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ROMANCERO DE LA CUESTA DEL ZARZAL

LA CONDESA DE CASTILLA TRAIDORA

LA CONDESA DE CASTILLA TRAIDORA

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LA CONDESA DE CASTILLA TRAIDORA

Por los palacios del rey
--iba una dama corriendo;
iba descalza y desnuda,
-- desmelenado el cabello,
en busca del rey don Sancho
-- del rey don Sancho, el nuevo.
-¡Cómo duermes, ay, don Sancho,
-- cómo te entregas al sueño,
la traidora de tu madre
-- procura hacerte el entierro!
En la semana no hizo
-- sino un vaso de veneno;
no lo bebas, ay, don Sancho,
-- sin que ella beba primero.-
-¿Cómo te va, hijo mío,
-- hijo mío y mi consuelo?
Aquí te traigo, hijo mío,
-- este vaso de gran precio,
aquí te traigo, hijo mío,
-- un vaso de vino bueno.
Toma, bebe de este vino,
-- que te lo traigo compuesto,
que por hacer la bebida
-- tres días van que no duermo.
-Yo os agradezco, mi madre,
-- los vuestros desasosiegos,
mas no beberé, mi madre,
-- sin que lo probéis primero.
-El día que murió tu padre
-- hice yo un juramento:
donde estuvieran los hombres,
-- de no beber yo primero.
-Bebedlo, madre, bebedlo,
-- que, si no, os mato luego.-
No lo tocó a los labios,
-- muerta se cayó al suelo.
La ha enterrado como a madre;
-- sobre la tumba alzó un templo.
Mandó cartas por España
-- de esta manera diciendo:
“Donde quiera que hay mujeres,
-- hombres no beban primero”.

---- Este relato del frustrado envenenamiento del conde don Sancho de Castilla por su madre se ha recogido a lo largo del siglo XX en pueblos de Palencia, León, Asturias y Lugo; sólo en boca de muy contadas mujeres. No conocemos el texto letrado de que son trasunto las versiones trasmitidas y reelaboradas por tradición oral, las cuales han alcanzado grados muy avanzados de diversificación textual. Pero, si, como bien pudiera ser, el prototipo letrado del romance comenzara tan dramáticamente como la versión palentina de Támara de Campos (en que se fundan los primeros versos de la aquí editada), el romance oral del siglo XX sería heredero de un “romance nuevo”, de aquellos que (a imitación de los tradicionales más “viejos”) representan vívidamente una escena, en vez de narrar la historia (como hacían los autores de romances “cronísticos”, “eruditos”, pertenecientes a la anterior generación de poetas romanceristas). No obstante, la información escenificada tiene su origen en un relato erudito de mediados del siglo XVI: la Crónica general de España editada por Florián de Ocampo en Zamora, el año 1541.
---- La más antigua manifestación que conocemos de la leyenda de “La condesa de Castilla traidora” se halla en la Chronica naiarensis (del último cuarto del siglo XII), donde el episodio referido en el romance constituye la segunda traición de la condesa (mediante la primera, ha propiciado la muerte de su marido, el conde Garci Fernández, por haberse enamorado de Almanzor). Esta leyenda, aunque temáticamente refleje condiciones históricas ajustadas a los tiempos en que vivían los personajes en ella implicados cuando Almanzor ejercía su poder tutelar sobre los poderes de la España cristiana, tiene obviamente, desde sus orígenes, una trama ficticia y fue ideada teniendo presente la historia de Cleópatra, reina de Siria muerta el año 120 antes de Cristo, tal como la narra Justino. Tanto por razones literarias como en vista de la crítica textual, se puede afirmar que el relato nada tiene que ver con la poesía épica y que tuvo su orígen en la historiografía clerical.
---- La dependencia del romance tradicional del siglo XX de la divulgadísima publicación de Ocampo es evidente, ya que en él se encuentra clara huella de dos motivos de tardía aparición textual: el asociar la fundación del monasterio de Oña por el conde don Sancho a la expiación del parricidio y el fundamentar la “costumbre” castellana de que las mujeres beban primero en la advertencia que salva al conde de la muerte. El primero de esos dos motivos se debe al arzobispo de Toledo don Rodrigo Ximenez de Rada, en su historia De rebus Hispaniae, que lo introdujo como explicación pseudo-etimológica del topónimo “Oña”, que consideró basado en la costumbre española de llamar “Mionia” (‘mi dueña’) a la madre; episodio heredado por la Estoria de España de Alfonso X, cuya “Versión vulgata” editó, en esta parte de la Crónica general, Florián de Ocampo. El segundo, ajeno a la obra de don Rodrigo y a la original Estoria alfonsí, aparece incorporado a la “Versión vulgata”. Es, por tanto, obvio que el romancerista del siglo XVI concibió la escena a partir de lo narrado en la crónica impresa en 1541.
---- Pese a su fuente de inspiración, el romance, una vez reelaborado en el curso de su vida oral plurisecular, no desmerece al lado de las mejores creaciones del Romancero del siglo XX con más remotas raíces tradicionales.

Diego Catalán

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