Blogia
ROMANCERO DE LA CUESTA DEL ZARZAL

57.- 8. CONSERVACIÓN Y PÉRDIDA DE -D-

57.- 8. CONSERVACIÓN Y PÉRDIDA DE -D-

8. CONSERVACIÓN Y PÉRDIDA DE -D-. VII. EL ESPAÑOL EN CANARIAS.

8.1.— Geografía de la pérdida de -d- en Tenerife.

      Se conserva comúnmente la -d-, incluso en la terminación «-ado». Las formas en [áđo] llaman grandemente la aten­ción a todo hablante peninsular; y, a su vez, el [áo] denuncia, por lo común, la presencia de un «godo». Cualquier criada canaria al transmitir la noticia de la llama­da del señor Candáu, corrige automáticamente lo que cree ser una bárbara pronun­ciación en «el señor Candádo». Consignan la firmeza de la -d-, * Serrano, «Estratos varios», para Santa Cruz y La Laguna, incluidas las aldeas de La Esperanza y Las Mercedes, *Pérez, «Dos calas», para el Realejo Bajo, incluido el pago de La Azadilla Alta, en la Montaña, y *Ruz, «Implos.», para el pueblo de Guía de Isora. [También Trujillo, Masca, p. 42, respecto a Masca. Trujillo asiente a mi idea de que la firmeza de la -d- se debe a un proceso de restauración]. En Teno: Loh Bailadéroh, ahumada, nada; en La Perdoma, Isabel y Matilde González, veintitrés y diecinueve años, sir­vientas, mantienen la -d- (Mat. Sem., 1963); en Tacoronte: «-d- firme», ejs. soldádo, madéra (Mat. Sem., 1955). Incluso en Taganana predomina la conservación: soldado, « θe lo come el ganádo», arádo, maháda, coθída, fechadór, alegadór, -óra, ehquisiadéra, ladéra, ruédo, parédeh, loh dédoh, podéhla, modérno (sujetos varios. Exc. Dial. Tag., 1960).

      La pérdida de la -d- está muy generalizada por todo el sur de Tenerife, Datos de Fasnia: láo, dañáo, quebráo, embicáo, etc.; engrillá, ensarpá, sebá, emperrá, marmellá, arquiá, ohiá, etc.; pío, marío, nasío, bestío, tenío; paría, quería, floría; miéo, créo; monéa, péa, séa, beréa; pelúa, moñúa; bóa; pué, puées ~ pués; tragaéro; destilaéra; montaúra; queár; espeasó; toítos; agraesimiénto; aónde; coéso, etc. (Mat. Sem., 1955), y de Escalona: olbía; Granadilla: posáa, dáa, y Chimiche: monéas, paría ’-ida’ (según tres viejas de setenta y cuatro, ochenta y siete y sesenta y tres años (Mat. Sem.). Me consta también la pérdida de la -d- en El Médano. Según *Ruz, «Implos.», frente a la regular conservación de la -d- por los vecinos del pueblo de Guía de Isora, los hablantes de los pagos del contorno omiten la -d- con cierta frecuencia: En Chiguergue, las hermanas Candelaria (campesina analfabeta) y Carmen María Gómez, de cincuenta y ocho y sesenta y siete años (esta segunda vivió de niña, hasta los catorce años, en Caracas), junto a numerosas respuestas con -d- (incluso en la terminación -ádo), pronunciaron rehmidiáo «esmirriado», comía, tóh, y candáo, estáo, amedrentáo, comía, querío, tóah, «no queda ná», respectivamente, además de la forma hipercorrecta Micadela; en Tejina, Gumersinda, de cincuenta y seis años (campesina anal­fabeta), dijo: acabaíta, pareíta, «éntra pa éntro» (frente a aburrído); en Chio: troncháo [tronk’sáo]; en suma, «la pérdida de la -d- parece así una tendencia característica del habla rural, desconocida o casi desconocida del habla urbana».

