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ROMANCERO DE LA CUESTA DEL ZARZAL

VALDOVINOS SORPRENDIDO EN LA CAZA

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VALDOVINOS SORPRENDIDO EN LA CAZA

Al Monte de los Acebos
--Valdovinos fue a cazar,
Ha matado un jabalí
--y otro espera de matar;
toca la cuerna de oro
--y también la de cristal.
Ya lo oyera el rey morico,
--que en altas torres está:
-Moricos, los mis moricos,
--los que estáis a mi mandar,
los que bebéis de mi vino,
--los que coméis de mi pan,
ése que toca la cuerna
--ganas tiene de pelear.
Al que traiga su cabeza,
--a oro se la he de pesar.-
Por Monte de los Acebos,
--cinco mil moricos van,
en busca de Valdovinos,
--no lo pueden encontrar.
Luego lo hallaron durmiendo
--a sombra de un olivar,
a los pies de su caballo,
--agarrado a su ronzal.
-¿Qué haces ahí, Valdovinos,
--aquí qué vienes buscar?
Si vienes buscar la muerte ,
--ya te la venimos dar;
si vienes buscar la vida,
--de aquí no la has de llevar.
-¡Oh, mi espada Doradina,
--dulce tienes el cortar,
de muchas me has sacado
--y de ésta no sé qué harás;
pero si de ésta me sacas,
--de oro te he de diamantar!-
Por la gracia de Dios Padre
--comenzó la espada a hablar:
-Si meneas los tus brazos
--como los sueles menear,
yo cortaré por los moros
--como cuchillo por pan;
las cuatro bandas de moros
--las pasaré par a par.-
A eso del mediodía
--no tenía con quien pelear.
Por Monte de los Acebos
--tres ríos de sangre van;
donde se juntan los ríos,
--hacen un brazo de mar.
Caballo de Valdovinos
--recelaba de pasar.
-¡Oh, caballo, oh, caballo,
--oh, mi caballo ruán,
de muchas me has librado,
--hoy no me has de faltar:
pasa, mi caballo, pasa,
--no receles de pasar!-
Por la gracia de Dios Padre,
--comenzó el caballo a hablar:
-Aflójame de la cincha
--y alárgame el petral
y dame la sopa en vino
--y el agua por la canal,
que esos tres ríos de sangre
--yo me los he de pasar.

