Blogia
ROMANCERO DE LA CUESTA DEL ZARZAL

60.- 11. DISTINCIÓN Y NEUTRALIZACIÓN DE -R, -L

60.- 11. DISTINCIÓN Y NEUTRALIZACIÓN DE -R, -L

11. DISTINCIÓN Y NEUTRALIZACIÓN DE -R, -L. VII. EL ESPAÑOL EN CANARIAS.

      He estudiado el problema con bastante detalle en Catalán, «Canario», págs. 324-326 [véase atrás, cap. 7, § 3.2], insistiendo en su peculiar geografía. Creo de interés añadir nueva documentación.

11.1.— Confusión y distinción en Tenerife.

      Alvar, Tenerife, § 29, págs. 37-39, se­ñala la existencia de la neutralización, inventariando los casos de -l/r, -r por -l y -l  por -r, en Taganana, La Laguna y Alcalá (encuestas menores); creo que las estadísticas, para ser significativas, deberían incluir los casos en que la realización es coincidente con la norma oficial, pues sólo contando con esos datos puede evaluarse la vigencia del fenómeno en cada punto y cabe estudiar, en las zonas de neutralización, el pre­dominio de las distintas variantes con que se realiza el archifonema; por otra parte, habría que disociar en los cómputos los casos de -r, -l interior y los de -r, -l final, que son, en general, divergentes.

      En Tenerife, la indistinción de -r, -l «caracteriza al habla de Santa Cruz»: el pueblo confunde, «alternando las realizaciones [ɹ], [l] y [l/r], sin gran atención para las formas normativas»; «los hablantes cultos de Santa Cruz, inmersos en una comu­nidad que neutraliza las -r y -l implosivas, llegan en conversación muy espontánea a usar [l/r] indistinta, pero basta un mínimo de atención por su parte para que la imagen gráfica de la palabra les lleve a distinguir etimológicamente entre una [ɹ] y una Įl]; sin embargo, estas articulaciones, ambas muy relajadas y hasta ensordecidas, aunque distintas, deben considerarse como características de hablantes que pertene­cen a zonas «confundidoras», es decir, que neutralizan -r y -l» (Catalán, «Canario», págs. 325-326) [en la reed. de este libro, pp. 134-135]. Esta conclusión de 1959 se basaba principalmente en datos reunidos por *Serrano, «Estratos varios», y Mat. Sem. 1955, 1957-58, que detallo a continuación. Confundidores claros son Argelia Rodríguez, catorce años, hija de un jornalero de La Cuesta: en interior cárdo ’caldo’, dúrse, górpe, argún, fárda, arcárde, cormíyo, sársa, carsón, arfilél, mardíto, arbañíl, arquilár, arcachófa, mórde, múr/lta (y soldádo, cólcha, cálculo, maldito, altúra, sálto, caldéro; sin casos de -l por -r), en final delantár, dátir [con sorda], (junto a cól,  perehíl, farol) y alfilél (junto a nueve casos de -r correcta); Santiago Hernández, treinta y pico años, oficinista: en interior cárdo ’caldo’, dúrse, górpe, cormíyo, sársa, arcachofa, múrta, arquilár, arcárde, arbañíl (junto a 10 voces con [l] conservada y ningu­na de -l por -r), en final delantáɹ [sorda] (junto a dátil, cól, perehíl, faról y abundante -r etimológica); un cargador de muelle, de unos cuarenta años: cardéro, carsetín, re­súrta, «se orbidáron», «mar criádo» y papér (junto a dormír); tres sujetos populares: fárda, carsetín, cardéro; «er dóh de máyo»; bendél/r, cuartér ~ cuartel, difísil, con finales ensordecidas; Julia Gil López, veinte años, universitaria, hija de militar, pro­nunciaba con [l/r] una mayoría de las voces con -l o -r interior (’caldo’ y ’cardo’ ’dulce’, ’cuerpo’, ’golpe’, ’sorpresa’, etc.), más raras veces utilizaba [r] (mórde, górdo, pórque, etc.) o [l] (Soldado), también pronunciaba con [l/r] algunas voces con -l o -r  final (en ’farol’, ’pajar’, ’dátil’), junto a albañír, perehír, muhér, colór, etc.) y delantál, col (con finales ensordecidas), según *Serrano, «Estratos varios». Añádase Antonio, treinta y cinco años, empleado: en interior cardéro (dos veces), carsetín, «mar criádo» (dos veces), «resúrta que se orbidáron», final armosál (pero papér y dormír. Mat. Sem.: C. Delgado y P. Ruz); Angela Morín, veintiún años, costurera: «ar biento», «er sordádo» y señol/r (Mat. Sem., 1955: C. Jerez); un cobrador de autobuses urbanos, veinte años: «er calór» y terminál ’terminar’ (Mat. Sem.,  1955: C. Jerez);    Manuel Pérez, treinta y ocho años, dulcero: mol/rtál/r, lagál/rto (Mat. Sem., 1955: M. Nava­rro); Carmen Rodríguez Hernández, diecisiete años, joven de la burguesía empleaba en posición final la variante indistinta l/r sin atender a la norma (en ’entrar’, ’callar’ [cayál/r], ’solar’, igual que en ’árbol’, ’mayoral’, ’perejil’, ’corral’; si bien dijo amór, calór. Mat. Sem.). Otros hablantes, de dicción más cultivada, disfrazan más su cali­dad de confundidores: Juan Aguilar, dieciocho años, estudiante de magisterio, hijo de militar, dijo correctamente cabíldo, caldéro, alquíla, pero pronunció carsetín y úrtimo (como obserbándo, tardádo, formidáble, etc.), y en posición final, aunque solía dife­renciar -r (militár, comér, a ber, abér, etc.) de -l (difísil), empleó un sonido indistinto en bendél/r, cuartél/r (Mat. Sem.: C. Delgado y P. Ruz). *Serrano, «Estratos varios», observa que en Santa Cruz «los cuestionarios hechos a personas cultas no ofrecen confusiones; pero en estos hablantes cultos tampoco hallamos una -r, -l plenas, sino realizaciones muy relajadas, tanto de -r como de -l» (los sujetos aludidos son un médico de cuarenta y un años; la mujer de un ingeniero, de cincuenta y pico años; un comerciante con cultura, de unos cuarenta años, y un bachiller de veinticuatro años. Añádase una maestra nacional de treinta y cinco años, según Mat. Sem.: C. Delgado y P. Ruz).

