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ROMANCERO DE LA CUESTA DEL ZARZAL

EL CONDE ALEMÁN

 

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EL CONDE ALEMÁN

Alta, alta va la luna
--cuando el sol salir quería,
cuando el conde Alemán
--él con la reina dormía.
Alta, alta va la luna
--cuando el sol alboreaba,
cuando el conde Alemán
--él con la reina holgaba.
No lo sabe hombre del mundo,
--cuantos en la corte había,
si no era la su hija
--que a los sus pies bien dormía.
No lo sabe hombre del mundo
--cuantos en la corte estaban,
si no era la su hija
--que lo veía y callaba.
-Si algo visteis, Belisenda,
--encubridlo y enceladlo
os dará el conde Alemán
--manto de fino damasco.
Si algo visteis, la mi hija,
--enceladlo y encubridlo,
también la reina tu madre
--os dará ajuar cumplido.
-¡El diaño lleve el ajuar
--y ese manto de damasco!,
¡aún tengo a mi padre vivo
--y me quieren dar padrastro!
De que él venga de misa
--yo todo he de decirlo:
que en vida del rey mi padre
--tomasteis nuevo marido.
De que él venga de misa,
--yo todo he de contarlo:
que en vida del rey mio padre
--tomasteis nuevo amado.
-¡Malhaya sea, mi hija,
--la leche que yo os diera!
-¡Malhaya sea el pan
--que de mi padre comierais!-
Estando en estas palabras,
--el buen rey que llegaría.
Topó a la niña llorando,
--de ella se amancillaría:
-¿Por qué lloras, Belisenda,
--quién a ti te ha hecho mal?
-Vino el conde Alemán,
--conmigo quiso burlar.
Estando en la mi puerta,
--en mi bastidor labrando,
pasó el conde Alemán,
--me tiró de mis trenzados.
-Así ríen, la mi hija,
--así ríen los muchachos.
-De detrás de esos reires
--acontecen muchos daños.
-Si os place, la mi hija,
--haré al conde matarlo.
-No lo matéis, el mi padre,
--ni lo quisierais matar,
el conde es niño y muchacho,
--del mundo quiere gozar;
desterradlo de estas tierras,
--que en ellas no coma pan.

----Este romance, del que hay versión del siglo XVI, incorporada al Cancionero de romances de Amberes en 1550, sólo ha llegado por vía oral hasta el siglo XX gracias a tres ramas de la tradición panhispánica: la judeo-española de Oriente (conozco versiones de Istib, de Salónica y de Jerusalén), la judeo-española de Marruecos y la gallego-portuguesa. De España sólo tengo presente dos versiones: una de Piñor (Orense), en gallego, que recogió Victor Said Armesto en 1904, y otra versión de Herrera de Alcántara (Cáceres), en el portugués local, que recogió Jesus Bal en 1931 (de boca de Antonia Nevado, de 40 años).
----Me atengo, en mi versión antológica, a la tradición sefardí, aunque, en su desenlace, se aparta completamente de la versión antigua, ya que, a fin de dulcificar la figura de la infanta, evita la cruel escena del ajusticiamiento del joven conde a la vista de su amante, que la tradición portuguesa y gallega conserva. No he querido traducir versos al español, que sólo existen en portugués y en gallego, como son éstos:

-Não quero vestidos d'ouro
--cá os tenho de damasco,
ainda meu pai é vivo
--ja me querem dar padrasto!
As mangas desta camisa
--não chegue eu a romper,
se, em vindo meu pai da missa,
--se lho eu n ão for dizer!-
-Venha embora, meu pai,
--boa seja a sua vinda.
que eu tenho que lhe contar
--uma grande maravilha:
estando eu no meu tear,
--tecendo seda amarela,
veio o conde de Alemanha
três fios me tirou dela!
-Cala-te lá, minha filha,
--isso não há que estranhar,
o conde é rapaz novo,
--isso seria a brincar.
-Leve o diabo o seu brinquinho,
--mal o haja o seu brincar!
Pegou-me a mim nos braços,
--a cama me quis levar!
-Cala-te lá, minha filha,
--e pãe-me de almoçar,
que amanhã por estas horas
--vai o conde a degolar.-
-Venha ver, ó minha mãe,
--venha a ver a fidalguia,
com a cabeça num prato
--e o sangue numa bacia-
-Mal o hajas, minha filha,
--mais o leite que mamaste,
a uma cara tão linda
--que morte lhe tu causaste!
-Cale-se lá, mimha mãe,
--não a faça eu calar:
a morte que teve o conde
--não lha faça eu levar!
Eu sujei a minha cara
--para a sua alimpar.

Diego Catalán

 

 

En portada: grabado de autor desconocido 

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