      También es frecuente la pérdida de la -d- en los pagos de la Punta de Anaga. Chamorga, Alvaro López Gil (ventero): loh teháo, rehfriáo, ehmirriáo (mohtradór); Dolores Rojas Izquierdo, unos cincuenta años: Tafá (y Tafáda), podrió, serrá (y serráda), «árco e la biéha» (pasádo, nasído, nubláda, chahláda, tódah); marido de Otilia (viejo): «se án plantáo» («se án podrído»); un joven: atrabesáo, tó, «entoabía áy», «la baránda lah Pálmah», pintá; otros: un beréo ’veredo’, núa, tendía, patuhá, tahá, casáoh, pehcáo, soldáo (tódoh). La Cumbrilla, Prudencio Rojas y Rosario Ri­bero (labradores): casáo, pasáo, «á biráo atráh», perdió; otra mujer: «múcha subía», «quéa ótro», «con léña y con tó» (el Biladéro). Las Bodegas, la madre del ventero: Tafá (lah camináda, «leh quéda lah créhta»); una joven: Tafá (Exc. Dial. Cham.-Cu.-Bo., 1960). Carboneras, Isabel Corón: asaúra, bía, ehcoloría, coloráa (pero criáda), dáo (y dádo), dehfiguráo, matáo, turbáo, pecáo (y pecádo), mudáo (pero regaládo, enserrádo. Mat. Sem.). Máxima (vieja): «nó le puéo desír», «se me olbió», «ya ehtá al otro láo» («era muy ehtudiáda pa éso», náda); un viejo; «nunca é sabio», «nó máh oío», olbidáo. Chinamada, un hombre de unos cuarenta años: bereíto (Exc. Dial. Chin.-Car b., 1963).

      La tendencia a la pérdida se da incluso en las regiones normalmente conservadoras de la -d-. Alvar, Tenerife, pág. 22, reconoce como regla general el mante­nimiento: «en cuanto a la -d- intervocálica, es general su conservación, incluso en la terminación -ádo: entenado, pasado (Lag.), empatado (Punta [del Hidalgo]), rehfriá-do, nublado, dehguhtádo, etc. (Lag.)»; pero, al mismo tiempo, reúne casos de pérdi­da, aunque «menos abundantes que los de conservación»: puñáo, coloráo, ehcarrancháo, etc., bandá, péa, toabía, enθeraíta y la ultracorrección tardído, en Taganana; aráo, bandá, comía, desabría, retenía, menúa, toabía y la ultracorrección basída, en La Laguna; cuahá, núo, moñúa, guiaóra, en La Esperanza; cambáo, nubláo, enladrilláo, enfangáo, mordía, tumíoh, salbabía, petúo, en Alcalá. *Pérez, «Dos calas», junto a la normal conservación de la -d- en el Realejo Bajo, consigna en boca de Remedios García Avila, cincuenta y seis años, sirvienta analfabeta, las frases «cáa úno áse lo que puéde», «tóoh ásen iguál», advirtiendo: «esta misma persona pronunciaba claramente el resto de las -d-». *Serrano, «Estratos varios», después de consignar la firmeza de la -d-, incluso en la terminación -ádo, en el área Santa Cruz-La Laguna, observa alguna vacilación en la voz «esmirriado», pronunciada con [áo] por una campesina de Las Mercedes (Juana Marrero, cuarenta y pico años) y por una joven (veintisiete años) de habla popular de Santa Cruz, y con [ádo] por varios otros sujetos; también destaca la sorprendente existencia de ultracorrecciones como Ehtanihládo, bacaládo, ca­cádo. *Ruz, «Implos.», recoge en Guía de Isora algunos casos sueltos de pérdida de -d- (arrimáo, remendáo, aráo) y destaca la regularidad de la ultracorrección Ehtanih­ládo y la frecuencia extraordinaria de otras formas hipercorrectas, como cacádo y bacaládo. En romances tradicionales recogidos por M. J. López de Vergara (Mat. Sem. 1954-57) aparecen esporádicamente algunos casos de -d- perdida: «bien benía», «tu benía» (junto a náda), en La Matanza (María Martín, sesenta y ocho años); monéah, «en loh díah de mi bía», en Camino Perera, La Esperanza (Ifigenia Cruz, unos sesenta años). [En Masca: capáo, pintáo, puñáo, arrullaór; mahá, rebolbaéro, bebéro (junto a bebedéro); quéa; peáso. Según Trujillo, Masca, pp. 42-43].