      En contraste con Santa Cruz, «los hablantes cultos de La Laguna man­tienen una pronunciación conservadora de -r y -l plenas» (*Serrano, «Estratos va­rios». Cfr. Catalán, «Canario», página 326 [en la reed, del presente libro, cap. 6, § 3.2, p. 134]). Ejemplifican esta ausencia total de la debilitación que acompaña a la tendencia neutralizadora Leandro Hernández, veinte y pico años, estudiante uni­versitario (hijo de un empleado en Consignas de Buques); José Miguel Adán, trein­ta y pico años, sacerdote; Juan Martí, cincuenta y pico años, abogado y Lour­des Melo Camacho, unos cincuenta años, mujer de un abogado (residente en Santa Cruz, pero criada en La Laguna). En cambio, «las clases populares de La Laguna confunden como las de Santa Cruz» (*Serrano, «Estratos varios». Cfr. Catalán, «Canario», página 326 [aquí atrás, p. 134]. Como ejemplo cita las respuestas de un empleado.del Cabildo, de sesenta y cinco años (nacido en Tacoronte), lee y escribe sólo medianamente (sujeto 1); de D. Fernández, oficial de banco, de treinta y cuatro años, comenzó el bachillerato (s. 2); y de Jesús Rodríguez, carpintero, de setenta y pico años, lee y escribe sólo mediantamente (s. 5). Preguntadas 22 palabras con -l interior, los sujetos 1 y 5 pronunciaron una mitad de ellas (10 y 11, respectiva­mente) con [r], o más comúnmente [ɹ], y el sujeto 2 la inmensa mayoría (18 voces): arquilár (1,2), arfilér (2), alcárde (2, 5), cárculo (1,2, 5), cormíllo (2, 5), dúrse (1,2), sársa (2), carsón (1, 2), córcha (2), arcachófa (1, 2, 5), argún (1, 2, 5), artúra (1, 5), sárto (5), múrta (2, 5), mórde (2, 5), mardíto (1, 2), sórdado (2), cardéro (1,2, 5), fárda (2), górpe (1, 2, 5); sólo mantuvieron los tres la -l interior en albañír y cáldo; en cuanto a -r interior, de las 10 voces preguntadas, sólo el sujeto 1 dijo miélcoleh, cuélpo, pólque (con [l]). En posición final de palabra, los tres sujetos tendían a gene­ralizar la [r] o [ṛ] a todos los casos de -l: albañír, delantár, perehír, farór, cór, dátir (sólo el sujeto 1 dijo faról, pero también telál «telar», y el sujeto 2 perehíl/r, pero también pahál/r). D. Fernández pronunció, además: pórbo, «er cárro», «er pérro» (y golpéa. Mat. Sem.: C. Serrano). Complementan la imagen, un panadero de cuarenta años (lee y escribe sólo mediantamente): «er mihmo», ehpárda y también yér ’hiél’, Portugár, Sausár; una costurera, soltera: arquilár, arcárde, bórso, borsíyoh, carsón, artúra ’altura’, suérto, cárdo ’caldo’, cardéro, fárda, ehpárda, argodón, neurárgia, buérbe, armasén, lah Pármah, «er béih», «er máh bonito», «por er día» y también delantár; un bedel de la Universidad: «fin der mundo»; una peluquera procedente de la Orotava, cuarenta años: «mír pesétah», «doh mír» (*Serrano, «Estratos varios»). Algunos sujetos populares observan algo mejor la distinción: María García, treinta y pico años, mujer de un panadero (lee y escribe), y Vicenta Ribero, veintiocho años (nació en Valle Guerra), casada con un empleado de farmacia (lee y escribe sólo mediantamente), acertaban a pronunciar con corrección «el cárro», «el pérro», golpéa (y María: alfilér), aunque decían pórbo (y Vicenta: arfiléreh); María pronunciaba además delantár (Mat. Sem.: C. Serrano). En el habla más vulgar de La Laguna, la realización -r del archifonema sólo predomina en interior de palabra, mientras que en posición final lo común es -l; los infinitivos en -l son, en consecuencia, frecuentísimos, y destacan llamativamente en la conversación del pueblo lagunero menos instruido. Luciano, sesenta y nueve años, bedel de la Universidad: «si lo tóman por már sentído», «nó, nó se orbída», junto a «escapál de la enfermedá», «y quedál tar cambiádo», «el fundadól del intituto»; Manolo, unos veintiocho años, mozo de la Universidad: árgo, puéta, o pué’ta ’puerta’, junto a prestál, bél, retól ’rector’ (Mat. Sem.); dos sujetos: arcachófa y asál ’asar’ (junto a sar ’sal’, *Serrano, «Estratos varios»).