---- No hay huellas de este romance en el Siglo de Oro. En la tradición oral moderna se ha conservado en León, Lugo y Asturias (Occidental y Central). El comienzo primitivo, que he aceptado en mi versión antológica, sólo nos es conocido gracias a dos recitadoras del Alto León (de Llanos de Alba y de La Robla) entrevistadas por Josefina Sela en 1917 y 1915. En el resto de las versiones de los siglos XIX y XX, ha sido reemplazado (debido a la relativa homofonía en los nombres "Valdovinos" y "Cond' Olinos") por la secuencia narrativa inicial del romance llamado por Ramón Menéndez Pidal "Amor más poderoso que la muerte", gerneralmente conocido como "El conde Niño" o "El conde Olinos". En ese comienzo substituto, el enamorado protagonista canta una dulce canción, a las orillas del mar, que, al ser escuchada, desde su palacio, por la Reina, despierta en ella ansias amorosas; pero, al revelarle su hija que no es ella la destinataria de la canción y sentirse generacionalmente reemplazada como objeto de deseo, ordena la muerte del cantor. En el desenlace de las más de estas versiones, se hace intervernir a la virgen María como coautora de la fantástica matanza de los moros que cercan al descuidado Olinos. Más grave para la desintegración del tema del romance carolingio es lo ocurrido en la más antigua de todas las versiones (que no por serlo representa la forma más vieja del romance), la publicada, aún en el siglo XIX, por Juan Menéndez Pidal, donde el recuerdo del romance de "El conde Olinos" impone que la batalla acabe sin victoria para el héroe, cuya muerte será seguida por la de la hija de la Reina, el entierro de los amantes perseguidos y el triunfo del Amor sobre la Muerte, al trasformarse sus cuerpos en nuevos seres que logran juntarse en su nueva vida. Este texto, recogido en Miñagón (en la Asturias gallega), publicado en 1885, habiéndo sido prontamente antologizado por Marcelino Menéndez Pelayo e incorporado a libros escolares, ha llegado a retradicionalizarse, en cierto modo, ya que se recoge entre cantores modernos de romances, y algunas de estas versiones "librescas" no sólo se cantan, sino que han acogido variantes de las trasformaciones procedentes de la tradición oral local del romance dominante, el de "El conde Olinos".
---- Pese a estas vicisitudes en su vida oral, el romance de "Valdovinos sorprendido en la caza" guarda memoria viva de la desmesura épica típica de las chansons sobre héroes francos que fascinaron a toda Europa en siglos medievales. Valdovinos es la traducción al español de Baudouin , el nombre en francés del sobrino de Carlomagno, el hijo no incestuoso de su hermana. Y la escena de Valdovinos sorprendido por los moros, yendo de caza desarmado, un episodio de la Chanson de Guiteclin o Chanson des Saisnes (o des Saxons). Conocemos el episodio en la forma en que lo relata el más famoso texto de esa epopeya, la tardía reelaboracion erudita de la gesta que escribió, en "versos nuevos" y "bien rimados", Jehan Bodel de Arras en el último cuarto del siglo XII . Se trata de una de las numerosas muestras de audaz y temeraria valentía con que Baudouin compite con Bérart, mientras el ejército franco espera la construcción de un puente que le permita cruzar al otro lado del río que le separa del ejército de los sajones. Los dos rivales pasan repetidas veces solos el río, para gozar, en el campamento moro, del amor de sus respectivas amigas. Pero se trata de una muestra temeraria singular, fruto del despecho del sobrino del Emperador, que se ha retirado a su tienda, sin despedirse siquiera de Carlomagno, por la afrenta que ante él ha recibido al hacer público Bérart un mensaje de su amante, la reina sajona Sébile, reprochándole haber dejado de visitarla por cumplir el mandamiento del Emperador de interrumpir los temerarios cruces del río. Baudouin concibe en esa ocasión una empresa cuyo peligro sea tal que resulte inigualable, como es la de vestirse ricamente, dirigirse al río fronterizo sin loriga ni yelmo, con sólo una lanza, como si fuera de caza, y cruzarlo, internándose en territorio sajón, dispuesto a mostrar a Sébile, su fidelidad amorosa.
----Aunque, en el relato de Bodel, el franco es descubierto por un pariente del rey sajón Guiteclin, que, al verle desarmado, le cree fácil presa, y Baudouin supera, con su valor y destreza, la desventaja de no hallarse armado, su hazaña carece por completo de la desmesura épica que en el romance tiene la batalla de Valdovinos con los moros qu le rodean. En la chanson de geste rimada por Bodel hay otro episodio en que, después de un encuentro amoroso con Sébile, Baudouin es perseguido por quinientos caballeros moros, que no logran impedir que llegue a orillas del río y que su caballo le pase al otro lado nadando, y, por otra parte, en cierta ocasión, se nos hace saber que su caballo le ha salvado muchas veces en sus aprietos. Pero no hay en ella modelo alguno para los parlamentos romancísticos de Valdovinos con su espada y con su caballo, ni para los hiperbólicos ríos de sangre resultado de la matanza.
---- No creo que el papel de la espada y del caballo sacando a Valdovinos del peligro mortal en que se halla, que en la tradición oral de los siglos XIX y XX se dramatiza en versos de indudable antigüedad multisecular, sea una creación del Romancero sin base en la Epopeya. Es un motivo que responde demasiado bien a los módulos de los poemas heroicos franceses compuestos por autores menos pendientes de satisfacer los gustos de un nuevo público cortesano y burgués que Jehan Bodel. Ejemplo bien conocido de cómo una chanson puede considerar "personajes" esenciales en la acción a un caballo y a una espada es la de Ogier de Danemarch, donde las proezas del danés sólo son posibles gracias al caballo llamado Broiefort y a la espada llamada Courtain. Recuérdese, en especial, el episodio en que el caballo despierta a Ogier cuando quince mil franceses están a punto de caer sobre él y en que el héroe, con su ayuda y la de su espada, logra abrirse paso por medio de cuatro mil persecutores y continuar su huida.
----Las raíces de la perdida gesta de Sansueña, que, según en otra ocasión veremos, se cantó en España, son más complejas y problemáticas que lo que la crítica suele admitir.

Diego Catalán


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