descarga —explica el propio Menéndez Pidal175— me dirigí a una librería, donde tuve la ocasión de interrogar a cuatro niñas nacidas allí, pero hijas de un vasco francés y una suiza y de dos genoveses"; de boca de ellas tuvo don Ramón el extraordinario placer de anotar los primeros romances directamente oídos por él de la tradición oral en América.
Con aquel viaje de 1905 la colección Menéndez Pidal del Romancero se abría a un nuevo Continente y hasta las costas de un nuevo Océano. Al regresar de su viaje al hemisferio sur, Ramón Menéndez Pidal informaría a la erudición sobre sus hallazgos americanos en "Los romances tradicionales de América", Cultura Española, I (1906), 72-1II176.
Diego Catalán: "El archivo del Romancero, patrimonio de la humanidad. Historia documentada de un siglo de historia" (2001)
NOTAS
161 J. Pérez Villanueva, Ramón Menéndez Pidal (1991), p. 195.
162 Carta publicada por Pérez Villanueva, obra, citada, p. 196. Como complemento de esas "redes" con que R. Menéndez Pidal pretendió obtener los deseados romances tradicionales, hizo imprimir un pliego de cuatro hojas, sin fecha, en la Imprenta Nacional de Quito con el título "Romances populares en América" con orientaciones para la recogida de romances de la tradición oral en que citaba los romances de que había dado noticia C. Bayo en un artículo sobre "La poesía popular en la América del Sur", RABM, VI (1902), 291-306 y los principios de los que consideraba más comunes en España. Véase A. Valenciano, "El Romancero tradicional en la América de habla hispana", Anales de la literatura hispanoamericana, XXI (1992), 145-163. Según "El Tiempo" de Lima (20-III-1905) "la circular del Sr. Menéndez sobre el Romancero Español" fue publicada, asimismo, como artículo, en "La Linterna", de Quito; "El Tiempo" la reprodujo, recomendando su lectura y solicitando de aquellos que "se interesan por las letras americanas" que coadyuven a la realización del "Romancero Español que dé cabida preferente a los romances populares de la América" "que se propone el señor Menéndez".
163 A. Lago Carballo, "Menéndez Pidal, viajero por América en 1905", Cuadernos Hispanoamericanos, n° 464 (febr. 1989), 7-22, ha hecho una crónica del viaje y dado a conocer algunos de los apuntes e impresiones que sacó Ramón Menéndez Pidal en su visita a los diversos países. En una papeleta, escrita tiempo después, Menéndez Pidal anotó: "Acepté en la inteligencia de que mi misión era escribir una memoria histórica sobre el asunto. Luego, al acercarme a Guayaquil, hubo aviso de que yo iba, noté la aparatosidad que daban a mi viaje. Luego, tuve que soportar acompañante militar en mi viaje a Quito, banquete diario hasta en las etapas de viaje, discurso diario, fiesta continua, ser huésped del Estado, recepciones y bailes, que al pasar por los cuarteles me presenten armas, no sé si asistir o pasar revista a tropas".
164 R. Menéndez Pidal, "Los romances tradicionales de América", Cultura. Española, I (febrero 1906), pp. 72-111, en la p. 9. En la sesión del 27-111-1905 del Ateneo, aparte de que se acordara "compilar en un folleto los trabajos literarios leídos en la velada de la Exposición celebrada en honor del Excmo. señor Menéndez Pidal", las gestiones en pro de la recolección de romances vinieron a parar en que "Los señores Palma, Riva Agüero y Romero, fueron designados para emitir un informe sobre los romances históricos nacionales, que el señor Menéndez Pidal solicita" ("Opinión Nacional", 28-111-1905). Los interlocutores de Menéndez Pidal no tenían una idea muy clara de lo que era la poesía popular. Sirva de ejemplo el intento de colaboración de Manuel A. de San Juan, del "Ministerio de Relaciones Exteriores", que le adjuntó, en carta del 31-111-1905, "algunas canciones enteramente populares, puesto que las canta mi cocinera", del siguiente tenor: "Es una historia infeliz / que con dulce y tierna voz / una mañana al morir / entonaba un ruiseñor: / Hubo en el campo una alondra / con tres hijos en su hogar / que saludaba a la aurora / con dulcísimo cantar (...)", etc.
165 Que ofrecía "Sopa de Camarones, Consommé, Corbina salsa Pickles, Sesos a la Milanesa o Salsa Tomates, Pollona a la Catalana, Pastel a la Inglesa, Papas de Apio, Porotos Caballeros, Ensalada, Roast-beef, Duraznos al jugo, Buñuelos, Café o Té".
