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ROMANCERO DE LA CUESTA DEL ZARZAL

20.- 7. CARÁCTER FRICATIVO DE LA /Ç/ Y DE LA /Z/ DEL SEVILLANO MEDIEVAL

20.- 7. CARÁCTER FRICATIVO DE LA /Ç/ Y DE LA /Z/ DEL SEVILLANO MEDIEVAL

7. CARÁCTER FRICATIVO DE LA /Ç/ Y DE LA /Z/ DEL SEVILLANO MEDIEVAL. II EL ÇEÇEO-ZEZEO AL COMENZAR LA EXPANSIÓN ATLÁNTICA DE CASTILLA.

      Los datos sobre confusión ente /ç/  y /ss/ y entre /z/ y /s/ que hemos venido aduciendo, bastan para afirmar que a fines de la Edad Media tanto la /ç/ como la /z/ habían perdido en el reino de Sevilla su primitivo carácter africado, al menos en el habla popular47. Así lo ve también Amado Alonso48.

      Amado Alonso supone que, en el habla cuidada de los cultos, al lado de esas variantes fricativas, pervivieron, hasta el propio s. XVII, las formas ple­nas africadas. No puedo compartir esta opinión. Bien al contrario, considero que no ya en el siglo XVII, pero ni siquiera a finales del s. XV, existían en Sevilla más realizaciones de /ç/ y /z/ que las fricativas.

       Según hemos visto, Nebrixa se extiende largamente en la demostración de que la s greco-latina equivalía al sámech hebreo y a la ç  castellana (o, lo que es lo mismo, a la s de los çeçeosos hispanos, que daban a la /ss/ la pronunciación de la /ç/). Me parece ciertamente imposible que todo un Ne­brixa pudiese atribuir a la s greco-latina una pronunciación africada [ts] (como parece interpretar Amado Alonso). Devolvamos a Nebrixa el crédito que merece como filólogo, admitiendo, por el contrario, que sus estudios filológicos le llevaron a defender la hipótesis razonable de que la s greco-latina, al igual que la /ç/ de su propio castellano, era una fricativa dorso-dental. Por otra parte, la equiparación que nos da Nebrixa de la /ss/ de los çeçeosos con su propia /ç/ (véase la cita de 1507, fol. 130, citada en nuestro apartado anterior) nos asegura, en forma definitiva, que su /ç/ era fricativa, ya que en modo alguno cabe admitir una etapa de «tsetseo» de la /ss/; no creo que nadie sea capaz de suponer a un sevillano de hacia 1500 llamándose a sí mismo «tsevillano». No contradice nuestra interpretación el párrafo dedicado a la interjección latina de silencio si o st y al verbo sileo, comparados por Nebrixa a la correspondiente expresión castellana ci, como una prueba más en su demostración de que la s greco-latina tenía una pronunciación equivalente a la c romance, y no a la s49. Este pasaje no nos autoriza a suponer que ese ci fuese pronunciado [tse], según piensa Amado Alonso, ya que la interjección de silencio castellana aducida por Nebrixa es el símbolo gráfico de un ruido inarticulado (ajeno al sistema) que oscila entre [şt ~ ş ~ ṡ ~ şşş~ ts ~ tststs ~ tš, etc.] (la i de apoyo, tiene una función exclusivamente gráfica: la de descartar la lectura de la c en su valor «propio» de [k]50.

      Concluimos, por tanto, que hacia 1500 la /ç/ del reino de Sevilla era una fricativa dorso-dental sorda. Los hablantes más cultivados (p. ej. Nebri­xa) continuaban distinguiéndola de la /ss/ ápico-palatal; el vulgo ceceaba la /ss/, igualándola con la /ç/ fricativa dorso-dental.

