4. EN BUSCA DE ROMANCES FUERA DE LA PENÍNSULA: EN CANARIAS Y EN LAS COMUNIDADES SEFARDÍES, 1904. II. CREACIÓN Y ORÍGENES DEL ARCHIVO MENÉNDEZ PIDAL DEL ROMANCERO
4. EN BUSCA DE ROMANCES FUERA DE LA PENÍNSULA: EN CANARIAS Y EN LAS COMUNIDADES SEFARDÍES, 1904.
Sus gestiones para obtener romances de las Islas Canarias dieron, sin embargo, muy limitados resultados. La desorientación de los folkloristas locales era entonces grande, pues estaban empeñados en descubrir en la poesía popular isleña rastros de la historia de los "aborígenes". Del "voluminoso fárrago de poesía" recogido por Juan Bethencourt Alfonso, "sólo un romance estrictamente popular pude sacar —afirmaría Menéndez Pidal en un apunte manuscrito— (...) acogido por el Sr. Bethencourt por creerlo de asunto local", cuando en verdad se trataba de una versión de Albaniña133. Dispuesto a ilustrar a cuantos pudieran interesarse en la tarea de descubrimiento del romancero en Canarias, Menéndez Pidal envió a la prensa isleña un artículo que incluía instrucciones para la recogida. Una vez que ese llamamiento se publicó en el "Diario de Tenerife", 29-I-1904, Menéndez Pidal remitió a diversas personalidades de las islas una carta circular. Pero los frutos de la correspondencia fueron muy decepcionantes: sólo José Batllori y Lorenzo, bibliotecario y periodista, le proporcionaría, entre "muchos papeles", tres romances tradicionales de escaso valor, junto a otros varios de pliego de ciego134 .
No menos paciencia tuvo que tener Menéndez Pidal en sus intentos de contactar con las comunidades sefardíes, tanto de Occidente —en Gibraltar, Marruecos y Argelia— como del Imperio Otomano y los Balcanes. Sobre muchas de las cartas de sus corresponsales, que aprovechaban, a menudo, para dirigirle peticiones de índole muy varia, Menéndez Pidal tuvo que anotar "No da nada de sí"135. No obstante, el hecho de que el Romancero oral hubiera ya sido objeto de publicaciones, tanto en imprentas de Oriente en caracteres hebraicos, como en revistas especializadas de Europa occidental136, facilitaría la comprensión de las peticiones de Menéndez Pidal.
Los primeros romances judeo-españoles que vinieron a formar parte del Archivo Menéndez Pidal por envío de sus colectores137 son, posiblemente, tres versiones remitidas desde Viena por el Dr. Ángel Pulido, el gran propagandista del reconocimiento por parte de España de la españolidad de los descendientes de los judíos expulsados en 1492: La cabalgada de Peranzules ("Cabalgué por altos mares", á.o), romance muy raro en la tradición judía; Tiempo es el caballero, combinado con El falso hortelano ("Hora es el caballero", í), y El chuflete ("Salir quiere el mes de marzo", í). Procedían, sin duda, de la tradición de Sarajevo (Bosnia), que entonces formaba parte del Imperio Austro-húngaro138, y debieron llegar a manos de Menéndez Pidal en 1904. En Octubre de ese mismo año la señorita Fina Haün, de Berlín, cuyos padres eran de Constantinopla, entregó a Pulido una versión del romance de Virgilios que don Ángel remitió también a Menéndez Pidal139.
En carta fechada el 30 de Mayo de ese año de 1904, M. Gañi, de la "Firma Gheorghiu & Gany" de Roşiori (Rumania), hacía saber a Menéndez Pidal que se sentía "fiero" por poder "contribuyr a su hermoza obra" de compilación de un Romancero General y le remitía los romances que él mismo recordaba ("2 / 3 romances que mas conosco"), asegurándole además que había escrito a varios amigos para ver de procurarle otros. Los romances que incluía en su carta eran dos versiones, una de Landarico ("La reina staba al espejo", á.o) y otra de La vuelta del navegante ("Naviguero, naviguero", á); poco tiempo después, remitiría otra de La malcasada del pastor ("Mi madre era de Fransa", ó)140.
A los buenos oficios de Pulido se debe también que Ramón Menéndez Pidal recibiera algunas muestras de la colección oranesa de Salomón Levy, quien el 29 de julio de 1904 le escribía:
"Tengo que agradecer al Sr. Pulido por haberme puesto en relación con su apreciable persona y celebro mucho su proyecto de publicar un libro de los Romances antiguos reviviendo así los que estaban destinados a desaparecer. / Me extraña que no me menciona uno muy antiguo que remití al Sr. Pulido en una Revista Anglo-americana, si no se lo ha entregado, pídaselo".