      El habla rural de los pagos que rodean a La Laguna no difiere en este punto del habla vulgar lagunera: Antonia, treinta y pico años, campesina analfabeta (vive cerca de La Esperanza): pórbo, arfilér, «gorpéia la puerta», «er carro», «er pe­rro» (pero miélcoleh), junto a colól, amarrál (pero delantár y también rodár. Mat. Sem.: C. Serrano); Yaya, siete años, campesina (vive cerca de Genėto): Habiél ’Javier’ (con [ɦ]), hugál (Mat. Sem., 1963). El sujeto lagunero de Alvar, Tenerife, § 29, págs. 37-38, es más conservador, pues al lado de [-ɹ] final, conoce el resultado [-re ~ -re] (olore, señóre, arroháre, curáre y casáre); sin embargo, ofrece 13 casos de [-l/r] («del/r cárdo», l/rta, asul/rcar, etc.) y 20 de -r por -l (arcól, borsíllo, corchyón, etc.), frente a ninguno de -l por -r. Interrogado nuevamente por nosotros (E.xc. Dial S. haz., 1960), Emilio Pérez González, sesenta y seis años, del barrio de San Lázaro (el sujeto de Alvar, Tenerife, para La Laguna), la imagen obtenida no fue exactamente la mis­ma: en posición interior confundía a menudo -l con -r («arena burcánica», soldado ~ sordáo, «sírban ún poco» ’silvan...’, ehcardár ’escaldar’, corchón, reheárdo o rehcáldo, arcansía o alcansía, carsón o calsón) o la reducía a -l/r (bol/rsillo, fal/rdiquéra), pero tendía, más bien, a la conservación (albiár, alcór, almendréro, alcachoféroh, bélgoh, ehcálso, regüéldo, «cardos alcansíleh», etc.), sin que se produjeran sustituciones de -l por -r (asurcár, tersiár, sernír, cárdoh, sarsíllo, «páharo sarséro», bérde, yérba); en posición final, en cambio, junto a abundantes infinitivos con -r mantenida, pronun­ció en un caso -l/r (sursil/r) y también (contra la estadística de Alvar, Tenerife) en otros -l (fugál, sacál, «dal lechada»), resultado éste que aparece además en otras palabras originalmente acabadas en -r (familiál, pahál), o -l (perál, manantiál; frente a alcór). En La Esperanza, según las estadísticas de Alvar, Tenerife, -l por -r es dominante: 86,6 por 100 (13 ejemplos), -r por -l inexistente y -l/r ocasional 13,3 por 100 (dos ejemplos); pero creo peligroso dar valor a estas cifras. En efecto, Antonio, treinta y pico años, campesino analfabeto de La Esperanza, empleaba en interior de palabra comúnmente [ɹ] por -l (18 voces, frente a cuatro con -l conservada), y sólo minoritariamente [l] por -r (tres voces, frente a siete con -r conservada), e incluso en posición final vacilaba entre -l (pahál, telál, junto a perehíl) y -r (delantár, albañír, farór, cór, dátir, junto a ayér, mehór, colór), según *Serrano, «Estratos varios».

      La neutralización se da igualmente en los pagos de la Punta de Anaga pertenecientes a Santa Cruz (Exc. Dial. Cham.-Cu.-Bo., 1960). En Chamorga, Álvaro López Gil, ventero: fárda, huélga ’juerga’ y secál, comél, pahál; Dolores Rojas Izquierdo, unos cincuenta años: «dir der campo...» (junto a sarsíllo, «arco la biéha») y alcór ’alcohol’, túner ~ túne, enamorá, pahál, súl (y ahorrár, casár, antiér); un hom­bre joven: «le fártan» (cárta) y pintá, tocá, secá(l); otros sujetos: carcañá(l) y el curioso úntimo ’último’. La Cumbrilla, Rosario Ribero, labradora: arcálde (barnegál) y cosinál; Prudencio Rojas, labrador: er (cárdoh, coltúra); una vieja: bárco, fálta, mar con [ṝ] múltiple.