8.2.— En Gran Canaria.

      Al lado de la regular conservación de la -d- en el habla urbana de Las Palmas, existe una notable tendencia a la pérdida en medios campesi­nos. Pancho Guerra, Memorias de Pepe Monagos, Madrid, 1958, utiliza bastante sistemáticamente este rasgo fonético como principal característica del habla popular de sus personajes: «aquí te queas», «un méico puei que la aquelle», «ajorrao», «la caena», «paeres» (’paredes’), «too el ganao», «naíta», «vestío», «echaúra», «quería», «marío», «mou», «sío», «caerás», «alreor», «quée», «pueen», «toíto», «maná», «auto­riá», etc. (págs. 17, 18, 21, 33, 34, 37, 39, 51, 54, 71, 75, 81, 86, 87, 96, 99, 207, etc.); sólo en el caso de «Cuás Quías» (’Cuevas Caídas’) y de «piir» (’pedir’) (págs. 375 y 377) parece limitar su existencia a los medios rurales de las cumbres de Tejeda; excepcionalmente utiliza alguna voz con -d-: «cualisquier casadorsejo» (pág. 24), «entodavía», «cachetada» (pág. 56), «...arguno de ustede ha pasado el charco» (pág. 69), «yo no se lo ha dicho por nada ¿oyo?» (pág. 152). Sin duda, hay mucha más vacilación: *Sosa, «Datos», anota en general formas con -d- mantenida en San Mateo, aunque conviviendo con bastantes casos de pérdida (la quehá, asaúra, úna patá, déo, úna embosá, caenádo ’candado’, etc.); también hay alternancia en el pago de Juan Grande (San Bartolomé de Tirajana): la caéra, úna puñá, embarracáo, teháo, arañáo, frente a formas con -d- claramente mayoritarias (la queháda, ún pedáso, la rodílla, bodéga, el paladár, ehtornudár), así como en Castillo Romeral: pehcadílla, cuadéhna, madéroh, salbabída, chupadérah, pero bulgáo, cuernúa, calláo, y en Los Llanos (corcobádo frente a candáo, etc.); sólo en Santa Lucía predomina decididamente la pérdida, se­gún los datos reunidos: toldáo, nubláo, encantiláo ’acequia revestida de piedra’, corgáo ’colgado’, relentá ’rocío’, madrugá, desohá, ehcamisá, endormíoh, beréo ’vereda’, etc.

6.3.— En La Gomera.

      *Ascanio, «Agulo», observa que en Agulo la -d- «general­mente se pierde» (-áo, -á, maéra, poér, lo ’e «lo de») y *Navarro, «Valle Gran Rey», considera que en Valle Gran Rey «la -d- se pierde siempre» (embaifáu, embelesáu, moráu, etc.; atufaítu, labaíto; náa, guáa, mahá, criá, rosiá, hollá, enrohcá, etc.; maldisíu, bramíu, tupíu, lambío, etc.; manía ’manida’; rahaéru, picaéru, etcétera; ehcupiéra, tiraérah, etc.; pataliaúra, lambiúra, mataúra, rabaúra, guirriaúra, etc.; beroi ’berode’; puéi, quéi, Merséis; fiaór, núu, pahú, patú; móu, engóu; ruéu; entoabía; ehpiír; peásu, Loh Méanuh; «peásu ’e tela», «híhu ’e Dióh»). En pronunciación cuidada semiculta se tiende a restaurar la -d-; ello explica la aparición esporádica de téda y crédo, credíba, junto a ultracorrecciones evidentes: bacaládo, corrédo, udídas del padís (Agulo), «vividan», «dejarida», «caballerida» (en romances, Playa Santiago y Vegipala).