Salomón Levy explicaba a Menéndez Pidal cómo "hace 7 ou 8 años" E D. Mocalta, Esq. "eminente figura Israelita-Española" residente en Londres "me pidió le recojiera Romances, cantigas, etc. a lo que me dediqué con ahínco y recojí una cantidad que le remití". Levy, que estaba orgulloso de su labor
"dicha colección es la más completa y se necesitaría años para recojerla",
no dudaba de que Mocalta se la prestaría. Pero la respuesta de Mocalta a la carta que Menéndez Pidal le escribió fue evasiva (16-VIII-1904) y, sobre ella, su receptor anotó en forma coloquial:
"Escribirle que no debo publicar mi romancero sin conocer el de Oran y que, si él quiere precederme puede publicarlo en cualquier revista y, si no tiene a mano, en la Rev[ista] d[e] Archivos. Que comprendo muy bien que no quiera desprenderse de la colección. Pensaba no insistir, pero me da lástima y le ruego la publique. Si V. no quiere molestarse, yo corregiría las pruebas y él firmará, tanto es mi interés".
Los temores de que la colección no viera la luz que en esta nota manifiesta Menéndez Pidal, desgraciadamente, se cumplirían141.
Ya desde ese año de 1904 Menéndez Pidal se carteaba con Moisés Abravanel, de Salónica (entonces dentro del Imperio Otomano), quien copiaría para él, a lo que parece basada en los libros de cordel de Yacob Abraham Yoná142, una preciosa colecciónenla de romances143, quizá sin querer reconocer sus fuentes, ya que le ponderaba lo trabajoso de ir "en busquidá de romances", teniendo que "trovar viejas y aserlas cantar por poder escrivirlas"144, a menos que sus informantes no fueran los mismos que proporcionaron textos al combidador para su pequeño negocio editorial.
Ese mismo año, entró Menéndez Pidal en relación con un sefardí culto y literato, residente en Lisboa y Tánger, José Benoliel, quien le proporcionó, como primera muestra, una versión de La buena hija ("Paseábase el buen Cide por la su sala reale")145 y, poco después, otras, entre ellas, una del Destierro del Cid y otra de Jimena pide justicia, enviadas, sin duda, en carta del 5 de junio, en que sabemos le incluía varios romances "tales como me los recordaba"146. Menéndez Pidal se apresuró a contestarle el 8 de Junio de 1904, asombrado del repertorio romancístico judeo-marroquí:
"Recibo con sumo gusto su carta con los romances que se ha servido enviarme (...). Son muy estimables para mí, ya que ofrecen asuntos diferentes que los conservados en la tradición oral de la Península. Del Cid aquí no se recita ya ninguno y figurarán honrosamente en mi colección y en el estudio de la Leyenda del Cid que publicaré algún día. Espero el de «Allá salía el buen rey» y los que V. pueda proporcionarme de otras personas. Por lo interesantes que son los que V. me ha mandado veo que el fondo tradicional de los judíos de Tánger es para mí inestimable [y] desearía mucho tener cuantos más pudiera (...)",
carta que se cruzó con otra de Benoliel escrita el 7 de Junio en que le incluía el romance de La mujer de Amalaos (titulándolo La Blanca) y el del Conde Marcos (llamándolo La Infanta), junto con dos nuevas versiones de La buena hija y del Destierro del Cid, más cuatro versos que faltaban "en el de Ximena"147. Por otra carta del 14 de Junio, en que sólo incluía una versión de Conde Claros y el Emperador ("Allá salía el buen rey"), recordada por su mujer (versión que había ya prometido el 5 de Junio), comprobamos que entre los romances enviados anteriormente se hallaba el de "La reina Xarifa mora" (Hermanas reina y cautiva] en versión que, efectivamente, debió de incluir entre las remitidas el 5 de Junio ya que se halla copiada en la misma hoja de papel que la primera de las versiones del Destierro del Cid. En estos primeros envíos Benoliel únicamente disponía, como fuente de información, de su propia memoria, de la de su mujer y de la colaboración de algunos informantes judíos que residían o pasaban ocasionalmente por Lisboa148. Pero, aunque sintiera no poder dedicar "mayor afán", mientras se hallara en Lisboa, a la tarea de buscar romances149, intentó aprovechar sus contactos en Tánger para ampliar la colección:
"Voy escribiendo a mis amigos o conocidos para pedirles todos los romances que puedan alcanzar" (Lisboa, 14-VI-1904).