166 Informante: "Guillermo Leyra Roquer, Estando de Cónsul en Valparaíso, abril 1905".
167 La versión que le proporcionó Cannobio, junto con otras peninsulares del mismo romance, dio pie a la redacción del trabajo de R. Menéndez Pidal, "Sobre los orígenes de El convidado de piedra", Cultura Española, II (1906), 449-459.
168 El 2-IX-1906 Menéndez Pidal escribió a Cannobio "para que me envíe las dos versiones que anuncia o la publicación donde las dé a luz". Pero en 1909 no habían llegado a sus manos, ya que entre las 76 versiones chilenas que entonces inventarió sólo una era ajena a la colección remitida por Vicuña, la entregada en Santiago por Cannobio.
169 Pese a la reproducción de la "Circular a los folkloristas americanos" remitida por don Ramón en "Las Últimas Noticias" de Santiago de Chile, el 1-IV-1905 y al Ensayo de programa, pitra estudios del folklore chileno presentado a la Facultad de Humanidades de la Universidad de Chile en la sesión del 9 de julio de 1905 y publicado por R. Lenz, Santiago de Chile: Imprenta Cervantes, 1905, en el que figuraban en primer lugar (A. 1) los "Romances, corridos, cuentos en versos".
170 Cultura Española, I, pp. 78-94. Vicuña se carteaba con Menéndez Pidal desde 29-VIII-1904 y el 23 de Octubre de ese año Menéndez Pidal ya le pidió romances.
171 En 1909, de las 84 versiones de romances de la tradición americana que R. Menéndez Pidal tenía ya en su Archivo, 76 eran chilenas, y, de ellas, 75 se debían a las pesquisas y envíos de Vicuña Cifuentes. En RTLH, XI (1977-78), frente a la p. 153, se reproduce en lámina uno de los textos remitidos por Vicuña.
172 Santiago de Chile: Imprenta Barcelona, 1912.
173 "Seis de ellos me fueron dictados por mi peluquero Toribio Alonso". Alonso, de 27 años, los aprendió de su tía Ruperta Alonso, de c. 50 a., "que vive todavía en Siete Iglesias [Valladolid], y que es un pozo de romances" (carta de Vicuña Cifuentes de 16-IX-1906). Menéndez Pidal inventarió los siete romances dichos por Toribio como de Siete Iglesias en sus listas de versiones de "Valladolid". Otros dos romances los oyó Vicuña a "un asturiano".
174 Cultura Española, I, pp. 100-104.
175 Cultura Española, I, pp. 107-108.
176 Las poesías romancescas que le comunicó "el viajero español" Ciro Bayo y que Menéndez Pidal se creyó obligado a incluir en su trabajo de Cultura Española, I, pp. 104-106 y 108-111, son creaciones de un poeta no popular, que para nada interesan al estudio del romancero tradicional. Ciro Bayo había anteriormente publicado, según arriba notamos (n. 162), tres textos realmente tradicionales: una versión de Las señas del marido (é) de Tucumán (Argentina), otra del Conde Niño de Santa Cruz de la Sierra (Solivia) y una adaptación de No me entierren en sagrado.
IMÁGENES
Menéndez Pidal visitó El Ecuador y Perú como comisionado de Alfonso XIII para resolver un conflicto de límites entre las dos repúblicas hispanas. Su propósito particular de descubrir el Romancero oral de ambos países vino a quedar en gran parte frustrado por el protocolo con que los gobiernos le recibieron y por una excursión a la cumbre del Pichincha.
Ramón Menéndez Pidal (el 2° a la derecha sentado) ascendiendo al Pichincha (7-II-1905).
Ramón Menéndez Pidal pasa una revista militar en Quito.
Ramón Menéndez Pidal en las calles de Quito.
Apunte de R. Menéndez Pidal sobre la política en El Ecuador utilizando a modo de clave secreta los alfabetos griego y árabe.
Julio Vicuña Cifuentes fue el único letrado americano capaz de explorar para Ramón Menéndez Pidal la tradición romancística de Hispano-américa.
El terremoto de 1906 ocurrido en Chile interrumpió temporalmente el envío de romances por Vicuña. Foto remitida a Ramón Menéndez Pidal por Rodolfo Lenz.