       En cambio, en el área próxima de Las Carboneras, Taborno y Taganana parecen sobreponerse estratos varios lingüísticos. Algunos hablantes mantienen for­mas con -re en posición final y tienden a distinguir bien -l de -r. En Taganana, la mujer de Julián Izquierdo: preguntáre, «no ofreciéndose íre», «pa segáre» (pero «arár págo»), «-re no es regular, pero sí frecuente»; Ambrosio Núñez: lamberé, labráre, teláre, calóre (pero escabesár, torsér, etc.), frente a meál, (carnabál; buélta, colchoníto, descálso, alcansía y serbentía, «árco ír», sársa ’zarza’, tosér, sursír, sérco, etc.), ambos según Exc. Dial. Tag., 1960; Concepción Núñez, treinta y seis años, cocinera (desplazada a Santa Cruz y La Laguna): comére, junto a 10 casos de -r y dos de -l finales correctas, «el/r soldado», frente a 14 casos de -l y siete de -r interiores correc­tas (Mat. Sem.). Alvar, Tenerife, § 29, pág. 39, consigna también la conservación de -re (labráre, lambére, calóre, teláre, etc.), junto a [-ɹ] (rendír, enamorár, destetár, etc.), en Taganana. En Las Carboneras, una mujer: «nó sabía ni cantáre» (un viejo: sabér), Exc. Dial. Chin-Carb., 1963. En otros hablantes, frente a los casos mayoritarios de aparente distinción etimológica, surgen algunos ejemplos de confusión. Anto­nia Suárez Carballo, campesina de Los Naranjeros, en Taganana: casár «casal» (fren­te a bernegál y varios ejemplos de -r final correcta), «álco írih» (junto a «árco de la biéha», sársa, merméllah); Daniel Negrón, el alcalde de Taganana: tehál; máxima­mente confundidor es el viejo pastor de Taborno, Rafael Perdomo, ochenta y dos años, hombre dicharachero que presumía de sus años de servicio militar: ehtregál, guardál, «a yantál», «díl al...», militál, carcañál ~ calcañal (frente a ahollár, cautibár, defensór, gobernador, θeñór, y casál, cuartél, resentál, sól), dúrse, carsón, resúrta, carcúlo (frente a soldádo, golbí, ehcálsa, «pal gófio», «al sól»), almuélso, (serbísio), Exc. Dial. Tag., 1960. Alvar, Tenerife, § 29, págs. 37-38, cuenta en sus materiales 10 casos de l/r (pal/rma, sal /rpúllo, rehál/r, etc.), dos de -r por -l (decárso y carcañál) y uno de -l por -r (meál).

      Hacia el Sur, en Fasnia, la neutralización tiene gran arraigo, alternando -r y -l en interior (úrsola ’úlcera’, fartába, carcúla, górfo; malgársas, albeaquíllah, salpilléro, ehpélme ’esperma’) y predominando -l en posición final (súl, pinál, fogál, mercadél, junto a molé), según Mat. Sem.