Y sus gestiones fueron, pronto, dando el fruto deseado. El 5 de Agosto aseguraba a Menéndez Pidal:
"Haré todo lo que pueda para corresponder a sus deseos relativamente a la tradición de Tánger y compensar la falta que le ha hecho el no poder tener conocimiento de los romances del Sr. Sánchez Moguel. En prueba de mi buena voluntad hoy le envío en separado un mazo de poesías conteniendo once romances y algunas traducciones mías150 (...). Entre estos romances hay algunos que me parecieron muy interesantes. Puede ser mismo que alguno o algunos apresenten novedad. Tendré gusto en saberlo. Le mando, como muestra de lo que de Tánger me envían, dos hojas que me llegaron días antes de mi salida de Lisboa151. Lo escrito a lápiz es mío, esto es, perteneciente a recuerdos míos", en carta escrita desde Caldas da Rainha;
el 12 de Octubre encabezaba otra carta desde Lisboa diciéndole:
"Fue ayer un romance y hoy van seis. Creo que le agradarán",
y el 26 de Octubre, también desde Lisboa, comentaba:
"A respecto de romances, ya tengo más algunos enteros, otros fragmentarios y también algunos versos pertenecientes a los que ya le envié y que servirán para completarlos (...). Cada vez más amplío mi correspondencia con gente de Tánger y a estas horas tengo ya unas pocas de redes armadas por varias partes".
No me consta cuándo, pero quizá en Setiembre de 1904 Benoliel realizó según anunciaba un corto viaje a Tánger y recogió allí algún romance152. Pero, como en 1905153 explica a Menéndez Pidal, su colección del primer año, aunque representativa toda ella de la tradición de Tánger, fue obtenida fundamentalmente recurriendo a un círculo de parientes y amigos, sea en Lisboa sea por carta:
"Las mujeres de Tánger cantan y saben todavía los romances que le envié, pues es de ellas que todos proceden; pero no se encuentra hoy una sola que lo sepa todo, y es preciso recurrir a muchas (como lo hice y como es muy penoso) para recogerlos. Efectivamente, muchos de los que le envié me fueron dictados por una judía de Tánger, muy anciana, establecida en Lisboa, pero como en tiempos le he dicho, muchos otros obtuve por correspondencia con diferentes amigos y parientes míos que durante más de un año andaron a la caza de ellos por un lado y otro, sin contar los que yo mismo recogí el año pasado en Tánger".
Según Benoliel confesaría a Menéndez Pidal en una de sus cartas de aquel año (9-X-1904):
"Hace años que por más de una vez estuve con deseos de coleccionar y publicar, con correcciones y notas, el cancionero o romancero marroquí, o sea de los judíos de origen español establecidos en Marruecos, esto es en Tánger, Tetuán, Alcázar, Larache y Arzila, que son los que conservan, con el idioma castellano, la tradición de los romances de otras eras",
y, conforme al criterio expresado en esta carta, en todos sus primeros envíos de romances sus versiones estaban, efectivamente, "corregidas"; Menéndez Pidal intentó, desde un principio, modificar sus criterios de "colector-editor", proponiéndole:
"Voy a hacerle una advertencia puramente material154. Supongo que pedirá V. por escrito a Tánger otros romances y quisiera que se los envíen a V. cada uno aparte, cada uno para poderlos guardar autógrafos, pues al copiarlos siempre puede cometerse error y aspiro en mi publicación a una fidelidad completa, Si V. me hace el favor de leerlos al recibirlos, le agradecería les pusiese alguna nota al margen o entre líneas si halla expresiones o palabras que crea V. que yo no puedo entender. Lo mismo si alguna corrección se le ocurre hacer, le ruego la haga entre líneas para que tenga yo juntos el texto original y la corrección propuesta por V." (Madrid, 8-VI-1904).
Pero, de entrada, no consiguió convencer a su corresponsal de que desistiera de su tarea reconstructora, ya que Benoliel se consideraba un depositario privilegiado de tradición:
"Vuelvo ahora a nuestras jácaras. Con efecto este género de poesías me ha sido muy familiar desde la más tierna infancia. La sencillez del estilo, la dulzura del canto, la general melancolía de los asuntos, y aún más, el sentimiento verdaderamente poético de todos estos romances, me han siempre causado la más viva y profunda impresión. En la niñez sabía docenas de idea y hasta hoy conservaron para mí el mismo encanto que entonces. Con algún trabajo —y recurriendo a veces al auxilio de patricios míos que por acaso se encuentran en Lisboa— he conseguido reconstituir los que le envié y otros que le iré mandando a medida que el tiempo me lo fuere permitiendo" (Lisboa, 14-VI-1904),
y le alegaba "razones de dos órdenes" para "las correcciones"155:
"El primero consiste en una especie de intuición natural, una como reminiscencia, un tanto escura e indefinida, es verdad, pero en mi concepto, digna de algún aprecio, por eso que estas poesías se han vuelto una herencia de nuestros antepasados, atravesando los siglos sin solución de continuidad de padres a hijos y de hijos a nietos hasta el presente. Así es que no sería exagerar el afirmar que las tenemos ya diluidas en la masa de la sangre, e imitando a Voltaire, iría casi decir que si no existieran no me parecería imposible inventarlas (...)"