SUMARIO:
I PRESENTACIÓN: EL ROMANCERO Y EL ARCHIVO MENÉNDEZ PIDAL
* EL ARCHIVO DEL ROMANCERO, PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD
II. CREACIÓN Y ORÍGENES DEL ARCHIVO MENÉNDEZ PIDAL DEL ROMANCERO
* 2. DESCUBRIMIENTO DE LA TRADICIÓN ORAL CASTELLANA EN 1900
* 3. LOS PRIMEROS PASOS EN LA COMPILACIÓN DE UN ROMANCERO ORAL PAN-HISPÁNICO
* 4. EN BUSCA DE ROMANCES FUERA DE LA PENÍNSULA: EN CANARIAS Y EN LAS COMUNIDADES SEFARDÍES, 1904
* 5. "A POR PAN Y A VER AL DUQUE": PRIMER VIAJE A AMÉRICA, 1905-1906
* 6. EL FONÓGRAFO DE CILINDROS DE CERA VIAJA EN BUSCA DE MELODÍAS, 1905-1906
* 7. LA MÚSICA Y LA DANZA COMO PARTE DEL ROMANCERO, 1905
* 8. ANTE UNA BUENA COSECHA, 1905-1908
* III EL ROMANCERO HISPÁNICO BAJO LOS AUSPICIOS DE LA JUNTA PARA AMPLIACIÓN DE ESTUDIOS
* 1. LA CREACIÓN DEL CENTRO DE ESTUDIOS HISTÓRICOS Y EL ROMANCERO DE RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL
* 2. LOS DIALECTÓLOGOS Y EL ROMANCERO ORAL: 1910-1912
* 3. MANRIQUE DE LARA COLECTA EN ORIENTE EL ROMANCERO SEFARDÍ, 1911-1912
* 4. OTRAS APORTACIONES AL ARCHIVO ANTERIORES A LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL, 1909-1913
* 5. EL ROMANCERO HISPÁNICO DE AMÉRICA DEL NORTE, 1913
* 6. LOS PLIEGOS SUELTOS DE PRAGA LLEGAN AL ARCHIVO, 1913-1914
* 7. MENÉNDEZ PIDAL VUELVE A AMÉRICA, PERO DEJA DE LADO EL ROMANCERO, 1914
* 8. LAS GRANDES ENCUESTAS REGIONALES DE JOSEFINA SELA Y DE EDUARDO M. TORNER, 1914-1920
* 10. POESÍA POPULAR Y ROMANCERO, 1914-1918
* 11. LA GEOGRAFÍA FOLKLÓRICA Y LA EXPLORACIÓN DE REGIONES HASTA EL MOMENTO POCO ENCUESTADAS, 1920
* 12. AURELIO DE LLANO Y EL CONOCIMIENTO DEL ROMANCERO ASTURIANO, 1919-1925
* 13. OTRAS APORTACIONES AL ARCHIVO DE COMIENZOS DE LOS AÑOS 20
* 14. LA TERCERA PARTE DE LA SILVA, PERDIDA, 1921
* 15. EL ARCHIVO DEL ROMANCERO, EN EL OLIVAR DE CHAMARTÍN DE LA ROSA, 1925
* 16. SIGUE LA ACTIVIDAD RECOLECTORA, 1926-1927
* 17. LA CEGUERA TEMPORAL DE MENÉNDEZ PlDAL Y SU "FLOR NUEVA DE ROMANCES VIEJOS", 1926-1928
* IV. EL PROYECTO DE PUBLICACIÓN DE EPOPEYA Y ROMANCERO FINES DE LOS AÑOS 20, COMIENZOS DE LOS AÑOS 30
* 1. EL ROMANCERO, PARTE DE UNA MAGNA OBRA A PUNTO DE PUBLICARSE
* 2. LAS FUENTES DOCUMENTALES ANTIGUAS
* 3. GALICIA EN EL FOCO DE LAS INVESTIGACIONES SOBRE EL ROMANCERO PAN-HISPÁNICO, 1928-1931
* 4. APORTACIONES AL ARCHIVO DE COLECCIONES AJENAS. EL ROMANCERO CATALÁN, 1930-1933
* 5. 1930. LOS BAILES ROMANCEADOS QUE AÚN PERDURAN
* 7. PARÁLISIS RECOLECTORA EN PORTUGAL, 1930
* 8. DISCOGRAFÍA Y PELÍCULAS ETNOGRÁFICAS; EL ROMANCERO INCORPORADO A LA ENSEÑANZA ESCOLAR. 1932-1936
* V. LA GUERRA CIVIL. EL ROMANCERO, PARTE DEL TESORO NACIONAL