      Sólo el habla ciudadana de la capital ha restaurado la d intervocálica: *Navarro, «Valle Gran Rey», hace notar que «en San Sebastián la -d- se conserva, frente al resto de la isla que la pierde».

8.4.—En La Palma.

      Según textos publicados por J. Pérez Vidal, se halla también bastante extendida la pérdida de -d-, pero no con tanta vigencia como en La Gomera: «dame de tu pan partío», «como paloma perdía» (en responderes no localizados, RDyTP, 4, 1948, pp. 225, 234, 239), «teneor», «en tuíto el camino», junto a «desgracia­da», «bordadas», «dedal», una vieja de setenta y seis años, de Puntagorda; «crúa», «marío» y la ultracorrección «baida» (bahía), junto a «bodega», «querida», «bocado», «bañadita», en Mirca; «con el cabello rondiao debajo de la montera», «latíos como una perra», junto a «matado», «enterrado», «acabado», «encarnada», «queda», «lade­ra», «veredas», «rodilla», José Manuel Cordera, ochenta y siete años (en romances tradicionales RDyTP, 4, 1948, p. 556; 6, 1950, pp. 459-460, 466; 7, 1951, pp. 423-426). En Garafía: «miéo», frente a «jurada» y «maljurada» (en un rezado recogido por J. Régulo Pérez, Cuestionario sobre palabras y cosas de la isla de La Palma, La Laguna, 1946, pág. 167). Contrasta el imperativo en -áde («bailade») que anota Pérez Vidal (RDyTP, 7, 1951, p. 430) con las formas en -ái comunes en La Gomera.

8.5. — En El Hierro.

      Sólo tengo un ejemplo, cohéila (RDyTP, VII, 1951, pág. 234), que me lleva a suponer una situación análoga a la de La Gomera.

8.6. — En Lanzarote.

      La pérdida de la -d- es general en Tías, según * Pérez, «Dos calas» (todos los sujetos decían: ehnilláo, soldáo, embelesáo, ehmirriáo, láo, etc.; talláa, criáa, gofetáa, maháa, rosiáa, náa, ehmihagáa; atufaíto, podrió, oío, maldesío, bramío, etc.; manía, recaía, cuía; rahaéro, picaéro; ehcupiéra; pisaúra; fiaór; patúo, núo; too, móo ’modo’, engóo; ruéo, puéo; ayúa; adré ’adrede’; peáso; maéra; pesaéh; hentina ’hedentina’; cuatrosénah ’cuatro docenas’. Algunos «hablantes un poco más cultos» pronuncian a veces «una -d- muy débil» «cuando ponen cuidado en hablar mejor, delante de extraños (náda, soldádo, mudár, enfádo, en boca de dos jóvenes, Dolores Delgado y Felicidad Cabrera, de veintiséis y veintidós años, con varios años de bachillerato y que frecuentan Arrecife). Incluso en Arrecife es común la pérdida, aunque entre los cultos ocurra menos frecuentemente (*Pérez, «Dos calas»),

8.7.— Conservación de la d- tras yod.

      En La Gomera: cúida, Agulo (*Ascanio, «Agulo»); cáidu, ráidu, -déru, «en que la semivocal impide la caída», Valle Gran Rey (*Navarro, «Valle Gran Rey»). En Tenerife: caída, Fasnia, Granadilla, Charco del Pino; cáida, -as, tráido, Chimiche (Mat. Sem., 1954). En Lanzarote: «tiéne múchoh cáidoh» (’tiene muchas entradas ajenas al sueldo’), Tías (frente a caío ’caído’, recaía, traío, etc., *Pérez, «Dos calas»).