"El otro motivo es de carácter más serio y reposa sobre un estudio que hice de las dos poesías mencionadas de diferentes versiones que conocía o vine a conocer, del sentido, construcción, modo de asonancia, etc. Luego vi que ambas procedían de cuartetas y que cuando éstas no eran respetadas debía serlo por haberse perdido algunos versos; que algunos habían sido indebidamente traspuestos; que algunas palabras habían sido cambiadas por otras algo parecidas, etc. (...)156. Otro género de adulteración consiste en las interpolaciones de cantos diferentes de origen, v.gª. Encuentro en la Hija del Cid [= La buena hija] y en La Reina Xarifa mora [=Hermanas reina y cautiva] dos versos idénticos —Libro de oro en las sus manos las oraciones leía— y que de cierto no pueden pertenecer sino a uno de aquellos romances solamente".
Benoliel observaba en las versiones tangerinas la variabilidad propia del canto tradicional157, pero creía preciso remontar, a través de ellas, al prototipo correcto del que debían derivar:
"Mucho me dieron que hacer aquellos romances; toda la semana la empleé en copiarlos y reconstituirlos. A cada paso es un enigma que hay que adivinar, y en grande número de casos no es fácil (...)158. Esta, pues, es una de las dificultades en que más lucho, pero otras hay de no menos importancia, como son las soluciones de continuidad que en lo mejor del cuento nos dejan a ciegas. Por un violento esfuerzo de memoria, he conseguido algunas veces edificar varios versos, olvidados desde la infancia. Otras veces los compongo yo mismo, penetrándome del asunto y, por decirlo así, afinando la lira (no sé si lira era la que usaban los autores de romances) al diapasón de cada una de estas composiciones".
Con el tiempo, Menéndez Pidal logró de Benoliel que le remitiera las versiones tal como las cantaban los informantes y, sólo aparte, las "necesarias" correcciones, como complemento de las notas159. En su carta del 6 de Octubre ya Benoliel explicaba, conforme a los deseos de su corresponsal:
"Todos los versos entre paréntesis son de mi fabricación. Así también los que escribo en la columna de la derecha, salvo cuando cito otras versiones, y en ese caso lo advierto siempre".
Aunque los esfuerzos restauradores de Benoliel constituyeran, en sus iniciales contribuciones al Archivo Menéndez Pidal, un peligro para la fiabilidad de sus textos como testimonios de la tradición oral tangerí, su conocimiento, tanto de la lengua hebrea, como del judeo-español, resultó muy valioso a la hora de someter a crítica otros repertorios de romances judeo-españoles, como los publicados por Menéndez Pelayo y por Danon. Hay en sus cartas a Menéndez Pidal observaciones muy acertadas, correctoras de falsas lecturas, interpretaciones y deducciones de uno y otro editor 160.
En fin, en la correspondencia de Benoliel con Menéndez Pidal del año 1904, hay una sugerencia que Menéndez Pidal habría de tener en un futuro próximo muy presente:
"Habrá Ud. pensado en publicar al mismo tiempo las melodías correspondientes a algunos de los romances recogidos? De muchos se podrían obtener en Tánger y Tetuán y me parece que habría verdadero interés en hacer un estudio sobre composiciones musicales de 4 ó de 5 siglos a esta parte" (14-VI).
Diego Catalán: "El archivo del Romancero, patrimonio de la humanidad. Historia documentada de un siglo de historia" (2001)
NOTAS
133 Bethencourt, al transcribir los versos "ni me lo enramó Laureano ni Cabrera ni Pastor / que me lo enramó don Carlos hijo del Emperador", anotó respecto al último personaje "apodo que tuvo uno", convencido de haber encontrado un romance histórico de tema canario.
134 Véase D. Catalán, La flor de la marañuela, I, Madrid: Seminario Menéndez Pidal, 1969; 2a ed. 1973, pp. 7-11 y 15-18. Aprovecho para corregir un error de imprenta en la reproducción del artículo periodístico de Menéndez Pidal: en la p. 16, omítase la línea 7, y substituyase por lo aquí impreso entre corchetes: "Y tal arraigo parece tener en las Canarias [la poesía narrativa, que si en La Palma va desusándose aquel baile] perdura la cantiga".
135 Según hallamos, efectivamente, escrito sobre alguno de los envíos. Véase S. G. Armistead, El Romancero judeo-español (197’8), I, p. 12, n. 24.
136 El romancero, según hemos recordado más arriba, fue un filón para algunos impresores judeo-españoles que publicaron, en caracteres hebraicos, literatura de cordel en Salónica, Sofía, Jerusalén, etc., entre los que ocupa la posición más destacada Yacob Abraham Yoná, quien imprimió toda una serie de libricos desde 1896-97 en adelante. En Occidente, el romancero sefardí oriental fue tempranamente conocido desde que Abraham Danon, miembro de la Alliance Israelite Universelle de Constantinopla, publica su "Recueil de romances judéo-espagnoles chantées en Turquie", REJ, XXXII (1896), 102-123, 263- 275; XXXIII (1896), 122-139, 255-268 (ya en 1904 Menéndez Pidal sostenía con él una activa correspondencia). También contribuyeron a su conocimiento la publicación por M. Menéndez Pelayo de la colección de Carlos Coello y Pacheco (en su Antología de poetas Líricos castellanos, IX, 1900), el artículo de A. Galante (profesor del liceo imperial otomano de Rodas y anteriormente residente en Beirut y Es-mirna), "Quatorze romances judéo-espagnols", en la RHiX (1903), 594-606 y la publicación por L. Wiener de 28 cantos recogidos en el verano de 1898 de boca de un maestro, residente en Belgrado, originario de Bosnia y de cantoras de profesión en las bodas de Sofía y Belgrado, "Songs of the Spanish Jews in the Balkan Península", MPh, I (1903-1904), pp. 205-216 y 259-274.