       No estamos bien documentados sobre la extensión de la tendencia neutra­lizados en el norte de Tenerife, aunque contamos con tres importantes encuestas que ayudan a plantear el problema. *Serrano, «Estratos varios», interrogó a un sujeto de Las Mercedes, Juana Marrero, cuarenta y pico años, campesina, sabe leer y escribir mediantamente, que (fuera de la voz mardíto) distinguía regularmente -l  y -r (en las numerosas palabras del cuestionario), salvo cuando había concurrencia de líquidas (arquilár, arfilér, albañír, cormíllo; junto a alcálde, cálculo). Este testimonio viene a coincidir con lo observado por *Pérez, «Dos calas», en el Realejo Bajo, donde (junto a hablantes cultos que nunca confunden) los sujetos de habla vulgar sólo incurren normalmente en trueques de -r por -l en esos mismos casos (arquilár, arbañíl, arcálde, cormíllo, delantár) o en el grupo -Is- (dúrse, sársa, carsón); sin embargo, el avance de la confusión se manifiesta en algunos jóvenes campesinos. Así, Antonio Hernández, treinta años, jornalero (viajó dos veces a Venezuela), y su mujer, Clara García Avila, unos treinta años, antigua sirvienta, además de extender la -r a los casos citados, confundían -r y -l en un sonido indistinto, no sólo en cal/rdéro, sol/rprésa, cá l/rculo, sino también en mehól/r, colól/r, perehíl/r (frente a már, ayér; cól, atuál, áhel, dátil). En Guía de Isora, según *Ruz, «Implos.», hay sujetos que no confunden, no sólo entre los más cultos (p. ej.: Olivia Jordán, treinta y seis años, que fue estudiante universitaria; única excepción: delantár), sino también entre los semicultos (por ejemplo: las dueñas de pensión Juana Meneses y Almerinda Rodríguez Meneses, de sesenta y tres y veintisiete años, leen y escriben; únicas excepciones: solprésa, cársa, Juana), e incluso alguno de los de habla marcadamente vulgar, como José Rodríguez «Judía», sesenta y cuatro años, campesino (lee y escribe; ha sido pirotécnico y tuvo comercio; única excepción: solprésa). También en Guía los trueques más frecuentes son los favorecidos por la concurrencia de líquidas (arquilér, tres sujetos, contra cin­co; cárculo, -lar, cuatro sujetos, contra seis; arbañil, arbañír, dos, contra nueve; ar­cálde, cardéro, uno, contra nueve; ninguno de *cormíllo, entre 10; delantár, siete sujetos, contra cuatro), y quizá el cambio -Is- > -rs- tenga, como en otras partes, algo de excepcional (dos sujetos decían sársa, uno de ellos un claro distinguidor, y uno dúrse); solprésa (cinco, contra cinco) y pahál (diez, contra dos) son, sin duda, casos aparte (en pahál, además de una posible confusión de sufijos, hay que tener presente el mayor empleo del ruralismo pahéro). En algún hablante, los trueques, sin apenas salirse de las condiciones enumeradas, son más frecuentes: Julián Mendoza, cincuenta y seis años, agricultor y dueño de bar, lee y escribe, decía arfilér, arquilér, cárculo, arcárde, cardéro, «cuarquiér día», artúra (pero alto, colmillo, bolbér), dúrse, sársa; delantár, farór (pero perehíl, actuál), muhé/r (pero infinitivos en -r). Es difícil ponde­rar hasta qué punto la neutralización en posición final puede estar condicionada por la presencia de otra líquida; pero parece favorable a una influencia el hecho de que en dehpedír, dehgahtár, ehcambiár, (d)ehgüesár, ennabonár, hugár, inchár, echisár, (h)uír, aser, ablár, cohér, chahcár, pasiar ~ -sear, peor ~ piór, ayér, do(c)tór falten ejemplos de confusión, mientras abundan en ablál, ablal/r (uno y tres, contra seis -r); peliál, peliál/r (uno y dos, contra dos); golpial/r y cacaríal/r (uno, contra nueve); golihniál (un ejemplo); roél (uno, contra diez); telál, telál/r (uno y tres, contra seis); delantár (ocho, contra cuatro); calól (dos ejemplos); colól/r (tres, contra siete); farór (uno, contra 10); alfilél/r (tres, contra ocho alfilér, arfilér); alquilel/r (uno, contra nueve alquilér, arquilér). La resistencia a la generalización de la neutralización es patente en sujetos como María González, veinticuatro años, lavandera analfabeta, que aunque pronunció ablál, golihniál, telál/r, delantár y mehó, distingue -r y -l en una inmensa mayoría de voces de un amplio cuestionario. Sin embargo, no puede negarse que el proceso está en marcha: ese mehó que acabamos de citar, un actuár ’actual’, un muhél/r, un arcachófa (cada uno en un hablante distinto), muestran que el fenómeno en ciertos casos ha dejado ya de estar condicionado. Por su parte, Alvar, Tenerife, § 29 págs. 37-38, computa en Alcalá doce casos de l/r (pól/rbo, delantal/r, regá l/r, barré l/r, etc.), uno de -r por -l(cormílloh) y cuatro de -l por -r (calcañál, pinál, ehgranál y trasegál); en el Puerto de la Cruz sólo un caso de -r por -l (güérta) y en La Punta dos de l/r (pú l/rpo y dí l/r) y uno de -l por -r (parál). Otros datos sueltos contribuyen escasamente a completar el panorama: en Alcalá, guerdéra (en boca de Ismael Hernández Cazaña[s]), junto a guélde y otras voces con -l interior (dúlθe, fálta, cultíbo, colména, etc.), espélme, junto a varias palabras con -r  mantenida (hortiguílla, bérde, embarcaθión, etc.); el frecuente delantár, al lado de abundantes casos de -l  correcta, sul, casál (Exc. Dial. Mas.-Alc, 1960). Los datos de Chíguergue (Can­delaria Gómez Mendibles, cincuenta y ocho años, campesina analfabeta: arcachófa, arquilér, carculár, arbañíl, solprésa, telál, calól, colól/r, peliál, ablál/r, golpiál/r, de­lantár, frente a abundantes casos correctos) ya los hemos considerado conjuntamente con los de Guía (*Ruz, «Implos.»). Chio: mehó (*Ruz, «Implos.»). Masca nos ofrece una situación muy conservadora: salvo al/rcansía y dehcál/rso, -l y -r interiores per­manecen distintas (albeár, fálda, alcayáta, tólmo, albañíl, alcálde, calcañál; córcho, hórma, sarpúllo, yérba); en posición final quedan restos de -re («tiéne que faltáre», Bernarda, vieja) y dominan los casos correctos (flór, con -r plena, hilár, surcár, mehór, peninsulár; bernegál, cordél, albañíl), aunque aparece la neutralización en sem­brál/r y túnel/r (Exc. Dial. Mas.-Alc, 1960) [Confirma nuestras impresiones Trujillo, Masca, pp. 37-38: «[l] y [r] implosivas se mantienen firmemente y, salvo raros casos, no presentan siquiera variantes relajadas»; las excepciones se justifican, en general, «por el contorno fonético: asimilación, disimilación, metátesis»: cardéro, arbañíl, colmenál, sirbár; pero se dan también en arbeháca, farséte, sumiél). Carmela Ortiz, treinta y seis años, de clase popular, procedente de El Tanque (pero vive en Santa Cruz): pórboh, papér (Mat. Sem., 1955: M. Navarro). En el Valle de la Orotava, Julia Hernández, treinta años, campesina: cardéro, armário, sordádo (Carmen, cuartél.  Mat.  Sem., 1955: T. Capote). En La Victoria, María García, cincuenta y seis años, recovera, reguláh (Mat. Sem., 1955: M. Navarro). En el Puerto de la Cruz, V., sesenta y ocho años, pescador: ehpárda, «er...», ehcribíl, querél, bolbél, pól, (dir, ’ir’. Mat. Sem.). En Tacoronte: cuarquiér (Mat. Sem., 1955). En Tejina, Yolanda Remedios Herrera, die­cisiete años, sirvienta, mantenía la -l interior (a menudo como [- l]) en soldádo, cáldo, álta, fálda, Lah Pálmah, caldéro, «el sabía», «el... (sapáto ~ sepilió ~ séhto ~ santo ~ tambor)», pero confundía en «er... (sol ~ sul)», armasén y Órga (en las voces pregun­tadas, -r interior permanece siempre); en posición final conservaba por lo común la [ɹ] (nueve ejemplos), pero la perdía en comé (frente a «comér pán»), desí, y decía sul (como sol); M., dieciocho años: arta ’alta’, Dergadína, «yér de retama», «er c»; corrél. En Punta del Hidalgo: púrpo (Mat. Sem).

11.2.— En Gran Canaria.