* 1. DISCONTINUIDAD DE EPOPEYA Y ROMANCERO Y CONTINUIDAD LATENTE DEL ROMANCERO
* 2. MADRID BOMBARDEADO. EL ARCHIVO "REFUGIADO" EN LA EMBAJADA DE MÉXICO
* 4. ANÍBAL OTERO, ENCUESTADOR DEL ROMANCERO Y DEL ATLAS LINGÜÍSTICO, ACUSADO DE ESPIONAJE
* 5. MENÉNDEZ PIDAL, ANCLADO EN CUBA, A LA BÚSQUEDA DE ROMANCES
* VI. EL ARCHIVO DEL ROMANCERO Y RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL CONFINADOS EN SU CASA
* 1. DEPURACIÓN DE MENÉNDEZ PIDAL. FIN DE SUS PROYECTOS CON UNA PROYECCIÓN NACIONAL, 1939-1941
* 2. EL ROMANCERO DORMITA EN SUS CAJONES, 1939-1945
* 3. UNA NUEVA GENERACIÓN DE ROMANCISTAS TOMA EL RELEVO, 1945-1946
* 4. MENÉNDEZ PIDAL VUELVE AL ROMANCERO, 1946-1950
* 6. ÉXITO EN LA TRADICIÓN ORAL DE ALGUNAS VERSIONES FACTICIAS DE LA FLOR NUEVA
* 7. HACIA UNA RECUPERACIÓN DEL ROMANCERO PORTUGUÉS, 1948
* 12. HACIA UNA EDICIÓN INTEGRAL DE LAS FUENTES IMPRESAS DEL ROMANCERO DEL S. XVI
* VII. LA PUBLICACIÓN DE LOS FONDOS DEL ARCHIVO DEL ROMANCERO ENCOMENDADA AL SEMINARIO RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL
* 1. EL "SEMINARIO MENÉNDEZ PIDAL" DE LA UNIVERSIDAD DE MADRID Y EL ARCHIVO MENÉNDEZ PIDAL, 1954
* 2. LOS PRIMEROS DIFÍCILES AÑOS DEL "SEMINARIO MENÉNDEZ PIDAL" Y EL ROMANCERO, 1954-1959
* 3. INTENTOS DE ROMPER CON EL AISLAMIENTO INTELECTUAL DE LA ESPAÑA DE LOS AÑOS 50
* 4. GRAN RECOLECCIÓN DE ROMANCES EN LAS ISLAS CANARIAS, 1952-1957
* 5. EL ROMANCERO TRADICIONAL, CUESTIONADO, 1959-1962
* 6. ÚLTIMAS CONTRIBUCIONES DE MENÉNDEZ PlDAL AL ROMANCERO, 1959-1965
* 7. MENÉNDEZ PIDAL EN ISRAEL Y EL ROMANCERO SEFARDÍ, 1964
* 8. EL SEMINARIO MENÉNDEZ PIDAL Y EL FUTURO DEL ARCHIVO-BIBLIOTECA MENÉNDEZ PIDAL, 1963-1966
* 9. REACTIVACIÓN DE LA LABOR EDITORIAL DEL ROMANCERO, 1966
* VIII EL ARCHIVO DEL ROMANCERO RENACE COMO PATRIMONIO CULTURAL DE INTERÉS MUNDIAL
* 2. BELLAS PALABRAS Y NEGRAS REALIDADES, 1969-1970
* 4. EL ARCHIVO DEL ROMANCERO Y LA CONEXIÓN AMERICANA, NUEVAS PERSPECTIVAS, 1971-1975
* 5. EL ROMANCERO ¿AÚN VIVE?, 1973-1975
* 6. CRECER, PARA NO MORIR, 1976-1981
* 7. EL ROMANCERO AÚN VIVE. VOCES NUEVAS DE LA TRADICIÓN ORAL, 1977-1978
* 8. DESCRIPCIÓN Y ANÁLISIS DEL ROMANCERO. UNA NUEVA EMPRESA COLECTIVA, 1977-1984
* 9. LAS GRANDES ENCUESTAS COLECTIVAS DEL PROYECTO DEAPHR, 1980-1984
* 10. LAS TRADICIONES ORALES LEONESAS Y EL ROMANCERO EN LEÓN A FINALES DEL S. XX, 1984-1988
* 13. EL ROMANCERO ANTE EL CENTENARIO DEL ’98
* EPÍLOGO
* 1.- EL CENTRO DE ESTUDIOS HISTÓRICOS MENÉNDEZ PIDAL DINAMITADO
* 3.- LOS FONDOS DEL ARCHIVO DEL ROMANCERO Y LA INVESTIGACIÓN
Diseño gráfico:
La Garduña Ilustrada
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