       En cuanto a la /z/ de Nebrixa, Amado Alonso la cree africada, fundán­dose en que nuestro gran latinista propugna su equivalencia con sd. Pero esta equivalencia la apunta Nebrixa para el griego y el latín, no para el castellano. Bien es verdad que Nebrixa incluye la z entre las «figuras de letras que tene­mos prestadas del latín» y que «nos sirven por si mesmas» pero esta equipa­ración queda desautorizada por un comentario muy significativo que hace el propio Nebrixa sobre la pronunciación vulgar de la z latina: «Errores latinorum:... Quod non recte proferunt z quasi littera simplex, cum sit composita ex sd»51. Es decir, los coetáneos de Nebrixa al hablar latín no acertaban a dar a la z su correcta pronunciación sd y, dejándose llevar de la que era habitual en su lengua romance, trataban a la z como letra simple. Este testi­monio conviene confrontarlo con el que en 1531 nos da Vanegas (sobre el que en otro trabajo insistiremos), cuando denuncia el adulterino sonido que, «estribando en la lengua castellana», daban algunos a la z greco-latina, pro­nunciándola no sd, según era lo correcto, sino como se pronuncia en arábigo azogue y en castellano zorra52. La comparación con el árabe, donde el zay era una dorso-dental fricativa, me parece ilustrar bien el distingo de Nebrixa. Esta /z/ dorso-dental fricativa sonora, que se oponía en el habla de Nebrixa a la /s/ ápico-palatal fricativa sonora, coincide perfectamente con la articu­lación que, según nuestros supuestos, habían generalizado los zezeosos sevi­llanos como único representante de /z/ y de /s/.

      En suma: Podemos afirmar que en el s. XV se hallaba tan generalizada en el habla común del reino de Sevilla la pérdida del carácter africado de /ç/ y /z/, que la /ç/ se asemejaba peligrosamente a la /ss/ y la /z/ a la /s/, dando lugar a una creciente tendencia a identificar estos fonemas en una pareja única de dorso-dentales fricativas, sorda y sonora. Mientras el habla vulgar y familiar se decidía por la práctica confundidora, el habla cuidada de las minorías sociales lingüísticamente más selectas mantenía aún en 1500 la distinción entre sibilantes ápico-palatales y sibilantes dorso-dentales; pero el testimonio de Nebrixa nos evidencia que, ya entonces, hasta el habla más esmerada y consciente de esas minorías desconocía toda otra articulación de /ç/ y /z/ que no fuese la misma pronunciación fricativa practicada por el vulgo çezeoso.

Diego Catalán. El español. Orígenes de su diversidad (1989)

 

NOTAS

47 La confusión entre las sibilantes dorso-dentales (sorda y sonora) y las ápico-palatales (sorda y sonora) supone un estado de lengua previo en que las dorso-dentales se han hecho fricativas; mientras la /ç/ y la /z/ fueran africadas la desfonologización era imposible.

48 «Volviéndolo a pensar tras mi estudio de las confusiones s-z, abundantes en el siglo XV: La /z/ de los sevillanos debía ser corrientemente fricativa» (De la pronunciación, n. 17 bis, felizmente exhumada por Lapesa de una nota marginal manuscrita por A. Alonso en una sepa­rata). Igualmente la confusión /ss/ = /ç/, que A. Alonso supone aparecida hacia la mitad del s. XVI, le induce a pensar que hacia 1500 «también la /ç/ había empezado a aflojarse allí» (De la pronunciación, p. 115), idea recogida más adelante en esta forma: «la pronunciación fricativa de la /ç/... se venía practicando corrientemente desde tiempo atrás. En Andalucía, popularmente, desde principio de siglo —se refiere al s. XVI—, según sospechamos» (De la pronunciación, p. 381).

49 Otra conjetura nada despreciable para descubrir la verdad nos la proporciona, dice Ne­brixa, el que «...omnes grammatici fatentur interiectionem si (aut quemadmodum apud Plautum legitur st) qua silentium imperatur, a sono vocis fictam esse. Sextus quoque Festus Pompeius sileo, inquit, ’tacere’ significat ficto verbo ab s littera, quae nota silenti est». Y puesto que las interjecciones, por ser voces casi onomatopéyicas, permanecen inalteradas por el tiempo y el espacio «consequens est ut eo modo interiectio si et verbum sileo tunc proferretur quo nunc si cum silentium imperamus hispane profertur, hoc est, quasi per ci litteras». (Así, en 1503; en 1507 da preferencia a la variante st sobre si: «... interiectionem st, aut si, quemadmodum apud Terentium legitur...» «ut interiectio st et verbum sileo...»).
      Nuevo indicio nos proporciona la denuncia que Nebrixa hace entre los Errores Graecorum (fol. 128) de la pronunciación que daban los más a la sigma griega «quasi per sibilum, cum habeat vocem hebraici sama aut anseris strepentis». Opone aquí Nebrixa el sibilo de la s ápico-palatal (del sim hebraico) al especial graznido del ganso propio del samech dental. Cómo enten­día el anseris strepitum Nebrixa no nos lo dice, pero sí sabemos cómo lo interpretaron sus seguidores refiriéndolo sin excepción a la θeta griega: Vanegas 1531, al comparar con la t y la d la θ  griega o th, dice «se forma de la misma manera salvo que entra más la lengua entre los dientes, y floxamente rompe con más abundancia de huelgo que en las dos passadas se halla. Esta letra se dice anserina porque tiene el sonido que hace el ansarón quando lo van a tomar»; Vergara 1537: « θ...valet t addito aere sive flatu, ita ut referat anseris strepitum»; Mekerche 1544: « θ ...valet quod hebraeorum tau sine daghes, id est, ita ut referat anseris strepitum ut ϑεóς theos, addito aere sive flatu»; el Brócense 1581: ϑη̃̃τα, theta, ab Hebraeo theth, refert anseris strepi­tum». Coinciden todos los autores en relacionar el anseris strepitum con la θ griega, [θ] en Vanegas, dudoso si [θ] o [tθ] en Vergara (= t con h) y Mekerchi (= t con h — tau sin daghes [=θ]). Nebrixa, claro, no pensó en igualar la sigma a la θeta; pero la interpretación de Vanegas nos inclina a ver en el anseris strepitum el ceceo propio de una dental fricativa.