      Pancho Guerra, Memorias de Pepe Monagos, Madrid, 1958, cae en la típica actitud de los remedadores del habla popular al sustituir sistemáticamente -r por -l y -l por -r en las frases que parodia («el olden de los fartores no artera el producto», pág. 25; «cuelpo», pág. 18;  «ulbano», pág. 33; «hielba», pág. 80; «calta»  pág. 134, y «farta», pág, 37; «arguno», pág. 69; «vuerta», «borsillo», «esparda» pág 80; «ar pairo» pág  148;  etc.),  pero su testimonio respecto a la existencia de la neutralización es decisivo; también son fidedignos los ejemplos de pérdida de -r final: «un favó se le hase a cualqaiera»,  «Manué el Ñame», «sí señó», «y ée?..., tamién ée quiere?»  «si vengo a comulgá», «mujé», «lo mejó de la fiesta», «de asuca» ’de azúcar’, «Rafaé», «amontá en bisicleta»,  etc. (págs- 34, 67, 78, 80, 86, 134, 153, 182, 205,  etc.)   Según datos de *Sosa para San Mateo, en posición interior domina el resultado -r (no anota casos de -l por -r), sea etimológico, sea en lugar de -l (lah nárgah, la ehpárda, mardita, córchya, barcón, cardéro, parmatória, cárdo ’caldo’, bársa,  biérgo ~ bielgo ’bieldo’) pero  hay casos de -l mantenida («el dóte», «el difúnto», la pálma, el altá, el alba, «piédra buélta», colmo, «mal de óho»); en el pago de Juan Grande (San Bartolomé de Tirajana) la confusión está menos arraigada (lah nárgah, frente a varios casos de -l mantenida); en Santa Lucía conviven fardéra, «terreno cargáo», al/rhibe y alboriándo; en Castillo Romeral incluso se observa alguna pre­ferencia por la -linterior (bulgáo,  junto a salmó, púlpo, palmatória, «el nórte», álba). En posición final domina la pérdida de,la consonante en San Mateo (corrá, bendabá, la sá, behnegá ’bernegal’ parrá, la hié, delantá; «desayuná cása loh dolorío», meá, ehparramá, tiritiá, degrasiá, ensendé,  barré, parí,  señó,  paladá, má ’mar’, aparadó, fogá, etc. ) pero hay ejemplos de mantenimiento (foníl, barríl, quisiál; asadór, asoplár, con [ɹ]relajada); en el pago de Juan Grande la pérdida es, en cambio, excepcional (la hié, roncá; frente a innumerable ejemplos con [ɹ]mantenida; el fogár, el paladár, ibrutár,  llorár,  ehcosér,  royír,  etc.). Una pequeña encuesta realizada a tres estudiantes universitarias canarias (Mat. Sém.), una de Las Palmas (Ana María Macario, veinte años hija de médico) otra de Santa Lucía (María del Carmen Morales, hija de cam­pesinos) y la tercera de Sardina (de unos veinticinco años) dio los resultados siguien­tes: las dos universitarias de extracción rural confundían frecuentemente -l con -r en posición interior: «er s- ( ...sepíyo ~ sapáto ~ só ~ sú)», «ar sú», «al armasén» (frente a Lah Pálmah, alta, Olga), en Sardina; «er sú (...séhto ~ santo ~ só)», «par sú», «er sábe», Lah Pá’/rmah, en Santa Lucía; y tendían a la pérdida de la final: «er só», «er sú», «ar sú», «a bé» (junto a cinco ejemplos de [ɹ]y uno de [l], en Sardina; «ar só» (pero «el sól brilla»), «par sú» y muhé y «tál y cuár», en Santa Lucía. En cambio, la hija de médico de Las Palmas’ conservaba la -l interior (13 ejemplos de [l] o [l], al tiempo que tendía a -l/r en ’carta’, ’cardo’, ’cuarto’, ’Ricardo’, ’acuerdas’, ’hablar bien’, ’ver brillar’ y pronunciaba póque ’porque’; en final, no confundía (salvo en amol/r), ni perdía las consónantes, aunque sí las debilitaba grandemente.

      Es de notar que ya en el siglo XVII se documentan en Gáldar (Archivo de la iglesia de Gáldar) cacografías  que denotan confusión de -r, -l. En 1614, frontar y Betancoles; en 1687, malco (según Mat. Sem.: E. Sánchez, E. Moreno. E. Ojeda, M. T. Ojeda, M. A. Mesa).

11.3. En La Gomera.

      Ni * Ascanio respecto a Agulo, ni *Navarro respecto a Valle Gran Rey consignan cambios de -r, -l  implosivas (fuera de los casos excepcionales de -r seguida de n- o l- y  de -r y -l ante h-). La inexistencia de la neutralización en los campos consta gracias a un comentario de *Navarro, «Valle Gray Rey», que confina a la capital y puerto de San Sebastián de la Gomera ciertos ejemplos del fenómeno: «También se da en San Sebastián el cambio de l por r en palabras como cardéru ’caldero’,  arcárdi ’alcalde’ etc.». En este canario arcaizante del campo de la Gomera, la -r final del infinitivo lleva a menudo un apoyo vocálico: abéri, mandári, , desíri, biníre; y también la de otras voces: muhére, ayéri (cfr. además: cabále), Agulo (según *Ascanio, «Ángulo»).

11.4.— En La Palma.

      Los campos conocen también los infinitivos en -re, según J. Pérez Vidal en RDyTP, 7 (1951), p. 430; ejemplo: «cazare», esto es, casáre, en un romance de Fuencaliente dictado por Divilina, una anciana (pág. 426). Falta por determinar el grado de penetración y la geografía de formas como górpe, bórsa, alfarrobál, tehál, etc., recogidas por J. Régulo Pérez, sin expresar localización.