137 Curiosamente, en el Archivo Menéndez Pidal hay dos listas de versiones judeo-españolas empezadas independientemente una de otra, una lleva el título "Romances judíos" y fue iniciada por María Goyri y continuada por Ramón Menéndez Pidal; otra, sin título, fue iniciada por Ramón Menéndez Pidal. Creo que ambas comienzan en el año 1904. Dentro de cada lista se pueden distinguir las sucesivas adiciones.
138 S. G. Armistead, El Romancero judeo-español (1978), vol. III, p. 82, sólo atribuye a Pulido el envío de los dos primeros, situándolo "antes de 1905 (?)". En el vol. I, p. 14, supone, con razón, que proceden de la tradición de Sarajevo.
139 María Goyri inventarió los primeramente citados al mismo tiempo que los reunidos en Mayo por M. Gañi, colocándolos delante, y Ramón Menéndez Pidal, en la otra lista, anotó el Virgilios de Berlín.
140 S. G. Armistead, El Romancero judeo-español (1978), excluye los dos primeros romances citados, por el hecho de haber sido publicados por Pulido (cfr. vol. I, n. 26). El romance que Armistead (vol. III, p. 78) considera enviado con la carta del 30-V-1904, el de La malcasada del pastor, llegó posteriormente al Archivo, ya que Ramón Menéndez Pidal lo incorporó a la lista después de la llegada del primer texto remitido desde Lisboa por Benoliel. La carta del 30-V-1904 puede verse reproducida en una lámina del citado libro de S. G. Armistead. Gany creía posible la repatriación de los sefardíes: "vamos llegar al resultado de ver, parte de nuestros hermanos, repatriados. Seguro que muy pocos de esta generación y más muchos de nuestros ijos y nietos".
141 Los tres romances remitidos por Levy, Turquino y Lucrecia, Jimena pide justicia, Diego León, fueron inventariados por Ramón Menéndez Pidal tras el Virgilios de Berlín (octubre de 1904), antes de los recibidos de Abravanel. En carta de J. Benoliel a R. Menéndez Pidal de 15 de noviembre de 1904, contestando a una pregunta de éste, dice: "No tengo presente a la memoria el Dr. Levy de quien me habla. ¿Le soy yo conocido?". Sobre la pérdida de esta colección, véase § 1 y n. 30.
142 Según muestra S. G. Armistead, El Romancero judeo-español(1978), I, pp. 13-14.
143 Armistead, indignado con Abravanel por ocultar el origen de sus textos, considera que "la colaboración de Abravanel acaba siendo, por lo tanto, totalmente decepcionante y sin utilidad alguna". No soy de su opinión, ya que, al enviar a Menéndez Pidal los textos de los libros de cordel, los puso en circulación fuera del ámbito a que estaban destinados y permitió a Menéndez Pidal ofrecer en su Catálogo de 1906-1907, que luego citaremos, una más completa muestra de lo que era la tradición judeo-española de Oriente, con el consiguiente beneficio para las investigaciones posteriores. Sólo a partir de los años 70, con la publicación científica de los libricos de cordel realizada por S. G. Armistead y J. H. Silverman, la información de Abravanel se hizo "decepcionante" e "inútil". Por otra parte la fecha, 1904, en que Abravanel comienza a remitir romances a Menéndez Pidal, y las de publicación de los livrikos de cordel que conocemos salidos de la estamparía de Yoná hacen posible pensar que quizá la relación entre las dos colecciones no sea tan simple como supone Armistead. Nada sabemos de las fuentes a que recurría el pobre combidador para contar con originales poéticos que imprimir. Al fin y al cabo, las buenas cantoras de la comunidad saloniquí de los primeros años del s. XX podían ser de todos conocidas.
144 Cartas de 15-V-1904 y 12-VI-1904.
145 En la primera lista de "Romances judíos" es la única versión que se cita, añadiendo como localiza-ción "Lisboa. ¿Marruecos?" Obviamente no habían llegado otras. Es el romance al que Benoliel llamó La hija del Cid.