Diego Catalán. El español. Orígenes de su diversidad (1989)

CAPÍTULOS ANTERIORES:  EL ESPAÑOL. ORÍGENES DE SU DIVERSIDAD

ADVERTENCIA

1.- EL ESPAÑOL. ORÍGENES DE SU DIVERSIDAD

I ORÍGENES DEL PLURALISMO NORMATIVO DEL ESPAÑOL DE HOY

*   2.-1. EL FIN DEL FONEMA /Z/ [DZ - Z] EN ESPAÑOL

*   3.- 2. EL FIN DEL FONEMA /Z/

*   4.- 3. ¿PROCESO FONÉTICO O CAMBIO FONOLÓGICO?

*   5.- 4. ¿PROPAGACIÓN DE UN CAMBIO FONÉTICO O DE UN SISTEMA FONOLÓGICO?

*   6.- 5. LA FALTA DE DISTINCIÓN /Z/ : /Ç/, REGIONALISMO CASTELLANO - VIEJO

*   7.- 6. LA CONFUSIÓN SE CONVIERTE EN NORMA DEL HABLA DE LA CORTE (FINALES DEL SIGLO XVI)

*    8.- 7. LA PÉRDIDA DE LA DISTINCIÓN /Ç/ : /Z/ NORMA GENERAL DEL HABLA (EN EL PRIMER CUARTO DEL SIGLO XVII)

*   9.- 8. EL CAMBIO EN LA NORMA CORTESANA, VISTO POR LOS GRAMÁTICOS EXTRANJEROS

10.- 9. EL ESPAÑOL ORIENTAL ANTE EL TRIUNFO DE LA NUEVA NORMA DE MADRID

11.- 10. RESISTENCIA DEL ANTIGUO SISTEMA TOLEDANO EN LA ALTA EXTREMADURA

*   12.- 11. LA NUEVA NORMA ANTE EL CECEO ANDALUZ

*   13.- 12. CONCLUSIÓN

 II EL ÇEÇEO-ZEZEO AL COMENZAR LA EXPANSIÓN ATLÁNTICA DE CASTILLA.