11.5. En Lanzarote.

      *Pérez, «Dos calas», declara taxativamente que «en Tías no hay confusión» de -l, -r (ejemplos: córcho, miércoleh, górdo, hergón; haldúo, cólcha, cáldo, algún, fálda, caldéro, mólde, soldáo, golbér; y halár, hallár, golér, reír, amór, már, ayér, calór, dotór, pahár, muhér, alfilér; naturál, cól, faról, yél, reál, atuál, áhel,  dátil); sólo ocurren disimilaciones como delantár, arbañíl, cormíllo, arcálde, arquilár. Hace excepción el grupo -Is-, resuelto siempre en [ɹs]: dúrse, sársa, carsón, «ar síne». Frente al habla tradicional del campo, en el habla urbana de Arrecife ha hecho pro­gresos la neutralización, «quizá por el mucho contacto con Las Palmas»: José Martín Cabrera, veintitrés años, obrero analfabeto, emplea -r en vez de -l, tanto interior (argún, cardéro, mórde, sordáo, arcárde, cárdo ’caldo’, gorbér, etc.), como final (naturár, delantár, arbañír, perehír, cór); sin embargo, «indudablemente en la capital la confusión no puede considerarse tampoco como general» (*Pérez, «Dos calas»). Sara Robayna, veintiún años, universitaria procedente de Mala, sólo mostró tendencia a la neutralización en el artículo «el» + «s-» («er sepíllo», «er sapáto», «er séhto», «par sur»; frente a «el sur», «el sol», «el soldado», «él sabía» y ocho casos de -l interior correctos; no dio muestras de confundir en el caso de -r, -l finales. Mat. Sem.). En Haría, seña Eulogia: comé, bebé (Mat. Sem., 1954).

11.6.Vocalización de -r, -l interiores.

      Según J. Pérez Vidal (RDyTP, IV, 1948, pág. 225), buen conocedor del habla popular de La Palma, «este fenómeno de vocali­zación, aunque no muy corriente en Canarias, se puede registrar sin necesidad de mucho esfuerzo de observación: páite, cuéipo, tuéito, etc.» (observación extemporá­neamente aducida para comentar la forma «cogéila»<-édela). En Tenerife: Cáimen «Carmen», áigo ’algo’, aiguíto, B. García Escámez, sesenta y siete años, mendigo, en Santa Cruz (Mat. Sem., 1955: T. Capote); la vocalización se considera rasgo caracte­rístico del habla de los viejos pescadores de La Punta del Hidalgo y del Puerto de la Cruz. En Gran Canaria, según una encuestadora (Mat. Sem.), una universitaria de Sardina y otra de Las Palmas (Ana María Macario) «casi vocalizan» la -r en cuártoh y en acohtárme, respectivamente.

Diego Catalán. El español. Orígenes de su diversidad (1989)

CAPÍTULOS ANTERIORES:  EL ESPAÑOL. ORÍGENES DE SU DIVERSIDAD

ADVERTENCIA

1.- EL ESPAÑOL. ORÍGENES DE SU DIVERSIDAD

I ORÍGENES DEL PLURALISMO NORMATIVO DEL ESPAÑOL DE HOY

*   2.-1. EL FIN DEL FONEMA /Z/ [DZ - Z] EN ESPAÑOL

*   3.- 2. EL FIN DEL FONEMA /Z/

*   4.- 3. ¿PROCESO FONÉTICO O CAMBIO FONOLÓGICO?

*   5.- 4. ¿PROPAGACIÓN DE UN CAMBIO FONÉTICO O DE UN SISTEMA FONOLÓGICO?

*   6.- 5. LA FALTA DE DISTINCIÓN /Z/ : /Ç/, REGIONALISMO CASTELLANO - VIEJO

*   7.- 6. LA CONFUSIÓN SE CONVIERTE EN NORMA DEL HABLA DE LA CORTE (FINALES DEL SIGLO XVI)

*    8.- 7. LA PÉRDIDA DE LA DISTINCIÓN /Ç/ : /Z/ NORMA GENERAL DEL HABLA (EN EL PRIMER CUARTO DEL SIGLO XVII)

*   9.- 8. EL CAMBIO EN LA NORMA CORTESANA, VISTO POR LOS GRAMÁTICOS EXTRANJEROS

10.- 9. EL ESPAÑOL ORIENTAL ANTE EL TRIUNFO DE LA NUEVA NORMA DE MADRID

11.- 10. RESISTENCIA DEL ANTIGUO SISTEMA TOLEDANO EN LA ALTA EXTREMADURA

*   12.- 11. LA NUEVA NORMA ANTE EL CECEO ANDALUZ

*   13.- 12. CONCLUSIÓN

 II EL ÇEÇEO-ZEZEO AL COMENZAR LA EXPANSIÓN ATLÁNTICA DE CASTILLA.