146 Sólo conozco la existencia y contenido de esta carta por referencias posteriores a ella: su fecha consta en otra del día 7, en la cual se dice "Tuve el honor de responder antes de ayer a su estimada carta, y de remitirle algunos romances conforme me los pidió y tales como me los recordaba". En esta carta del día 7, Benoliel alude, como ya enviadas, a versiones distintas de la citada en la lista, pues dice que adjunta "dos otras versiones de dos que ha ya Vd. recibido y que intitulo: La hija del Cid [= La buena hija] y Destierro del Cid Campeador" y envía asimismo variantes a la ya remitida de Jimena, pide justicia.
147 Esto es, en el de Jimena pide justicia ("Delante el rey de León"). S. G. Armistead ha reproducido fotográficamente esta carta del 7-VI-1904 en las láminas de El romancero judeo-español, 1978.
148 Según carta del 14-VI-1904, citada más adelante.
149 Conforme le explica detenidamente el 14-VT 1904, al tiempo que le anuncia: "Es posible que vaya en agosto o setiembre a Tánger. En ese caso podré hacer una cosecha bien considerable".
150 R. Menéndez Pidal, en correspondencia a sus envíos de romances, corregía a J. Benoliel el castellano de sus poesías y traducciones.
151 Según apunte de R. Menéndez Pidal sobre la carta, "son los romances de Vergilios y Amnón y Tamar otro al respaldo". Este otro es una versión de la La rueda de la Fortuna. El papel utilizado lleva impreso: "Tánger, le... 190../ Note de marchandises comandées par Salomón Benoliel & Cié. de Tánger a Mesieurs... de... ", que nos aclara la identidad del corresponsal colector de los textos.
152 Véase la nota siguiente.
153 Carta del 29-X-1905.
154 En el borrador de la carta, que es lo que conozco, había ensayado otra forma de entrarle al asunto: "Me pide V. alguna indicación y voy a permitirme hacerle alguna", frase iniciada de varias formas y finalmente tachada.
155 Hechas "en las que intitulé La. Blanca y El Destierro del Cid como en algunos otros".
156 Consideraba que "todo esto se puede probar" comparando entre sí las dos versiones del Destierro del Cid enviadas y asimismo las dos de La mujer de Arnaldos que conocía (una aún no remitida).
157 "Es conveniente observar que las versiones varían indefinidamente entre los que aún cantan estos romances, pues difícil será encontrar dos que los canten del mismo modo de un extremo a otro" (14-VI-1904).
158 Entre los "enigmas" cita como ejemplo dos que creía haber resuelto: los incipit "En Castilla está una vieja, grande estrimición hacía" (Muerte del Duque de Gandía) y "Subisme a un alto cielo para escribir y notar / para tener en memoria lo que aconteció en Lisboa" (Doña Antonia de Lisboa), 5-VIII-1904.
159 Cfr. Armistead, El Romancero judeo-español (1978), I, p. 14. Benoliel siguió, no obstante, teniendo una concepción antológica de su colección por lo que continuó enviando romances lo más completos posible y, por lo tanto, anónimos, reconstruidos a base de recitaciones varias. Con posterioridad, sólo comunicaba a Menéndez Pidal versos que "faltaban" en los textos ya enviados. Dado que todos sus informantes eran representantes de una misma comunidad, la tangerí, la decisión de considerar todas las recitaciones de un romance representaciones de una sola versión no era nada absurda.
160 Benoliel, el 12-X-1904, explica bien que, en Menéndez Pelayo (vol. III, p. 357, 1. 6), la lectura "Pase abajo Silvana" es errónea por "Paseábase Silvana" (romance ya enviado por él); protesta de la "mala versión" de Tamar y Annón publicada, pues es romance "tan conocido en todo Marruecos que hasta las moritas lo cantan" y que se ignoren los muchos otros temas bíblicos de que los judíos cantan romances: "el sacrificio de Ysaac; el pasaje del mar Rojo; el Nacimiento y muerte de Moysés; la venta de Joseph y su historia toda, etc., etc."; y el 26-X-1904 corrige las faltosas lecturas de Danon "Un pujo tiene la condesa", explicando cómo debe leerse "Un fijo tiene la condesa" (El huérfano), "no sopi otro como ti" substituible por "no topí otro como tí", "alba y bicia graciosa", donde el desatinado "bicia" está por "mejía", esto es "mejilla". En cambio yerra Benoliel al querer corregir "Gritos daba la pava por aquel monte" substituyendo "pava" por "cava", ya que el verso está atestiguado desde antiguo, en G. de Correas (Vocabulario, 369a): "Bozes dava la pava i en aquel monte; / el pavón era nuevo i no la rresponde" (cfr. M. Frenk, Corpus de la. antigua lírica popular hispánica: siglos XV a XVII, Madrid: Castalia, 1987, n° 505).
IMÁGENES
Para completar su conocimiento del Romancero oral pan-hispánico, el matrimonio Menéndez Pidal/Goyri recurrió a una red de corresponsales, tanto en la Península, como en Cananas, como en América, como en las comunidades sefardíes de Marruecos y Oriente. Cuatro colectores de romances: Rafael García Plata, de Alcuéscar (Cáceres);
M. Gañí, de Rosiorí (Rumania);
José Benoliel, de Tánger (residente en Lisboa);
Julio Vicuña Cifuentes, de Santiago de Chile.