*   14.- 1. ESTADO DE LA CUESTIÓN

*   15.- 2. CECEOSOS DE LENGUA ESTROPAJOSA

*   16.- 3. CECEOSOS POR HÁBITO LINGÜÍSTICO

17.- 4. COMUNIDADES CECEOSAS A PRINCIPIOS DEL SIGLO XVI. SU LOCALIZACIÓN GEOGRÁFICA Y SOCIAL

18.- 5. EL ÇEZEO SEVILLANO EN TIEMPO DE LOS REYES CATÓLICOS, SEGÚN EL TESTIMONIO DE LAS GRAFÍAS

*    19.- 6. EL ÇEÇEO SEVILLANO, DESCRITO POR NEBRIXA

20.- 7. CARÁCTER FRICATIVO DE LA /Ç/ Y DE LA /Z/ DEL SEVILLANO MEDIEVAL

*    21.- 8. LAS GRAFÍAS Y EL ÇEZEO MEDIEVAL

*   22.- 9. CONCLUSIÓN: EL ÇEÇEO-ZEZEO AL COMENZAR LA EXPANSIÓN ATLÁNTICA DE CASTILLA

III EN TORNO A LA ESTRUCTURA SILÁBICA DEL ESPAÑOL DE AYER Y DEL ESPAÑOL DE MAÑANA

* 23.- III EN TORNO A LA ESTRUCTURA SILÁBICA DEL ESPAÑOL DE AYER Y DEL ESPAÑOL DE MAÑANA

* 24.- 1. CONSIDERACIONES DIACRÓNICAS ACERCA DE LA ESTRUCTURA SILÁBICA DEL ESPAÑOL

* 25.- 2. LAS SIBILANTES IMPLOSIVAS EN EL ESPAÑOL DE ESPAÑA: GEOGRAFÍA Y DIACRONÍA

26.- 3. LA EVOLUCIÓN DE -S, -Z COMPARADA CON LA DE -R, -L

*   27.- 4. FONÉTICA Y FONOLOGÍA

* 28.- 5. LOS ALÓFONOS DEL ARCHIFONEMA SIBILANTE EN EL ESPAÑOL Y LA ESTRUCTURA SILÁBICA DEL ESPAÑOL DE MAÑANA

IV CONCEPTO LINGÜÍSTICO DEL DIALECTO «CHINATO» EN UNA CHINATO-HABLANTE

29.- IV CONCEPTO LINGÜÍSTICO DEL DIALECTO «CHINATO» EN UNA CHINATO-HABLANTE

*    30.- 1. SINGULARIDAD DEL HABLA «CHINATA»

*    31.- 2. PERSONALIDAD LINGÜÍSTICA DE NUESTRO AUTOR

*    32.- 3. TEXTOS

 * 33.- 4. EL SISTEMA FONOLÓGICO «CHINATO» EN LA CONCIENCIA DE NUESTRO AUTOR

*   34.- 5. PROBLEMAS DE FONÉTICA SINTÁCTICA

*   35.- 6. DEBILIDAD DE LA ANALOGÍA MORFOLÓGICA

V GÉNESIS DEL ESPAÑOL ATLÁNTICO (ONDAS VARIAS A TRAVÉS DEL OCÉANO)

*  36.- V GÉNESIS DEL ESPAÑOL ATLÁNTICO (ONDAS VARIAS A TRAVÉS DEL OCÉANO)

*   37.- 1. EL ÇEZEO [ÇEZ̧EO] SEVILLANO Y EL ESPAÑOL DE CANARIAS Y LAS ANTILLAS EN EL PRIMER CUARTO DEL S. XVI

*   38.- 2. EL ESPAÑOL ULTRAMARINO DE LOS PUERTOS Y EL ESPAÑOL MERIDIONAL

VI. EL ESPAÑOL CANARIO. ENTRE EUROPA Y AMÉRICA

*   39.- VI. EL ESPAÑOL CANARIO. ENTRE EUROPA Y AMÉRICA

*   40.- 1. EL ESPAÑOL DE LOS PUERTOS DE AMÉRICA

*   41.- 2. EL DATO CANARIO: ESTRATOS VARIOS DEL ESPAÑOL ATLÁNTICO

*   42.- 3. CONSONANTES IMPLOSIVAS

*    43.- 4. EL FONEMA /H/

*   44.- 5. LA -D- (< -T- LATINA)

*   45.- 6. LA OPOSICIÓN [L PALATAL] : [Y] Y EL YEÍSMO

*   46.- 7. LA -CH-

*    47.- 8. LA DIPTONGACIÓN DE LOS HIATOS

*    48.- 9. CONCLUSIÓN

VII. EL ESPAÑOL EN CANARIAS

*    49.- VII. EL ESPAÑOL EN CANARIAS

*    50.- 1. LA DIALECTALIZACIÓN VERTICAL: COEXISTENCIA DE MODALIDADES ARCAIZANTES Y NEOLÓGICAS DE ESPAÑOL ATLÁNTICO

*    51.- 2. EL CONFLICTO ENTRE LA NORMA REGIONAL Y EL ESPAÑOL NORMATIVO

*    52.- 3. DOCUMENTACIÓN (ILUSTRATIVA DE LAS CUESTIONES TRATADAS)

*    53. 4. LA S SONORA

*    54.- 5. EL CECEO: VARIANTES SISEANTES Y CICEANTES

*    55.- 6. LA ASPIRACIÓN

*    56.- 7. YEÍSMO Y CONSERVACIÓN DE LL

Diseño gráfico:

La Garduña Ilustrada

Imagen: Letra minúscula k de Durero

0 comentarios