*   14.- 1. ESTADO DE LA CUESTIÓN

*   15.- 2. CECEOSOS DE LENGUA ESTROPAJOSA

*   16.- 3. CECEOSOS POR HÁBITO LINGÜÍSTICO

17.- 4. COMUNIDADES CECEOSAS A PRINCIPIOS DEL SIGLO XVI. SU LOCALIZACIÓN GEOGRÁFICA Y SOCIAL

18.- 5. EL ÇEZEO SEVILLANO EN TIEMPO DE LOS REYES CATÓLICOS, SEGÚN EL TESTIMONIO DE LAS GRAFÍAS

*    19.- 6. EL ÇEÇEO SEVILLANO, DESCRITO POR NEBRIXA

20.- 7. CARÁCTER FRICATIVO DE LA /Ç/ Y DE LA /Z/ DEL SEVILLANO MEDIEVAL

*    21.- 8. LAS GRAFÍAS Y EL ÇEZEO MEDIEVAL

*   22.- 9. CONCLUSIÓN: EL ÇEÇEO-ZEZEO AL COMENZAR LA EXPANSIÓN ATLÁNTICA DE CASTILLA

III EN TORNO A LA ESTRUCTURA SILÁBICA DEL ESPAÑOL DE AYER Y DEL ESPAÑOL DE MAÑANA

* 23.- III EN TORNO A LA ESTRUCTURA SILÁBICA DEL ESPAÑOL DE AYER Y DEL ESPAÑOL DE MAÑANA

* 24.- 1. CONSIDERACIONES DIACRÓNICAS ACERCA DE LA ESTRUCTURA SILÁBICA DEL ESPAÑOL

* 25.- 2. LAS SIBILANTES IMPLOSIVAS EN EL ESPAÑOL DE ESPAÑA: GEOGRAFÍA Y DIACRONÍA

26.- 3. LA EVOLUCIÓN DE -S, -Z COMPARADA CON LA DE -R, -L

*   27.- 4. FONÉTICA Y FONOLOGÍA

* 28.- 5. LOS ALÓFONOS DEL ARCHIFONEMA SIBILANTE EN EL ESPAÑOL Y LA ESTRUCTURA SILÁBICA DEL ESPAÑOL DE MAÑANA

IV CONCEPTO LINGÜÍSTICO DEL DIALECTO «CHINATO» EN UNA CHINATO-HABLANTE

29.- IV CONCEPTO LINGÜÍSTICO DEL DIALECTO «CHINATO» EN UNA CHINATO-HABLANTE

*    30.- 1. SINGULARIDAD DEL HABLA «CHINATA»

*    31.- 2. PERSONALIDAD LINGÜÍSTICA DE NUESTRO AUTOR

*    32.- 3. TEXTOS

 * 33.- 4. EL SISTEMA FONOLÓGICO «CHINATO» EN LA CONCIENCIA DE NUESTRO AUTOR

*   34.- 5. PROBLEMAS DE FONÉTICA SINTÁCTICA

*   35.- 6. DEBILIDAD DE LA ANALOGÍA MORFOLÓGICA

V GÉNESIS DEL ESPAÑOL ATLÁNTICO (ONDAS VARIAS A TRAVÉS DEL OCÉANO)

*  36.- V GÉNESIS DEL ESPAÑOL ATLÁNTICO (ONDAS VARIAS A TRAVÉS DEL OCÉANO)

*   37.- 1. EL ÇEZEO [ÇEZ̧EO] SEVILLANO Y EL ESPAÑOL DE CANARIAS Y LAS ANTILLAS EN EL PRIMER CUARTO DEL S. XVI

*   38.- 2. EL ESPAÑOL ULTRAMARINO DE LOS PUERTOS Y EL ESPAÑOL MERIDIONAL

VI. EL ESPAÑOL CANARIO. ENTRE EUROPA Y AMÉRICA

*   39.- VI. EL ESPAÑOL CANARIO. ENTRE EUROPA Y AMÉRICA

*   40.- 1. EL ESPAÑOL DE LOS PUERTOS DE AMÉRICA

*   41.- 2. EL DATO CANARIO: ESTRATOS VARIOS DEL ESPAÑOL ATLÁNTICO

*   42.- 3. CONSONANTES IMPLOSIVAS

*    43.- 4. EL FONEMA /H/

*   44.- 5. LA -D- (< -T- LATINA)

*   45.- 6. LA OPOSICIÓN [L PALATAL] : [Y] Y EL YEÍSMO

*   46.- 7. LA -CH-

*    47.- 8. LA DIPTONGACIÓN DE LOS HIATOS

*    48.- 9. CONCLUSIÓN

VII. EL ESPAÑOL EN CANARIAS

*    49.- VII. EL ESPAÑOL EN CANARIAS

*    50.- 1. LA DIALECTALIZACIÓN VERTICAL: COEXISTENCIA DE MODALIDADES ARCAIZANTES Y NEOLÓGICAS DE ESPAÑOL ATLÁNTICO

*    51.- 2. EL CONFLICTO ENTRE LA NORMA REGIONAL Y EL ESPAÑOL NORMATIVO

*    52.- 3. DOCUMENTACIÓN (ILUSTRATIVA DE LAS CUESTIONES TRATADAS)

*    53. 4. LA S SONORA

*    54.- 5. EL CECEO: VARIANTES SISEANTES Y CICEANTES

*    55.- 6. LA ASPIRACIÓN

*    56.- 7. YEÍSMO Y CONSERVACIÓN DE LL

*    57.- 8. CONSERVACIÓN Y PÉRDIDA DE -D-

*    58.- 9. VOCALIZACIÓN DE LA D EN EL GRUPO -DR-

*    59.- 10. ASPIRACIÓN Y CONSERVACIÓN DE -S IMPLOSIVA

  Diseño gráfico:

La Garduña Ilustrada

Imagen: Letra minúscula h de Durero

0 comentarios