Carta de Gañí, comerciante de Rofiori, que se sentía "fiero" de poder contribuir al Romancero general de Menéndez Pidal con textos judeo-españoles locales.
Versión de La enamorada de un muerto, Tánger, recogida por Benoliel; romance nunca más hallado en Marruecos.
SUMARIO:
I PRESENTACIÓN: EL ROMANCERO Y EL ARCHIVO MENÉNDEZ PIDAL
* EL ARCHIVO DEL ROMANCERO, PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD
II. CREACIÓN Y ORÍGENES DEL ARCHIVO MENÉNDEZ PIDAL DEL ROMANCERO
* 2. DESCUBRIMIENTO DE LA TRADICIÓN ORAL CASTELLANA EN 1900
* 3. LOS PRIMEROS PASOS EN LA COMPILACIÓN DE UN ROMANCERO ORAL PAN-HISPÁNICO
* 4. EN BUSCA DE ROMANCES FUERA DE LA PENÍNSULA: EN CANARIAS Y EN LAS COMUNIDADES SEFARDÍES, 1904
* 5. "A POR PAN Y A VER AL DUQUE": PRIMER VIAJE A AMÉRICA, 1905-1906
* 6. EL FONÓGRAFO DE CILINDROS DE CERA VIAJA EN BUSCA DE MELODÍAS, 1905-1906
* 7. LA MÚSICA Y LA DANZA COMO PARTE DEL ROMANCERO, 1905
* 8. ANTE UNA BUENA COSECHA, 1905-1908
* III EL ROMANCERO HISPÁNICO BAJO LOS AUSPICIOS DE LA JUNTA PARA AMPLIACIÓN DE ESTUDIOS
* 1. LA CREACIÓN DEL CENTRO DE ESTUDIOS HISTÓRICOS Y EL ROMANCERO DE RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL
* 2. LOS DIALECTÓLOGOS Y EL ROMANCERO ORAL: 1910-1912
* 3. MANRIQUE DE LARA COLECTA EN ORIENTE EL ROMANCERO SEFARDÍ, 1911-1912
* 4. OTRAS APORTACIONES AL ARCHIVO ANTERIORES A LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL, 1909-1913
* 5. EL ROMANCERO HISPÁNICO DE AMÉRICA DEL NORTE, 1913
* 6. LOS PLIEGOS SUELTOS DE PRAGA LLEGAN AL ARCHIVO, 1913-1914
* 7. MENÉNDEZ PIDAL VUELVE A AMÉRICA, PERO DEJA DE LADO EL ROMANCERO, 1914
* 8. LAS GRANDES ENCUESTAS REGIONALES DE JOSEFINA SELA Y DE EDUARDO M. TORNER, 1914-1920
* 10. POESÍA POPULAR Y ROMANCERO, 1914-1918
* 11. LA GEOGRAFÍA FOLKLÓRICA Y LA EXPLORACIÓN DE REGIONES HASTA EL MOMENTO POCO ENCUESTADAS, 1920
* 12. AURELIO DE LLANO Y EL CONOCIMIENTO DEL ROMANCERO ASTURIANO, 1919-1925
* 13. OTRAS APORTACIONES AL ARCHIVO DE COMIENZOS DE LOS AÑOS 20
* 14. LA TERCERA PARTE DE LA SILVA, PERDIDA, 1921
* 15. EL ARCHIVO DEL ROMANCERO, EN EL OLIVAR DE CHAMARTÍN DE LA ROSA, 1925
* 16. SIGUE LA ACTIVIDAD RECOLECTORA, 1926-1927
* 17. LA CEGUERA TEMPORAL DE MENÉNDEZ PlDAL Y SU "FLOR NUEVA DE ROMANCES VIEJOS", 1926-1928
* IV. EL PROYECTO DE PUBLICACIÓN DE EPOPEYA Y ROMANCERO FINES DE LOS AÑOS 20, COMIENZOS DE LOS AÑOS 30
* 1. EL ROMANCERO, PARTE DE UNA MAGNA OBRA A PUNTO DE PUBLICARSE
* 2. LAS FUENTES DOCUMENTALES ANTIGUAS
* 3. GALICIA EN EL FOCO DE LAS INVESTIGACIONES SOBRE EL ROMANCERO PAN-HISPÁNICO, 1928-1931
* 4. APORTACIONES AL ARCHIVO DE COLECCIONES AJENAS. EL ROMANCERO CATALÁN, 1930-1933
* 5. 1930. LOS BAILES ROMANCEADOS QUE AÚN PERDURAN
* 7. PARÁLISIS RECOLECTORA EN PORTUGAL, 1930