50 Preguntados hablantes de hoy en zona de s dorso-dental (en Canarias) se inclinan por la interpretación [şşş..] «ese repetida».

51 En el folio 128 de las Introductiones latinae, Salamanca 1481, 1482, 1483, 1485?; «Editio secunda», Burgos 1493, etc. (Véase A. Alonso, «Nebrija», p. 44, n. 99).

52 Véase A. Alonso, De la pronunciación, p. 119.

CAPÍTULOS ANTERIORES:  EL ESPAÑOL. ORÍGENES DE SU DIVERSIDAD

ADVERTENCIA

1.- EL ESPAÑOL. ORÍGENES DE SU DIVERSIDAD

I ORÍGENES DEL PLURALISMO NORMATIVO DEL ESPAÑOL DE HOY

*   2.-1. EL FIN DEL FONEMA /Z/ [DZ - Z] EN ESPAÑOL

*   3.- 2. EL FIN DEL FONEMA /Z/

*   4.- 3. ¿PROCESO FONÉTICO O CAMBIO FONOLÓGICO?

*   5.- 4. ¿PROPAGACIÓN DE UN CAMBIO FONÉTICO O DE UN SISTEMA FONOLÓGICO?

*   6.- 5. LA FALTA DE DISTINCIÓN /Z/ : /Ç/, REGIONALISMO CASTELLANO - VIEJO

*   7.- 6. LA CONFUSIÓN SE CONVIERTE EN NORMA DEL HABLA DE LA CORTE (FINALES DEL SIGLO XVI)

*    8.- 7. LA PÉRDIDA DE LA DISTINCIÓN /Ç/ : /Z/ NORMA GENERAL DEL HABLA (EN EL PRIMER CUARTO DEL SIGLO XVII)

*   9.- 8. EL CAMBIO EN LA NORMA CORTESANA, VISTO POR LOS GRAMÁTICOS EXTRANJEROS

10.- 9. EL ESPAÑOL ORIENTAL ANTE EL TRIUNFO DE LA NUEVA NORMA DE MADRID

11.- 10. RESISTENCIA DEL ANTIGUO SISTEMA TOLEDANO EN LA ALTA EXTREMADURA

*   12.- 11. LA NUEVA NORMA ANTE EL CECEO ANDALUZ

*   13.- 12. CONCLUSIÓN

 II EL ÇEÇEO-ZEZEO AL COMENZAR LA EXPANSIÓN ATLÁNTICA DE CASTILLA.

*   14.- 1. ESTADO DE LA CUESTIÓN

*   15.- 2. CECEOSOS DE LENGUA ESTROPAJOSA

*   16.- 3. CECEOSOS POR HÁBITO LINGÜÍSTICO

17.- 4. COMUNIDADES CECEOSAS A PRINCIPIOS DEL SIGLO XVI. SU LOCALIZACIÓN GEOGRÁFICA Y SOCIAL

18.- 5. EL ÇEZEO SEVILLANO EN TIEMPO DE LOS REYES CATÓLICOS, SEGÚN EL TESTIMONIO DE LAS GRAFÍAS

*    19.- 6. EL ÇEÇEO SEVILLANO, DESCRITO POR NEBRIXA

       Diseño gráfico:

La Garduña Ilustrada

Imagen: Letra mayúscula T de Albert Durero.

 

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