* 8. DISCOGRAFÍA Y PELÍCULAS ETNOGRÁFICAS; EL ROMANCERO INCORPORADO A LA ENSEÑANZA ESCOLAR. 1932-1936
* V. LA GUERRA CIVIL. EL ROMANCERO, PARTE DEL TESORO NACIONAL
* 1. DISCONTINUIDAD DE EPOPEYA Y ROMANCERO Y CONTINUIDAD LATENTE DEL ROMANCERO
* 2. MADRID BOMBARDEADO. EL ARCHIVO "REFUGIADO" EN LA EMBAJADA DE MÉXICO
* 4. ANÍBAL OTERO, ENCUESTADOR DEL ROMANCERO Y DEL ATLAS LINGÜÍSTICO, ACUSADO DE ESPIONAJE
* 5. MENÉNDEZ PIDAL, ANCLADO EN CUBA, A LA BÚSQUEDA DE ROMANCES
* VI. EL ARCHIVO DEL ROMANCERO Y RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL CONFINADOS EN SU CASA
* 1. DEPURACIÓN DE MENÉNDEZ PIDAL. FIN DE SUS PROYECTOS CON UNA PROYECCIÓN NACIONAL, 1939-1941
* 2. EL ROMANCERO DORMITA EN SUS CAJONES, 1939-1945
* 3. UNA NUEVA GENERACIÓN DE ROMANCISTAS TOMA EL RELEVO, 1945-1946
* 4. MENÉNDEZ PIDAL VUELVE AL ROMANCERO, 1946-1950
* 6. ÉXITO EN LA TRADICIÓN ORAL DE ALGUNAS VERSIONES FACTICIAS DE LA FLOR NUEVA
* 7. HACIA UNA RECUPERACIÓN DEL ROMANCERO PORTUGUÉS, 1948
* 12. HACIA UNA EDICIÓN INTEGRAL DE LAS FUENTES IMPRESAS DEL ROMANCERO DEL S. XVI
* VII. LA PUBLICACIÓN DE LOS FONDOS DEL ARCHIVO DEL ROMANCERO ENCOMENDADA AL SEMINARIO RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL
* 1. EL "SEMINARIO MENÉNDEZ PIDAL" DE LA UNIVERSIDAD DE MADRID Y EL ARCHIVO MENÉNDEZ PIDAL, 1954
* 2. LOS PRIMEROS DIFÍCILES AÑOS DEL "SEMINARIO MENÉNDEZ PIDAL" Y EL ROMANCERO, 1954-1959
* 3. INTENTOS DE ROMPER CON EL AISLAMIENTO INTELECTUAL DE LA ESPAÑA DE LOS AÑOS 50
* 4. GRAN RECOLECCIÓN DE ROMANCES EN LAS ISLAS CANARIAS, 1952-1957
* 5. EL ROMANCERO TRADICIONAL, CUESTIONADO, 1959-1962
* 6. ÚLTIMAS CONTRIBUCIONES DE MENÉNDEZ PlDAL AL ROMANCERO, 1959-1965
* 7. MENÉNDEZ PIDAL EN ISRAEL Y EL ROMANCERO SEFARDÍ, 1964
* 8. EL SEMINARIO MENÉNDEZ PIDAL Y EL FUTURO DEL ARCHIVO-BIBLIOTECA MENÉNDEZ PIDAL, 1963-1966
* 9. REACTIVACIÓN DE LA LABOR EDITORIAL DEL ROMANCERO, 1966
* VIII EL ARCHIVO DEL ROMANCERO RENACE COMO PATRIMONIO CULTURAL DE INTERÉS MUNDIAL
* 2. BELLAS PALABRAS Y NEGRAS REALIDADES, 1969-1970
* 4. EL ARCHIVO DEL ROMANCERO Y LA CONEXIÓN AMERICANA, NUEVAS PERSPECTIVAS, 1971-1975
* 5. EL ROMANCERO ¿AÚN VIVE?, 1973-1975
* 6. CRECER, PARA NO MORIR, 1976-1981
* 7. EL ROMANCERO AÚN VIVE. VOCES NUEVAS DE LA TRADICIÓN ORAL, 1977-1978
* 8. DESCRIPCIÓN Y ANÁLISIS DEL ROMANCERO. UNA NUEVA EMPRESA COLECTIVA, 1977-1984
* 9. LAS GRANDES ENCUESTAS COLECTIVAS DEL PROYECTO DEAPHR, 1980-1984
* 10. LAS TRADICIONES ORALES LEONESAS Y EL ROMANCERO EN LEÓN A FINALES DEL S. XX, 1984-1988
* 13. EL ROMANCERO ANTE EL CENTENARIO DEL ’98
* EPÍLOGO
* 1.- EL CENTRO DE ESTUDIOS HISTÓRICOS MENÉNDEZ PIDAL DINAMITADO
* 3.- LOS FONDOS DEL ARCHIVO DEL ROMANCERO Y LA INVESTIGACIÓN
Diseño gráfico:
La Garduña Ilustrada
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